Para el bienestar de una sociedad es decisiva su capacidad de mantener
una tasa de fecundidad que le permita garantizar el reemplazo generacional y el
crecimiento económico. Pronto España será uno de los países más envejecidos del
mundo, algo que no sería necesariamente malo si no fuera porque también está a
la cola de natalidad. La tasa de reposición es 2,1 mientras que la de
fecundidad es 1,27. El diagnóstico es claro: urge aumentar la natalidad.
Al gobierno se le ha ocurrido, para conseguir este objetivo, crear un
complemento por maternidad en las pensiones contributivas. Si el resto de
grupos dieran su apoyo en el Pacto de Toledo, las madres con derecho a pensión
contributiva y con dos hijos verían aumentada su pensión en un 5%, las de tres
en un 10% y las de 4 o más en un 15%. De las afortunadas con mayor aumento sólo
se me ocurre Mónica Oriol y Cristina de Borbón. Perdón, casi se me olvida la
esposa del ministro que nos dio la noticia. En mi trabajo, de esas, no hay
ninguna.
Si de verdad le preocupa esta situación, lo que debería es preguntarse
qué ha hecho que lleguemos a ella; qué ocurre para que siendo también la opción más deseada tener dos hijos,
finalmente, la realidad haga que la
mayoría se conforme con uno. Esa
realidad es la que debemos transformar con medidas serias y, lo siento, cambiar la conducta actual con una propina
dentro de treinta años no lo parece. Castigar a las que no son madres o no
lo suficiente, tampoco lo es.
Lo que más falta
hace son medidas que cambien los comportamientos de los hombres. Y hacen falta
ahora. Un embarazo dura nueve meses. Luego, durante toda su vida, la criatura
tiene, generalmente, una madre y un padre. Los dos son igual de necesarios. Por
eso, una primera medida sería igualar el permiso de paternidad al de
maternidad, como propugna PPiiNA la
Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y
Adopción. Si además, ambos
progenitores consiguen trabajos estables la natalidad aumentará y lo
mejor para nuestro país coincidiría, además, con lo soñado por la mayoría.
Dejen, por favor, de ofender a las mujeres y a nuestra inteligencia.
Pilar de la Paz Moya
Publicado en Diario Jaén el 9 de junio de 2015
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