Para Hugo Huberman, educador y facilitador de Género, paternidades y familias, antes de hablar de masculinidades hay que hablar de derechos humanos, “si no parecería que quienes somos activistas estamos pretendiendo derechos masculinos y no es así. Hablar de derechos humanos necesariamente es hablar de inequidad en la apropiación de los derechos y en el acceso a recursos. Entonces hablar de masculinidades y no anteponer derechos humanos está desviando la conversación, no está generando una discusión profunda sobre inequidad”. De ahí, dice, la necesidad de incorporar hombres jóvenes y niños en la discusión, sobre todo porque la edad es una variable de género fundamental. No es lo mismo ser joven que ser viejo y no es lo mismo ser adulto que ser adulto mayor, por eso los especialistas hablan de “masculinidades de ciclos vitales”, porque en cada ciclo vital la demanda cultural con respecto a la masculinidad es diferente. Según Huberman, los jóvenes están en un proceso: rechazan el modelo patriarcal pero desde el discurso, porque desde la acción concreta persiste la incoherencia. Por eso la insistencia para que Naciones Unidas sacara una campaña, por primera vez en la historia, vinculada con masculinidades juveniles: “El valiente no es violento”, creada bajo los lineamientos de Unete, la campañamadre contra la violencia de género. ¿Por qué? Según la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en América latina el grupo etario de varones de 15 a 29 años tiene una altísima tasa de mortalidad: de cada cinco muertos, cuatro son hombres. De esos cuatro, la mayoría muere por peleas entre bandas, violencia callejera, accidentes de tránsito, alcoholismo, adicciones y suicidio. ¿Cómo interviene el modelo patriarcal en este índice? “Con esta idea que nos siembran en la infancia del riesgo innato y genético en lo masculino. No hay autocuidado.
Todavía hoy en América latina les decimos a los chicos de 5 años ‘saltá ese charco si no sos un maricón’, o sea, educamos a los chicos en el riesgo más allá de los privilegios. La pedagogía de los privilegios incluye también una teoría del riesgo. La juventud del varón lleva al riesgo implícito, porque lo que le dijeron a ese varón es que de otro modo va a ser menos masculino, de ahí que un varón ande con un arma blanca con naturalidad. Como contracara se inculca un hipercuidado a las niñas: cubrirlas, abrocharlas y dejarlas vulnerables cuando no lo son. Se juegan estas dos contraposiciones, por un lado el riesgo virulento y por otro un cuidado excesivo que inculca la necesidad de protección cuando no es necesaria. La única manera de desandar estas crianzas es trabajando.” Huberman lo hace desde el territorio: barrios, escuelas, villas, organizaciones sociales y, según él, la lenta pero fundamental incorporación de los movimientos de mujeres. “En Argentina muy pocos grupos de mujeres tienen áreas de masculinidades, pero ése es mi ideal, no formar grupos de hombres, sino que dentro del movimiento de mujeres haya un espacio para trabajar con hombres. La experiencia me dice que si pongo un taller de hombres con hombres no va nadie, o van a preguntar si es para gays. Entonces ¿cuál es la mejor decisión? Ir donde los hombres están: la cárcel, las escuelas de fútbol, las escuelas, los boliches, las urgencias de los hospitales, las fuerzas armadas y de seguridad, el Poder Judicial”, dice, porque a pesar de los espacios de poder ganados por las mujeres, ellas siguen lavando los platos (además de trabajar, criar y cuidar) y ellos siguen jugando a la pelota (y muy raramente lavan los platos, crían y cuidan). Esto trae aparejada una dependencia emocional enorme hacia lo doméstico. Por un lado, la independencia en lo público, en lo económico, en la autoridad, pero por otro lado la absoluta dependencia emocional y la falta de autonomía, cuando lo femenino se ha convertido en una decisión de autonomía, en la mayoría de los casos. “Se arma un cortocircuito muy grande, y ésta es una discusión que tenemos con muchas compañeras de movimientos de mujeres, algunas muy aliadas.
Porque el tema es: si yo empodero a una mujer y no trabajo con el hombre que tiene a su lado, es muy probable que la esté preparando para que el hombre ejerza violencia sobre ella, porque el empoderamiento está visto como una provocación, al hombre se le va el control y dominio de aquella mujer que él conoció y la pérdida de control hace aparecer la ira, que está a un paso de la violencia. Es una discusión interna que hay en el corazón de todas las organizaciones de América latina: los hombres necesitamos un espacio mixto para poder sensibilizarnos, para no ser tan negadores, para ver el dolor femenino y para poder escuchar cómo fueron criadas las mujeres, bajo qué estereotipos, y en eso creo que los hombres vamos a salir fortalecidos para después, en un segundo paso, trabajar lo interno en grupos de varones. Porque el trabajo interno, sin el insumo de la mujer, puede correr algunos riesgos, que es que se trabaje sin la presencia activa de la relación cuando el género es relacional, es una construcción dinámica, continua y carnal”, dice.
Para Guillermo Vilaseca, psicólogo clínico y social que viene trabajando con grupos de varones desde la década del ’80, al principio de cualquier abordaje de campo los hombres dicen lo que les parece que tiene que ser, elaboran una enunciación de cómo deben ser las cosas o de sus ideales. “El varón no dice lo que le pasa en la primera de cambio. Por eso la estrategia es abordarlos: ¿Qué te pasa con tu hijo, con tu hermana, con tu jefe? Para borrar el aconsejamiento, la actitud paternalista, el ‘lo que vos tendrías que haber hecho es’.” Según Vilaseca, lo que surge de esa indagación es angustia, miedo, frustración, pero siempre hablando en primera persona. Todavía a nadie se le ocurre la emergencia de un cambio de roles, que los hombres salgan a la calle con pancartas pidiendo una perspectiva diversa del patriarcado. Ese parece ser el desafío: habitar el espacio público de las indagaciones que por ahora se hacen puertas adentro.
Flor Monfort
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-8104-2013-06-21.html
http://www.pequesymas.com/noticias/el-valiente-no-es-violento-en-america-latina-para-que-los-jovenes-digan-expresen-que-no-aceptan-el-maltrato-contra-las-chicas
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