miércoles, 27 de junio de 2018
Mismidad y autoestima 3/6
De esta manera, la dimensión ética personal del sentido de sí misma y la colectiva del sentido del nosotras definen el empoderamiento y hacen la diferencia con otros procesos políticos. Los valores fundamentales que lo sustentan son la preservación de una misma y de nosotras, así como la protección y el cuidado en las experiencias vitales y en las acciones políticas.
Así, el deber ser femenino patriarcal queda trastocado por el empoderamiento de las mujeres capaces de cuidar vitalmente de otros a costa del descuido propio, aprovecha la capacidad de cuidado generizada en las mujeres, la resignifica y la reconduce hasta lograr que el autocuidado personal y colectivo de las mujeres sea una nueva dimensión fundante de género, tanto de la subjetividad de cada una como de mentalidades colectivas. El autocuidado, la preservación y la seguridad se convierten, por esta vía, en prioridad para cada mujer y para cada vez más colectivos. Por eso, el empoderamiento es tan positivo para las mujeres y es un recurso de preservación, de eliminación de circunstancias peligrosas para las mujeres, de mejoría vital y de bienestar.
El empoderamiento implica la ética del cuidado propio, la defensa, la protección, el desarrollo, el avance real, el enriquecimiento vital y su consolidación social. En este sentido, salir de la moral hegemónica y apropiarse de una ética de la mismidad es uno de los grandes trances políticos personales y colectivos para las mujeres.
Experimentar la mismidad consiste en dar el viraje hacia una misma y convertirse en su prioridad vital; por eso es la operación más complicada y abarca múltiples experiencias a lo largo del tiempo.
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