La Ciudad que Necesitamos está libre
de la violencia, el conflicto y el delito.
Es acogedora por la noche y por el día
e invita a todas las personas a utilizar
sus calles y parques y a transitar sin
miedo. Garantiza la seguridad de las
mujeres, las niñas y los ancianos en los
lugares públicos y de trabajo, y lo logra
involucrando a los hombres, las mujeres,
las niñas y los niños en la planificación,
el diseño, la presupuestación
y la ejecución de intervenciones en el
ámbito de la seguridad.
La Ciudad que Necesitamos fomenta
una cultura de paz colaborando con
todos los grupos y partes interesadas
en la organización de diálogos y actos
intergeneracionales e interculturales
para promover la comprensión, la tolerancia
y la comunicacion.
Los parques y jardines de la ciudad ofrecen
acceso a la naturaleza y las actividades
de ocio a los habitantes de
las zonas urbanas. Son accesibles para
todos los residentes, incluidos los ancianos
y las personas con discapacidad,
y están pensados para fomentar la biodiversidad
local y proporcionar los servicios
esenciales de los ecosistemas.
La Ciudad que Necesitamos promueve
los deportes entre sus habitantes y
proporciona espacio público para las
actividades de ocio, prestando especial
atención a las personas con necesidades
específicas.
La Ciudad que Necesitamos debe hacer
frente a la creciente oleada de enfermedades
no transmisibles asociadas a
la obesidad, las dietas poco saludables,
los estilos de vida sedentarios, el abuso
de sustancias y la contaminación
ambiental. Debe reconocer, además, el
papel esencial de los alimentos de calidad
y los mercados de alimentación y
garantizar un acceso equitativo a ellos.
La Nueva Agenda Urbana debe
reconocer que la buena salud exige
soluciones que trascienden el sector
salud y recomendar una mayor comunicación
y coordinación intersectorial
en esta materia. La Nueva Agenda Urbana
también debe reconocer que la
salud es un objetivo fundamental del
desarrollo, que reviste la misma importancia
que otros objetivos, y que los
efectos para la salud de las intervenciones
en todos los sectores urbanos
deben considerarse de forma explícita.
Debe reconocer el papel fundamental
de los factores determinantes de la
salud y reducir la contaminación atmosférica,
del agua, del suelo y acústica
y garantizar el acceso universal a
agua potable, a servicios de saneamiento
adecuados y a un lugar decente
para vivir.
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