"Esto es insoportable. Inaguantable. Vergonzoso. Demencial… Han pasado solo 20 días desde que comenzó el año y ya son seis las mujeres asesinadas por violencia machista, una violencia que sigue siendo cuestionada y perpetuada, en sus múltiples formas, por el patriarcado más feroz y rearmado de los últimos años.
Es cierto que cada vez somos más las personas –mujeres y hombres- que desde el feminismo trabajamos para su erradicación, pero no lo es menos que, desde determinadas tribunas, se está fomentando la idea de que las mujeres, las víctimas, somos las culpables del maltrato que padecemos. Un ejemplo de ello han sido las declaraciones del magistrado Antonio Salas que, sin ningún tipo de pudor y con una osadía sin límites, ha afirmado que la violencia contra las mujeres tiene su origen en la “maldad innata” y la mayor fuerza física del hombre. Resulta muy difícil entender como un representante de la ley puede hacer semejantes afirmaciones que solo pueden explicarse desde el temor que el patriarcado tiene a perder sus privilegios, ante los incipientes avances de las mujeres. Otro de los que también ha puesto su granito de arena ha sido el periodista Manuel Morales do Val, con una columna de opinión que le ha costado que el periódico haya prescindido de él, dado la enorme polvareda que ha originado en las redes sociales. En su texto culpabiliza directamente a las mujeres de la violencia que sufren, e incluso de su propio asesinato. Frases como “hay mujeres que se entregan voluntariamente a hombres violentos sabiendo que pueden matarlas” o “les persiguen suicidamente por el placer físico que les proporcionan estableciendo una relación morbosa con este tipo de hombres porque, al ser buenos amantes, muchas mujeres reinciden buscando el éxtasis que demasiadas veces las lleva a la muerte", explican con claridad meridiana que el machismo, en su fase más extrema, goza de buena salud.
No es extraño encontrar a diario verdaderos alegatos violentos que responsabilizan a las víctimas de la violencia que padecen, bajo la justificación de la “libertad de expresión”. Y esto me lleva a la siguiente reflexión: ¿Se trataría del mismo modo a quien justificase el racismo amparándose en la supuesta superioridad de la raza blanca o a quien justificase el asesinato de millones de judíos, escudándose en la pretendida supremacía de la raza aria? ¿Serviría el mismo argumento para culpabilizar de sus secuestros y asesinatos a las víctimas de ETA?
Los ataques del lobby machista son cada vez más virulentos. Es lo que la norteamericana Susan Faludi definió como “Reacción” en el libro del mismo título. “No es que las mujeres hayamos conseguido llegar a la meta de nuestras reivindicaciones, que hayamos logrado la equiparación efectiva de derechos, que nos hayamos librado del yugo de la dominación y la violencia, no. La reacción es el golpe que el sistema patriarcal asesta por anticipado a las mujeres porque “puede” que lleguemos a conseguirlo”, escribe.
La impunidad con la que se mueven los machistas y los medios que les amparan es intolerable para una sociedad que se dice democrática, porque cuando se miente, se deforma la realidad, se justifica al agresor y se culpabiliza a las víctimas de su propio sufrimiento y asesinato es urgente hacer una reflexión sobre lo que está sucediendo y cómo lo podemos cambiar"
Aurora Valdés Suárez
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