Los datos se basan
en material publicado a nivel internacional y datos nacionales compilados por expertos en
género con conocimientos exhaustivos sobre los Estados del Golfo englobados en este
estudio. Se prestará atención especial a la participación política y económica de la mujer en
comparación con el hombre.
Se examinarán las normas culturales relativas a la feminidad y
las masculinidades1 para ver cómo en ellas subyacen prácticas discriminatorias que afectan
a las condiciones de vida de la mujer.
Los ochos países estudiados, Arabia Saudí, Baréin, los Emiratos Árabes Unidos, Irak,
Irán, Kuwait, Omán y Qatar, se sitúan en las fronteras del Golfo Pérsico y se
definen, por lo tanto, como «los Estados del Golfo». Este estudio revelará su
heterogeneidad. Si bien no existe un único prisma a través del cual pueda observarse la
región sin eliminar matices de religión, clase, etnia y proceso actual de cambio, el informe
también proporciona un amplio marco sobre las condiciones actuales que afectan a la mujer
y el género en la región.
Recorrido histórico
La característica general común de los Estados examinados en este estudio es su
intervención en la extracción de petróleo, que ha generado una riqueza sustancial a
nivel nacional y que motiva una influencia económica y política crucial a nivel mundial y
nuevas preocupaciones de seguridad. A nivel nacional, esta riqueza se concentra entre la
élite y coexiste con la pobreza en la región. Otros rasgos culturales y religiosos
comunes son la adherencia al Islam en sus diversas formas, una cultura y sociedad
tribales, conservadoras y tradicionales y el paso de estado colonial a Estado nación
independiente en el siglo XX y a la globalización en el siglo XXI. Son importantes dos
cuestiones actuales. La primera es la tumultuosa historia reciente de guerras
(internacionales, regionales, locales/civiles, por poder y por desgaste) y sus repercusiones
militarizantes. La segunda es la ausencia de prácticas democráticas (o, mejor dicho, el
control persistente por parte de regímenes autoritarios conservadores gobernados por
élites o familias poderosas). Estos dos factores han afectado a la trayectoria de desarrollo
de las zonas en cuestión, así como a la vida y las libertades de las mujeres.2
Los 25 años tras el fin de la Guerra del Golfo (1990-91) han estado marcados por un
creciente conflicto e intervención internacional, que culminaron con los
levantamientos de 2011 conocidos como la Primavera Árabe. El papel de Estados
Unidos en Irak hasta 2011, junto con sus alianzas con varios países de la región, explica en
parte el contragolpe en 2011 y los cambios políticos y sociales en las sociedades del Golfo.
Las diferencias socioculturales y religiosas se han intensificado y se manifiestan en
divisiones sectarias o étnicas, como lo chií contra lo suní, lo tribal contra lo urbano, y lo
árabe contra lo kurdo.
En este estudio, «el Golfo» se refiere a los principales Estados del Consejo de Cooperación
del Golfo (CCG) y los dos Estados vecinos, Irán e Irak. Estos dos últimos tienen una afinidad y repercusión socioeconómica directa en los otros Estados del Golfo, a pesar de
algunas diferencias fundamentales en la trayectoria histórica y la evolución social,
lingüística, étnica y política. Irán e Irak son las principales fuentes de autoridad teológica
chií (Marja al-Taqlid, que significa literalmente «autoridad que debe seguirse») e influyen
en las minorías chiíes de los demás Estados del Golfo —principalmente en Baréin, la parte
oriental de Arabia Saudí y Kuwait— con vínculos cimentados a través del matrimonio, la
identificación u otras alianzas sociales y políticas. Irán, Estado teocrático desde la
Revolución Islámica de 1979, sigue siendo un referente, que se diferencia de los demás y
está alineado con las nuevas estructuras chiíes gobernantes en Irak, apoyadas por Estados
Unidos. En general está considerado por los nacionales del Golfo, especialmente los chiíes,
un modelo de teocracia moderna en un mar de sunismo que incluye versiones
extremadamente violentas. Como han demostrado los últimos acontecimientos en Irak,
este extremismo parece amenazar a toda la región, incluido Irán y todo el Golfo.
Las mujeres de Irán e Irak han sufrido reveses muy serios con respecto a sus derechos y
libertades desde las épocas del Sha y Saddam (antes de 1979 y antes de 2003
respectivamente), pero de distintas formas. La sharia («Derecho de Dios») es la ley
islámica y el espíritu que guía la Constitución iraní y, de acuerdo con las
interpretaciones prevalecientes de los clérigos gobernantes, las mujeres y los hombres no
son iguales. La discriminación de género se establece por ley y se aplican varias
restricciones rigurosas a la apariencia pública y los derechos y libertades personales de la
mujer, así como al acceso al desarrollo individual.3 No obstante, desde la muerte del
ayatolá Jomeini en 1989, el Estado islámico chií se ha mostrado adaptable y pragmático4
y,
pese a la obvia discriminación de género institucional y cultural, la participación de la mujer
en la esfera pública y sus contribuciones a ella han crecido a un ritmo destacable, por
ejemplo en los ámbitos de los negocios y el emprendimiento5
.
, 6
Las mujeres iraquíes han sufrido reveses en sus libertades personales y civiles a
consecuencia de las guerras, luchas civiles y sanciones de Estados Unidos. Antes de estos
ciclos turbulentos, las leyes relativas al estatuto personal proporcionaban a las mujeres
seguridad en el Derecho de familia (edad núbil, derechos en el divorcio, etc.) y facilitaban
su acceso a la educación, el empleo y los puestos de alto nivel, aunque dentro de un
programa político. Sin embargo, desde la década de 1990 y durante la ocupación
estadounidense (2003-2011), las mujeres iraquíes de todos los estratos —suníes, chiíes y
kurdas— se han enfrentado a condiciones bélicas prolongadas, dañinas, violentas,
perturbadoras y empobrecedoras.7 El actual Gobierno autoritario conservador, que cuenta
con una sólida mayoría chií, ha actuado, a través de la nueva Constitución, para revocar
varios derechos legales de los que disfrutaban las mujeres. A día de hoy, en un país
fracturado por la guerra civil, las facciones rivales, la violencia y el caos, que provocan
numerosas muertes y dejan viudas y huérfanos sin apoyo, la preocupación de las mujeres
no es tanto la legislación, ni siquiera los derechos, como su seguridad básica y su
supervivencia.
El Golfo está impregnado de un etos patriarcal y normas religiosas, social y
culturales conservadoras que destacan los derechos y privilegios de los hombres con respecto a las mujeres, limitando los derechos de estas últimas. Las leyes
relativas a la familia y el estatuto personal se guían por la sharia islámica, que legitima
una definición ampliamente aceptada de la condición de la mujer según la cual no tiene
derecho a la igualdad de derechos básicos ni a la plena participación en todas las esferas
sociales y políticas. No obstante, la religión o ideología basada en la sharia no es
generalizada y no debemos cortar por el mismo patrón a todas las regiones, clases sociales
y sociedades del Golfo, como revelarán los datos de este informe.
Sin embargo, Arabia Saudí, que es hegemónica entre todos los miembros del CCG, es un
Estado islámico autoproclamado, incondicionalmente suní (a diferencia del Irán chií),
culturalmente tribal y ultraconservador. La sharia es la ley religiosa que controla la
movilidad de la mujer y sus derechos personales. Aunque es una característica común en la
región, su aplicación en Arabia Saudí se considera más intensa, severa y absoluta. El país
es conocido por sus numerosas restricciones a las libertades de la mujer y por la
falta de derechos y oportunidades para ellas. Si bien las mujeres saudíes, al igual que
la mayoría de los Estados del Golfo, han logrado avances notables en los ámbitos de la
educación y la salud, hasta hace poco solo se consideraban adecuadas para ellas unas
pocas profesiones.8 El camino hacia el empoderamiento y la realización profesional es arduo
y lento.
La situación no es tan restrictiva en los demás Estados del Golfo, aunque las leyes
formales que gobiernan a la mujer se basan en las características principales de la sharia
legislada. La interpretación y aplicación de estas leyes difiere —a veces en gran medida—
entre regiones, clases socioeconómicas y grupos étnicos. La historia de liberalización
política de cada Estado del CCG sirve como barómetro de la condición de la mujer y sus
logros. Kuwait sobresale como el más liberal a la hora de legislar los derechos y
empoderar a la mujer en la esfera pública.9 Baréin tiene una historia similar de educación
femenina y participación política y social de la mujer más avanzadas, pero presenta un
entorno determinado por la composición de la población y la lucha sectaria politizada que
han impedido el desarrollo sin trabas de todas las mujeres, tanto suníes como chiíes.10
Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Omán tienen menos experiencia con la
democracia participativa y entornos menos dinamizados políticamente. Por lo tanto, estos
Estados han tenido menos oportunidades de emancipación genuina de la mujer. Son los
recién llegados a la escena de promoción de la mujer, pero su postura pública apoya
políticas de reforma en esta dirección. En el caso de Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, la
riqueza desempeña un papel en la promoción de los derechos de la mujer. La mujer y sus
logros son un símbolo de la modernidad del país y sus esfuerzos por asumir un papel más
globalizado. Omán, con una postura pública más sutil e introvertida, sigue siendo menos
elocuente y más conservador con respecto a la promoción de los derechos de la mujer y la
igualdad.11 Sin embargo, todos los Estados del Golfo se proyectan en sus políticas públicas
como países modernos y utilizan a la mujer para representar esta modernidad promoviendo
su educación y exposición social. Las autoridades del Golfo consideran que la modernidad
se plasma en los logros en materia de economía, tecnología y educación, mientras que la
participación sociopolítica se considera problemática.
Esto se aplica a las ciudadanas de los Estados del Golfo. Sin embargo, los derechos legales,
las libertades y el bienestar de las trabajadoras migrantes (a menudo trabajadoras domésticas del sudeste asiático) se rigen por las legislaciones laborales de cada Estado. Las
organizaciones de derechos humanos suelen describir sus condiciones de vida como propias
de esclavas, con rigurosas restricciones de sus libertades y derechos personales.
12
La consideración de estas condiciones como violaciones de los derechos humanos varía en
función del grado de conciencia social y política entre los empleadores.
Las políticas actuales parecen seguir una trayectoria de reforma muy gradual a medida
que aumentan las presiones internas y externas sobre las sociedades y los gobiernos.
Existen indicios claros de que los actuales efectos de la Primavera Árabe y la reaparición del
terrorismo extremista religioso han llevado a la mayoría de los Estados del Golfo a
reflexionar sobre la necesidad de verdaderos cambios sociopolíticos, incluida una mejora de
los derechos de la mujer. Este proceso comenzó con Arabia Saudí y fue seguido por el resto
de países del CCG.
1 Rubin, 1984; Jansen, 1987; Vance, 1991; Connell, 2002.
2 Moghadam, 2013. La situación de la mujer en los Estados del Golfo
3 Tal y como prescribe la sharia, se impide a las mujeres divorciarse libremente de su esposo, pero los hombres tienen derecho a tener hasta cuatro esposas permanentes y un número ilimitado de esposas temporales. Según las leyes de sucesión de la sharia, las mujeres heredan la mitad de lo que sus homólogos masculinos.
4 Recientemente ha habido indicios de un enfoque más flexible con respecto a la mujer y sus derechos por parte del nuevo Gobierno de Irán, pero todavía no se han apreciado cambios prácticos. Extraído de: http://www.yourmiddleeast.com/features/rouhani-vs-the-ayatollahs_23334
5 Sarfaraz y Nezameddin, 2011.
6 Todas las páginas web utilizadas para el informe se consultaron entre mayo y julio de 2014.
7 Extraído de: http://www.who.int/features/2003/iraq/briefings/iraq_briefing_note/en/ Departamento Temático C: Derechos de los Ciudadanos y Asuntos Constitucionales
8 Al-Rasheed, 2013.
9 Olimat, 2011; Olimat, 2012.
10 Seikaly, 2013. Tanto en Kuwait como en Baréin ha habido un número considerable de mujeres eminentes en puestos oficiales, así como muchas mujeres de a pie en cargos públicos y privados.
11 Al-Azri, 2013. La situación de la mujer en los Estados del Golfo
http://mariajesushernandezsanchez.com/ Agradecemos imagén a María Jesús Hernández Sánchez
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