Hala Mohammad nació en el puerto sirio de Latakia en 1956. Poeta y periodista. Creció en un hogar abierto, estudió cine en Francia, en la Universidad de Paris VIII. Trabajó como diseñadora de vestuario de tres películas sirias “The Night”, “The Zograscope” y “Under the Roof”. También escribió guiones y se desempeñó como asistente de director. Dirigió varios documentales, incluyendo When Qasiyun Grows Tired, en 2006. Desde 1994 ha estado activa como poeta, y ha publicado los libros de poesía: The Soul Has No Memory, 1994; Over That Mild White, 1998; A Little Life, 2001; This Fear, 2004 y As If I Knocked On My Door, 2008. Lo que le da a la poesía de Hala Mohammad su carácter único es su espontaneidad. En lugar de reflexiones complejas hay ideas que parpadean momentáneamente hacia la vida: colores, sensaciones, olores y movimientos son evocados y conectados a los múltiples y recurrentes temas que circulan en su poesía como motivos centrales. Estos incluyen el recuerdo, el cual juega también un importante papel en su obra fílmica, emociones como el miedo, la alienación o la soledad, así como también una profunda sensación de dolor, de haber perdido el sentido: Esta mañana / la luz se rompió sin piedad / con ojos claros / vi / mi soledad. La presencia del “otro”, que se manifiesta incluso en su ausencia, envuelve al narrador en el amor, lo que puede siempre ser sentido. En su poesía rechaza la sintaxis compleja, confiando en cambio en expresiones simples. Sus atmósferas poéticas derivan su poder de secuencias de imágenes caracterizadas por continuos desplazamientos entre realidad y metáfora. La puntuación refuerza a veces la naturaleza elíptica de secuencias individuales. Traducciones de algunos de sus poemas han aparecido en varias publicaciones, entre ellas en Banipal y en antologías tales como Things Which Other People Do Not See, 2006. Como periodista ha escrito para diversos periódicos árabes por muchos años.
1
En Damasco
no pueden permitirse los amigos
morir
ni traicionar
ni ir al destierro
no le consienten a la calle
prescindir de transeúntes
ni al sol
dejar cada amanecer de despertarse
en Damasco
no pueden las prisiones mudarse de lugar
pues es nuestra costumbre visitarlas
y en tristeza derramarnos tras sus muro
ni por simple que sea la razón
cerrarán mis compañeros sus moradas
no está al alcance del que vende
dejar de vender en día de fiesta
a romper
no están autorizados los amantes
en Damasco
no se atreve un avión a alzar el vuelo
con gentes del país
si antes no aterrizó otro avión de ellas cargado
y no cabe pensar que un accidente
cause muertos
por encima de la cifra de los nacidos ese día
mis hermanos no tienen el derecho de alejarse
si antes no me he hermanado yo con otro ser humano
tampoco se consiente que las cuerdas
libres ya de la ropa de bebé que en ellas fue tendida
se salven del gorjeo de los pájaros
no dejan a mi madre trasladarse
si en madre convertida aún no me ha visto
en Damasco
la gente al crecer
se hace más bella
y eso es otro invento para lograr que resistamos.
2
En esta ciudad
despierta sola la bandera
madrugadora
y altiva
como el gallo
aletea
canta
3
No es el Sena
ni el Rin
tampoco el Nilo
ni el Misisipi ni el Ganges
ni el Danubio ni el Éufrates ni el Tigris
más estimado o más hermoso
que el Bárada ya exangüe
cuando apenas acaba de brotar
del caudal doble de sus fuentes
nuestro río
pide afecto
y que se haga justicia con sus aguas
o más bien con el recuerdo de sus aguas
tengámosle compasión
porque todo el cariño de su pueblo
no ha logrado evitar que se secara.
4
A recobrar el aliento
como un ave al emprender su larga migración,
una poeta del Iraq posa en Damasco.
La poeta del Iraq
cinco años antes
de Bagdad había salido
sola
en Damasco vivió
cinco años
sola
y a volar se echó sola
a arremeter contra las nieblas
tan arriba que ni el águila
hasta allá puede fijar su vista
la poeta
ya no es la presa de nadie cuando vuela
ha alcanzado
la plenitud de sus derechos
y recatadamente los degusta
sin mostrar cuánto apetito de ellos siente
los paladea con prudencia
con asombro tal vez
sabor de ciudadano
que se siente en una patria
cada paso
funda para ella una memoria
nueva
en lo nuevo
cada sol
cada niebla
que cada cosa nueva
ser nueva pueda
menos la patria
despierto de mi sueño
y me aterra el suyo tan profundo allá
su alejamiento me extenúa
la enormidad de sus sueños
el impacto de costumbres
y de rostros
y las carencias nuevas
también yo mis prevenciones trago
y con poco me contento
yo aquí
después de su viaje
en cinco noches
leí sus versos
y lloré
porque ni yo conocía su Bagdad
ni conocer pudo ella mi Damasco
en un callejuela
una barriada
en un estado americano
pasea ahora
en un inglés por la lengua materna atormentado
enseña su Bagdad allá
es un párrafo más
en el libro del exilio
no dejo aquí lágrimas mías
sino un eco de las lluvias
sobre aquella poeta
que en el Cham su Bagdad había perdido.
N.T. El Cham es desde tiempos remotos un nombre alternativo dado a la ciudad de Damasco y al país que la rodea.
5
A Mahmud Darwish
Hace falta que una carta
llegue para quemar ese silencio
encima del café del litoral la nube
en Estambul
en ese día
no había nube
estábamos viajando
tú y nosotros
no había lluvia
lágrimas no había
y aquel era el suceso
rasgados estaban los sietes cielos
en el mar liso
derramado el azul
sobre el azul
pasó la nube
un pincel
embebido en la lluvia de las lenguas
nuevas extensiones de silencio
y el silencio escribir
callados nos quedamos
poeta querido
delante del azul.
N. T. Mahmud Darwish es un poeta palestino (1941-2008).
6
Las tumbas pasaron a ser rectas
por eso no es una esfera ya
la Tierra.
7
Los muertos dijeron
si ni ustedes creen en nuestra muerte
es que nadie murió
y se les dijo
hemos creído en vuestras vidas
y habéis vivido
en el instante en que ellos hienden la corteza de la vida
sucede
que la vida es mayoría
pero la muerte aún lo es más.
8
Me despierto al alba
sobre las puntas de mis dedos
robo de la ventana una brisa
de la casa una quietud
una escena de la calle gris
desnuda de pasiones
como río precedido por el agua
que solitario entre sus orillas envejece
junto a una tranquila taza de café
con gusto de prudencia
doy comienzo
a este día
con las calamidades que probablemente va a traer
con el paso de las horas
con el latido de los pulsos
detrás del mirar de cada ojo
tampoco deseo dirigirle yo mi vista
tampoco me atrevo a dirigírsela al destino.
9
Amado mío
no hay otro sitio para mí
sino el instante
en vigilia lo vivo
porque es
instante de despertar mis sentimientos
y correr contigo y ganarle al tiempo la carrera
me he fatigado de correr
yo crecí
y el tiempo se empeñó
en desconcertarme
entre las motas de polvo de los vientos
y en el olor desnudo de mi carne
conocerme
concederme una ocasión
desconcertarme
sí
habitar en esta tierra
y para la tierra la morada mía
de la que ni siquiera puerta soy
ni flor tan sólo
desnuda
concentrada
allá resido
me alejo cuanto puedo de la entrada
y me adormezco
en el margen de una luz
a través de la cual ni el tiempo mismo
consigue penetrar.
10
Así como un desierto
captura la posibilidad del espejismo
la ilusión roja de una rosa
el sonido
que en lo hondo de la arena
nos cuenta que es el agua
también así es la espera
también así soy yo.
11
Mujer bien asentada
abro mis ventanas a las de mis vecinas
en camisa de dormir me muestro un poco
detrás de los visillos transparentes
hiervo a fuego lento mi café
barro el polvo en mi balcón
asoleo mis cobijas
y tiendo en las cuerdas mi ropa ya lavada
de los ojos de extraños yo me aparto
por el bien de la familia
y cruzo rápido con los vecinos el saludo
como aquel a quien la dicha aguarda tras la puerta
no huele mi comida
ni huele mi ropa acabada de lavar
y las ventanas de mis vecinas se han cerrado ya
para la vida familiar
mujer bien asentada
cierro yo mis ventanas igualmente.
12
Temerosa
allá donde ni huella de mí queda
te ruego que me pases
alguna de las cosas dispersas a tu lado
solamente
y que pueda yo también a mi lado dispersarlas.
13
Dices apreciar las miniaturas de los códices
Dios por eso me creó
con una peca en la mejilla
cuánto me sorprende
que no me hayas regalado todavía
el vestido de lunares.
14
Cuando mi amigo sometido a mis hechizos me contempla
no es que él me contemple
yo soy quien me contemplo por sus ojos
si mi ilusión entretienen los tormentos de su alma
no es él quien atormenta
atormento yo misma mi ilusión si él se insinúa
al exclamar susurrándome al oído
no es él quien me susurra
yo he exclamado susurrándome en su nombre
se alejaba el amigo de mi lado
y señas con su mano me iba haciendo
quien partía no era él
era yo quien me alejaba
y yo quien señas con su propia mano hacía.
15
Cuídate
pues todo es frágil
la gracia en la que nadas
no sólo a ti te pertenece
células son de una felicidad pasada
para seres que se fueron
y retornaron luego
también la muerte regresa de ese modo
y a despertar la vida viene
a la orilla de cada sepultura
vida
en un paraíso formado con detalles
que son millones
de mujeres como tú
la aspas de un molino
que no espera
la cadencia de un largo meditar
como si tú sola el tiempo poseyeras
tiempo incapaz
de contener tu voluntad permanente de tristeza
tiempo invocador de la memoria
y lápida sobre la tumba de tus gozos
ten cuidado
pues este amor
por casualidad lo conseguiste
en uno de esos episodios de reflexión profunda tuya
en que por casualidad escapaste a la gravitación universal
comparte con la humanidad los gozos de él
con cualquier cosa
con cualquier persona
y quedará para ti sola
del amor
una traza.
16
La blusa de seda negra
que me pongo en ocasiones tristes
es la misma
de cada ocasión feliz
pero cambia de olor
la blusa de seda negra
la misma de las ocasiones felices y de las tristes
se ha desgastado de tanto
cambiarle los botones
ajustarle la talla
acortarle las mangas
de rociarle tantas fragancias
y perfumes
la blusa negra de seda
tengo la impresión
de que ya no palpita.
17
Esta mañana
la luz hizo sonar
la moneda de plata
que en mi niñez
yo había perdido.
18
Nunca me di cuenta
de que eras apreciador de los perfumes
en realidad y casualmente
un solo frasco
te regalé
poniéndolo en el camino de tus manos
y rogando a la vez
que no lo descubrieras
al recoger tus cosas
y partir
ahora que es momento de recuerdos
lo he vuelto a ver metido entre tu ropa
una pocas prendas que aumentan con el paso de los días
no es el ejemplar de ningún libro sagrado
sólo un frasco hijo mío
un simple frasquito de perfume.
19
Mi felicidad
en mi pecho
se pudre como fruta
igual que el silencio
mi vacío es acequia
que en el borde de un llano
yo atravieso
la mariposa
es esto que mi discurso hace volar
pueda así no morirse
el anhelo
palabras que son la buena nueva
abejas que son flores
hormigas un instante que son charla.
20
Las palabras inventaron la escritura
a fin de dejar rastro.
21
Para mis penas el Levante
es tu olor
y es el Poniente de mi cuerpo
quien fija tus colores
tu voz
desde el Norte
se descarga sobre mí
y sollozo
temerosa de temer
mi propia dicha
agrego amado mío un sorbo de mi pena
mi miedo despisto
y te amparo
en un dije azul
de mi propio corazón
que es azul
por abuso de prudencia.
22
Qué sabes tú mi amado
de las penas del amor
o del vacío entre nosotros acechante
y los segundos los instantes o los días en él agazapados
disimulando ese azar que es desunirnos
inclino mi espalda
cargo con el tiempo
lo engaño
voy meciéndolo
y lo desvío del azar
sus relojes desarmo
y entierro las agujas en el suelo
confiando en que lejos de ti
ese amor vaya a estallar.
23
Qué sabes tú mi amado
de las penas de amor
de la confianza que en un instante dado se retira
del reflujo de la mar en un instante dado
o de mi cuerpo entre una y otro
él enseña mi espíritu a nadar
para que bien se ahogue.
24
Guárdate mi amado de las imitaciones
si por sopresa
yo te abandonara.
25
La cortina
no sabe
cuánto la necesita el ojo
que con ella se protege de la calle
la cortina
no sabe
cuánta necesidad la calle tiene de ella
para soñar.
26
Estas personas
son fotos de recuerdo
estas ventanas
tentativas son de una conquista de la Tierra
desde la tumba
qué viva
parece esta ciudad.
27
Esta calle tan ancha
no es la mar
y esos paseantes
desparramados a paso lento
tampoco son barcas de pesca
ni sus sonrisas húmedas
aguaceros provocados por la lluvia
los objetos que portan en sus manos
son lo único
que del polvo
consigue distanciarlos.
28
Ayer
crucé esta calle apacible
insulté a mis enemigos
uno a uno
como quien ejerce su derecho de votar
Igual que un asesino retorna al escenario de su crimen
regresé hoy
para uno a uno
estrecharles la mano
como un falsario
como quien nunca fue a votar.
29
El poeta alemán que visitó Damasco
sin hablar se sienta en el café
como un opositor que ha adquirido la costumbre de callarse
toma aguardiente de anís
un Arrayán
y se acuerda de la cárcel
ama esta tierra
pero sueña con marcharse hacia Berlín.
30
Ella me leyó igual que a un forastero
que a su puerta llamara pidiendo de beber
y errante hubiera andado en sus caminos
una vez sola
ella mantuvo en inglés y en francés conversación conmigo
bonjour Madame
welcome
miré en torno mío
y vi a la Virgen Nuestra Señora
por sus cirios desangrándose
con paciencia soportándolo
sonriendo
tal vez murmurando
en el callejón angosto
escuché que el callejón rezaba
lo sentí aturdido por el vértigo
acá busqué mi vida
y allá
detrás de esta puerta
en aquel cementerio
sobre un banco cualquiera
de un lugar cualquiera destinado para mí
en un cuaderno
en un vocablo
y no me hallé
pregunté a los alminares
Dios es Grande Allahu Ákbar
quedé mareada
mi fe en ellos me aturdió
y a ellos les di crédito
sintiéndome
como quien llama a su puerta
para pedirle amor
en ellos creí
me sentí forastero
por vez primera en un país
aunque en él
ya había vivido anteriormente.
31
No soporto esta ventana porque
abierta a la nostalgia de la tierra
es un muro
que nada deja ver.
32
Yo tenía una ventana
y se borró de la pared.
33
En el momento
de tener que tomar mi decisión
en el momento
de tener que conservar solamente lo que quiero
tracé con tiza blanca en el suelo una cuadrícula
y brinqué sobre mi infancia
y sobre mi delantal azul a cuadros
a la primera casilla fui a parar
grité cielo
grité árbol
grité lluvia
y la lluvia no tardó en precipitarse.
34
Esta mañana
sin ninguna compasión
la luz se ha derramado
y con mis propios ojos
he podido distinguir mi soledad.
35
Con dos delgadas cañas
y con los zapatos remendados
salí de mi infancia
sin provisiones
sin un beso
sin dirección alguna
igual que quien mañana a encarar sus sueños se dispone
las llaves de mis sueños
cuelgo de un clavo en la pared
tras de la puerta
igual que quien mañana
se apresta a encarar a su señor.
36
Los demás
no me mezclé mucho con ellos
célula a célula
dentro de mí misma me había replegado
y detrás de mi piel
escuchaba y veía
me sorprendió
que los demás se alejaran de sus cuerpos
la rapidez de esa carrera
la repetición de esa carrera
millones de veces
las células corporales imitando
y que el cuerpo
como puerta
esperase de ellos el retorno
para por fin
cerrarse.
Traducción de Juan F. Jiménez
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Revista/ultimas_ediciones/86_87/mohammad.html
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