1. La violencia intrafamiliar debe ser definida como un problema de salud pública e incorporada a los planes prioritarios de acción del sector. Acorde con lo anterior, se deben asignar los recursos humanos, materiales y financieros necesarios para su adecuado abordaje.
2. Se deben desarrollar protocolos de atención para el personal de salud que incluyan al menos los siguientes componentes:
a. Indagatoria respetuosa sobre la existencia de violencia doméstica.
b. Mínima exploración sobre los riesgos que enfrenta la afectada.
c. Confidencialidad.
d. Respeto en el trato y hacia las decisiones de las mujeres.
e. Información precisa y lista de recursos, servicios y referencias para las afectadas.
f. Registro de la situación como violencia intrafamiliar.
g. Obligación de denunciar si hay delito.
h. Canalización de la afectada hacia un espacio especializado de atención.
3. Se deben crear servicios de atención especializados en las instituciones del sector salud que todavía no cuenten con estos espacios.
4. Es necesario establecer programas de capacitación permanentes para el personal del sector sobre la complejidad y dimensiones del problema, la legislación existente, sus obligaciones en la atención de la violencia intrafamiliar, herramientas para ofrecer información precisa y sobre la aplicación correcta de los protocolos de atención.
5. La violencia intrafamiliar debe ser registrada en las causas de morbi-mortalidad.
6. Se deben revisar los modelos, prácticas y abordajes de la violencia intrafamiliar que patologizan, medicalizan o psiquiatrizan el problema, ya que con estas posturas se elude su carácter social y se tiende a revictimizar a las mujeres afectadas.
7. Los mensajes sobre violencia intrafamiliar se deben multiplicar y diversificar con el uso de materiales audiovisuales y escritos, y ser distribuidos en todos los centros de atención en salud. También se debe solicitar a las organizaciones no gubernamentales y gubernamentales que cuentan con servicios especializados, que dispongan de materiales e información en los diferentes centros de salud, clínicas y hospitales.
8. En el ámbito de la prevención, desde el sector salud se deberían desarrollar campañas comunitarias que promuevan los estilos de vida saludables, libres de violencia. Con estas actividades de proyección comunitaria se debería divulgar el derecho a vivir libres de agresiones y condenarse la violencia como un factor destructivo de la salud y el bienestar.
9. La coordinación entre las instituciones del sector salud con otros actores sociales, como organizaciones no gubernamentales y gubernamentales, es una estrategia fundamental para prevenir y enfrentar la violencia intrafamiliar. Las acciones de coordinación ayudarían a multiplicar, diversificar y maximizar los recursos existentes.
http://www1.paho.org/Spanish/AD/GE/rutacritica.pdf
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