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sábado, 31 de octubre de 2020

El cambio tecnológico 6/22



21. Se espera que los avances tecnológicos, como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, la Internet de las cosas, los macrodatos, la automatización y la robótica, provoquen cambios enormes en todas las esferas de la vida. 

22. Hay algunas oportunidades de aprovechar la tecnología para promover la igualdad entre los géneros y los derechos de la mujer al trabajo y en el trabajo. La proliferación de plataformas digitales y otros cambios asociados a la revolución digital pueden crear nuevas posibilidades de fomentar el empleo de la mujer, entre ellas modalidades de trabajo más flexibles, la educación a distancia y el establecimiento de redes, que les permitirán equilibrar mejor el trabajo remunerado con el trabajo de cuidados no remunerado. 

23. Las TIC y, en particular, los teléfonos inteligentes, tienen un importante papel que desempeñar en la mejora de las condiciones y la productividad del trabajo de las mujeres empleadas en la economía informal, al proporcionarles acceso a la información y las redes, especialmente en las formas de trabajo informal con menor seguridad y peor remuneración. Además de la inclusión económica, las TIC también están cobrando una importancia cada vez mayor en la organización colectiva para fortalecer la voz política de las trabajadoras. Los avances tecnológicos han creado nuevos espacios de movilización y conexión entre las mujeres, que traspasan las fronteras nacionales y los grupos de presión. 

24. Sin embargo, se ha prestado menos atención a los efectos de la digitalización en la calidad del trabajo. En los casos en que las mujeres empiezan a disponer de oportunidades a través de la economía de ocupaciones transitorias, también existe el riesgo de que esto agrave la discriminación estructural, al reforzar los estereotipos de género y la expectativa de que las mujeres solo deben realizar un trabajo remunerado dentro de los límites del hogar. La economía en línea no va a ser automáticamente más inclusiva para las mujeres que la economía tradicional. Las mujeres representan solo uno de cada tres trabajadores colaborativos en plataformas digitales, y el equilibrio entre los géneros es especialmente desigual en los países en desarrollo18. Además, en lugar de ser una fuente de trabajo decente, es probable que el crecimiento de las plataformas digitales, incluida la economía de ocupaciones transitorias, contribuya a aumentar la desigualdad económica de las mujeres, al incrementar la informalización de su trabajo debido a las lagunas existentes en las normativas laborales en vigor y a la falta de acceso a protección social. De hecho, la economía de ocupaciones transitorias es una prolongación del tipo de trabajo informal que tradicionalmente han venido realizando las mujeres, como, por ejemplo, las trabajadoras a destajo, pero sin una plataforma tecnológica. En ese sentido, se corre el riesgo de que las plataformas en línea sustituyan el “taller de explotación” tradicional por uno digital. 

25. Es probable que la automatización contribuya a una mayor desigualdad económica para las mujeres, que afectará en mayor medida a los grupos de mujeres más vulnerables. Los trabajadores que realizan tareas más repetitivas corren un riesgo mayor de ser sustituidos por robots e inteligencia artificial, y los datos correspondientes al Norte Global muestran que las mujeres tienen un 13 % más de probabilidades que los hombres de dedicarse a ocupaciones y sectores que entrañan más tareas repetitivas. Los trabajadores con un nivel educativo más bajo son los que más probabilidades tienen (el 40 %) de que las actividades que realizan se automaticen, mientras que solo el 5 % de los trabajadores con un título de enseñanza superior corren el mismo riesgo19. Dado que los mercados laborales se transforman continuamente por la innovación tecnológica, es probable que la automatización también contribuya a una creciente polarización del mercado laboral y que las mujeres de los países más ricos tengan una ventaja comparativa con respecto a las de los países más pobres, por contar con mejores niveles educativos y una mayor alfabetización digital20 . 

26. Un importante problema para el empleo de la mujer en el contexto del cambio tecnológico es su representación insuficiente en la enseñanza y el empleo en el ámbito de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Los estereotipos profundamente arraigados y la discriminación educativa limitan las aspiraciones de las niñas a dedicarse profesionalmente a esas esferas, al tiempo que el carácter machista de las culturas laborales imperantes en las organizaciones de esos ámbitos excluyen y discriminan a las mujeres, lo que a menudo las lleva a abandonar en mayor medida que los hombres los empleos relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. La escasa representación de las mujeres en la tecnología también hace patente que esta está concebida para consolidar una visión del mundo dominada por los hombres, en vez de orientada a incluir a las mujeres. 

27. Gran parte del debate sobre la tecnología y el trabajo presupone, además, que los avances tecnológicos benefician a todos los países por igual y que las mujeres y los hombres tienen el mismo acceso a ellos. Sin embargo, en varias regiones persiste la brecha digital entre los géneros y en muchas partes del mundo los hombres siguen controlando el acceso de las mujeres a las TIC. 

28. Los avances tecnológicos también han dado pie a nuevos riesgos y retos relacionados con la inclusión, la seguridad, la privacidad, la rendición de cuentas y la transparencia, como, entre otros, la mayor exposición de las mujeres y las niñas al riesgo de violencia y abuso en los espacios posibilitados por la tecnología. El aumento de la supervisión, la vigilancia y la reunión de datos de los trabajadores por medio de las nuevas tecnologías podría acentuar la discriminación contra la mujer, ya que la gestión algorítmica utiliza un modelo único para todos, sin prestar atención a la dinámica de género y la discriminación en el lugar de trabajo.

https://undocs.org/es/A/HRC/44/51

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viernes, 30 de octubre de 2020

C. El cambiante mundo del trabajo: oportunidades y retos para los derechos humanos de la mujer 5/22


  19. En los últimos años se ha prestado cada vez más atención al futuro del trabajo, con una creciente consideración al cambio tecnológico y demográfico, la aceleración de la globalización y el paso a economías sostenibles. Se han realizado esfuerzos considerables para reorientar el futuro del trabajo como un programa centrado en el ser humano y basado en invertir en las capacidades de las personas, las instituciones del trabajo y el trabajo decente y sostenible16. Al mismo tiempo, se ha producido una mayor desregulación, orientada a permitir formas atípicas de empleo, como el trabajo temporal o por contrata, o nuevas modalidades, como los contratos de cero horas17 .

 20. Aunque ha habido algunos intentos de incluir una perspectiva de género, ha faltado centrarse en la desventaja sistémica a la que ya se enfrentan las mujeres en todas las facetas de su vida, lo que aumenta su riesgo de sufrir una mayor discriminación. En las siguientes secciones se enumeran las principales transformaciones en el mundo del trabajo y se ofrece un panorama general de las oportunidades y los retos para los derechos humanos de la mujer.

https://undocs.org/es/A/HRC/44/51

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jueves, 29 de octubre de 2020

Contexto 4/22

 

Contexto 

11. El acceso de las mujeres a un trabajo decente y a unos ingresos propios permite que tanto ellas como su familia salgan de la pobreza, mejora su poder de decisión en el hogar y en la sociedad y asegura su independencia económica, también en los casos en que se encuentran en una relación violenta y abusiva. Sin embargo, la experiencia de muchas mujeres en el mundo del trabajo se caracteriza por una discriminación persistente y muy extendida, lo que da lugar a marcadas desigualdades en los resultados en materia de empleo, así como a un acoso y una violencia generalizados y a la explotación. En 2018 menos de la mitad (el 48 %) de las mujeres en edad de trabajar en todo el mundo participaba en el mercado laboral, en comparación con el 75 % de los hombres, lo que provocaba una brecha de género del 27 % . 

12. En términos mundiales, las mujeres siguen concentradas en los trabajos peor remunerados y en formas vulnerables de empleo, como, entre otros, en el sector informal. En los países de renta baja, el 92 % de las mujeres están empleadas en el sector informal (en comparación con el 87,5 % de los hombres), con escaso acceso a la gran cantidad de derechos laborales y de protección social que se confieren a los trabajadores que tienen un contrato de empleo formal5 . Se observan brechas de género particularmente marcadas en la proporción de personas empleadas en el sector informal que trabajan sin percibir un salario o remuneración directos, como, por ejemplo, los trabajadores familiares no remunerados en explotaciones agrícolas y empresas familiares (el 28,1 % de las mujeres frente al 8,7 % de los hombres)6 . La falta de inversión de los Gobiernos en servicios públicos e infraestructuras que ahorran tiempo, así como los persistentes recortes de financiación (como consecuencia de las condicionalidades que imponen las instituciones financieras internacionales), suelen acarrear repercusiones más graves para las trabajadoras del sector informal. 

13. La discriminación estructural, que comprende, entre otros aspectos, la persistencia de los estereotipos de género y de expectativas, normas y actitudes con sesgo de género, continúa siendo un obstáculo importante. La discriminación durante el embarazo sigue siendo una experiencia común para muchas mujeres, que implica que sean despedidas o trasladadas a puestos peor remunerados o que se les nieguen oportunidades de ascenso. Además, la falta de acceso a servicios y derechos sexuales y reproductivos priva a las mujeres de la posibilidad de tomar decisiones autónomas sobre el embarazo y la maternidad, lo que repercute en sus resultados en materia de empleo y en su responsabilidad en el trabajo de cuidados no remunerado. En términos mundiales, las mujeres realizan el triple de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres, lo que refleja estereotipos discriminatorios basados en el sexo y el género que feminizan este trabajo. En todo el mundo, 606 millones de mujeres en edad de trabajar (el 21,7 %) se dedican a tiempo completo al trabajo de cuidados no remunerado, en comparación con 41 millones de hombres (el 1,5 %)7 . 

14. A pesar de que una mayor proporción de mujeres reciben educación, la segregación ocupacional y sectorial sigue estando profundamente arraigada en todo el mundo, y las mujeres siguen concentrándose en trabajos y sectores mal remunerados, con perspectivas limitadas de desarrollo profesional. La brecha salarial de género a nivel mundial se sitúa en un inalterable 20 % y es mayor en el caso de las mujeres que sufren formas múltiples e interseccionales de discriminación. La desventaja sistémica que padecen las madres en sus puestos de trabajo contribuye a una mayor brecha salarial y a una drástica reducción en sus ahorros para la jubilación o en sus aportaciones a planes de pensiones, lo que se conoce como “penalización por maternidad”. A escala mundial, solo el 27,1 % de los directivos son mujeres, cifra que ha cambiado muy poco en los últimos 27 años8 . Estos datos no solo reflejan las persistentes barreras a las que hacen frente las mujeres, sino también el escaso valor social atribuido al trabajo que estas realizan. 

15. La violencia de género y el acoso en el lugar de trabajo continúan situándose en niveles estremecedores. En los últimos años, un número sin precedentes de mujeres han hablado abiertamente de la violencia y el acoso sexuales que han sufrido y de los sistemas de poder y dominación que durante mucho tiempo las han silenciado. Si bien los datos mundiales recientes son limitados, un estudio realizado a escala de la Unión Europea en 2014 reveló que una de cada dos mujeres (el 55 %) ha sido víctima de acoso sexual por lo menos una vez desde la edad de 15 años. De ellas, el 32 % indicó que el autor era alguien de su entorno laboral (como un compañero, un jefe o un cliente)9 . Las mujeres que se dedican a formas vulnerables de trabajo informal, como las trabajadoras domésticas, las vendedoras en puestos de mercado y las recicladoras, son especialmente vulnerables al acoso y la violencia en el desempeño de su trabajo10 . 

16. En muchos lugares del mundo siguen existiendo leyes discriminatorias que restringen los derechos de la mujer, y los progresos en la introducción de leyes que promuevan la igualdad de género en el trabajo son lentos. En 90 países sigue habiendo al menos una restricción legal sobre los trabajos que pueden realizar las mujeres11. Menos de la mitad de los 190 países estudiados por el Banco Mundial tiene una legislación que haga obligatoria la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor12. En algunos países, el carácter discriminatorio de las leyes sobre la familia y el estatuto personal siguen repercutiendo negativamente en la capacidad de las mujeres para ejercer una actividad laboral remunerada. 

17. A fin de comprender plenamente la naturaleza y el alcance de la discriminación contra la mujer en el mundo del trabajo, es importante adoptar un enfoque interseccional, dado que entran en juego formas múltiples de discriminación, que dan lugar a vulnerabilidades y diferencias muy específicas en lo que respecta a los resultados en materia de empleo. Por ejemplo, en muchas partes de Europa, la falta de acceso a la educación de las mujeres romaníes, unida a la segregación y discriminación residenciales, las excluye del mercado laboral formal, obligándolas a aceptar trabajos precarios y mal remunerados, lo que crea una trampa de pobreza13. Según la información recibida por el Grupo de Trabajo, las mujeres dalits sufren de manera desproporcionada la discriminación en el trabajo, incluso en entornos urbanos y en labores que requieren mayor cualificación. Las dalits ganan la mitad del salario diario medio de las castas no dalits14. Las mujeres transgénero experimentan niveles desproporcionados de pobreza e inseguridad económica debido a la discriminación que sufren en el acceso al empleo15. Las jóvenes con discapacidad tienen muchas más probabilidades de quedar excluidas de la educación y el empleo, en comparación con los hombres con discapacidad y las mujeres sin discapacidad (E/CN.6/2020/3, párrs. 55 y 322). 

18. La creciente reacción de rechazo y oposición ante los derechos humanos de la mujer también está planteando nuevas dificultades para la participación equitativa de la mujer en la vida económica. En algunas regiones la creciente influencia política de las fuerzas conservadoras ha dado lugar a reformas políticas y jurídicas regresivas, como nuevas restricciones de los derechos sexuales y reproductivos y leyes sobre la violencia contra la mujer, que tienen importantes repercusiones en la participación equitativa de la mujer en la vida económica. Al mismo tiempo, el auge de las fuerzas antidemocráticas y de la “política del hombre fuerte”, basada en la misoginia y la xenofobia, está amplificando las voces discriminatorias y patriarcales y limitando las posibilidades de que la acción feminista progrese. Los defensores de los derechos humanos de la mujer, incluidos los activistas por los derechos laborales, corren un riesgo cada vez mayor de ser víctimas de acoso, violencia e incluso asesinato, y los autores de esos actos gozan de impunidad (A/HRC/38/46, párr. 38). 


https://undocs.org/es/A/HRC/44/51

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miércoles, 28 de octubre de 2020

Definiciones fundamentales 3/22

 


En el presente informe se adopta una visión amplia del mundo del trabajo, que incluye el trabajo formal e informal, los espacios de trabajo públicos y privados, los desplazamientos hacia y desde el trabajo, el trabajo que se desarrolla en línea o el que se realiza por medio de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), y los viajes y eventos relacionados con el trabajo.

 Los derechos de la mujer al trabajo y en el trabajo se consagran en el derecho internacional de los derechos humanos. En particular, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales contienen disposiciones específicas que garantizan el derecho al trabajo, unas condiciones de trabajo justas y favorables, la libertad de organizarse en sindicatos y la prohibición de la discriminación por razón de sexo. Además, existen varios convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que abarcan diversas esferas relacionadas con el trabajo, como la igualdad de remuneración y los trabajadores domésticos, y también, más recientemente, un convenio sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el trabajo. 

Sobre la base de las normas y los principios internacionales, para hacer efectivo el derecho de la mujer al trabajo es preciso, entre otras cosas, eliminar las barreras jurídicas y socioculturales que impiden trabajar a las mujeres, como, por ejemplo, la discriminación jurídica, los estereotipos de género nocivos y las normas sociales discriminatorias, así como la responsabilidad desproporcionada de la mujer en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Hacer efectivo el derecho de la mujer al trabajo también entraña garantizar el apoyo de las políticas públicas a la prestación de cuidados y la disponibilidad de trabajo decente. También supone asegurar condiciones dignas de trabajo, que incluyan la igualdad de acceso al derecho a prestaciones laborales y la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor, la eliminación de los obstáculos que se oponen al desarrollo profesional de la mujer en clave de igualdad y su acceso a los puestos de dirección, la protección contra la violencia, la discriminación y el acoso, y la creación de condiciones que permitan a las mujeres organizarse colectivamente y tener voz en la toma de decisiones.


https://undocs.org/es/A/HRC/44/51

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martes, 27 de octubre de 2020

Análisis temático: los derechos humanos de la mujer en el cambiante mundo del trabajo 2/22


A. Introducción 

8. En los últimos años, los expertos y las organizaciones internacionales han prestado cada vez más atención al modo en que repercutirán en el mundo del trabajo tendencias como el cambio tecnológico y demográfico, el aceleramiento de la globalización, la degradación del medio ambiente y la transición hacia empleos sostenibles. Se ha hecho un análisis limitado de las dimensiones de género de esas tendencias, que plantean importantes retos y oportunidades para los derechos humanos de la mujer. El presente informe se centra en los derechos de la mujer al trabajo y en el trabajo, y en él se presenta una visión de un mundo laboral que parte de los derechos humanos de la mujer, teniendo en cuenta el contexto actual y las tendencias cambiantes. Para hacer realidad esta visión, resulta fundamental transformar el actual modelo económico y avanzar hacia otro en que se hagan efectivos los derechos humanos de la mujer mediante la redistribución del poder y los recursos. 

9. El presente informe se está ultimando durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), que está evolucionando rápidamente y tendrá importantes repercusiones en el trabajo de las mujeres. En el mundo, las mujeres representan el 70 % de los trabajadores de primera línea del sector sanitario y social en toda una serie de ocupaciones. Al mismo tiempo, las mujeres ya asumen una responsabilidad desproporcionada en el cuidado de los niños, los ancianos y las personas con discapacidad. La pandemia está intensificando y aumentando aún más los niveles de violencia contra las mujeres y la carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que estas asumen, mientras que sus repercusiones económicas pondrán en grave peligro sus medios de vida y su seguridad económica. Las más afectadas serán las mujeres que se dedican a las formas más vulnerables de trabajo informal. 

10. El informe se basa en una gran cantidad de información obtenida por diversos medios, entre ellos las consultas regionales con expertos y las respuestas a un cuestionario enviado a los Gobiernos y otras partes interesadas. El Grupo de Trabajo desea expresar su gratitud a todos los interesados por sus aportaciones .


https://undocs.org/es/A/HRC/44/51

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lunes, 26 de octubre de 2020

Los derechos humanos de la mujer en el cambiante mundo del trabajo 1/22



En el presente informe, el Grupo de Trabajo sobre la cuestión de la discriminación contra las mujeres y las niñas analiza las dimensiones de género de las principales tendencias que están transformando el mundo del trabajo, como los cambios tecnológicos y demográficos, la aceleración de la globalización y el paso a economías sostenibles, entre otros, y subraya la necesidad de centrarse en la discriminación estructural y sistémica a la que ya se enfrentan las mujeres en todas las facetas de su vida, que las expone aún más al riesgo de sufrir una mayor discriminación. El Grupo de Trabajo identifica retos y oportunidades para el disfrute de los derechos de la mujer al trabajo y en el trabajo como consecuencia de estas tendencias y presenta una visión de un mundo del trabajo que parte de los derechos humanos de la mujer y transforma el modelo económico actual mediante la redistribución del poder y los recursos.


https://undocs.org/es/A/HRC/44/51
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domingo, 25 de octubre de 2020

Conclusiones 9 /10

 


En la actualidad el análisis feminista no es homogéneo, existiendo diversos planteamientos en relación con distintos modelos teóricos y movimientos sociales, el ecofeminismo, el feminismo de la diferencia, el socialista, el liberal, el radical... Si la primera ola del feminismo surgió a raíz de las trascendentales críticas a la parcialidad del concepto de igualdad del pensamiento ilustrado, consiguiendo las sufragistas un siglo después el derecho a la educación y al voto de las mujeres; la segunda -que se inicia en la década de los 60 y 70, junto con planteamientos pacifistas y ecologistas-, coincide con la entrada masiva de mujeres en la Universidad, con el desarrollo de la teoría del género y con una preocupación profunda por la construcción del conocimiento. Las mujeres al mirar hacia sí mismas, detectan sesgos en la ciencia "normal" y comienzan a desarrollar modelos alternativos, a combatir a la ciencia con más ciencia, lo que ha supuesto una verdadera revolución en las epistemologías académicas, no tanto por el uso de determinadas metodologías como por la fuerza de unos valores igualitarios compartidos, que han llegado a hacer del feminismo el movimiento social por excelencia del siglo XX y una importante esperanza de transformación para el siglo XXI.


Ana Guil Bozal
Universidad de Sevilla (España)
Grupo de investigación HISULA

Dra. en Psicología Social, Universidad de Sevilla, España, Grupo de Investigación PAIDI HUM-219 "Género y Sociedad del Conocimiento", integrante del grupo de investigación HISULA de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Email: anaguil@us.es

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0122-72382016000200013

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sábado, 24 de octubre de 2020

Me importan las más de mil mujeres que cada año en Polonia tendrán que tener hijos con malformaciones ( hasta que no se cambie la Ley)




Polonia ha  declarado inconstitucional el aborto por malformación fetal 


Polonia es uno de los países europeos con una de las leyes sobre el aborto más restrictivas. Actualmente está permitido el aborto en caso de que el embarazo sea resultado de una violación o incesto, si la vida de la mujer está en peligro o en casos de malformación fetal grave o letal. No obstante, incluso en estos casos permitidos por ley, las mujeres y niñas tienen enormes dificultades para acceder al aborto seguro debido a barreras administrativas.


El Tribunal Constitucional de Polonia ha  fallado a favor de endurecer la legislación sobre el aborto declarando inconstitucional la interrupción del embarazo por malformación del feto. Los colectivos de defensa de los derechos de la mujer denuncian una decisión "inhumana" e "injustificable"


En Polonia, con una de las leyes más restrictivas de la Unión Europea en esta materia, se practicaron el pasado año 1.110 abortos legales, según el Ministerio de Sanidad. En el 98% de los casos fue por malformación del feto.


Me importan las  mujeres que este año y los que vengan hasta que la ley sea cambiada en Polonia tendrán que tener hijos con malformaciones y no creo que ningún estamento político tenga legitimo  poder para obligarlas a ese sufrimiento que distorsione sus vidas.

Entiendo que la Unión Europea en base a sus valores debe hacer algo más que mostrar su repulsa a paises que toman esas decisiones . Como mujer expulsaría a ese gobierno de esta Unión o cuanto menos le sancionaría hasta que reflexionara . Aceptar esa decisión legal  es  aceptar  la segregación por  sexos, considerando menores de edad a las mujeres en la toma de sus decisiones , es desde luego una forma de tortura.


"Las mujeres en Polonia serán torturadas. Tendrán hijos con anencefalia, con espina bífida, sin corazón... niños que morirán en agonía", ha lamentado Marcelina Zawisza, diputada del izquierdista Razem. La comisionada de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatović, también ha escrito en Twitter que es un "día triste para los derechos de las mujeres" escribiendo: 


Eliminar la base para casi todos los abortos legales en #Polonia equivale a una prohibición y viola los #Derechos Humanos. El fallo de hoy de la Corte Constitucional significa abortos clandestinos / en el extranjero para aquellos que pueden pagar y una prueba aún mayor para todos los demás. Un día triste para #WomensRights.


https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/polonia-aborto-ene18/

https://www.elmundo.es/internacional/2020/10/22/5f91cbb821efa036758b467f.html

https://elpais.com/sociedad/2020-10-22/polonia-declara-inconstitucional-el-aborto-en-caso-de-malformacion-fetal.html

https://www.facebook.com/AborcjaPolskaWomenHelpWomen

https://oko.press/federacja-na-rzecz-kobiet-przeciwko-zakazowi-aborcji/

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viernes, 23 de octubre de 2020

Valores epistémicos feministas 8/10



Como estamos viendo, existe una riqueza y pluralidad de enfoques epistémicos y metodológicos feministas para producir conocimiento que, sin sacrificar cierta objetividad consensuada, favorecen la creación de una ciencia consciente y responsable de sus obligaciones para con la igualdad y la democracia, que trabaja al servicio de la justicia social y no de intereses particulares. Así, el feminismo hace avanzar la ciencia transformando las prácticas científicas, pero no tanto por planteamientos intrínsecamente feministas, como por sus valores compartidos.


Helen Longino31 considera que es la adhesión a ciertos principios lo que unifica los planteamientos feministas haciéndoles trabajar en la línea de conseguir una ciencia ética y moralmente responsable. Así, propone una lista de valores o virtudes epistémicas feministas (alternativos a los valores constitutivos que identificara Kuhn en 1977, a saber, precisión, simplicidad, consistencia, amplitud y fecundidad), conformada por la adecuación empírica, la novedad, la heterogeneidad ontológica, la interacción mutua, la aplicabilidad a las necesidades humanas y la difusión del poder. Virtudes que, como veremos a continuación, no adquieren su valor aisladamente, sino al ser asumidas de manera conjunta. Se trataría de principios y preocupaciones del feminismo a aplicar en todo el proceso de la investigación, desde la elección del tema, la conformación del equipo de trabajo, el proceso, la consideración del contexto y la presentación de los resultados y las estrategias de intervención.


El primero de ello, la adecuación empírica -utilizada por ej. en estudios historiográficos, o frente al determinismo biológico-, busca la coherencia entre las teorías y los datos observacionales experimentales que las corroboran. En consecuencia es un aspecto necesario para construir "buena ciencia" pero no suficiente en sí mismo, ya que sirve para desvelar sesgos sexistas, sin que necesariamente se haga desde un paradigma diferente.


La novedad es un rasgo esencial cuando se trata de diferir de modelos tradicionales. Así por ej., el sustituir el punto de vista masculino por el femenino, el sacar a la luz a las mujeres ocultas secularmente por la ciencia tradicional, o las nuevas reinterpretaciones de la prehistoria que les otorgan un papel central, no subordinado al varón. Pero igual que sucedía con el anterior valor, la novedad no es tampoco suficiente en sí misma para el feminismo.


La heterogeneidad ontológica concede voz y voto a otros puntos de vista a fin de llegar a posiciones democráticas, a verdades consensuadas capaces de superar puntos de vista parciales y sesgados de la realidad objeto de estudio.


La interacción mutua entre quienes observan y los procesos y el contexto de la observación -lejos de ser algo negativo que contamina el conocimiento tal y como planteaba la ciencia tradicional-, se debe favorecer para acercarnos al máximo e intentar captar la relación dinámica y plural entre los diversos entes, organismos y factores implicados en la construcción científica del conocimiento.


La generación de conocimiento aplicado es la finalidad de la máxima feminista de aplicabilidad a las necesidades humanas. Se trata de programas de investigación práctica, capaces de resolver problemas sociales acuciantes, estando en consecuencia al servicio de las personas desfavorecidas, de la naturaleza, de las mujeres..sin ejercer el control sobre ellas.


Por último, la difusión del poder es la sexta virtud que propone Longino. La idea es que las mujeres puedan abandonar posiciones pasivas para pasar a ser agentes activos del conocimiento, capaces de negociar su situación y sus intereses. No se trataría de ocupar el lugar privilegiado de los varones, sino de nivelar la situación buscando el equilibrio y la democracia para todas y todos.


Como vemos, se trataría de valores de carácter epistémico y sociopolítico que, sin aludir a esencias femeninas, ni en relación a los tonos de piel o a cualquier otra diferencia, contribuyen a lograr objetivos deseables de alcance universal.


Ana Guil Bozal
Universidad de Sevilla (España)
Grupo de investigación HISULA

Dra. en Psicología Social, Universidad de Sevilla, España, Grupo de Investigación PAIDI HUM-219 "Género y Sociedad del Conocimiento", integrante del grupo de investigación HISULA de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Email: anaguil@us.es

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0122-72382016000200013

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miércoles, 21 de octubre de 2020

Empirismos feministas contextuales (Helen Longino) 7b /10


Empirismos feministas contextuales (Helen Longino)


La redefinición del empirismo feminista se inicia con autoras como Lynn Hankinson Nelson, o Helen Longino y con importantes críticas a los sesgos en las Ciencias biológicas y sociales. Pero siguiendo siempre con la idea fija en la necesidad de justificar empíricamente la veracidad de las afirmaciones feministas.


No renuncian ni tan siquiera parcialmente a la objetividad y la normatividad como las postmodernas, pero sí proponen multiplicar los sujetos, aunque desde una visión epistémica socializada, en la que el sujeto pasa a ser la comunidad con sus correspondientes y múltiples intereses sociales.


Longino (en la imagen de la izquierda), asume que la práctica científica no puede ser independiente de los valores, ya que estos son compatibles con la objetividad que no depende de las teorías, sino que es una función de las prácticas comunitarias. Nelson (en la imagen de la derecha) reclama por ello la unión entre ciencia y política, ya que no se podrá lograr una sociedad feminista sin una ciencia feminista.


Como las postmodernas, no creen en el carácter permanente del conocimiento, ni en la idea de certeza única, considerando que el conocimiento se valida en la comunidad científica diversa, que será tanto más valiosa, cuanto más permita la representación y expresión de diversos puntos de vista hasta llegar a una visión consensuada, a una especie de democracia cognitiva capaz de corregir los sesgos.


La crítica efectiva será el elemento normativo y garante de la comunidad científica que se tendrá que someter a interacciones discursivas, en foros públicos con canales para el disenso constructivo, con criterios estandarizados y revisables de evaluación y con igualdad atemperada a la hora de conceder autoridad intelectual a los diversos grupos de modo que, no dominen solo las personas especialistas, sino también el resto de miembros de la comunidad, valorando en consecuencia, tanto la pluralidad como la disidencia, en la medida en que ofrece puntos de vistas críticos útiles para revisar y validar el conocimiento.


http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0122-72382016000200013

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martes, 20 de octubre de 2020

Epistemologías sociales feministas 7a/10


Feminismos postmodernos (Donna Haraway)



Las feministas postmodernas, plantean multiplicar los sujetos de investigación, pero hablan de sujetos situados, en proceso, que miran desde aquí y ahora, considerando la identidad como algo fragmentado. Así, niegan que haya un nosotras común entre las mujeres, dadas sus múltiples diferencias raciales, sociales, religiosas, sexuales... Plantean posturas radicales como por ejemplo, reclamar la muerte del racionalismo, pero no como cualidad humana, sino como estructura del pensamiento científico totalizador. Igualmente luchan contra el absolutismo del pensamiento ilustrado y contra los universales sobre la naturaleza y la existencia, buscando la construcción de un conocimiento no unitario, ni dualista, ya que los dualismos estuvieron siempre al servicio de la dominación de las mujeres, de la naturaleza, de las personas afroamericanas, de los trabajadores, de los animales y de todo lo que representa el no yo masculino.

Por otra parte, tampoco privilegian una única perspectiva, porque el conocimiento es producto de las estructuras del poder social y por eso es situado y solo una visión parcial puede ser objetiva, pues defender sujetos desencamados, neutrales, sin prejuicios, ni valores, ni contexto específico, sería irresponsable.

Su propósito es avanzar hacia una objetividad encarnada que aúne proyectos científicos feministas paradójicos, críticos y auto-reflexivos, partiendo de varias posiciones e interpretaciones, pero sin caer en relativismos, rechazando cualquier pretensión de omnipotencia o universalidad que borre la multiplicidad. Y dado que los sujetos se conectan entre sí, cambian la idea de reflexividad por la de difracción articulada para relacionarse con otros seres, humanos o no, al considerar que el conocimiento crítico debería difractar más que reflejar la realidad, para no quedar atrapado en una única perspectiva, una única raza, etc., y poder así construir redes centradas, no en las diferencias, sino en los efectos de esas diferencias.

Ana Guil Bozal
Universidad de Sevilla (España)
Grupo de investigación HISULA

Dra. en Psicología Social, Universidad de Sevilla, España, Grupo de Investigación PAIDI HUM-219 "Género y Sociedad del Conocimiento", integrante del grupo de investigación HISULA de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Email: anaguil@us.es

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0122-72382016000200013

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lunes, 19 de octubre de 2020

Feminismos negros 6/10



Patricia Hill Collins, la propia Sandra Harding y en general también el feminismo postmoderno, echaron en falta en las teorías del punto de vista feminista la visión de las mujeres pertenecientes a grupos marginados por su raza, su religión o su cultura, haciendo ver el olvido que -en sus planteamientos epistemológicos universalistas- representan la gran diversidad de experiencias de estas otras mujeres.

En esta línea se enmarca el feminismo negro cuyos antecedentes se remontan al sufragismo norteamericano del siglo XIX que -frente al sufragismo blanco europeo, heredero de la Ilustración-, está marcado por la colonialidad.

Sin lugar a dudas, los antecedentes del feminismo negro, los encontramos en la Convención de Derechos de la Mujer de Ohio en 1851, a partir de las palabras pronunciadas por Isabella Baumfree (que más tarde se cambiaría el nombre por el que más conocemos, Sojourner Truth), que desde entonces quedaron grabadas en la memoria de las primeras feministas negras: ¿Acaso no soy yo una mujer? Muletilla que tiene la fuerza de quien, habiendo sido esclava y ya siendo libre, tendría que ser naturalmente igual y que retomaron las feministas afrodescendientes posteriores.

Ese hombre de allí dice que las mujeres necesitamos ser ayudadas con carruajes, ser levantadas al pasar las zanjas, y que, en cualquier parte, debemos tener el mejor lugar. Pero a mí nadie me ayuda nunca con los carruajes, ni me levantan al pasar las zanjas, o los charcos de barro, ¡ni me ceden el mejor lugar!, ¿Acaso no soy yo una mujer? ¡Miradme! ¡Mirar mi brazo! He arado, plantado y recogido en los graneros, ¡y ningún hombre encabezó mí tarea! ¿Acaso no soy yo una mujer? Podía trabajar y comer tanto como un hombre (si es que tenía), ¡y llevar el látigo también! ¿Acaso no soy yo una mujer? He parido hijos y he visto cómo la mayoría de ellos eran vendidos como esclavos; y cuando lloré con la pena profunda propia de una madre, ¡nadie excepto Jesús me escuchó! ¿Acaso no soy yo una mujer?

En 1997, un robot espacial de la NASA recibió el nombre de "Sojourner" en su honor.

Patricia Collins29 observa cómo los actos de resistencia de las mujeres negras, no concuerdan con algunas aproximaciones teóricas sobre los grupos oprimidos, que consideran que no asumen responsabilidades políticas por no tener conciencia clara de su propia dominación. Piensa por el contrario, que las mujeres afro-americanas tienen un punto de vista autodefinido en su propia opresión, ya que su posición social les hace tener experiencias distintas y consecuentemente, desarrollar una visión de la realidad material diferente a la de quienes pertenecen a otros grupos. Así el trabajo remunerado/no remunerado que realizan, las comunidades en que viven y las relaciones que mantienen, hacen que tengan -como grupo- una diferente visión del mundo y una conciencia feminista negra distinta de la conciencia feminista blanca, pese a tener una historia común de opresión patriarcal.

La singularidad de su enfoque está en la influencia durable de la historia de la esclavitud en la formación racial del género y en las relaciones sociales sexuadas. La iglesia y la familia negras inculcan en las mujeres la ética de cuidado y las instituciones afro-céntricas facilitan la solidaridad entre mujeres afroamericanas, pero igualmente entre hombres afroamericanos. Se trata -como también plantea Hartsock- de un tipo de pensamiento feminista negro no dado, sino alcanzado, por lo que ellas son las que han de producir teorías basadas en su experiencia, que les permitan clarificar el punto de vista de las mujeres negras por las propias mujeres negras.

Las académicas feministas negras son testigos de su propio proceso de exclusión y por ello promueven la inclusión de un mayor número de mujeres negras en la academia que puedan aportar su punto de vista epistemológico afroamericano y, en la medida en que el pensamiento feminista negro sea validado por un mayor número de grupos, producirá verdades más objetivas capaces de cambiar los sistemas de poder injustos.

En su respuesta a Susan Hekman, Collins30 señala tres rasgos característicos de las epistemologías del punto de vista: hacen referencia a experiencias de grupo históricamente compartidas lo que implica menos experiencias individuales y más condiciones sociales en las que tales grupos se constituyen; el que las experiencias y perspectivas puedan ser compartidas por los grupos que ocupan un mismo rango en las relaciones de poder, no significa que esos grupos vivan las mismas experiencias ni que las interpreten de la misma manera; finalmente las teorías del punto de vista no otorgan suficiente importancia a las relaciones de poder ya que la conciencia de grupo, su autodefinición y su 'voz' desaparecen.

Las feministas negras construyen en consecuencia conocimientos dialógicos desde la experiencia y la ética, no bajo la "objetividad", lo que se refleja en textos donde la historia es narrada, pero no desde una posición analítica clásica.

En el plano teórico, Collins redefine el concepto de opresión en términos de interseccionalidad, incorporando lo que denomina "matriz de dominación" referida a la organización total del poder social. Cada matriz tiene su propio sistema de dominios de poder que interactúan estructural, disciplinaria, hegemónica e interpersonalmente, variando tanto en la forma como en la intensidad en que la opresión afecta, porque los vectores de opresión y privilegio -en función de la raza, el género, la clase social, la edad, el lugar geográfico y la preferencia sexual-, son ciertamente muy heterogéneos, pero actúan en la vida de todo el mundo.

Otras feministas negras como bell hooks (Gloria Jean Watkins, en la imagen de la izquierda) o Audre Lorde (1934-1992, en la imagen de la derecha), en alianza con pensadores como Franz Fanon y Paulo Freire, también denuncian la opresión. Esta última llega a autodefinirse no solo como feminista, sino también como guerrera y poeta lesbiana negra, postura rompedora con la que se aproxima a los posicionamientos postmodernos que veremos más adelante.



Hazel Carby también criticó los supuestos universales del feminismo, sentando las bases para el feminismo negro en contextos americanos, asiáticos y africanos. Así por ej., no cuestiona que la familia sea una fuente de opresión, pero plantea examinar cómo ha funcionado como resistencia a la opresión.

Realmente, la articulación de las múltiples identidades con una conciencia colectiva entre mujeres marginales ha sido bastante problemática en la práctica. De hecho, el feminismo negro tuvo su auge en los años 80, pero las políticas identitarias lo diluyeron al plantear una nefasta jerarquía de opresiones, divisora e inmovilizadora, que desvió la mirada de más altas metas que contribuyeran al cambio social.

Por ello la diáspora postcolonial denuncia el vacío de la no-representación demandando reconocimiento, al margen de categorías impuestas, creando su propio no-espacio de (des)localización.


Ana Guil Bozal
Universidad de Sevilla (España)
Grupo de investigación HISULA

Dra. en Psicología Social, Universidad de Sevilla, España, Grupo de Investigación PAIDI HUM-219 "Género y Sociedad del Conocimiento", integrante del grupo de investigación HISULA de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Email: anaguil@us.es

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0122-72382016000200013

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domingo, 18 de octubre de 2020

Participación en el mercado laboral de las mujeres en la Unión Europea

 


Las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en el mercado laboral. Actualmente, el 67% de las mujeres tiene un empleo, mientras que el empleo de los hombres es del 79%. En otras palabras, existe una brecha laboral de género del 12%.

Incluso si más mujeres participan en el mercado laboral, la carga de las responsabilidades privadas y de cuidado, el trabajo no remunerado, aún recae en gran medida sobre sus espaldas. El aumento de las horas de trabajo de las mujeres no conduce automáticamente a una distribución más equilibrada del trabajo doméstico y de cuidados entre mujeres y hombres. En general, las mujeres trabajan más cuando combinan la cantidad de tiempo dedicado al trabajo no remunerado (tareas domésticas, incluido el cuidado), actividades personales y tiempo libre.

Las mujeres están cada vez mejor cualificadas: más mujeres que hombres se gradúan en universidades europeas. Sin embargo, muchas mujeres no se sienten tan libres en la elección de trabajos o no obtienen las mismas oportunidades laborales que los hombres. Esto a menudo se debe a sus responsabilidades como padres o como cuidador de parientes familiares. Por la misma razón, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de trabajar a tiempo parcial.

El trabajo es la mejor forma de empoderar económicamente a las mujeres. Por tanto, es necesario aumentar la participación de la mujer en el mercado laboral.

 

 

Impacto económico de la brecha de género en el empleo

La pérdida económica debido a la brecha de género en el empleo asciende a 370 000 millones de euros al año. Actuar es un imperativo tanto social como económico. Mejorar la igualdad de género podría conducir a un aumento del PIB de hasta 3,15 billones de euros para 2050.

 

Brecha salarial de género

Las mujeres también ganan menos que los hombres por hora. La brecha salarial de género en la UE es del 16% y apenas ha cambiado en la última década. Sus razones radican en los diferentes patrones laborales de las mujeres, incluido el hecho de que las mujeres interrumpen con mayor frecuencia sus carreras o cambian su patrón laboral para cuidar de un hijo u otros familiares. Otra razón es que las mujeres en toda la UE a menudo trabajan en sectores mal remunerados y sus salarios también se reducen debido a su empleo a tiempo parcial. A algunas mujeres incluso se les paga menos que a los hombres por el mismo trabajo.

 

Equilibrio trabajo-vida

Para que tanto hombres como mujeres se involucren por igual en el mercado laboral, las responsabilidades de cuidados deben compartirse por igual. Este es el núcleo de la Directiva de la UE sobre el equilibrio entre la vida laboral y personal de los padres y cuidadores que trabajan.

Las estadísticas muestran que los hombres preferirían trabajar menos horas durante la fase de crianza. Estos hallazgos también sugieren un potencial de cambio: las aspiraciones de los hombres podrían satisfacerse ofreciendo a las familias mejores y más equitativos acuerdos de equilibrio entre el trabajo y la vida. Estos arreglos incluyen medidas tales como el permiso de paternidad remunerada y períodos reservados de licencia parental adecuadamente remunerados para los padres (“meses de papá”). Los hombres con responsabilidades de cuidados también tienen derecho a solicitar horarios de trabajo flexibles, como la reducción de horas de trabajo, horarios flexibles y teletrabajo.

 

Responsabilidades de cuidado

Aunque cada vez son más las mujeres empleadas y aumentan su jornada laboral, siguen asumiendo la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados privados. Las responsabilidades del cuidado aún recaen principalmente en las mujeres, pero deben compartirse más equitativamente con los hombres. Esto concierne tanto a los niños como a otros miembros de la familia que necesitan cuidados. Estas necesidades de atención pueden requerir más o menos tiempo y pueden ser temporales o permanentes.

Los acuerdos laborales deben permitir una mejor conciliación entre el trabajo y la vida privada. Además, la disponibilidad de una infraestructura de atención asequible y de alta calidad también es fundamental para facilitar la participación de las mujeres en el trabajo remunerado. Un acceso más amplio a servicios de atención de alta calidad (por ejemplo, cuidado de niños y cuidados a largo plazo) debería garantizar más oportunidades para que las mujeres ingresen o permanezcan en el empleo. También reduce el riesgo de pobreza y exclusión social entre las mujeres mayores, los niños y los grupos vulnerables.

 

Segregación de género en el mercado laboral

La concentración desigual de mujeres y hombres en diferentes sectores del mercado laboral es un problema persistente en la UE. 3 de cada 10 mujeres trabajan en educación, salud y trabajo social (8% de los hombres), que son sectores tradicionalmente mal remunerados. Por otro lado, casi un tercio de los hombres está empleado en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (7% de las mujeres), que son sectores mejor remunerados.

Encuentre más estadísticas sobre la segregación de género.

 

Equilibrio de género en la toma de decisiones

Las mujeres empleadas apenas llegan a la cima: están sub-representadas en puestos de toma de decisiones políticas y económicas. Por ejemplo, las mujeres representaban el 6,7% de los presidentes de las juntas y el 6,5% de los directores ejecutivos en octubre de 2018.

 

 

Estereotipos

Los estereotipos de género en todas las esferas de la vida influyen mucho en las elecciones de trabajo que hacen las personas y en cómo pueden combinarlo con la vida privada. Están en la raíz de la segregación ocupacional, sectorial, temporal y jerárquica entre mujeres y hombres.

Los estereotipos de género relacionados con la división de las responsabilidades del cuidado suelen resultar perjudiciales para las mujeres y sus trayectorias profesionales. Las mujeres optan por el trabajo a tiempo parcial con mayor frecuencia, lo que tiene consecuencias para sus ingresos de por vida, incluida la pensión, y repercute en sus posibilidades profesionales. Asimismo, las normas estereotipadas de masculinidad impiden que los hombres participen plenamente en la paternidad y en la prestación de cuidados en un sentido más amplio.

Necesitamos construir una Europa del futuro en la que las niñas y los niños puedan elegir libremente su educación y profesión.


https://ec.europa.eu/info/policies/justice-and-fundamental-rights/gender-equality/women-labour-market-work-life-balance/womens-situation-labour-market_en


 

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sábado, 17 de octubre de 2020

Epistemologías del punto de vista 5/10




La epistemología feminista del punto de vista surge con Nancy Hartsock13 que reutiliza el término -que ya empleara Marx refiriéndose al punto de vista del proletariado-, para denominar la visión diferente que tienen las mujeres para comprender algunos aspectos de la realidad, por el hecho de estar situadas en una posición marginal respecto a la "visión perversa" de quienes ostentan posiciones de poder; punto de vista feminista que no es dado, sino alcanzado, pues entiende que la experiencia reproductiva y de crianza de las mujeres constituye una unión cuerpo-mente y con la naturaleza, que las posiciona privilegiadamente -incluso respecto al proletariado, que sólo tiene una actividad instrumental con el trabajo- para abogar por el cambio social, desde el análisis de la división sexual del trabajo. Análisis que se encuentra a su vez influido por la teoría de las relaciones objetales de Nancy Chodorow14, Dorothy Dinnerstein15 y Jane Flax16, que explican el desarrollo diferencial de niñas y niños, al tenerse que distanciar estos últimos de la madre para adquirir su identidad oposición a lo femenino.


Según Susan Hekman17 el declive del marxismo, la emergencia del feminismo de las diferencias y la influencia de corrientes posmodernas y posestructuralistas, hacen perder preponderancia a estos planteamientos a partir de la década de los 90 a finales del siglo XX. Pero Hartsock18 sigue defendiendo la analogía con el proletario fundamentada en la división sexual del trabajo institucional, e igualmente la necesidad de conocer y comprender las relaciones de poder para cambiarlas y crear sociedades más justas. Por eso los sujetos relevantes no pueden ser individuales, sino grupos y colectivos en constante construcción y transformación, pues la noción de punto de vista feminista tiene carácter político, de ahí su privilegio epistémico sobre la base de criterios éticos, que ella considera tan potentes como los reclamos epistémicos.


También Dorothy Smith19 y Hilary Rose20 se enmarcan en los inicios de las teorías del punto de vista, proponiendo concederles el protagonismo no tanto a las feministas, como a las mujeres en general.


Dorothy Smith, había de hecho retomado con anterioridad el término marxista del punto de vista para referirse a la perspectiva de las mujeres como sujetos subyugados que son, proponiendo además la disolución de la jerarquía sujeto/objeto de conocimiento, para conferirle tanta autoridad a quien investiga como a quienes participan en la investigación. Igualmente, observó la división sexual del trabajo: lo doméstico y el cuidado femenino y considerado por los varones como algo natural e instintivo, lo que les proporciona a ellos tiempo para dedicarse a la abstracción y la conceptualización, dejando a las mujeres alienadas de su propia experiencia encarnada y al margen de la sociedad. La "conciencia bifurcada" de las sociólogas como ella -que están en la posición dominante de los varones pero que son a la vez dominadas, no viendo reflejada por tanto su experiencia en el punto de vista masculino-, es la clave del cambio al situarlas en una posición privilegiada para crear un nuevo conocimiento, muy distinto al de la ciencia masculina en la que ellas no pueden verse representadas21.


Realmente la idea de "conciencia bifurcada" como motor del cambio no es nueva, pues ya la encontramos en algunas psicólogas pioneras. Tal es el caso de Julia Jessie Taft (USA 1882-1960).


Efectivamente, ya en el siglo XIX Taft -que trabajó la identidad con uno de los padres de la psicosociología, George Herbart Mead- planteó que lo que movía a las feministas no era solo reivindicar su derecho al voto, sino especialmente el conflicto que sentían al estar obligadas a vivir en el ámbito doméstico en un sistema medieval, que dificultaba sus deseos de emancipación. Y llegó a estas conclusiones trabajando con dos grupos de mujeres bien distintos, intelectuales y prostitutas, encontrando un potencial de progreso en la "conciencia bifucarda" que ambas tenían -a caballo entre su educación femenina en la ética del cuidado, y el mundo racionalista e individualista masculino en que se desenvolvían-, lo que las situaba en una posición privilegiada para buscar la integración y el ajuste en sus vidas, algo igual a lo que podrían hacer también los varones.22


Volviendo a Smith, ella entiende que los grupos de autoconciencia del movimiento feminista de los 70 -que bajo el slogan "lo personal es político" comenzaron a sacar a la esfera pública y a la agenda política problemas como por ej., la violencia doméstica-, en gran medida continúan siendo magníficos pilares de la reivindicación de la experiencia como fuente de conocimiento.


Hilary Rose23 desarrolla también una epistemología feminista postmarxista, pero en su caso partiendo de las ciencias naturales, de la división sexual del trabajo y de la consideración del trabajo asistencial de las mujeres, todo ello como elementos claves para la creación de un nuevo conocimiento científico y tecnológico -al margen de la ciencia aniquiladora, contaminante, capitalista, patriarcal, de hombres blancos burgueses, heterosexuales y con poder en las sociedades industrializadas-, que al unir mano, mente y corazón, permitiría a la humanidad vivir en armonía con la naturaleza, incluida la propia naturaleza humana.


Según Rose las críticas al positivismo fueron ciegas al sexo al no explicar que la ciencia tradicional, además de burguesa era también masculina, obviando la división generizada del trabajo científico, o la explicación al porqué trabaja tan frecuentemente beneficiando a los varones. Considera así mismo que la exclusión de las mujeres de la ciencia no es tanto producto de la ideología, como del hecho de que los hombres tienen interés en subordinarlas también dentro del sistema de producción científica. De ahí la importancia de resaltar el pensamiento y la práctica de las científicas, que difiere en su forma de vincular actividad manual y emoción, ya que procede de la unión de la mano, el cerebro y el corazón.


Carol Gilligan, promulgadora de la ética del cuidado y a quien ya hemos mencionado, mostró igualmente la moral diferencial de las mujeres. También el llamado feminismo de la diferencia, propone modos de proceder o estilos cognitivos distintivos de las mujeres, que se asemejan a las teorías del punto de vista. Sara Ruddick24 por ej., habla de un pensamiento materno relacionado con las labores asistenciales, que no pretende que sea verdadero ni absoluto, ni justificarlo científicamente, ni encuadrarlo en la teoría de las relaciones objetales -por considerarlas portadoras de los valores de la sociedad occidental-, pero que sí ve como un punto de vista feminista que, pese a haber sido silenciado, distorsionado y tachado de sentimental, merece respeto.


La perspectiva psicodinámica de Evelyn Fox Keller25 analiza -volviendo a la teoría de las relaciones objetales- cómo el vínculo entre objetividad y dominación que las feministas han percibido, no es intrínseco a los propósitos de la ciencia, ni siquiera a la ecuación entre conocimiento y poder, sino mas bien a los significados particulares que se asignan tanto al poder como a la objetividad.


En sus estudios sobre identidad se centra en cómo niños y niñas se distancian de la madre de manera diferente, siendo para ellos un proceso doble: primero de autonomía de la madre en la que biológicamente no pueden convertirse, luchando por tanto en no convertirse tampoco socialmente en ella y después, identificándose con la autoridad paterna para superar la ansiedad que les genera su soledad. Las niñas también tienen que separarse de la madre para evitar fundirse con ella, pero se identifican con ella para convertirse en seres similares, poseedoras de un poder socialmente deslegitimado y desmentido. Los niños se convierten por tanto en hombres con dificultades para amar y las niñas en mujeres con dificultades para ser autónomas y dedicarse a actividades masculinizadas como la ciencia. Se trata de asimetrías en la crianza que desembocan en la edad adulta en que los varones diferencien sujeto y objeto, reproduciendo el modelo predominante en la ciencia.


Como consecuencia de estas limitaciones, sugiere una concepción dinámica de la autonomía que permita la suspensión temporal de los límites entre el "mí" y el "no mí" -requisito básico para cualquier experiencia empática-, reconociendo el vaivén entre sujeto y objeto como un prerrequisito tanto para el amor como para el conocimiento. Se trataría de transformar las mismas categorías de femenino y masculino y en correspondencia, las de mente y naturaleza. Con ello la ciencia se convertiría en una actividad más humana que no emanaría solo de los varones, sino de un proyecto que incluya a ambos géneros.


Como estamos viendo, realmente las teorías del punto de vista -pese a sus antecedentes marxistas comunes- no son homogéneas pues, si bien la mayoría reclama el privilegio epistémico, unas lo sitúan en el punto de vista de las mujeres o las madres, otras en el de las feministas, mientras que otras -como veremos a continuación- lo complementan con la visión de quienes viven otras situaciones de opresión además del sexo, como la raza o cualquier otra situación social desventajada.


En este ambiente, la publicación del libro de Sandra Harding, Ciencia y Feminismo26, supuso todo un hito en su intento de unión de todas ellas, contribuyendo además a su mayor difusión; siendo un planteamiento que, sin llegar a ser postmoderno -ya que Harding como buena feminista no admite el relativismo- supuso toda una crítica a la modernidad. Su propuesta de "objetividad fuerte" -para poder aprehender la diversidad de situaciones y experiencias de las mujeres- es precisamente una respuesta a las críticas postmodernas y postcoloniales, al situarse a mitad de camino entre quienes optan por sustituir al sujeto masculino de investigación y quienes abogan por multiplicar los puntos de vista.


Harding analiza cómo los posicionamientos feministas frente a la ciencia han evolucionado desde el reformismo a la revolución, de buscar construir una mejor ciencia a reivindicar la transformación de sus fundamentos mismos y de las culturas que los engendran, proponiendo una revisión de los trabajos feministas especialmente de los que abordan los procesos de discriminación de las mujeres en la ciencia, por ej. las barreras que impiden su acceso a las ingenierías, o su mayor productividad científica; explicaciones que tendrían que ir más allá del demostrado "techo de cristal", profundizando en la división generizada del trabajo y en lugar de la ciencia en la elaboración de los símbolos de nuestra cultura.


Considera que las teorías no reflejan de igual forma a las mujeres que a los hombres, al no haber servido sus experiencias de base ni de referente para la emergencia de problemas de investigación, siendo por el contrario reflejo particular de los varones occidentales, burgueses, blancos y heterosexuales. Para conseguir una ciencia sucesora, subraya la importancia de los diferentes planteamientos alternativos feministas que -en el seno de su inestabilidad y sus tensiones-, provocan la reflexión y el debate, que son precisamente el gran recurso de la filosofía de la ciencia para aumentar las posibilidades de encontrar una mejor propuesta epistemológica.27


Más adelante28 observará que, si bien las teorías feministas del punto de vista pueden llegar a producir un conocimiento menos distorsionado de las mujeres, ello no es suficiente, siendo necesario un conocimiento con bases o fundamentos más firmes, lo que ella llama una "objetividad fuerte". Tampoco las propuestas de objetividad libre de valores, o el abandono de toda objetividad dando paso al relativismo absoluto, son posiciones aceptables pues ofrecen una noción convencional de objetividad excesivamente débil, razón por la que habría que incrementar o fortalecer los estándares de objetividad. Por eso, -asumiendo que la ciencia es socialmente situada y que el problema es determinar qué posiciones generan conocimientos más objetivos, contando con recursos conceptuales para admitir una completa exposición de las formas en que las ciencias participan de dichas relaciones sociales-, tendríamos que aprehender más sobre el orden natural y social, comenzando por las situaciones de las mujeres en culturas, clases y razas oprimidas o devaluadas, pues los proyectos feministas tienen un claro compromiso con la democracia.


Ana Guil Bozal
Universidad de Sevilla (España)
Grupo de investigación HISULA

Dra. en Psicología Social, Universidad de Sevilla, España, Grupo de Investigación PAIDI HUM-219 "Género y Sociedad del Conocimiento", integrante del grupo de investigación HISULA de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Email: anaguil@us.es

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viernes, 16 de octubre de 2020

¿Cuál es la función de la teoría feminista? y ¿cuál es la relación entre teoría y práctica?


Seguimos aprendiendo desde mujeres en red de la pregunta que  Luz Stella León Hernández hace   a Amelia Valcárcel

 Luz Stella León Hernández :¿Cuál es la relación entre teoría y práctica? y ¿cuál es la función de la teoría feminista?


Amelia Valcárcel: El feminismo en un conjunto teórico explicativo. Siempre ha existido un conjunto teórico que nos explica que lo que se sostiene como normal, no lo es tanto…. En todas las épocas se han vivido las cosas más escalofriantes como normales y a veces como deseables; luego que la gente esté de acuerdo en algo, no es el máximo criterio. Por ejemplo en algunos tramos de la historia la gente ha estado de acuerdo en que la tortura es un método judicial estupendo, luego el consenso no lo es todo. Ahora bien, como la gente vive en su mundo, lo primero que tienen hacer es dar un paso hacia afuera que les permita ver el mundo en su conjunto y así pueda darse el cambio. Sólo los seres humanos cambian, lo que es algo extraordinariamente notable, y cambian porque son capaces de desarrollar artilugios teóricos. El más asombroso es la Modernidad. Ésta esta marcada profundamente nada menos que por acabar con la guerra de religiones en primer lugar y por el descubrimiento completo del planeta en segundo lugar. Este es el momento en que los seres humanos se dan cuenta de dónde viven, de la mano de la geografía, que es la ciencia más importante del siglo XVII. Este es el momento en que podemos decir que empieza la mundialización. Entonces, a la luz de estos cambios vertiginosos hoy sí que podemos decir que nos hemos separado realmente de la naturaleza… Siempre ha habido una percepción de despegue a la que la gente ha llamado “alma”, “espíritu” o ¡no sé qué!…, aun a sabiendas de nuestras limitaciones como seres naturales. Ahora bien, volviendo al tema, el sugerir esa es la función de la teoría feminista, es completar el cuadro, sin ella la mitad o más no se entiende porque muchos de los artilugios teóricos desarrollados son insuficientes, y digamos que la teoría feminista da suficiencia a la pensabilidad del mundo; es decir, la pone en capacidad de… Los mal pensantes pueden decir que la teoría feminista no es más que el precipitado teórico de la voluntad de poder del sexo femenino que adquiere autoconciencia, … Ésta es una manera de verlo, y supongo que hay gente que lo puede ver así -incluso hay gente que no lo puede ver ni así-, pero luego realmente es otra cosa… Es que si la razón es, aún con todo lo que la conocemos, y la conocemos cada vez mejor – a la vernunft no sólo la verstadt…-, el feminismo, en este momento, tiene unas capacidades explicativas sobre las realidades humanas mucho mayor que cualquier teoría que no lo incluya. Esta es la teoría que mejor y más realidades puede explicar; es decir, utilizando un criterio Kuhneano, es mejor aquella teoría que explica más cosas con menos variables; pues bien, al feminismo le pasa eso, es un cambio de paradigma teórico porque tu explicas muchas más cosas con esta variable, así las cosas se entienden mucho mejor. Un ejemplo claro es el actual proceso de globalización; si no incluimos esta variable nos veremos abocados a pensar en cosas como choque de civilizaciones, nada menos, esto con independencia de que haya gente que quiera de cualquier forma chocar. Pero sí que existe un proceso de autoconciencia de las mujeres, pero no sólo como sexo o como género. Este proceso de autoconciencia está llegando donde el feminismo forma parte de él y ya no es sólo autoconciencia; es parte del proceso realmente de la agenda de la humanidad para volverse “humana”.

http://www.mujeresenred.net/spip.php?article2324
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miércoles, 14 de octubre de 2020

Críticas feministas al positivismo 4/10



El feminismo -como algunos otros planteamientos críticos, por ej. el paradigma de la complejidad- rechaza muchas de las ideas del positivismo, especialmente la idea de que es posible alcanzar un conocimiento objetivo de los fenómenos estudiados, que el modelo experimental lineal causa-efecto es la panacea del conocimiento, que la ciencia es neutra y libre de valores, o que la predicción y el control de los fenómenos naturales sea el objetivo científico fundamental.


En gran medida, el planteamiento metodológico feminista coincide con las críticas post-positivistas al método científico tradicional relativas a que el conocimiento incluye irrevocablemente a la persona que investiga, a que los métodos han de ser contextuales, inclusivos, experimentales y comprometidos -incluyendo no solo los sucesos, sino también la experiencia que suponen y las emociones que suscitan-, a que el objetivo de la investigación debe ser socialmente relevante y a que la realidad -y el conocimiento que tenemos de ella- se construye en una relación mutua entre sujeto y objeto en la que el entorno juega un papel primordial.


Pero además, la perspectiva feminista va más allá en su empeño por desentrañar sesgos -que escapan a veces incluso a muchos de los trabajos que se consideran realizados desde la perspectiva de género y que se limitan a desagregar los datos por sexo, sin buscar explicación ni solución alguna a las desigualdades-, pues su disconformidad fundamental con los planteamientos positivistas y post-positivistas, es que estos han sido ciegos al sexo.


No obstante, para comenzar a acotar la perspectiva feminista, seguiremos a Marta González11, que haciéndose eco de otras muchas investigadoras, resume en tres las críticas esenciales a las epistemologías tradicionales:


1. Crítica al sujeto incondicionado


2. Crítica a la objetividad del conocimiento


3. Crítica a la neutralidad valorativa de la ciencia


Críticas que conducen a las epistemólogas feministas a proponer sus correspondientes alternativas: por un lado reconocen la relevancia del sujeto que construye la ciencia, por otro el carácter situado y contextual del saber y finalmente, el papel de las relaciones de poder sobre la construcción y utilización del conocimiento.


El reconocimiento de la relevancia del sujeto de la investigación hace que al feminismo, en aras de la corrección de este sesgo se plantee, bien sustituirlo, bien multiplicarlo (Longino, 1993)12.


1. Entre las estrategias que abogan por el cambio de sujeto, encontramos el empirismo feminista de los años 70 y 80 del siglo XX que en alguna medida comparte la idea tradicional de un sujeto incondicionado, creyendo ingenuamente resolver el problema denunciando su carácter ideológico frente a la "buena ciencia", la teoría del punto de vista que aboga por un cambio en la posición social preponderante del sujeto epistémico masculino tradicional, o el enfoque psicodinámico de Evelyn Fox Keller, que interpreta los sesgos como resultado del proceso psicológico de individuación que es distinto para varones y mujeres, facilitando en ellos -al no poder identificarse con la madre- la separación entre sujeto/objeto, mientras que ellas no necesitan este distanciamiento.


2. Entre quienes abogan por ampliar los sujetos de investigación se encuentran algunas propuesta postmodernistas ya de los 90, pero sobre todo las que podemos llamar epistemologías sociales, que parten de la idea de que la construcción del conocimiento no puede ser -si pretende no caer en sesgos- una tarea individual, siendo mas bien una empresa social entre sujetos que en continua interacción, modifican sus observaciones, sus teoría, sus hipótesis, sus interpretaciones... Tal es el caso del empirismo feminista contextual de Helen Longino, que responde también al situarlo, a la crítica a la objetividad y a la neutralidad del conocimiento, abandonando el individualismo por un enfoque social intersubjetivo, con lo que el conocimiento científico pasa a ser una empresa colectiva en la que sus agentes operan desde comunidades o en redes. Defiende con ello una especie de democracia cognitiva para conseguir la objetividad mediante la inclusión, la consideración y el diálogo crítico entre agentes del conocimiento, buscando al máximo la pluralidad de puntos de vista.


También hay otras propuestas que responden a las tres críticas y que podemos considerar a caballo entre la pluralidad de agentes del conocimiento y la sustitución del sujeto masculino. Así la objetividad fuerte de Sandra Harding, que comparte que la objetividad se encuentra determinada por la mayor inclusión de puntos de vista y que el conocimiento es siempre situado, pero que defiende a la vez el privilegio epistémico para las mujeres y los grupos marginados, frente al de quienes tradicionalmente y aún en la actualidad, siguen ostentando el poder.


Llegados a este punto hay quien habla de la "paradoja del sesgo" para referirse a la hipotética contradicción de quien afirma que el conocimiento es situado y que existe a la vez un grupo que detenta el privilegio epistémico. Desde mi personal manera de entenderlo, no existe contradicción alguna entre ambos planteamientos especialmente cuando el objeto de conocimiento son las propias mujeres y se investiga dándoles voz, pues realmente las mujeres tienen un punto de vista privilegiado al conocer su situación bien en primera persona, bien de manera analógica por sus propias experiencias de exclusión.


Ana Guil Bozal
Universidad de Sevilla (España)
Grupo de investigación HISULA

Dra. en Psicología Social, Universidad de Sevilla, España, Grupo de Investigación PAIDI HUM-219 "Género y Sociedad del Conocimiento", integrante del grupo de investigación HISULA de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Email: anaguil@us.es

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