• La educación de las niñas necesita ser abordada en un contexto más amplio que reconozca la necesidad de luchar contra el hambre, la pobreza rural y otras barreras a las que se enfrenta la equidad de género.
• Las estrategias necesitan abordar los aspectos de cantidad (matrícula y retención de niñas) y calidad (la enseñanza, el ambiente en el que se hace el aprendizaje, etc.).
• Según los países, se pueden considerar estrategias diferenciadas, con diferentes enfoques de desarrollo, con diferentes capacidades y oportunidades. Para los países donde la matrícula de niñas está por de bajo del 85 por ciento, la educación de ellas tiene que ser la prioridad.
• Donde la matrícula de niños es menos del 50 por ciento, se debe poner mayor atención al incremento de su matrícula y a la retención de manera extensiva.
• En países de ingreso medio donde la matrícula de niños y niñas ya se ha acelerado de manera significativa, se debe poner mayor atención a la calidad y a la reducción de la disparidad.
• Se necesita contar con indicadores cuantitativos y cualitativos como punto de referencia para el seguimiento con relación a los objetivos intermedios que marcan el camino hacia el 2015:
- ¿Cuántas niñas están fuera de la escuela?
- ¿A cuántas niñas les podemos brindar acceso y en cuánto tiempo hasta el 2015?
- ¿Qué dimensiones de los contenidos, procesos, ambientes educativos, se necesitará apoyar y en qué tiempo hasta el 2015, de manera que tanto las niñas como los niños tengan igual acceso a todos los niveles de educación?
• Identificar las brechas anuales y las necesidades de fondos adicionales. Identificar las posibles fuentes de financiamiento nacional e internacional, incluyendo préstamos blandos.
• Se debe incluir al mismo tiempo los demás grupos vulnerables tales como las minorías étnicas en desventaja, las migrantes, las personas discapacitadas, etc.
• Las niñas están frecuentemente en doble desventaja. El convertir en objetivo a las niñas rurales, quienes están entre las más pobres de los pobres, puede requerir de estrategias especiales para poder responder a sus necesidades educacionales.
Se vincula la educación de las mujeres como el motor que puede impulsar otros aspectos del desarrollo, como la salud en general y la salud reproductiva en particular, el combate al flagelo del VIH/SIDA, el acceso al empleo y en general al proceso de empoderamiento que se requiere para que las mujeres puedan participar en todos los ámbitos de la toma de decisiones y el desarrollo
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