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sábado, 25 de mayo de 2024

Hijas nietas y bisnietas de Una habitación propia

 

En el mes de mayo de hace noventa y cinco años la intelectual, crítica literaria, escritora y feminista inglesa Virginia Woolf terminó de escribir su ensayo Una habitación propia, mismo que fue revisado en agosto y publicado en octubre de 1929 convirtiéndose indiscutiblemente en un texto-cimiento del feminismo.

La ascendente presencia de las mujeres en la literatura y la creciente de la filosofía feminista, no se podría entender ni se hubiera dado de la misma forma sin la enormidad del pensamiento y las letras de esta escritora, Virginia es la madre literaria y la madre feminista de nuestras bisabuelas abuelas y madres, y desde la atemporalidad de su escritura lo está siendo también de nuestras hijas. 

El pensamiento emancipador femenino y la escritura de generaciones completas de mujeres se han nutrido y se nutren de la visión feminista y el legado literario que nos heredó Virginia Woolf, tal como ella misma lo expresó en Un cuarto propio:

«Porque, si somos mujeres (y escritoras), pensamos a través de nuestras madres. Es inútil acudir a los grandes escritores en busca de ayuda, aunque los frecuentemos por placer, Lamb, Browne, Thackeray, Newman, Sterne, Dickens, De Quincey –quien sea–, jamás han ayudado a una mujer, aunque ella haya aprendido de ellos algún truco y lo haya adaptado a su uso». 

La elevada capacidad de análisis de Virginia la hizo una intelectual adelantada a su tiempo, pienso por ejemplo en la también gran pensadora Simone de Beauvoir, filósofa, escritora y feminista francesa  y en las diversas preguntas que ella se plantea en su ensayo El segundo sexo publicado en 1949, muchas de las cuales ya Virginia Woolf las había respondido dos décadas atrás en Una habitación propia, como por ejemplo: el porqué de la subjetividad y la subordinación de las mujeres ante los hombres.

Así también, es muy interesante observar el hecho de que el contenido de la híbrida narrativa que estamos escribiendo hoy en día, no es un estilo de reciente invención como se pudiera pensar, sino que precisamente la autora que aquí nos compete lo creo hace casi cien años desde la luminosidad y erudición de su cuarto propio.

El estilo de este genial ensayo mezcla de historia, memoria, realidad, ficción, autobiografía, crítica sociopolítica, académica y literaria, teoría feminista y más fue algo totalmente pionero en esa época, y aunque algunas plumas lo adoptaron posteriormente, es ahora que está siendo utilizado  abundantemente en ese pensado y escrito análisis del mundo y de la literatura hecho desde feminismo, la materialidad y los afectos que bien hemos aprendido de la escritura de Virginia Woolf.

Algo más de lo que desde el movimiento feminista estamos haciendo mucho en la actualidad, y de lo que Virginia y su Habitación propia  también son pioneras, es la recuperación de escritoras olvidadas así como la simbolización en sus textos de los padecimientos, obstáculos y desigualdades que sufrieron sus antecesoras-referentes y ella misma en su condición y experiencia de mujeres literatas.

En Una habitación propia esto lo hace en la inventada vida, la no obra y la muerte de la poeta hermana de Shakespeare a la que la autora nos exhorta a vivificar a través de nuestro trabajo de mujeres poetas y escritoras, dándole así la oportunidad de existir ser hablar y crear, oportunidades que por su sexo le fueron negadas.

A pesar del éxito que tuvo la publicación de este libro,  probablemente Virginia Woolf nunca imaginó el impacto y la vigencia que su ensayo seguiría teniendo a casi un siglo de distancia, son incontables los estudios y análisis que la academia, la sociología, la crítica literaria y los feminismos continúan haciendo de este texto, innumerables conferencias, conversatorios, seminarios, talleres de escritura, libros, artículos, clubs de lectura, obras de teatro etc, que se han hecho y se hacen de sobre y a partir de este libro, que también ha dado nombre a cafés, librerías, exposiciones y programas tales como: 

Ourownroom, un proyecto curatorial de la historiadora de arte Inés Ruíz Artola, que junto a veinte artistas participantes y  cinco escritoras entre ellas la gran escritora mexicana Margo Glantz, realizaron y fueron publicando durante meses en las redes sociales Facebook e Instagram en 2021.

Y el programa “Habitación propia", un espacio de encuentro para el feminismo, transmitido actualmente en YouTube por Diario Público y conducido magníficamente por la periodista española Virginia P. Alonzo.

La clave de la vigencia del cuarto propio de Virginia Woolf tiene que ver con que ella mientras escribía el contenido de las dos conferencias que daría a jóvenes universitarias y que dieron origen a este texto, supo mirar el pasado presente y futuro de la situación de la vida de las mujeres, ahí desde su escritorio en su casa de Londres en aquel 26 de octubre de 1928 en el que…”la luz de la mañana caía en rayos polvorientos a través de las ventanas sin cortinas y el murmullo del tráfico subía de la calle”.

Para dejar registro y que la memoria no se pierda, vió hacia atrás cuando las mujeres prácticamente no sabían leer ni escribir y eran propiedad de su marido, cuando les era negado estudiar, poseer, heredar, sentir pensar y expresar, cuando eran encerradas bajo llave a la menor desobediencia o queja, cuando la violencia física del esposo a la esposa era muy bien vista por la familia y la sociedad.  Pero también vió el momento y dió constancia de las escasas pero existentes universidades para mujeres, y de los derechos políticos económicos y conyugales que las sufragistas habían logrado hasta entonces para las mujeres inglesas.

Al mismo tiempo que pensaba y escribía sobre todo esto, Virginia fue más allá vislumbrando el desarrollo que las mujeres tendríamos sobre todo en el ámbito universitario, laboral y literario cien años después de aquel mayo de 1928.

Sin embargo, pese a los muchos y enormes avances que las feministas hemos ido logrando desde la primera ola hasta ahora, no han sido suficientes como para poner a todas las denuncias contenidas en este libro, en la categoría de ya resueltas, de ahí también su vigencia y utilidad. 

Bástenos mirar que alrededor del mundo en pleno 2024 a manos de hombres, millones de mujeres famosas y desconocidas, ricas y pobres, cultas e incultas siguen siendo golpeadas y arrastradas por el piso en más de un sentido, niñas continúan siendo obligadas a contraer matrimonio, el analfabetismo se da más en niñas y adolescentes mujeres, prevalece el sexismo, estereotipos y prejuicios de género. Y estas son sólo algunas de las asignaturas pendientes que la familia y la sociedad aún tienen con el sexo femenino y que puntualmente están expuestas en Una Habitación Propia.

Para el crecimiento desarrollo prosperidad y bienestar de las mujeres, Virginia Woolf hace un reiterado énfasis de que necesitan tener una razonable entrada de dinero y por ende un cuarto propio (autonomía intelectual, económica, física, creativa, etc.).

La situación de pobreza de las mujeres que ella tanto denuncia a lo largo de todo este ensayo, es uno más de los muchos porqués de su actualidad, pero pongámosla en números:

ONU Mujeres reporta que 1 de cada 10 mujeres en el mundo vive en extrema pobreza y en Latinoamérica hay un 18% más de mujeres pobres que de hombres, mientras que en México 7 de cada 10 mujeres viven en la pobreza, y en cuanto a Estados Unidos el Centro Nacional de Derecho de la Mujer informa que entre 2021 y 2022, la tasa de pobreza en las familias encabezadas por madres criando solas a sus hijos/as se duplicó al pasar del 11,9% al 26,7%. Del mismo modo, la tasa de pobreza de las mujeres mayores también aumentó en el mismo período, del 11,7% al 15,3%.

 Seguramente las mujeres pobres en cualquier parte del planeta, saben a qué se refiere Virginia cuando afirma: “Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien”.

Relacionando la pobreza de las mujeres con la creación literaria esta más que genial escritora dice, y con esto cierro el presente escrito homenaje a este ensayo y a su autora.

“La libertad intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siempre han sido pobres, no sólo durante doscientos años, sino desde el principio de los tiempos. Las mujeres han gozado de menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres no han tenido, pues, la menor oportunidad de escribir poesía. Por eso he insistido tanto sobre el dinero y sobre el tener una habitación propia. (Un cuarto propio, 1929)

Galilea Libertad Fausto.

Créditos de la ilustración a quien corresponda.
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lunes, 13 de mayo de 2024

El futuro político de México será autónomo y con perspectiva de género?

 


En este año de elecciones mi inquietud crece como ciudadana mexicana, pero también como parte de la comunidad latina radicada en la Unión Americana, y lo mismo que como feminista. Anteriormente fui un tanto optimista en cuanto al panorama político aquí en Estados Unidos y en México, pero definitivamente a estas alturas del partido no se trata de ser optimista sino de ser realista.

Y aunque no soy analista política ni pretendo serlo, puedo darme cuenta de que en ambos países la situación que se vislumbra no pinta bien para una buena parte de la población en general, y en particular para las mujeres y para el movimiento feminista, sin embargo, esta vez me quiero enfocar únicamente en lo que está sucediendo en México y las próximas elecciones presidenciales, tomando en cuenta la enorme influencia que Estados Unidos ha tenido y tiene sobre el acontecer político mexicano.

Recientemente sostuve una conversación sobre estos asuntos con la destacada periodista, política, feminista y activista mexicana Abril de la Fuente a la que iré citando a lo largo de este texto,  respecto al peso político de nuestro vecino del norte mencionó: 

“Históricamente se ha dicho que Estados Unidos es quien mueve la política de México y el mundo”,(por algo será).

Con la intromisión americana o sin ella, en retrospectiva y desde mi experiencia de ciudadana mexicana puedo decir que la cantidad de veces que el pueblo mexicano se ha ilusionado durante las campañas y la elección de un nuevo presidente, es igual al número de veces que se ha tenido que decepcionar ante la realidad no sólo de la falta de cumplimiento del gobierno con los intereses, bienestar, seguridad, desarrollo y prosperidad de la ciudadanía, sino también por el aumento de la violencia, la delincuencia organizada, la corrupción e impunidad, la complicidad gobierno-narco, el uso abuso y desvío del presupuesto público y en consecuencia el descarado e impune enriquecimiento ilícito del mandatario en turno y de todos sus allegados, mientras que el país sigue sumido en la pobreza.

Y para decepción de muchos/as (entre quienes me cuento yo), en estas y otras tantas “irregularidades” el sexenio del Presidente López Obrador no ha sido la excepción a la regla.

Baste mencionar la complicidad de su gobierno con los carteles del narcotráfico para someter y saquear a los pueblos indígenas de Chiapas y de otros estados de la República, los miles de millones de pesos invertidos supuestamente en la construcción del tren maya con “materiales de altísima calidad”, pero que a las primeras de cambio terminó descarrilado a causa del barato tipo de grava utilizada en las vías, construcción que dicho sea de paso cobró la vida de 7 millones de árboles en la selva maya.

Y para continuar con la lista negra el total desabasto de las mega farmacias, la irresponsable aplicación de la bien sabida dañina vacuna contra el COVID-19, y para rematar, aunque no para terminar, el repentino y gigantesco enriquecimiento empresarial de los hijos del presidente junto con sus primos y amigos, etcétera. 

Existen cifras, documentos, y videos totalmente fidedignos que se han hecho públicos, así como incontables testimonios ciudadanos que demuestran que el éxito de Morena en el poder es un show bien montado todos los días desde la mañanera por su carismático líder, mismo que al ser confrontado con claras y contundentes evidencias se limita a responder cínicamente: “no es cierto…esas pruebas mienten…yo tengo otros datos”.

Así haciendo uso de su habla seductora, cotidianamente le dice al pueblo lo que a este le gusta oír y no lo que realmente necesita saber.

Con el fin del mandato del romantizado Presidente López Obrador a la vuelta de la esquina, se podría pensar que la situación va cambiar para bien sobre todo con la al parecer inminente llegada de una mujer a la presidencia, sin embargo, un buen ejercicio del poder no depende del sexo de la persona electa, sobre todo si es verdad que en este país el mandatario a cargo es el que por debajo de la mesa decide a su sucesor o sucesora en este caso y no hay vuelta de hoja. 

Por otro lado, si bien es cierto que la candidatura a la presidencia de Xóchitl Gálvez (Frente Amplio por México), y de Claudia Sheinbaum (Movimiento de Regeneración Nacional) significan un triunfo feminista en materia de los derechos políticos de las mujeres, también lo es que la llegada de una mujer al poder no necesariamente se traduciría en un gobierno pro mujeres, niñas/os y otros grupos vulnerables, como ya lo he dicho en anteriores artículos.

No es lo mismo ser una mujer política que ser una política feminista, de ahí que la forma de hacer política de las mujeres puede ser una confrontación absoluta con el poder de los hombres, o ser una alianza con ellos para eliminar el peligro que representa a su soberanía patriarcal, la presencia de una mujer feminista en los altos puestos de la toma de decisiones.

Llevar a cabo un sexenio con perspectiva de género sería asumir el cargo presidencial con la convicción de querer deconstruir para construir desde adentro revolucionando las leyes y la política en general, con temáticas e implementaciones importantes para las mujeres y por consiguiente para la familia y la sociedad, sería tener una visión nueva auténtica propia, y verdadera voluntad política para la real transformación.

Y todo esto en mi muy particular opinión son atributos políticos y objetivos que no posee ni propone la candidata de Morena: Claudia Sheinbaum, todo su discurso de campaña carece de autonomía teniendo el sello inconfundible del obradorismo y de su postura antifeminista, una de las muchas pruebas es que en uno de los debates ni siquiera se atrevió a pronunciar claramente: “los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”, no pudo decirlo así con todas sus letras balbuceando entre dientes algo que ni ella sola logró entender.

Esta evidente falta de compromiso y de propuestas propias nos da una idea de lo que podemos o no esperar en el caso de que esta candidata resultara electa.

Algo probable más allá del voto ciudadano si tomamos en cuenta la acertada observación de Abril de la Fuente cuando dice: “Claudia tiene todo el poder y el dinero del gobierno, ese es el reto, vencer ese monstruo!”. 

En cuanto a la candidata Xóchitl Gálvez concuerdo totalmente con la opinión de esta experimentada política y periodista, quien está convencida de que Gálvez es la única esperanza de cambio en beneficio del pueblo mexicano si gana la presidencia.

En torno a esta Abril añade: “Xóchitl tiene posibilidades y muchas, sobre todo por la unión de los viejos partidos y si logra despertar la conciencia de quienes nunca votan,  de los abstencionistas que nos abandonan como compatriotas en momentos de conflicto tan decisivos que son cada 6 años”.

Sobre los objetivos y promesas de campaña de los partidos de izquierda y derecha comenta:

 “Sólo los guardan en papel, ya que en el ejercicio del poder hacen todo lo contrario a sus ideales. Hoy se necesita de candidatos ciudadanos sin partido, y con la preparación necesaria para palear tantas problemáticas que nos afectan a todas y todos por igual aunque de diversas formas”. 

Personalmente creo que la candidata Xóchitl Gálvez tiene la preparación académica, la experiencia y coraza política necesarias para hacer frente al sistema patriarcal y a la estructura criminal que conforman los tres niveles de gobierno, y su proyecto apunta a trabajar desde la perspectiva de género y desde la horizontalidad, pero carece del poder político económico y mediático del que goza la hija política y elegida del presidente López Obrador, Claudia Sheinbaum.

Sin embargo, nada está dicho todavía, la moneda está en el aire y cualquier cosa puede suceder en las urnas electorales, millones de ciudadanos/as, la periodista Abril de la Fuente y yo, apostamos por el poderoso despertar del pueblo mexicano para que a tiempo salga del embeleso obradorista y vea la real cara del Presidente, de su partido, y el lado oscuro que ha tenido su gobierno, el cual podría prolongarse a través de su candidata.

El equilibrio que la balanza política mexicana necesita en la recta final del período de las campañas electorales , es el respaldo económico empresarial, el apoyo masivo de los medios de comunicación independientes, y de la eliminación de la neutralidad política, entender a nivel ciudadanía que el abstenerse de votar ya no puede seguir siendo una opción para la población, puede marcar la diferencia entre más de lo mismo o el inicio de la verdadera transformación en pro ciudadano y la construcción de una alternativa de vida para las mujeres y las niñas que garantice su seguridad, bienestar, desarrollo y una vida libre de todas las formas de violencia.

Para concluir y a riesgo de ser considerada ilusa, quiero creer que el futuro político inmediato y posterior de mi querido país (México), no depende de Estados Unidos ni del designio amañado del actual mandatario perteneciente al partido de Morena, sino a la decisión de millones de mexicanas y mexicanos que acudiremos a votar en México y en el extranjero este próximo 2 de junio!.

Galilea Libertad Fausto.

 

Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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lunes, 6 de mayo de 2024

Algunas causas-efecto del conflicto madre-hija

“Las raíces son las venas que llevan el alimento y también llevan historias y tesoros,  a tu abuela a tu madre y a ti…a todas las une un vínculo invisible, ignorar ese vínculo es coartar tu lado femenino, tu creatividad, tu compasión, tu habilidad para dar y recibir”. (De la serie Mi otra yo)

Escuchar esta afirmación y creerla tanto racional como emocionalmente nos puede resultar algo hermoso, poético e inspirador, o por el contrario, algo negativo y amenazante sobre todo para las madres y las hijas cuya forma de relacionarse ha sido o es fría, distante, retadora e hiriente.

En la cercanía del día en que internacionalmente se celebra a las mamás, y entendiendo que la profundidad y variabilidad de esta problemática no se puede abarcar en unos cuantos párrafos, he querido tocar este sensible tema con el ánimo de ofrecer un breve espacio de identificación, comprensión y si es posible, de motivación para la búsqueda de sanidad y reconciliación.

No sé si en épocas pasadas las mujeres eran conscientes de lo difícil que generacionalmente en su familia había sido la relación madre-hija, no sé si se lo cuestionaban, si lo hablaban entre amigas o simplemente lo aceptaban viviéndolo como parte natural de la vida femenina.

Y no es que la confrontación entre una mamá y su hija sea la regla general en todas las familias de antes y de ahora, pero esta fracturada convivencia es algo que adolece a un gran número de ellas.

Hoy en día este conflicto materno filial es algo que reconocemos nos ha atravesado y nos atraviesa a muchas, y es un asunto del que estamos cada vez más dispuestas a hablar. De ahí que actualmente está herida interior es un tema recurrente entre mejores amigas, en las salas de terapia, en grupos círculos y talleres de ayuda para mujeres, pero también estas difíciles  vivencias se están viendo reflejadas en la literatura y entre rendijas van colándose en los guiones del teatro cine y televisión.

De todas estas y otras formas es que hijas y madres no sólo buscamos desahogarnos para soltar la carga emocional, sino también buscamos respuestas sanadoras a  las preguntas que constantemente nos hacemos tratando de entender, porqué tanta ruptura y abismo donde debería existir unión y entrañable cercanía?, quiénes son las buenas y las malas del cuento…nuestras madres o nosotras?, somos responsables de tan caótico desencuentro o lo son ellas?.

En un ejercicio de objetividad un buen comienzo sería preguntarnos si esta es una historia de inocentes y culpables?, o si es una problemática de género que hemos heredado en donde las unas y las otras somos víctimas?.

Personalmente me quedo con la segunda opción, por mi propia experiencia de vida y mi experiencia profesional puedo decir que este doloroso conflicto aunque con algunas terribles excepciones, en la mayoría de los casos no es una cuestión de falta de amor, o de villanía en ninguna de las contrincantes.

La antropología, sociología, teología y psicología femenina nos dicen que la multitud de causas están más bien en la educación, creencias y costumbres familiares, religiosas, sociales, culturales y psicológicas; todas enmarcadas en los márgenes patriarcales que históricamente han determinado no sólo lo que es ser mujer, sino también lo que es ser una buena madre y una buena hija.

Respecto a esto de ser buenas la escritora Sheila Heti en su libro Maternidad, muy acertadamente hace y responde dejándonos sobre la mesa para reflexionar lo siguiente:

“Qué diferencia hay entre ser una buena madre y ser una buena hija?, en la práctica muchas…en lo simbólico ninguna”.

Será por esta conceptualización de diferencias e igualdades aprendidas en el jerárquico y disfuncional parámetro de comportamiento que nos han enseñado,  el que una buena madre y una buena hija terminan enfrentadas y sintiéndose injustamente tratadas la una por la otra. 

La primera considerándose lastimada en su maternidad, desafiada en su autoridad y enojosamente frustrada por los inútiles intentos de seguir dictaminando los pasos de su niña- adolescente, la segunda adolorida en su hijidad, sintiéndose atacada, prisionera y gravemente irrespetada en su derecho a la libertad.

Estos lastimosos sentires y pensares  a menudo producen un sentimiento de fracaso personal en las progenitoras, que se preguntan qué fue lo que hicieron mal?, en qué fallaron como madres?, mientras que sus hijas experimentan una sensación de culpabilidad y de no ser nunca suficientes.

Y son precisamente esta clase de heridas unas de las que más duele emocionalmente, una de las que más tiempo tarda en sanar, y quizá sea la que mayor impacto y trascendencia tenga para una mujer en las diferentes etapas de su vida afectiva.

En cierta reunión de uno de los grupos de ayuda para mujeres de los que fui facilitadora, una de las asistentes expresó: “Durante mucho tiempo mi madre y yo hemos estado recibiendo terapia individual y conjunta, pero aún no logramos sanar ni cambiar todo lo negativo que sentimos, yo por ella y ella por su madre “.

Situaciones así son el resultado de ese complejo conflicto al que la escritora Elena Ferrante llama “el amor molesto”. Refiriéndose a ese cúmulo de sentimientos encontrados en una complicada relación de amor-odio, necesidad-rechazo, admiración-celos, alianza-rivalidad y competencia.

A las causas de esta infortunada hostilidad que algunas madres sienten hacia sus hijas, y que ya antes fueron mencionadas, podemos añadir posibles traumas debido al rechazo materno en su propia niñez, maltrato y/o abuso sexual en la infancia, violación y embarazo no deseado, violencia de pareja, maternidad obligada o no planeada, proyección en su hija de sueños no cumplidos o de complejos rencores y miedos.

A estos posibles orígenes podemos añadir la creencia de que su pequeña debe ser la prolongación de si misma y no un ser independiente con personalidad propia, algo que la filósofa Simone de Beauvoir analizó en 1949 en El Segundo Sexo, llamándole: la teoría de la doble.

En cuanto al sentir y reaccionar rebelde de las hijas es parte normal de la adolescencia, etapa de cambios emocionales y físicos pero también de una necesidad de expandir sus horizontes en busca de nuevas experiencias y sobre todo, en busca de su propia identidad. Es en ese proceso transformativo ansioso de libertad en el que ellas menos desean ser una copia de sus madres, ni sus damas de compañía y mucho menos responsables, enfermeras, cuidadoras o confidentes de sus progenitoras, como tampoco quieren ser asistentes domésticas ni nanas de sus hermanos pequeños. 

Si como mamá demandamos de nuestra hija lo que no es y a decir verdad no tiene por qué serlo, exigiéndole una madurez a destiempo, exclusividad y total obediencia; y si como hija espectamos de nuestra madre un comportamiento inmaculado, perfecto, complaciente y permisivo en todo, lo único que conseguiremos será decepcionarnos y herirnos mutuamente dando paso a la separación emocional y física tan difícil de superar después.

Como mujeres adultas sanar la herida afectiva madre-hija hija-madre no es sencillo, es un proceso a veces largo y siempre doloroso de reflexión, diálogo interior, de hablar pero también de escuchar a la otra. Algo indispensable en este proceso independientemente de que recibamos o no terapia profesional es la empatía, ponernos en el lugar y zapatos de la otra en su situación particular, su edad, estado de salud, y grado de madurez o de ignorancia, en su contexto familiar, educativo, económico, sociocultural y psicológico.

Si como hija de nuestra madre y mamá de nuestra hija vemos nuestras respectivas circunstancias internas, y los factores externos que rodearon el conflicto entre nosotras, nos será más fácil llegar a reconocer que desde nuestra imperfección humana cada una expresó y expresa su amor de la manera que sabe y puede, y que no deja de ser amor sólo porque no haya sido o sea de la forma en que necesitábamos o que nos gustaría que hubiera sido o fuera.

Comprender esto es una forma de empezar a caminar hacia la sanidad emocional, y poder así recibir a la vez que heredar la abundante nutrición de nuestro linaje femenino, tal como lo dicen las líneas con las que inicié este escrito y con las que quiero terminarlo:

“Las raíces son las venas que llevan el alimento y también llevan historias y tesoros,  a tu abuela a tu madre y a ti…a todas las une un vínculo invisible, ignorar ese vínculo es coartar tu lado femenino, tu creatividad, tu compasión, tu habilidad para dar y recibir”.

 

Galilea Libertad Fausto.

 

Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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