“En todos los países del mundo, en todas las épocas, las mujeres han sido asesinadas por ser mujeres”
Esta frase de la historiadora y activista feminista francesa Chrstelle Taraud, me da la pauta perfecta para dar continuidad al tema de la violencia feminicida.
Exhaustivas investigaciones científicas realizadas desde la paleontología, arqueología, antropología, y sociología demuestran que la opresión de las mujeres y los feminicidios se han sucedido en la historia de la humanidad desde el neolítico hasta la actualidad.
Y de esto nos da cuenta por ejemplo: la situación de las mujeres en la antigua Grecia y en su mitología, la muerte de la Diosa Coatlicue a manos de sus hijos en la mitología mexica, el asesinato de Hypatia de Alejandría en el año 415 cuando un grupo de “cristianos” la linchó, desolló, descuartizó y finalmente le prendió fuego; así como también el horrendo feminicidio registrado en la Biblia en jueces 19: 24-29, donde el marido de una mujer la arroja a unos hombres para que cada uno de ellos la viole, después él mismo la mata y corta su cuerpo en pedazos y lo reparte entre las doce tribus de Israel.
Al escribir la palabra cuerpo, me quedo pensando un momento en el cuerpo femenino…en el de la niña la joven la madura y en de la anciana, que vital se hace nombrarlo para que sea visible exista y re exista, y en este hilar de pensamientos recuerdo el artículo que leí hace tiempo: <Nuestros Cuerpos son nuestros territorios> de la investigadora, periodista y feminista italiana Emanuella Borzacchiello publicado en la Revista de la Universidad de México, en septiembre de 2018.
Sin embargo esa legítima propiedad nos ha sido arrebatada genésicamente, estructuralmente, patriarcal y misóginamente.nuestros cuerpos dejan de ser nuestros y son territorio ajeno cuando nos desaparecen violan torturan y matan, con la complicidad asesina de una sociedad machistamente permisiva, y del estado que al no actuar actúa, como dice la investigadora, antropóloga y activista feminista mexicana Marcela Lagarde.
En un lugar donde se fusionan los feminicidas, la sociedad y los mecanismos institucionales del poder, las mujeres y las niñas no estamos a salvo.
La re apropiación y reivindicación del cuerpo y la vida de las mujeres se hace urgente, para eso es necesario que no sólo las feministas sino la sociedad en general nos informemos documentémos , repensemos y reeduquemos. Necesitamos hacer conciencia y re humanizarnos mediante el conocimiento no sólo del origen de la violencia feminicida, sino también de lo mucho que esta nos afecta a todos, porque la violencia patriarcal machista y misógina no es un problema que concierna únicamente a las mujeres, es, en realidad la piedra de tropiezo de toda la humanidad.
oy en día no hay pretexto que valga para no saber y no hacer, existe una abundante bibliografía y otras fuentes de conocimiento acerca del inicio de la violencia hacia las mujeres y las niñas en la prehistoria, de la matanza de brujas, sobre el significado del concepto feminicidio y su genealogía que va de la mano con el fenómeno feminicida en Juárez, México y el impacto que este tuvo en el mundo, como también de la global violencia de género y sus diferentes caras en el siglo XXI.
Actualmente tenemos fácil acceso al trabajo individual y colectivo, que se encuentra en los escritos de investigadoras, antropólogas, historiadoras, filósofas, periodistas, autoras, articulistas, activistas, recopiladoras, y divulgadoras feministas como Diana Russell, Marcela Lagarde, Alaíde Fopa, Hortencia Hernández, Daniela Pastrana, Emanuela Borzacchiello, Daniela Rea, Rita Laura Segato, Christelle Taraud, Cynthia Bejarano, Silvia Federici, entre muchas muchas otras que han hecho y hacen una verdadera arqueología feminista de hechos y archivos.
En sus obras, entre muchas otras cosas se encuentran algunas verdades universalmente no reconocidas, como que el asesinato de mujeres y niñas fue el primer crimen de la raza humana, que la quema de brujas fue un genocidio de género, que el feminicidio físico es la actual pandemia mundial, antecedido por el feminicidio simbólico que a las mujeres nos borró de la historia.
En conclusión, que para conocer y enfrentar la violencia feminicida, es vital leer y releer a las más escritoras feministas que podamos, por principio de cuentas a Diana Russell y Jill Radford creadoras del concepto femicidio a mediados de los años setenta del siglo pasado. Y a Marcela Lagarde que lo amplió posteriormente a feminicidio para especificar que en este tipo de crimen, el estado y la sociedad civil son parte del problema.
Cierro citándolas respectivamente:
“Los crímenes se dan en todo el mundo y son el resultado de la violencia misógina llevada al extremo y, por ende, son la muestra más visible de múltiples formas previas de hostigamiento, maltrato, daño, repudio, acoso y abandono”. D. R.
“El feminismo es paradigmático e indispensable para erradicar la violencia feminicida y lograr el respeto ineludible a la vida y a la libertad de las mujeres”. M. L.
: Galilea Libertad Fausto.
Collage de libros con ilustración de shutterstok.
Lecturas recomendadas:
Feminicidio, la política del asesinato de mujeres, Diana Russell y Jill Raford, 1992.
A qué llamamos feminicidio?, Marcela Lagarde, 2005.
Feminicidio, Una Perspectiva Global, Diana Russell y Roberta Harmes, 2006.
Aterrorizar a las mujeres, feminicidios en América Latina, Cynthia Bejarano y Rosa Linda Fregoso, 2010.
Nuestros cuerpos son nuestros territorios, 2018, y Re-existir: prácticas para cuidar las vidas. Entre la academia y el Periodismo, 2020, de Emanuella Borzzatello.
Estuvimos vivas hasta que nos mataron, Pie de Página .
Feminicidio, Una Historia Mundial, Chistelle Taraud, 2020.
Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra, Daniela Rea, 2020.
Femicidio o Feminicidio? Vindictas, Pensadoras Latinoamericanas, 2023
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