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viernes, 31 de agosto de 2018

La violencia por razón de género contra la mujer se produce en todos los espacios y esferas de la interacción humana


Alcance de la Recomendación general num. 35 de la CEDAW 




8. La presente recomendación general complementa y actualiza la orientación formulada a los Estados partes en la recomendación general núm. 19 y debe leerse conjuntamente con ella.

9. El concepto de “violencia contra la mujer”, tal como se define en la recomendación general núm. 19 y en otros instrumentos y documentos internacionales, hace hincapié en el hecho de que dicha violencia está basada en el género. En consecuencia, en la presente recomendación, la expresión “violencia por razón de género contra la mujer” se utiliza como un término más preciso que pone de manifiesto las causas y los efectos relacionados con el género de la violencia. La expresión refuerza aún más la noción de la violencia como problema social más que individual, que exige respuestas integrales, más allá de aquellas relativas a sucesos concretos, autores y víctimas y supervivientes.

10. El Comité considera que la violencia por razón de género contra la mujer es uno de los medios sociales, políticos y económicos fundamentales a través de los cuales se perpetúa la posición subordinada de la mujer con respecto al hombre y sus papeles estereotipados. En toda su labor, el Comité ha dejado claro que esa violencia constituye un grave obstáculo para el logro de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres y para el disfrute por parte de la mujer de sus derechos humanos y libertades fundamentales, consagrados en la Convención.

11. En la recomendación general núm. 28 (2010) relativa a las obligaciones básicas de los Estados partes de conformidad con el artículo 2 de la Convención se indica que las obligaciones de los Estados son respetar, proteger y hacer efectivos los derechos de la mujer a la no discriminación y al disfrute de la igualdad de jure y de facto10. El alcance de esas obligaciones en relación con la violencia por razón de género contra la mujer ocurrida en determinados contextos se aborda en la recomendación general núm. 28 y en otras recomendaciones generales, como la recomendación general núm. 26 (2008) sobre las trabajadoras migratorias; la recomendación general núm. 27 (2010) sobre las mujeres de edad y la protección de sus derechos humanos; la recomendación general núm. 30 (2013) sobre las mujeres en la prevención de conflictos y en situaciones de conflicto y posteriores a conflictos; la recomendación general núm. 31 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y la observación general núm. 18 del Comité de los Derechos del Niño (2014) relativa a las prácticas nocivas, adoptadas de manera conjunta; la recomendación general núm. 32 (2014) sobre las dimensiones de género del estatuto de refugiada, el asilo, la nacionalidad y la apatridia de las mujeres; la recomendación general núm. 33 (2015) sobre el acceso de las mujeres a la justicia; la recomendación general núm. 34 (2016) sobre los derechos de las mujeres rurales. En esas recomendaciones figuran más detalles sobre los elementos pertinentes de las recomendaciones generales a las que hace referencia el presente informe.

12. En la recomendación general núm. 28 y la recomendación general núm. 33, el Comité confirmó que la discriminación contra la mujer estaba inseparablemente vinculada a otros factores que afectan a su vida. El Comité, en su jurisprudencia, ha destacado que esos factores incluyen el origen étnico o la raza de la mujer, la condición de minoría o indígena, el color, la situación socioeconómica y/o las castas, el idioma, la religión o las creencias, la opinión política, el origen nacional, el estado civil, la maternidad, la edad, la procedencia urbana o rural, el estado de salud, la discapacidad, los derechos de propiedad, la condición de lesbiana, bisexual, transgénero o intersexual, el analfabetismo, la solicitud de asilo, la condición de refugiada, desplazada interna o apátrida, la viudez, el estatus migratorio, la condición de cabeza de familia, la convivencia con el VIH/SIDA, la privación de libertad y la prostitución, así como la trata de mujeres, las situaciones de conflicto armado, la lejanía geográfica y la estigmatización de las mujeres que luchan por sus derechos, en particular las defensoras de los derechos humanos. En consecuencia, dado que las mujeres experimentan formas múltiples e interrelacionadas de discriminación, que tienen un agravante efecto negativo, el Comité reconoce que la violencia por razón de género puede afectar a algunas mujeres en distinta medida, o en distintas formas, lo que significa que se requieren respuestas jurídicas y normativas adecuadas

13. El Comité recuerda el artículo 23 de la Convención, en el que se indica que las disposiciones de la legislación nacional o de tratados internacionales distintos de la Convención que sean más propicios para el logro de la igualdad entre mujeres y hombres prevalecerán sobre las obligaciones establecidas en la Convención y, en consecuencia, sobre las recomendaciones que figuran en la presente recomendación general. El Comité observa que las medidas de los Estados partes para hacer frente a la violencia por razón de género contra la mujer se ven afectadas por las reservas que mantienen con respecto a la Convención. También observa que, como órgano encargado de vigilar la aplicación de los tratados, el Comité podrá evaluar la validez de las reservas formuladas por los Estados partes13, y reitera su opinión de que las reservas, especialmente al artículo 2 o al artículo 1614, cuyo cumplimiento es especialmente importante en los esfuerzos por eliminar la violencia por razón de género contra la mujer, son incompatibles con el objeto y el propósito de la Convención y, por consiguiente, inadmisibles en virtud del artículo 28 2 ).

14. La violencia por razón de género afecta a las mujeres a lo largo de todo su ciclo de vida y, en consecuencia, las referencias a las mujeres en este documento incluyen a las niñas. Dicha violencia adopta múltiples formas, a saber: actos u omisiones destinados a o que puedan causar o provocar la muerte o un daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o económico para las mujeres, amenazas de tales actos, acoso, coacción y privación arbitraria de la libertad. La violencia por razón de género contra la mujer se ve afectada y a menudo agravada por factores culturales, económicos, ideológicos, tecnológicos, políticos, religiosos, sociales y ambientales, como se pone de manifiesto, entre otras cosas, en los contextos del desplazamiento, la migración, el aumento de la globalización de las actividades económicas, en particular de las cadenas mundiales de suministro, la industria extractiva y la deslocalización, la militarización, la ocupación extranjera, los conflictos armados, el extremismo violento y el terrorismo. La violencia por razón de género contra la mujer también se ve afectada por las crisis políticas, económicas y sociales, los disturbios, las emergencias humanitarias, los desastres naturales y la destrucción o degradación de los recursos naturales. Las prácticas tradicionales nocivas19 y los delitos cometidos contra las defensoras de los derechos humanos, las políticas20, las activistas o las periodistas constituyen también formas de violencia por razón de género contra las mujeres afectadas por tales factores culturales, ideológicos y políticos.

 15. El derecho de las mujeres a una vida libre de violencia por razón de género es indivisible e interdependiente respecto de otros derechos humanos, a saber: los derechos a la vida, la salud, la libertad y la seguridad de la persona, la igualdad y la misma protección en el seno de la familia, la protección contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes y la libertad de expresión, de circulación, de participación, de reunión y de asociación.

16. La violencia por razón de género contra la mujer puede constituir tortura o trato cruel, inhumano o degradante en determinadas circunstancias, en particular en los casos de violación, violencia doméstica o prácticas tradicionales nocivas. En ciertos casos, algunas formas de violencia por razón de género contra la mujer también pueden constituir delitos internacionales.

17. La Comisión respalda la opinión de otros órganos encargados de vigilar la aplicación de los tratados y de los titulares de mandatos de procedimientos especiales de que, para determinar si los actos de violencia por razón de género contra la mujer constituyen tortura o trato cruel, inhumano o degradante23, se requiere un enfoque que tenga en cuenta las cuestiones de género para comprender el grado de dolor y sufrimiento que experimentan las mujeres24, y de que los requisitos de propósito e intención para clasificar los actos como tortura se satisfacen cuando los actos u omisiones están asociados al género o se cometen contra una persona por motivos de sexo25. 

18. Las violaciones de la salud y los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, como la esterilización forzada, el aborto forzado, el embarazo forzado, la tipificación como delito del aborto, la denegación o la postergación del aborto sin riesgo y la atención posterior al aborto, la continuación forzada del embarazo  y el abuso y el maltrato de las mujeres y las niñas que buscan información sobre salud, bienes y servicios sexuales y reproductivos, son formas de violencia por razón de género que, según las circunstancias, pueden constituir tortura o trato cruel, inhumano o degradante.

19. El Comité considera que la violencia por razón de género contra la mujer está arraigada en factores relacionados con el género, como la ideología del derecho y el privilegio de los hombres respecto de las mujeres, las normas sociales relativas a la masculinidad y la necesidad de afirmar el control o el poder masculinos, imponer los papeles asignados a cada género o evitar, desalentar o castigar lo que se considera un comportamiento inaceptable de las mujeres. Esos factores también contribuyen a la aceptación social explícita o implícita de la violencia por razón de género contra la mujer, que a menudo aún se considera un asunto privado, y a la impunidad generalizada a ese respecto.

20. La violencia por razón de género contra la mujer se produce en todos los espacios y esferas de la interacción humana, ya sean públicos o privados, entre ellos los contextos de la familia, la comunidad, los espacios públicos, el lugar de trabajo, el esparcimiento, la política, el deporte, los servicios de salud y los entornos educativos, y en la redefinición de lo público y lo privado a través de entornos tecnológicos, como las formas contemporáneas de violencia que se producen en línea y en otros entornos digitales. En todos esos entornos, la violencia por razón de género contra la mujer puede derivarse de los actos u omisiones de agentes estatales o no estatales, que actúan territorialmente o extraterritorialmente, incluidas las acciones militares extraterritoriales de los Estados, a título individual o como miembros de organizaciones o coaliciones internacionales o intergubernamentales, o las operaciones extraterritoriales de las empresas privadas29.

http://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2017/11405.pdf

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jueves, 30 de agosto de 2018

La recomendación general de la CEDAW num. 35 sobre la violencia por razón de género contra la mujer, actualiza la recomendación general num. 19



1. En su recomendación general núm. 19 (1992) sobre la violencia contra la mujer, adoptada en su 11º período de sesiones, el Comité aclaró que la discriminación contra la mujer, tal como se define en el artículo 1 de la Convención, incluía la violencia por razón de género, que es “la violencia dirigida contra la mujer porque es mujer o que la afecta en forma desproporcionada”, y que constituía una violación de sus derechos humanos.

2. Durante más de 25 años, en su práctica, los Estados partes han respaldado la interpretación del Comité. La opinio juris y la práctica de los Estados dan a entender que la prohibición de la violencia por razón de género contra la mujer ha pasado a ser un principio del derecho internacional consuetudinario. La recomendación general núm. 19 ha sido un catalizador clave de ese proceso.

 3. Reconociendo esa evolución y la labor de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias y de los órganos creados en virtud de tratados de derechos humanos y los titulares de mandatos de los procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos, el Comité decidió conmemorar el 25º aniversario de la aprobación de la recomendación general núm. 19 ofreciendo a los Estados partes orientación adicional para acelerar la eliminación de la violencia por razón de género contra la mujer.

4. El Comité reconoce que los grupos de la sociedad civil, en especial las organizaciones no gubernamentales de mujeres, han dado prioridad a la eliminación de la violencia por razón de género contra la mujer; sus actividades han tenido profundas repercusiones sociales y políticas, lo que ha contribuido al reconocimiento de la violencia por razón de género contra la mujer como una violación de los derechos humanos y a la aprobación de leyes y políticas para abordarla.

5. En sus observaciones finales sobre los informes periódicos de los Estados partes en virtud de la Convención y en los procedimientos de seguimiento conexos, las recomendaciones generales y las declaraciones, así como en las opiniones y recomendaciones formuladas en respuesta a las comunicaciones e investigaciones con arreglo al Protocolo Facultativo de la Convención, el Comité condena la violencia por razón de género contra la mujer, en todas sus formas, dondequiera que ocurra. A través de esos mecanismos, el Comité también ha aclarado las normas para eliminar dicha violencia y las obligaciones de los Estados partes a ese respecto.

6. A pesar de esos avances, la violencia por razón de género contra la mujer, ya sea cometida por Estados, organizaciones intergubernamentales o agentes no estatales, particulares y grupos armados entre otros, sigue siendo generalizada en todos los países, con un alto grado de impunidad. Se manifiesta en una serie de formas múltiples, interrelacionadas y recurrentes, en diversos ámbitos, del privado al público, incluidos entornos tecnológicos9, y trasciende las fronteras nacionales en el mundo globalizado contemporáneo.

7. En muchos Estados, la legislación para hacer frente a la violencia por razón de género contra la mujer no existe, es insuficiente o se aplica de manera deficiente. La erosión de los marcos jurídicos y normativos que tienen por objeto eliminar la discriminación o la violencia por razón de género, justificadas a menudo en nombre de la tradición, la cultura, la religión o una ideología fundamentalista, y la reducción significativa del gasto público, a menudo como parte de las denominadas “medidas de austeridad” tras las crisis económicas y financieras, contribuyen a debilitar todavía más las respuestas de los Estados. En un contexto de reducción de los espacios democráticos con el consiguiente deterioro del estado de derecho, todos estos factores contribuyen a la persistencia de la violencia por razón de género contra la mujer y conducen a una cultura de impunidad.


http://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2017/11405.pdf
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miércoles, 29 de agosto de 2018

Marcela Lagarde: Defender donde sea y como sea derechos ganados

 Tomada de la  foto de CIMACFoto: César Martínez López

Tras advertir que existen en la Cámara de diputados al menos 18 iniciativas para reformar la Ley General de Acceso de las mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), una de sus creadoras, Marcela Lagarde y de los Ríos, dijo que antes de hacer cualquier reforma debe contarse con una evaluación de su aplicación, tanto nacional como por entidad federativa.

Al participar el día de hoy en el “Foro Internacional sobre Derechos Humanos de las Mujeres”, Lagarde advirtió que existe una “enorme tentación de meterle la mano" a la LGAMVLV.

La ex legisladora explicó que cualquier cambio que se pretenda hacer a dicha Ley así como a la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres, debe ser producto de un diagnóstico y una evaluación nacional y por entidad federativa de ambas, por lo que conminó a las próximas legisladoras a realizar esta evaluación como primer acción de su mandato.

Aseguró que ya se está avanzando en este diagnóstico desde las organizaciones porque los equipos que se han ido formando de investigación para la declaratoria de Alerta de Violencia de Género (AVG) en las entidades así como el trabajo que se ha hecho en los 11 años de existencia de la LGAMVLV, da luces de lo que está ocurriendo.

La también antropóloga feminista, señaló que tras una revisión que ha hecho de los diversos análisis de las personas expertas de los Grupos de Trabajo -que emiten sus informes para saber si se decreta una Alerta o no en determinada entidad- encontró que existe una constante en las recomendaciones: “la gente no sabe qué es la perspectiva de género” e incluso dentro de estos mismos equipos de personas expertas hay desconocimiento de la perspectiva de género y en este sentido lamentó que se “siguen nombrando a las personas a dedo y no por sus cualidades de investigación, de elaboración teórica, jurídica o política”.

Abundó que existen entidades que tienen tres años con AVG y no han terminado de entender que es una acción de emergencia, que no puede quedarse “para toda la vida”, por lo que llamó a los gobiernos a reconocer la relación de gobernanza democrática con las mujeres, las instancias e instituciones que trabajan para erradicar la violencia de género contra las mujeres y niñas.

Aseguró que es necesario impulsar que se declare la Alerta de Violencia de Género en las entidades que faltan porque “ningún estado se salva”.

Asimismo dijo que la política con perspectiva de género ya no es errática porque ya se puede hacer la detección de los problemas que originan los tipos de violencia y las modalidades.

CONSERVADURISMO ELECTORAL

A pregunta expresa del público sobre el conservadurismo de las y los candidatos, Marcela Lagarde y de los Ríos, coincidió en que sí existe y especialmente respecto a los Derechos Humanos de las mujeres.

Sin nombrar al candidato, Lagarde aseguró que éste “fue un obstáculo para lograr la discusión sobre la despenalización del aborto.

“Hay un candidato que dijo sometería a votación el derecho de las mujeres a la interrupción del embarazo durante las primeras 12 semanas. No es raro, hace mucho, con este mismo candidato tuvimos muchas dificultades cuando gobernó la Ciudad de México para llevar a la discusión el tema del aborto”.

Discusión que se logró hasta que llegó una mujer feminista a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.

La interrupción del embarazo es un derecho establecido en la ley y hay que defenderlo. “Vamos a defender donde sea y como sea, nuestros derechos”, aseguró.

Finalmente llamó a las próximas legisladoras a realizar un foro para evaluar las reformas congeladas en la cámara de diputados en material de igualdad y violencia de género, y convocó a las asistentes a este Foro a hacer de este proceso electoral un “tiempo electoral con visión de género feminista” donde incidan y contribuyan sin descalificar.

Por: Lucía Lagunes Huerta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 11/04/2018
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martes, 28 de agosto de 2018

Para eliminar las violencias, primero conocerlas


Cuando nos adentramos en los temas relativos a las violencias hacia las niñas, mujeres y todas las identidades femeninas, comprendemos rápidamente que el prejuicio del sentido común acerca de que se trata de patologías individuales (“bestias”, “psicópatas”) o modas criminológicas (“una epidemia”, “un flagelo”, “una ola de feminicidios”) no es más que placebo para nuestras angustias, porque, entendemos, se trata de un problema más profundo y tanto más difícil de resolver: es un problema social, de derechos humanos.

Decimos que es un problema cultural que se soluciona con educación. Para quienes investigamos el tema o somos periodistas especializadas o activistas preocupadas, es que al encontrarnos con estos objetos —que son sujetos— nos invaden muchas preguntas: ¿pero qué están pensando y sintiendo para actuar así? En ese sentido, creemos que este informe va al “hueso” del asunto: cuáles son los imaginarios y las normas sociales que las poblaciones jóvenes interiorizan desde temprana edad y cuánto de esos parámetros luego se vuelcan en nuestras realidades crueles y, muchas veces, desalentadoras. Es decir, Rompiendo moldes: transformar imaginarios y normas sociales para eliminar la violencia contra las mujeres es de gran utilidad para pensarnos y ensayar acciones tendientes a debilitar esos imaginarios y normas nocivos, y reemplazarlos por otros que nos permitan construir vidas más libres y sociedades y comunidades más justas e igualitarias. Pero la pertinencia del informe no termina aquí. Encontramos muy satisfactoria la ligazón que se presenta entre violencias hacia niñas, mujeres y diversidades, y las violencias económicas, tan acuciantes en nuestra región latinoamericana. Comprender los imaginarios machistas sin atender a las desigualdades económicas y raciales es una tarea imposible no por improbable, sino por errada.

Las violencias machistas son una realidad innegable en la región. Los datos que se desprenden de Rompiendo moldes: transformar imaginarios y normas sociales para eliminar la violencia contra las mujeres afirman que siete de cada diez chicas y chicos de la muestra consideran las violencias machistas como un problema grave en su país. La conciencia del problema ha llevado a millones de personas, activistas y no activistas, a manifestarse en las calles de todo el continente, a promover intervenciones comunitarias, acciones en los espacios de trabajo, de educación y de esparcimiento. Asimismo, en la última década, hubo importantes avances en términos de legislación y planes nacionales (ver Capítulo I. Principales tendencias en violencia contra mujeres y niñas e impunidad en la región de Latinoamérica y el Caribe) para abordar el tema. Pero no es suficiente: aunque mayoritariamente la juventud de la región considera que las mujeres sufren desigualdades con respecto a los varones, alrededor del 60% de los y las jóvenes califica estas desigualdades como pequeñas.

«Desde que tengo memoria, mi padre violentaba a mi madre. Para que no sufriéramos de las agresiones, nos escondíamos», dice Aura Gonzales, una joven de 18 años, de Guatemala. ¿Cuáles son los imaginarios machistas y las normas sociales que atraviesan a Aura? En el Capítulo 2. Marco conceptual y metodología de la investigación, se despliegan caracterizaciones conceptuales que permitirán comprender cómo se construyen —y quizás deconstruyen— esos marcos simbólicos que posibilitan el ejercicio de las violencias y la impunidad.

En el tercer capítulo Retos para la transformación de imaginarios y normas sociales que refuerzan la violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe, el informe presenta cada uno de los ocho imaginarios y normas sociales nocivos que prevalecen entre la población estudiada. Para ello, se utilizan las metáforas de los tres espejos, los espejos deformantes, los espejos con aumento y los espejos desgastados. Este capítulo es especialmente clave para conocer en qué estructuras simbólicas nos miramos lxs latinoamericanxs, un insumo valiosísimo para encarar campañas comunicacionales y contenidos educativos que contrarresten el machismo, como las estrategias que se plantean en el Capítulo 4. Tendencias y alternativas para la transformación de imaginarios y normas sociales.
Este último capítulo, que analiza acciones del ciberfeminismo, nos compete especialmente como activistas del colectivo y movimiento Ni Una Menos. Comprendemos el poder movilizador de las redes en tanto en ellas es posible (aunque no siempre resulte) la creación de nuevas narrativas y lenguajes transgeneracionales y la tracción de las y los usuarixs hacia las calles para reclamar vidas más libres, sociedades más justas. Lo hemos comprobado en cada Ni Una Menos y en cada convocatoria al Paro Internacional de Mujeres: en las redes sociales, se amasa la concientización, se trabaja la lengua común; y en la reunión cuerpo a cuerpo, en la asamblea, en la calle, se fragua el consenso, el pacto feminista necesario para hacer voz pública el rechazo al machismo.

Decir “Ni Una Menos” es un deseo que ponemos en práctica en todas las acciones que llevamos adelante. Para desarmar las ataduras patriarcales que no permiten que ese deseo sea posible, es necesario tener espacios, y por ello, hemos creado LATFEM, un medio de comunicación feminista. Pero también son imprescindibles herramientas de divulgación y este informe es fundamental para sostener el continuum de narrativas feministas, narrativas que permiten a otras acceder a aquello que el relato oficial y patriarcal invisibiliza

María Florencia Alcaraz
Agustina Paz Frontera (LatFem y Ni Una Menos)
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lunes, 27 de agosto de 2018

De la utopía a la realidad

Cartel de la Fundación Mujeres en el 8 de marzo de 2018

Pocas veces se había tomado conciencia de la importancia y pertinencia de los aportes del feminismo.

Durante mucho tiempo y en múltiples seminarios o conferencias, iniciaba la charla leyendo o citando frases de feministas reconocidas en el mundo, de algún secretario general de las Naciones Unidas o incluso de filósofos famosos, frases que para mí eran aún utopías. Hoy, todas estas frases o citaciones referidas al feminismo o a las mujeres y su poder de transformación de una cultura milenaria como lo es el patriarcado se están haciendo realidad, de manera frágil quizás, pero realidades que muy pocos se atreven hoy a refutar o contradecir. Y, a pesar de una evidente derechización de gran parte del mundo, las mujeres siguen avanzando como si ya nada las pudiera detener.

Daré unos ejemplos de lo que estoy afirmando. En 1999, Marcela Lagarde, una académica mexicana, antropóloga y feminista, decía lo siguiente: “En el umbral del milenio, el horizonte cultural feminista es universal por primera vez en la historia”. De la misma manera, Boutros Ghali, exsecretario general de las Naciones Unidas, afirmaba: “Ahora más que nunca, la causa de la mujer es la causa de toda la humanidad”; estas frases fueron pronunciadas cuando agonizaba el siglo XX y se iniciaba el XXI, en un momento en el que filósofos o literatos pensaban que lo único que podría salvar el mundo era una inversión de poderes para que las mujeres pudieran asumir la dirección del mundo, como lo había propuesto Gabriel García Márquez.

Desde Colombia, estas frases toman hoy todo su sentido, pues pocas veces se había tomado conciencia de la importancia y pertinencia de los aportes del feminismo cuando buscaba, en una larga lucha de cinco décadas, equidad, justicia de género, derechos reproductivos, sexualidades diversas y liberalización de la palabra de las mujeres, mientras los hombres, desde hace milenios, controlaban el poder económico, político y simbólico.

Sí, hoy y como nunca, el feminismo toma todo su sentido en gran parte gracias a un incansable trabajo de muchas mujeres en todo el mundo, gracias a hechos coyunturales como el #MeToo y su impresionante poder de fracturas culturales, gracias al empoderamiento paulatino de las mujeres que exigieron a los Estados respuestas en clave de políticas públicas, gracias a centenares nuevas formas de convivencia, solidaridad o sororidad en el seno de la vida cotidiana. Como nos lo recuerda Marcela Lagarde, el feminismo “se encuentra también en torno a fogones y mesas de cocina, en los mercados, los hospitales y las iglesias, en las aulas, los conciertos y los proyectos...”.

Este feminismo, lejos de ser una guerra de sexos, es ante todo una guerra cultural por medio de un pensamiento crítico y contrahegemónico que busca desmontar el patriarcado no solo en la esfera de lo público, sino también en el ámbito de lo privado, retomando otro aporte de las feministas cuanto recordaron al mundo entero que lo privado es también político.

Es así como, aun en condiciones coyunturales críticas o difíciles, ya se sabe que las mujeres no retrocederemos, aun cuando a veces nos invade algo de impaciencia o desencanto. No obstante, sabemos que nada está perdido porque siempre venimos a ofrecer nuestro corazón (como decía la bella canción de Fito Páez) para seguir adelante en nuestras conquistas, que nadie nos arrebatara, ni nos frenará.

FLORENCE THOMAS
* Coordinadora del Grupo Mujer y Sociedad
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domingo, 26 de agosto de 2018

Te quiero Madre


Reconocer el papel obligado de sacrificio personal que nuestras madres tienen en la Historia de la Humanidad, es el principio básico de una mujer sana (sería interesante que los hombres hicieran este ejercicio de reconocimiento y justicia también).
Muchas llegamos al feminismo por haber odiado el rol que veíamos en nuestras madres: sumisas, anuladas, abnegadas, eliminadas de la vida, despojadas de su propia vida, de sus talentos, de su derecho a la educación, del amor por sí mismas, de la felicidad...
Y personificábamos ese odio insano e injusto, sutil o diréctamente, en nuestras respectivas madres.
Esto tenía otro elemento aniquilador en nuestra propia autoestima, si odias lo femenino, y eres niña, adolescente o mujer, odias lo más profundo de tu ser.
Automisoginia, misoginia, adulación ciega por lo masculino y sus prerrogativas de género.
Muchas feministas hemos querido ser niños desde bien pequeñas. Sí, no éramos tan tontas como se presuponía habíamos de ser: queríamos ser libres, no esclavas.
Así que es una catarsis absolutamente liberadora, volver los ojos a nuestras madres y reconocer el gran valor imprescindible que tienen en la Historia de la Humanidad, así como festejar el papel afectivo y de forja de unos valores que apelan a la solidaridad, el entendimiento, el amor entre iguales. Sin jerarquías ni ansias de poder destructivas e injustas.
Mi madre ha sufrido mucho por haberse visto obligada a no ser ella misma, por cumplir en exclusiva el rol que la sociedad le tenía preparado solo por nacer mujer. Por suerte, sigo teniéndola al lado y puedo transmitirle el reconocimiento y el amor que siento por ella. Lo cual me reconcilia conmigo misma y con mis compañeras del mundo como mujeres.
LoveYouMom
Laura Hermosilla Fernández

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sábado, 25 de agosto de 2018

Espejos con aumento 8/8


El 86% de los y las jóvenes indica que sus amistades creen que es mejor no meterse en «las peleas de pareja». La indiferencia social establece la base para la impunidad social. Las violencias contra las mujeres en las relaciones de pareja son observadas como una cuestión privada que debe resolverse en la intimidad, y a la vez, también es aceptada y reproducida en los espacios públicos. En Honduras (hombres de 15 a 19 años) y Guatemala (mujeres de 15 a 19 años) es donde más creen que sus amigas y amigos consideran que nadie debería meterse en las peleas de pareja, mientras que Cuba es el país donde más mujeres y hombres jóvenes consideran que intervendrían ante una situación de violencia.

El 77% de la juventud que participó en este estudio coincide en que todas las mujeres 
deben ser madres: esta es una creencia muy instalada en la población joven de la región, lo cual es congruente con la cultura que idealiza la maternidad. La idea de la maternidad obligatoria tiene datos muy altos entre la juventud de 15 a 25 años de Cuba y República Dominicana.
Los cuidados son percibidos como una responsabilidad exclusiva de las mujeres y los hombres son sindicados como los únicos proveedores. El 56% de los jóvenes de 15 a 19 años indica que es mejor que el hombre sea el sustento de la familia y la mujer cuide de las y los hijos; además, el 46% de los varones más jóvenes opina que, en caso de despedir a alguien, es mejor mantener el trabajo del hombre. República Dominicana y Honduras son los países con los indicadores más alto, mientras tanto en Bolivia, el 61% de los hombres de 20 a 25 años cree que cuando una madre sale a trabajar fuera de la casa, los hijos e hijas sufren abandono. 

https://oxfamilibrary.openrepository.com/bitstream/handle/10546/620524/rr-breaking-the-mould-250718-summ-es.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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viernes, 24 de agosto de 2018

Ecuador: Queremos vivir #SinViolenciaNiDiscriminación


Junto con las mujeres de Surkuna exigimos respuestas frente a la eliminación del Min ente rector de la Ley de prevención y erradicación de violencia contra las mujeres. Es urgente que se implemente esta ley; la vida de las mujeres y niñas está en peligro.

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Espejos con aumento 7/8


Uno de los aspectos que refuerzan la posición de poder de unos cuerpos sobre otros es la construcción del amor romántico. La creencia que indica que quien te ama te cuida se nutre de ideas que distorsionan y pervierten las relaciones amorosas naturalizando el control sobre las mujeres. En esta línea, aparecen los celos como una prueba de amor.

Entre las percepciones más generalizadas en las personas jóvenes, está la normalización de la violencia machista que se establece mediante la posición inherente del hombre como violento y la mujer como víctima. El 50% de las mujeres y el 38% de los hombres de 15 a 25 años piensan que las mujeres aguantan situaciones de violencia en la pareja porque ellas creen que es normal sufrir violencia, y el 61% de las mujeres y el 55% de los hombres, de ese mismo rango de edad, porque creen que los agresores las amenazan con matarlas.  

El temor de la mujer es que la vayan a matar. Por eso, ella no habla (mujer, grupo focal de Nicaragua).

Es importante mencionar que en República Dominicana, Nicaragua y Guatemala la naturalización de la amenaza de muerte es una creencia con porcentajes muy altos entre las mujeres y hombres de 20 a 25 años, mientras que Guatemala, El Salvador, Colombia y Honduras son los países donde más jóvenes piensan que las mujeres aguantan la violencia, porque creen que es normal.

Amor romántico: «Te celo, porque te quiero» 

A lo largo de la historia, se han construido diferentes relatos sobre el amor perfilando unos modelos amorosos que se presentan como naturales y, por tanto, imposibles de modificar. Frecuentemente, los vínculos amorosos que establecen hombres y mujeres están basados en las dependencias y la promesa de fidelidad en el marco de relaciones de pareja. Se enseña que entre amor y sufrimiento hay una relación inevitable. A las mujeres, se les enseña a aguantar toda clase de abusos machistas en nombre del amor. La idealización de la pareja y el anhelo del amor romántico suponen la priorización del ser amado; por ello, se cambian actitudes y se dejan de lado amistades e incluso estudios, trabajos o metas. El amor romántico promueve un amor heterosexual, monógamo, ilimitado en el tiempo y asegurado mediante el matrimonio. Los amores que experimentamos durante nuestras vidas pueden ser una experiencia maravillosa que nos llena de energía. Pero es fundamental que mujeres y hombres jóvenes puedan problematizar el amor romántico y construir relaciones amorosas igualitarias.

Uno de los aspectos que refuerzan la posición de poder de unos cuerpos sobre otros es la construcción del amor romántico. La creencia que indica que quien te ama te cuida se nutre de


ideas que distorsionan y pervierten las relaciones amorosas naturalizando el control sobre las mujeres5. En esta línea, aparecen los celos como una prueba de amor.

https://oxfamilibrary.openrepository.com/bitstream/handle/10546/620524/rr-breaking-the-mould-250718-summ-es.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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jueves, 23 de agosto de 2018

Espejos desgastados 6/8

Seis de cada diez hombres de entre 15 y 19 años creen que aman realmente si celan a su pareja. Esta creencia se repite en todos los países estudiados. En República Dominica, el 76% de varones de 15 a 19 legitiman los celos como prueba de amor; le sigue Honduras, con 65%. Según el promedio regional, las mujeres de 20 a 25 años tienen menos asumida esta creencia.

El 80% de la juventud afirma que sus amigos hombres revisan el celular de sus parejas y el 62% de 15 a 19 años, que ellos controlan las redes sociales de ellas. Colombia y Nicaragua son los países donde los datos son más altos al respecto: las mujeres de 15 a 19 años afirman que sus amigos hombres le revisan el celular a su pareja.

La calle como espacio de control social también limita las expresiones diversas de las opciones  sexuales. Siete de cada diez jóvenes del total de la muestra piensan que sus amistades creen que las lesbianas no deberían mostrar su orientación sexual de manera pública. Los países con los mayores porcentajes de lesbofobia son Honduras, Nicaragua y República Dominicana.
A veces, yo iba con mi pareja en el bus y la gente decía: «Pero que desperdicio de mujeres» o «A ustedes, no las han cogido bien; si yo las cogiera, ya no fueran así». Eso ha sido tan horrible (mujer, grupo focal de El Salvador).
Además, seis de cada diez hombres de 15 a 25 años creen que no es normal que las personas que nacen con genitales masculinos se vistan como mujeres. Guatemala y Nicaragua son los países con los datos más altos de transfobia.

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miércoles, 22 de agosto de 2018

Espejos con aumento 5/8

 Entre las violencias que no se nombran y los controles que se naturalizan, al amor romántico Los dos imaginarios y normas sociales de este espejo están sustentados por creencias y comportamientos que aumentan las formas de control sobre las mujeres (Diagrama 3). El 
estudio recoge porcentajes importantes de las y los jóvenes que no reconocen como violencia que les vigilen los celulares y las redes sociales; que controlen con quién se relacionan, cómo se deben vestir, cuándo y cómo transitar en los espacios públicos; y que se imponga la heterosexualidad como norma. 
Es un espejo que refuerza las prácticas de control que fomenta el amor romántico y la heterosexualidad como mandato obligatorio. Más de la mitad de las creencias y comportamientos tienen datos muy altos entre las mujeres y hombres jóvenes de 15 a 25 años

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martes, 21 de agosto de 2018

Espejos deformantes 4/8


Además, la apropiación y el control sobre el cuerpo de las mujeres se extienden hacia los derechos sexuales y reproductivos, respecto a los cuales, el 72% de la juventud tilda de incorrecto que una mujer aborte en el caso de un embarazo no deseado. El Salvador es el país donde los hombres y mujeres más jóvenes tienen el porcentaje más alto con 95% y 87% respectivamente de creencias restrictivas en cuanto al derecho a decidir sobre un embarazo no buscado.

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lunes, 20 de agosto de 2018

Espejos deformantes 3/8


LOS CUERPOS DE LAS MUJERES DEBEN SER APROPIADOS, NOMBRADOS, SEÑALADOS Y CRITICADOS

La creencia que justifica la violencia sexual al sostener que las mujeres cuando dicen NO, en realidad, quieren decir SÍ, es mucho más alta entre los hombres de 15 a 19 años, con un 65% de respaldo. El 87% de la juventud cree que los hombres tienen mayor deseo sexual que las mujeres. Desde esa lógica, el 77% de la población encuestada percibe como normal que los hombres tengan relaciones sexuales con otras personas, pero se mira mal si las mujeres también lo hacen. República Dominicana, Cuba, El Salvador, Guatemala y Nicaragua son los países donde estas creencias tienen los porcentajes más altos entre las mujeres y hombres de 15 a 19 años. 
El acoso callejero limita a las mujeres el uso y disfrute de los espacios públicos. La gravedad de esta violencia marca huellas en las víctimas y limita el desarrollo y autonomía de las jóvenes. Entre las y los jóvenes de 15 a 25 años, el porcentaje de aceptación como algo natural llega hasta el 75% en la región. En Cuba (75%) y República Dominicana (84%) es donde más hombres, de 15 a 19 años admiten que sus amigos piensan que pueden decir piropos a una mujer. 
Un piropo es como una poesía, que a una mujer le agrade. O sea, algo que tú le dices para que ella se sienta atraída por ti. Entonces, si tú le dice otra cosa que tenga que ver con mala palabra, eso no sería un piropo (hombre, grupo focal de Rep. Dominicana).

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domingo, 19 de agosto de 2018

Espejos deformantes 2/8



LOS HOMBRES DEBEN APROVECHAR TODAS LAS OPORTUNIDADES QUE SE LE PRESENTAN PARA ESTAR CON UNA MUJER, GENERALMENTE LAS MUJERES DAN MOTIVOS.

Uno de los imaginarios y normas sociales nocivos que se manifiesta con más fuerza en la región es la construcción de la virilidad masculina, cuyo vínculo con la violencia se refleja cuando las y los jóvenes creen que los hombres no se pueden controlar, que las mujeres deben cumplir con las expectativas sexuales de ellos aun cuando no lo deseen, y al asumir que las mujeres son cuerpos pasivos, a quienes se les despoja el deseo y se les prohíbe experimentar su sexualidad libremente. 
La mayoría de las creencias y comportamientos de los imaginarios sociales está mucho más marcada en los hombres que en las mujeres encuestadas.  
Entre los resultados de la investigación, sobresale la culpabilidad hacia las mujeres por la forma de vestir, por andar hasta tarde en las calles o porque ellas han tomado alcohol. También se esgrima que ellos, si beben, no se pueden controlar. Siete de cada diez hombres jóvenes de 15 a 19 años creen que una mujer decente no debe vestirse provocativamente ni andar hasta tarde en las calles; seis de cada diez mujeres de esas mismas edades tienen la misma creencia. Los países con datos más altos en cuanto a la creencia que culpa a las víctimas por su vestimenta (hombres de 15-19 años) son El Salvador (85%) y Guatemala (75%).  

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sábado, 18 de agosto de 2018

Espejos deformantes 1/8

UN HOMBRE DE VERDAD DEBE TENER RELACIONES SEXUALES CUANDO QUIERA Y CON QUIEN QUIERA, LAS MUJERES, NO.

Los imaginarios y normas sociales de los espejos deformantes están respaldados por creencias y comportamientos que refieren al deseo, pero en relación directa con la virilidad masculina. La mujer se establece en torno a la negación del placer sexual y la imposición de la monogamia, como un cuerpo disponible para satisfacer las necesidades sexuales del hombre, un cuerpo bajo vigilancia permanente y al cual se le niega toda capacidad de decisión.

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viernes, 17 de agosto de 2018

Imaginarios y normas sociales que alimentan la violencia contra las mujeres: un recorrido por las creencias y comportamientos de mujeres y hombres jóvenes 0/8



Se identifican ocho imaginarios y normas sociales que alimentan las violencias contra las mujeres en la región. Por cada imaginario y norma social, se presentan las respectivas creencias y comportamientos; además, mostramos tanto la tendencia regional como una comparativa entre los ocho países estudiados, resaltando el o los países con los datos más altos. Los imaginarios y normas sociales nocivos predominantes están relacionados con el control de los cuerpos y la sexualidad de las mujeres, y se estructuran en torno a la construcción de la feminidad subordinada y a la masculinidad hegemónicaIII. El mantenimiento de estas creencias y comportamientos tiene una correlación directa con la impunidad social frente a las violencias contra las mujeres y niñas.
Para el análisis, utilizamos la metáfora de tres espejos: la de los espejos deformantes, los espejos con aumento y los espejos desgastados. Creemos que los imaginarios y normas sociales representan espejos en los que tanto hombres como mujeres sentimos la obligación de vernos y comportarnos de tal manera que se asegure el cumplimiento de los estereotipos de género que nos prescriben durante nuestras vidas.
En los espejos deformantes, están los imaginarios y normas sociales que hacen referencia al control directo sobre los cuerpos de las mujeres en relación con uno de los determinantes más fuertes de la masculinidad hegemónica: la virilidad masculina. En los espejos con aumento, están aquellos que también son expresiones de control, pero en relación con el amor romántico y los mandatos de una sexualidad en la que no caben otras posibilidades que no sea la heterosexualidad obligatoria. En los espejos desgastados, la centralidad está en la normalización de determinadas violencias y en las disposiciones instaladas como atributos de la buena mujer, que explotan los cuerpos y tiempos de las mujeres, y que son absolutamente insostenibles para la vida.

Espejos deformantes: De la virilidad masculina y el deseo sexual al control de los cuerpos de las mujeres Los imaginarios y normas sociales de los espejos deformantes están respaldados por creencias y comportamientos que refieren al deseo, pero en relación directa con la virilidad masculina. La mujer se establece en torno a la negación del placer sexual y la imposición de la monogamia, como un cuerpo disponible para satisfacer las necesidades sexuales del hombre, un cuerpo bajo vigilancia permanente y al cual se le niega toda capacidad de decisión.

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jueves, 16 de agosto de 2018

Imaginarios y normas sociales: ¿cómo se reconocen?


Utilizamos el concepto de imaginarios y normas sociales para explicar que las creencias y comportamientos que los constituyen están en las raíces profundas del sistema que produce, reproduce y sostiene las violencias contra las mujeres; además, para darles un lugar importante al lenguaje, los discursos y las repeticiones o reiteraciones (de discursos y acciones) que van moldeando de forma muy desigual nuestras formas de ver, escuchar, pensar y hacer. Las creencias y comportamientos machistas, sexistas y racistas se reproducen a nivel personal, colectivo y en el conjunto de la sociedad.
El concepto de las normas sociales resalta la importancia de atender lo colectivo, es decir, a los grupos de referencias que tienen el poder de definir qué comportamientos son apropiados y cuáles no. Algunos de los grupos de referencias son las amistades, las y los profesores, artistas, madres y padres, líderes religiosos, así como influencers del mundo de la música y las redes sociales, deportistas, entre otros.

El concepto de los imaginarios sociales considera los elementos que determinan las normas sociales (grupos de referencia y comportamientos), pero también le da un lugar central al contexto y la cultura, donde ciertas instituciones han actuado para construir esquemas reguladores de lo que se debe pensar, creer y hacer. Estas instituciones (familias, iglesias, mercado, medios de comunicación, centros educativos) tienen el poder de dictar reglas y negar los intereses de determinados grupos (Diagrama 1). Consiguen que se acepte el orden establecido de la desigualdad mediante la sumisión, la culpabilidad y el miedo, y suelen tener una gran influencia en la implementación de políticas públicas

Es importante destacar que los imaginarios y normas sociales machistas, sexistas y racistas, con sus respectivas creencias y comportamientos, pueden ser transformados. Todas las personas podemos ser artífices en la promoción de imaginarios y normas sociales alternativas, tanto desde las acciones individuales como colectivas. Los cambios a nivel individual son fundamentales, sin perder de vista que es primordial que esa transgresión de creencias o comportamientos debe influir en el colectivo; es decir, necesitamos influir en quienes han tenido tanto poder en el control de conciencias y comportamientos que profundizan las desigualdades

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miércoles, 15 de agosto de 2018

Imaginarios y normas sociales.


 Oxfam, junto con organizaciones feministas y de mujeres, trabaja desde hace aproximadamente veinte años en la erradicación de la violencia machista. En nueve de los trece países donde tenemos presencia en América Latina y el Caribe, apoyamos las agendas de organizaciones feministas y de mujeres mediante programas específicos de derechos de las mujeres y campañas lideradas por organizaciones feministas, desde los cuales promovemos y apoyamos iniciativas que apuestan por la erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres, por los derechos económicos y el liderazgo transformador y participativo de las mujeres.

Desde 2017, estamos avanzando con paso firme; por ello, con la campaña ¡Basta! Acabemos con la violencia contra las mujeres y las niñas, hemos asumido el compromiso de jugar un rol que vaya más allá de la financiación. Esta campaña pone el foco en mujeres y hombres jóvenes de 15 a 25 años, y en la transformación de los imaginarios y normas sociales que reproducen las violencias contra las mujeres. Esta iniciativa se implementa en ocho países con el liderazgo de organizaciones feministas y de mujeres, jóvenes activistas y Oxfam.


Desde uno de los roles que Oxfam juega en esta campaña, con el presente informe, hacemos un aporte específico a la identificación y análisis de imaginarios y normas sociales nocivos que alimentan las violencias contra mujeres y niñas en la región. Queremos visibilizar una problemática latente que reproduce creencias y comportamientos, especialmente entre las y los jóvenes, y que profundiza la impunidad social frente a la violencia machista. Oxfam contó con el apoyo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) en la dirección de equipos nacionales de investigación para el levantamiento y procesamiento de información en siete países, y para el caso de Bolivia, se coordinó entre Oxfam, la Coordinadora de la Mujer y Diagnosis. 

Los resultados obtenidos se basan en el análisis de 4731 encuestas a mujeres y hombres jóvenes, de 15 a 25 años, entre marzo y abril de 2017, junto con las reflexiones promovidas en 47 grupos focales y 49 entrevistas en profundidad realizadas entre junio y julio de 2017II. El informe aporta tendencias regionales y ofrece un análisis comparativo entre Bolivia, Colombia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana, los ocho países que participan en la campaña ¡Basta!
Además de la información levantada a nivel nacional, el informe se nutre de otros momentos claves de reflexión sobre imaginarios sociales, como los debates regionales convocados por Oxfam, en los cuales ha participado la diversidad del movimiento feminista de América Latina y el Caribe, particularmente en la jornada regional “Resistencias y Alianzas frente a las Desigualdades y las Violencias en los Cuerpos de las Mujeres de América Latina y Caribe”, realizada en Medellín (Colombia), en marzo de 2016, y los procesos de diseño de las campañas desarrollados en países y a nivel regional que han abierto espacios de debate y construcción conjunta alrededor de la comprensión y análisis de imaginarios y normas sociales entre organizaciones aliadas, jóvenes y equipos de Oxfam.

Nuestro propósito es que el análisis que ofrece esta investigación sirva a diversos actores de la región comprometidos con la erradicación de las violencias contra mujeres y niñas, a la vez que permita coordinar de mejor forma las estrategias de programa y campañas para la transformación. En ese sentido, este informe es una de las piezas clave para el diseño de las campañas en países, un espacio de construcción entre organizaciones feministas y de mujeres, colectivos de jóvenes y Oxfam

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martes, 14 de agosto de 2018

Tunez: El 13 de agosto celebran los avances en los derechos de las mujeres


El 13 de agosto de 1956, antes de la proclamación de la República y de la adopción de la Constitución,  bajo  la presidencia de Habib Bourguiba  se consiguió  elaborar y promulgar el Código del Estatuto Personal (CSP,en sus siglas en francés). El Código,  fue considerado como un hecho revolucionario en aquellos tiempos.

El Código prohíbe la poligamia, invalida el repudio y establece el divorcio judicial como única vía legal, impone el consentimiento de ambos cónyuges para que se lleve a cabo el matrimonio, fija una edad mínima para éste, establece la igualdad de trato entre los cónyuges y suprime el deber de obediencia de la esposa hacia el esposo (artículo 23, modificado en 1993).

Sin embargo, y pese a su carácter revolucionario, el  Código continúa recogiendo varias disposiciones de carácter discriminatorio.  (Se mantiene la práctica de la dote. Se  sigue considerando como cabeza de familia al hombre. Se mantiene la norma islámica, que establece que al hijo le corresponde el doble de lo que le corresponde a la hija.)

La Comisión de Libertades Individuales y de Igualdad (Colibe)  creada por iniciativa presidencial en agosto de 2017, presentó su informe el 12 de junio tras un año de trabajo. Este documento, propone entre otros temas, la igualdad de hombres y mujeres en el derecho a la herencia y la despenalización del matrimonio homosexual.

Con motivo del 62º aniversario de la promulgación del código del estatuto personal y en el marco de la movilización general para la defensa de la igualdad y las libertades, las asociaciones, organizaciones y coaliciones de la sociedad civil se manifestaron juntos en movimiento ciudadano por la igualdad y las libertades, ayer  13 de agosto de 2018 frente al teatro municipal en Túnez

Este 13 agosto ha sido  un momento  en el que activistas y organizaciones en defensa de los derechos humanos han mostrado su apoyo a la Colibe.

 Ya que las controversias sobre la igualdad de género, el papel de la religión y las libertades individuales que alimentaron la agitación política tras la revolución de 2011, están aumentando una vez más.



https://elpais.com/internacional/2012/08/19/actualidad/1345392313_284892.html

http://mujerdelmediterraneo.heroinas.net/2011/05/la-situacion-de-las-mujeres-tunecinas.html
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La normalización de la violencia



Este es uno de los grandes problemas. La normalización de la violencia que empapa nuestros discursos, conversaciones, formas de relacionamientos, pero también las fuentes de conocimiento masivo y las políticas públicas. Esta normalización, alimentada por creencias y comportamientos, está fuertemente arraigada no solamente entre la juventud, sino también en las instituciones públicas y en nuestros círculos familiares y sociales, y se refuerza desde nuestras prácticas cotidianas.

La normalización de la violencia llega a tal punto que el 86% de las y los jóvenes no intervendría si un amigo le pega a su novia; es más, el 25% considera que sus amistades no intervendrían si la agresión ocurre en un espacio público, como puede ser la calle, el parque o las discotecas. La situación de Nicaragua es alarmante: cuatro de cada diez muchachos de la muestra saben que un amigo le pega a su novia. En República Dominicana, tres de cada diez jóvenes señalan que sus amigos golpean a sus parejas mujeres, según datos levantados en nuestro informe.

Si bien es cierto que el 84% de mujeres y hombres jóvenes cree que la violencia contra las mujeres es producto de las desigualdades, no piensa que solucionar el problema está dentro de su ámbito de actuación, y el 67% cree que la disminución de las consecuencias del machismo es responsabilidad de los Estados.

Las mujeres se acostumbran a que les peguen y defienden al que le pega… Entonces es mejor no meterse (hombre, grupo focal de Bolivia).
Esta indiferencia frente a la violencia es aún más preocupante al constatar que el 62% de los hombres de 15 a 19 años de la región justifica la violencia sexual por el consumo de alcohol en los varones y que el 72% culpa de las agresiones a las mujeres por la ropa que usan.
En el ámbito de la sexualidad, también existe una creencia altamente normalizada sobre el placer y deseo sexual: el 87% de las y los jóvenes cree que los hombres tienen mayor deseo sexual
que las mujeres, considerándolas como seres sin capacidad de sentir deseo ni placer, o bien que estos están disminuidos frente al deseo masculino.

Además, es muy alto el porcentaje que niega la capacidad de decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo: el 72% de mujeres y hombres entre 15 y 25 años creen que es incorrecto que una mujer interrumpa un embarazo no deseado. Asimismo, según nuestra muestra, el 77% de las mujeres y hombres jóvenes están de acuerdo con que todas las mujeres deberían ser madres. En Bolivia, por ejemplo, encontramos que el 61% de los hombres entre 20 y 25 años cree que cuando una mujer sale a trabajar, las hijas e hijos sufren abandono.
Cada mujer como tal, aunque no tenga hijos, es una madre para mí (mujer, grupo focal de Cuba).

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lunes, 13 de agosto de 2018

La violencia contra las mujeres: violación de derechos humanos


En América Latina y el Caribe, 1831 mujeres fueron asesinadas en 2016 por el hecho de ser mujeres y tres de cada diez han sido víctimas de violencia machista a lo largo de su vida. 

La región ha logrado un importante avance legislativo. Desde la década de los noventa, los países de la región han adoptado leyes nacionales para la protección de víctimas de violencia machista. Actualmente, dieciséis países latinoamericanos y caribeños cuentan con leyes contra la violencia hacia las mujeres, y quince han avanzado en tipificar el feminicidio/femicidio en sus legislaciones. 
El avance legislativo es un paso importante, pero las brechas en la implementación refuerzan la impunidad social y jurídica en la erradicación de las violencias contra mujeres y niñas. Sin un presupuesto adecuado ni los mecanismos efectivos para la prevención, atención y sanción es muy difícil disminuir la violencia contra las mujeres. 

La violencia machista se debe prevenir y erradicar. Para eso, transformar los imaginarios y las normas sociales nocivos es uno de los retos más significativos, además de asumir que las creencias y comportamientos construidos en clave machista, sexista y racista son parte de las causas estructurales de las desigualdades que alimentan las violencias contra las mujeres. 

El presente informe hace una contribución significativa al análisis y prevalencia de imaginarios y normas sociales machistas entre mujeres y hombres jóvenes de la región. Profundiza en las creencias y comportamientos más arraigados portando evidencias que nos permiten afirmar que, si realmente queremos avanzar en el derecho de todas las mujeres y niñas a una vida libre de violencias, estas creencias y comportamientos deben ser transgredidas y cuestionadas.

Los resultados de nuestra investigación son preocupantes. El 56% de los hombres y el 48% de las mujeres de entre 20 y 25 años afirman conocer casos de violencia que han sufrido sus amigas en los últimos doce meses, lo que muestra la alta prevalencia de esta problemática entre la población joven. Además, la amenaza de muerte como una de las causas por las cuales una mujer no abandona una relación violenta es alarmante: seis de cada diez mujeres y hombres jóvenes creen que las mujeres no salen de las relaciones de pareja violentas porque el hombre amenaza con matarlas, mientras que cinco de cada diez creen que las mujeres consideran que la violencia que sufren es normal. 



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domingo, 12 de agosto de 2018

La antropóloga Marcela Lagarde reivindica el derecho al aborto



“Ojalá su Congreso esté a la altura de la pluralidad debida, pero sea contundente al proclamar con su voto a favor del derecho de las mujeres a decidir sobre la interrupción libre y voluntaria del embarazo. El derecho al aborto se funda además en el derecho a la vida de las mujeres”, dijo la antropóloga mexicana Marcela Lagarde en un mensaje al Senado y a las mujeres de Argentina que vienen luchando hace décadas por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

Marcela Lagarde y de los Ríos es una activista y teórica de la condición femenina, de trascendencia continental. Uno de sus mayores aportes al feminismo es el haber recuperado y acuñado el término feminicidio para referirse a los asesinatos de mujeres por su condición de género, en los que el Estado tiene responsabilidad. A pedido de Página/12, envió un mensaje a las feministas, que apuntó al Senado de la Nación.

“Queridas colegas y compañeras: en nuestro continente y en el mundo todo vivimos la culminación de ciclos en la construcción normativa, legal de los derechos humanos de las mujeres, que ya están en la conciencia de millones y de quienes comparten la causa con nosotras. Ojalá su Congreso esté a la altura de la pluralidad debida, pero sea contundente al proclamar  con su voto a favor del derecho de las mujeres a decidir sobre la interrupción libre y voluntaria del embarazo. El derecho al aborto se funda además en el derecho a la vida de las mujeres.  Primer derecho humano de las mujeres de acuerdo con la Conferencia de Viena de 1993. Entonces dice nuestra querida Alda Facio, al aprobarse los derechos humanos de las mujeres: las mujeres nos volvimos humanas”. Un abrazo sororal con todo mi cariño”, expresó.

Lagarde sigue muy de cerca lo que está ocurriendo en el país. Se siente dichosa de poder vivir de cerca y de lejos esta gran ola del feminismo cuyo epicentro está en Buenos Aires. En mayo de 2013, la Legislatura porteña la declaró Huésped de Honor de la Ciudad de Buenos Aires. Dos años más tarde, estuvo de vuelta en Buenos Aires para participar del III Foro Internacional sobre los Derechos de las Mujeres en junio. Vino solo por tres días, que coincidieron con ese acontecimiento histórico para el país que fue el 3 de junio de 2015, en el que surgió el movimiento #Niunamenos. Y por supuesto no quiso perderse la concentración frente al Congreso nacional.

En ese momento había dicho sentirse “muy conmovida como latinoamericana, como mujer, como feminista, de esa gran iniciativa que han tenido ustedes y que espero que tenga una enorme resonancia y que pueda hacer como una cama para que se prolongue en el tiempo la fuerza que van a adquirir, que la puedan hacer sustentable, que les sirva para ponerse lo máximo y luego irlo construyendo y sustentando con esa fuerza colectiva. Solo así se construye, cuando las voluntades se suman”. Esas palabras se hacen cuerpo hoy en las calles y en las plazas de todo el país.

Sonia Santoro


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