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martes, 21 de febrero de 2012

Nuestro cuerpo. Cambiar de espejo




Me asombra escuchar a la mujeres victimas de la implantación de protesis PIP cómo justifican su decisión de pasar por el quirófano con mezcla de vergüenza por lo que incluso para sí juzgan como una frivolidad.

Escucharlas me hace pensar que sienten mucha culpa y que no se perdonan el actual calvario en lo emocional y en lo económico que están provocando a sus familias y a sí mismas.
Hablan de que lo hicieron porque "psicologicamente" se sentían muy mal, que esto les ha proporcionado mucha seguridad. . .Y en el fondo piensan que piensan los demás si no serán un poco putas (en esa dicotomía en que siempre se ha movido el implacable juicio sobre la ética femenina entre putas y monjas, y una intervención de este tipo, de monja no es). Si en el fondo no sera solo frivolidad . . .
Como en tantas cosas relacionadas con nosotras el tema se ha desenfocado y se focaliza donde no está la causa.
No voy entrar en la insoportable rabia que me hace sentir que les han colocado un producto nocivo y defectuoso al que los controles sanitarios dan el visto bueno, no solo no se los retiren inmediatamente por dañino; sino que además seria exigible una indemnización por autorizar esos implantes de silicona industrial, por la falta de rigor, la imprudencia y la temeridad con que han procedido durante años. No pueden quedar impunes fabricantes, registros sanitarios y cirujanos , que hacen del cuerpo de la mujer un negocio en el que nadie ha actuado con la impecabilidad, el rigor ,la prudencia y la ética que requiere un acto tan delicado como colocarte una prótesis 
No me imagino una prótesis de cadera mal testada, ni cualquier otra que no tenga género; pero tratándose de mujeres pueden permitirse esas frivolidades y, en el mejor de los casos, abrir y cerrar un par de veces, una para ponerla y otra para quitarla.. 
Para otra reflexión muy profunda y muy larga daría de sí el tema sanitario y el género(uno de los cirujanos que colocan estas prótesis dice que si en vez de en el cuerpo de las mujeres hubiesen puesto un prótesis en el miembro por excelencia, ya se las habrían retirado a todos...)
Pero no es en este tema en el que quiero profundizar, por más que lo que el cuerpo me pida sea ir al juzgado de guardia y exigir una extracción inmediata y una indemnización aleccionadora.
Quiero hablar de las causas, de lo que nos lleva a las mujeres a no gustarnos y a no querernos, a hacer de nuestro cuerpo una cárcel , sea cual sa nuestro aspecto.
Nuestra imagen, nuestro aspecto, lo deciden otros. En esto como en el aborto, tampoco somos dueñas de nuestro cuerpo, nuestra voluntad sobre él no es soberana. Las decisiones sobre nuestra imagen no las tomamos libremente.
Es importante que tomemos conciencia de que nuestro cuerpo socialmente es dos cosas: negocio y objeto de deseo. 
Esto lo intuimos y lo sentimos, pero sin tomar una actitud consciente sobre ello; y como existe un interés muy fuerte de que esto no cambie, asumimos sin critica la imposición y cumplimos la misión asignada 
Como negocio, ponen a nuestro cuerpo a producir, y es así como nos quieren delgadas, eternamente jóvenes, con mas pecho, con meno, mas altas, mas esbeltas, pelos largos o cortos, lisos y rizados ... Ponen y quitan cada cuerpo de moda y nosotras vamos detrás ajustándolo a esos cánones, en un esfuerzo infinito por no quedar excluida de lo admitido, de lo impuesto ,de lo que se espera de ti
Puede estar de moda una imagen de mujer andrógina y a todas las curvilineas machacarnos la vida o con pechos pequeños y ya tenemos el negocio de las P.I.P 
Ser joven siempre es moda, porque siempre es negocio, porque nos obliga a consumir continuamente algo para conseguirlo, para borrar que no los somos o dejamos de serlo.
El negocio consiste en ir en contra de nuestra naturaleza, de consumir para cambiarla, y eso pasa primero por no aceptarla, por no gustarnos, por ir contra nosotras mismas 
El mensaje perverso y tirano a interiorizar es que no quiero ser quien soy. Y siempre tendrás algo que desear que tu no tengas, puede ser el cabello mas fuerte, la piel mas fina, los tobillos delgados o la nariz mas recta. Puedes ser demasiado blanca o demasiado morena.El pecado es ser como eres y aceptarlo
Seas como seas no te gustes y seras un negocio.
Esta exigencia implacable para los hombres no existe, o no de la misma manera, tampoco se la deseo, y además ahí esta la industria de la imagen acechando el cuerpo masculino cada vez mas en ese sentido.
Pero para nosotras el daño ya esta hecho y ya vemos con que efectos.

Decía que nuestro cuerpo es socialmente negocio y objeto de deseo, pues bien, como objeto de deseo lo hemos usado como una herramienta profesional cuando nuestro único destino permitido, autorizado y dirigido era ser esposas y madres.
Solo un buen matrimonio aseguraba nuestra calidad vida y la de nuestra prole, y el método para acceder a esa meta era resultar atractivas. apetecibles y sugerentes.
Era el único resorte que teníamos cuando nuestro acceso a la formación era muy limitado y los recursos económicos estaban en manos de los hombres.
Resulta mas rentable cultivar el cuerpo porque era una herramienta de trabajo (de trabajo no remunerado y sin límite de horario, pero ensalzado hasta la saciedad, elevado a los altares para convencernos de que solo el amor pagaba esa abnegación que se nos presumía)
Nadie cuestiona los esfuerzos que los hombres han hecho por obtener buenos empleos con el mismo propósito, calidad de vida para si y su prole.
Pero ese momento ha pasado; no partimos de situaciones de igualdad , desde luego que no, pero ahora empezamos a ser dueñas de nuestro destino, dueñas de nuestro dinero, y tenemos que aprender a ser dueñas de nuestra imagen.
Y desde luego eso empieza por eliminar tiranías e imposiciones externas y aceptarlas como nuestras.
No somos imperfectas, simplemente somos diferentes. Me resulto atractiva, me gusta lo que me devuelve el espejo. Es obligatorio que seamos realistas y benevolentes con nuestro aspecto, que no le pidamos a nuestra cuerpo lo que no quiere ser .
Es una asignatura importantísima aprender a querernos sin caber en una 42. Con los 15 signos del envejecimiento y una 85 de pecho.
Es imprescindible que el dialogo con nuestro espejo sea muy amable, muy conciliador, muy personal.
Es imprescindible excluir tantos intereses creados sobre nuestra imagen...tenemos que ser sordas ante tanta injerencia interesada, codiciosa e insaciable que nos hace sentir infelices en nuestra piel.
Nuestro cuerpo es un templo inalienable y no podemos permitir que nadie lo juzgue, lo valore, lo pretenda cambiar solapando intereses espurios. 
No nos pueden querer siendo otras, no podemos querer ser otras para que nos quieran. 
Hay que cambiar de espejo y mirarnos en el de la razón, la benevolencia, la objetividad y la generosidad; y no en el de los intereses crematísticos de otros.
Esto es lo que hay, y a quien no le guste ,que no mire

Fonfala 

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