En La Ciudad que Necesitamos los recursos
se distribuyen equitativamente
y existen oportunidades para todos. La
tierra, la infraestructura, la vivienda,
el transporte y los servicios básicos
se planifican y funcionan prestando
especial atención a la mejora del acceso
para las mujeres y los grupos
desfavorecidos y de bajos ingresos.
Los servicios públicos se diseñan con
la participación de las comunidades y
teniendo en cuenta las necesidades, la
seguridad y dignidad de las mujeres,
los ancianos, los niños y los jóvenes,
las personas con discapacidad y los
grupos marginados.
La Ciudad que Necesitamos considera
a todos sus habitantes ciudadanos
de la ciudad sin tener en cuenta su
condición jurídica. Involucra a los residentes
de los asentamientos irregulares
para mejorar su calidad de vida y
colabora estrechamente con todos los
sectores para hacer frente a las causas
fundamentales de las situaciones
de informalidad.
La Ciudad que Necesitamos reconoce
que todos sus habitantes son copropietarios
de los espacios públicos, que se
diseñan con su participación y teniendo
en cuenta las necesidades de las
mujeres, los ancianos, así como de los
niños y los jóvenes, las personas con
discapacidad y los grupos marginados.
El rápido crecimiento de las ciudades
exigirá inevitablemente el reasentamiento
de algunas comunidades.
La
Ciudad que Necesitamos realiza el
reasentamiento tratando de causar la
mínima alteración en los medios de
subsistencia de las personas y sus redes
y relaciones sociales.
La Nueva Agenda Urbana debe
recomendar la continuidad de los arreglos
de tenencia legítimos (colectiva
e individual, consuetudinaria, aparente
o registrada formalmente) que ofrezcan
protección jurídica contra los desahucios
forzados, el desposeimiento,
la destrucción y otras violaciones de
los derechos.
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