Pululan, por mi universo “feisbukiano”, unos personajillos diminutos
cual piojos, cuyos movimientos causan un enorme malestar y constante desazón.
He intentado tratar el problema con distintos tratamientos, pero se niegan a
abandonarme; lo que me hace pensar que debo tener algo especial para que no lo
hagan
Utilizo este símil para
describir la situación que estoy viviendo desde hace un tiempo (y que estoy
segura muchas también sufrís) en la que varios machitos intentan atacarme mediante
descalificaciones, insultos, comentarios sexuales y faltas de respeto, por el
hecho de defender mis ideas políticas y mi ideología feminista
No he sido jamás una persona miedosa, es más, considero que, en
ocasiones, soy muy osada (hay quien dice que valiente) y aunque el hecho de
serlo me haya traído algún que otro problema, nunca renunciaré a manifestar mis
opiniones ni a defender mis ideas -que siempre he intentado expresar con
respeto – a riesgo de que haya personas que ni les gusten ni las compartan, lo
cual es lógico en una sociedad plural como la nuestra
Las ideas, como los colores, son
de libre elección e inútiles a menos que sean
usadas y, al igual que nuestros actos, describen el tipo de persona que somos y
nuestro lugar en la sociedad.
Pertenezco
a una generación que ha luchado y sigue luchando por conseguir una sociedad
justa, solidaria, tolerante, igualitaria y libre, aunque reconozco que en
ocasiones he estado a punto de abandonar, pues el enemigo no solo se rearma
diariamente sino que además cuenta con los recursos y apoyos necesarios para
intentar derribarme una y otra vez; un enemigo al que no le importa mentir,
señalar, difamar y amenazar porque sabe que sus acciones están amparadas en el
anonimato y que, además, son aceptadas y valoradas por las cada vez más
organizadas pandillas de cobardes que permanecen agazapados esperando que el
jefe de la manada, les de la señal para atacar. Lo que no saben estos piojos,
es que tengo la razón de mi lado, el apoyo de mis hermanas y la fuerza necesaria
para enfrentarme a ellos
Nuestras
vidas están conformadas por una sucesión de experiencias que, en algunos casos,
son placenteras y en otros no; pero que, en cualquier caso, nos enriquecen como
personas y nos ayudan a crecer intelectual y emocionalmente, y yo, desde hace un
tiempo, estoy viviendo experiencias que, aunque no son agradables, me han
ayudado a desarrollar una parte de mí que creía adormecida
No
voy a utilizar las mismas armas que utilizáis vosotros para defenderme, el
lodazal en el que estáis acostumbrados a moveros no es mi terreno y, además, me
niego a ponerme a vuestra altura. Mi compromiso político y mi activismo
feminista, condición que utilizáis para insultar - llamándome feminazi, entre otras
lindezas - son las únicas armas que tengo para enfrentarme a vosotros, pero
¿sabéis? solo quienes tenemos conciencia feminista somos capaces de luchar sin
importarnos las consecuencias. El movimiento feminista, del que formo parte
activa, no trata de
despellejar al contrario (mayoritariamente hombres sobrados de testosterona)
por el hecho exclusivo de nacer con un par de cromosomas XY; lo que reclamamos
son nuestros derechos como humanAS, en absoluto diferentes a los vuestros,
aunque hayamos vivido siglos relegadas al espacio doméstico, de la cocina, de la
alcoba, de la crianza y del silencio
Porque queremos ser libres y así lo reclamamos. Porque
deseamos para vosotros lo mismo que exigimos para nosotras, pero ni un
centímetro menos de espacio ni un euro menos de salario y, por supuesto, ni la
más mínima descalificación, insulto, vejación o violencia por ser mujeres.
Nuestra opinión vale lo mismo que la vuestra y también nuestro trabajo y
nuestra vida. Estamos en el espacio público para quedarnos y nadie volverá a
taparnos la boca
Porque, pese a quien le pese, vamos a seguir
defendiendo nuestra ideología, el feminismo,
somos valientes para hacerlo y generosas para dar la bienvenida a cuantas personas quieran sumarse a él.
Aurora Valdés Suárez
Aurora Valdés Suárez
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