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miércoles, 17 de julio de 2024

Activismo feminista en familia y la exposición “Viva la Vida”

 


Conocer el feminismo, abrazarlo, hacerlo nuestra filosofía y propósito de vida es para muchas de nosotras no sólo la única y mejor forma de estar en el mundo, sino también de aportar a este algo mediante el trabajo que cada una realizamos en y desde nuestro propio campo. Y es verdad que hacer activismo feminista no es una tarea fácil, pero es muy especial y gratificante cuando nuestra labor de servicio es un proyecto de familia.

Pienso por ejemplo en lo maravilloso que fue y es para mi amiga y editora Hortensia Hernández y su hija Violeta Doval Hernández, colaborar y publicar juntas el mes pasado su magnífico libro: Sabias y Savia, una enriquecedora recopilación que nos da a conocer la importante labor de cincuenta feministas de diferentes países, las cuales trabajan en pro de la vida, seguridad, bienestar y desarrollo de las mujeres y niñas de todo el mundo y por la igualdad real entre los dos sexos.

Imagino y celebro enormemente lo enorgullecedor y motivador que es para Hortensia y Violeta unirse y llevar a cabo el proceso y la culminación de este valioso proyecto literario-feminista-activista, lo que me da la pauta para tomar prestado este espacio y compartirles una de mis más entrañables experiencias de labor feminista en familia.

El pasado 11 de julio se cumplieron quince años de aquella tarde en la que presentamos la exposición de pintura “Viva la vida”, en St. Joseph County Public Main Library South Bend, IN. Y hoy he querido rememorar este evento no sólo porque ha sido uno de los más emotivos y significativos en mi servicio social y activismo feminista, debido a que ese fue un proyecto en el que se integró parte de mi familia; sino también y sobre todo por la positiva trascendencia que tuvo para el autoconocimiento y autoestima de las participantes.

<<Durante las últimas semanas, Mariposas, un grupo de apoyo contra la violencia doméstica ha estado trabajando en el taller de acuarelas al aire libre. En un ambiente campestre rodeadas de naturaleza y dirigidas por el joven pintor y músico Aníbal Fausto (mi hijo), las mujeres están aprendiendo a combatir el estrés de la rutina diaria y a descubrirse a sí mismas, mientras dan sus primeros pasos a través de este mágico mundo de formas y colores>> ((Extracto de mi artículo publicado en julio de 2009).

El tema-modelo escogido por ellas mismas para llevar a cabo en este taller fue la obra artística de la pintora mexicana Frida Kalho, con la que se sentían identificadas por su nacionalidad e inspiradas por su ejemplo de fortaleza y tenacidad ante los duros embates de la vida.

Como mujer feminista, como facilitadora del grupo Mariposas y como mamá, fue muy gratificante ver montada la exposición con el trabajo que cada una de las mujeres realizó, más algunas de las obras de Aníbal que el mismo decidió exhibir como muestra de su apoyo a nuestro grupo, y en contra de la violencia de género.

Este acontecimiento como lo dije en su momento fue más que una pequeña exhibición artística, fue una gran muestra de crecimiento y superación personal, de unión familiar y de amistad también, pues el maravilloso espacio en el que Aníbal impartió este taller de pintura pertenecía a Gina Cortez, una de nuestras mejores amigas quien generosamente y con verdadera alegría nos abrió las puertas de su casa.

Detrás de cada pintura había la historia de fuerza y coraje de una mujer así como su deseo de superación, y los sueños e ilusiones de cada niña que participó.

 

Recuerdo que durante el proceso de creación mi emoción crecía mientras observaba los rostros relajados, el toque tan personal y la soltura con que todas ellas expresaban sus emociones en cada pincelada, mientras que al hacerlo iban venciendo su timidez y miedos a la vez que su autoestima crecía.

De igual modo me emocionaba cuando veía con admiración y orgullo a mi hija Rember que a sus 17 años ya tenía la nobleza y la valentía para asumir la dirección general de Mariposas, y cuando miraba con ternura y gratitud a mi pequeña hija Galilea que con tan sólo ocho años de edad era la encargada de repartir y abastecer a las asistentes los materiales de pintura, bocadillos y bebidas, además durante otras actividades del grupo entregaba a cada mujer, las hojas con la información de los diferentes recursos comunitarios existentes en nuestra localidad.

Era en esos momentos que pensaba en el largo y no siempre fácil camino que individualmente y como grupo habíamos recorrido para llegar hasta ahí, en lo tanto que estábamos creciendo y en lo mucho que valía la pena continuar mi ser y hacer feminista como mamá, pero también como facilitadora de grupos, asesora de recursos, consejera y columnista.

A quince años de distancia de aquel memorable taller y exposición de pintura, continúo pensando en la importante valía que tiene el granito de arena que cada quien aportemos para cambiar la difícil situación de la vida femenina, y por consiguiente de la familia y la sociedad en general porque a fin de cuentas el feminismo bien entendido y bien aplicado, beneficia tanto a las mujeres como a los hombres.

Quiero mencionar que, aunque en la actualidad hay más mujeres feministas (y hombres simpatizantes del feminismo) de las que ha habido en toda la historia de este movimiento, ser activista por los derechos de las mujeres y las niñas muchas veces sigue siendo una labor muy solitaria, por increíble que esto pueda parecer.

De ahí que encontrar e integrarse a un colectivo afín a nuestra visión y práctica feminista (en mi caso feminismo pacifista) es magnífico, pero cuando nuestro interés, empatía, compromiso, trabajo y voluntad de servicio es un proyecto y propósito de familia, se convierte en una experiencia con un plus de satisfacción y productividad agregado.

Pero ya sea en individual, en colectivo y/o en familia, el hacer activismo feminista sigue siendo una necesidad global para la creación y el impulso de propuestas, leyes, enmiendas, sanciones, y modelos de igualdad entre ambos sexos en todos los ámbitos de la sociedad, pero también para la creación de programas educativos, cursos y talleres que favorezcan la salud mental-emocional-física,,el autoconocimiento, la autoestima y el desarrollo integral de las mujeres y las niñas!.

 

Galilea Libertad Fausto.

Créditos de la ilustración: Axel Hernández.

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martes, 9 de julio de 2024

La dura vida femenina en las alturas de México

 


Cursaba el sexto año de primaria cuando un día la maestra Blanca nos leyó una historia, se trataba de personas que vivían en lo alto de las montañas a veces llenas de verdor y en el invierno cubiertas de blanca nieve, oí por primera vez de familias de mujeres y niñas que se reunían para caminar y subir juntas hasta el manantial del que traían agua a sus chozas, lo mismo se juntaban para bajar al río a lavar la ropa y bañarse.

En mi mente de hija única y solitaria niña de ciudad, aquel relato lleno de abuelas madres hijas hermanas tías primas y amigas me fascinó, pareciéndome algo realmente romántico femenino y mágico. Por supuesto nada más alejado de la triste y dura realidad que viven cada día las mujeres y las niñas en las montañas de cualquier parte del mundo.

Aunque es verdad que a esas alturas y en posición de pobreza la vida tampoco es fácil para hombres y niños, sin embargo, es innegable que para ellas física, biológica y culturalmente el grado de dificultad y sufrimiento que padecen en su condición de mujeres, es enormemente mayor que el de ellos.

Para empezar, nos encontramos con el hecho de que en esos inhóspitos lugares , el agua no abunda y la que hay no es de fácil acceso, lo que representa un grave problema para la privacidad y la higiene femenina especialmente durante el periodo menstrual, el embarazo, el alumbramiento y las semanas posteriores al parto.

En relación a esto, de acuerdo con informes de la Organización de las Naciones Unidas y del Banco Mundial, en 6 de cada 10 países más del 75% de las mujeres no tiene acceso a agua y jabón, mientras que 500 millones de mujeres en todo el mundo  no cuentan con un baño dentro del sitio en el que viven.

Y es aquí en donde empezamos a hablar de estructuras patriarcales, machismo y desigualdad, de violación de derechos humanos, de derechos sociales y de derechos de las mujeres y niñas. 

A menudo, por no decir siempre, las tradiciones, usos y costumbres de los pueblos originarios van de la mano con la violencia de género.  “Es peor en la montaña, en las zonas rurales y en las marginales donde mujeres y niñas somos maltratadas también por ser indígenas y pobres”, fue el comentario que me hizo el viernes pasado la artesana Azucena Ramírez perteneciente al pueblo purépecha de Michoacán, México.

Una muestra más esclarecedora del uso y abuso de ciertas herencias culturales, es la situación en las montañas de Guerrero México, pobladas de comunidades indígenas predominantemente pobres y carentes de agua potable, en las que es tradición que las mujeres sin importar su edad ni estado de salud, sean las que provean de agua a sus familias realizando para esto peligrosas y agotadoras caminatas de hasta tres o cuatro horas, cargando en las manos o en la espalda pesadas cubetas, de ahí que se den frecuentes abortos espontáneos a consecuencia de este esfuerzo y de lass constantes caídas que sufren.

El abuso sexual en la infancia y/o adolescencia, la prohibición para estudiar, matrimonio infantil, embarazo obligado, violencia conyugal e institucional, falta de atención médica son sólo algunas formas más de las violencias de que son víctimas estas mujeres, pero también cuando por necesidad de trabajo, por voluntad propia o ajena bajan de lo alto de la montaña migrando hacia algún pueblo o ciudad.

Cabe mencionar que en el Estado de Guerrero, el 68.8% de las mujeres ha sufrido violencia psicológica, física, sexual, económica o patrimonial, reporta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). A lo que se le suma que en el 2023 en este estado los feminicidios se incrementaron un 33%,  además de que continúan las desapariciones y la venta de niñas y mujeres indígenas.

Estas luchadoras de la vida no sólo recorren cada día a pie enormes distancias en busca de agua y muchas en busca de trabajo, sino también tienen que trasladarse a lugares lejanos cuando precisan de un médico, así como para poder denunciar los abusos de que son objeto ya que únicamente en 8 de los 85 municipios de Guerrero existen unidades de atención a la violencia de género. Las mujeres víctimas buscan justicia, pero el 99% de los casos no son investigados y los culpables no reciben nunca ninguna sentencia.

Mirando hacia el norte de México nos encontramos con nuestras hermanas que viven en la Sierra de Chihuahua, y nadie mejor para hablarnos de ellas que la periodista, activista por los derechos humanos y feminista mexicana Abril de la Fuente que no sólo las conoce de cerca, sino que les da asesoría y acompañamiento en diferentes procesos legales, ante las instituciones que constantemente ignoran sus demandas.

“En la Sierra de Chihuahua viven mujeres de grupos originarios rarámuri, odami, warijio y o'oba, así como mujeres mestizas. Para todas la vida aquí es complicada, algunas viven en pueblos o ciudades, otras en lo más intrincado de la Sierra” me comienza diciendo Abril en una entrevista reciente . Y continúa…”Para las mujeres serranas la vida es dura, las mujeres mestizas que lograron  estudios viven en condiciones más favorables que las que no tuvieron la oportunidad de estudiar”. (Esta activista ha promovido diversos programas educativos para ellas, motivándolas siempre a continuar estudiando).

Cuando le pregunté por los tipos de violencias que sufren estas mujeres y niñas indígenas, su respuesta sonó cargada de dolor cuando por mencionar a algunas habló de las mujeres  rarámuri, de esas niñas que en su mayoría no asisten a la escuela y desde temprana edad trabajan en el campo,

Igualmente hizo mención de la enorme violencia intrafamiliar que diariamente sufren las esposas al interior de su casa siendo golpeadas por sus maridos (terminando muchas de ellas asesinadas junto con sus hijos), y de la forma en que son rechazadas por el ministerio público cuando acuden a denunciar los delitos de que son víctimas.

Otra violencia a la que esta periodista y activista le pone luz y de la que poco y nada se habla es la práctica incestuosa:

“En las comunidades indígenas se da mucho el incesto, infinidad de niñas son violadas por sus hermanos, tíos o primos”…”Es muy común que haya hijas embarazadas de sus propios padres o abuelos, y muchas de ellas pierden la vida por estas prácticas horribles”, dijo y concluyó con tristeza Abril de la Fuente a la que agradezco mucho esta entrevista.

Es demasiado lo que falta por decir de la difícil e inaceptable situación  que viven sobre todo en las alturas las mujeres y niñas indígenas, de igual manera es demasiado lo que falta por hacer a favor de sus derechos  en general, desarrollo y bienestar integral, pero como no existe lo que no se nombra habría que empezar por legalizar el nombre y apellido de cada una de ellas.

No es posible que los gobiernos estatales continúen negándoles el derecho a ser reconocidas y debidamente registradas, como toda persona ciudadana deben contar con su acta de nacimiento y con todas las otras identificaciones oficiales que les permitan existir legalmente, y así poder tener acceso a escuelas, atención médica, programas de ayuda social, empleo, representación jurídica y todo lo demás que les es negado por no tener documentos de identificación.

Es urgente e imprescindible que desde diversas plataformas gubernamentales se trabaje con las mujeres y niñas indígenas víctimas de tanta violencia patriarcal y machista, sin embargo, es necesario ir más allá de la impartición de talleres artísticos y de manualidades, es vital que las registren y escolaricen para que salgan de la invisibilidad, el analfabetismo, la extrema pobreza y el abuso constante en el que viven, necesitan capacitación en oficios que les permita obtener empleos bien remunerados.

Del mismo modo ocupan de mujeres feministas que les hablen de todos sus derechos y de las leyes que las protegen, que les digan que las violencias que viven y sufren cotidianamente no son normales ni son mandato divino, precisan de una paciente pero ininterrumpida enseñanza sobre patriarcado machismo y feminismo, para que puedan ir a su propio paso creando conciencia de su personal situación y desarrollando una mente crítica y por consiguiente con perspectiva de género.

Y por último pero no menos importante, desde el movimiento feminista debemos continuar presionando a gobiernos y  autoridades municipales, para que terminen con el pacto de impunidad que tienen con los hombres que abusan golpean violan venden trafican y asesinan a mujeres y niñas indígenas o no indígenas en las ciudades, pueblos y montañas de México!


Galilea Libertad Fausto.

Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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miércoles, 26 de junio de 2024

En el proceso de ayuda todas somos importantes

 “Quien te viera dijera: “Es solo una.” …Pero cuando yo te veo siento el amor y el apoyo de miles y entonces sé que no eres sólo una”.

Hace algunos días durante una conversación de grupo de la que fui parte, una hija le dijo a su madre estas emotivas y significativas palabras luego de que ella se disculpara, por no poder hacer mucho más para ayudarla en sus batallas diarias.

En ocasiones no nos damos cuenta de lo tanto que nuestra sola presencia puede beneficiar a alguien, y no estamos conscientes de toda la fortaleza que transmitimos estando, escuchando…acompañando.

Hablando de nosotras las mujeres, a menudo muchas tenemos la sensación de que lo que hacemos por la o las otras no es suficiente, que el tipo de ayuda que damos en tiempos de necesidad como hija, progenitora, hermana, amiga, compañera etc, no sirve de mucho.

Yo misma alguna vez me he sorprendido experimentando este sentir y pensar en mi papel de mamá, amiga, activista feminista, o en cualquier otro de los aspectos de la mujer que soy, especialmente cuando no puedo ir más allá en mi aporte debido a todas las limitaciones que mi condición de enfermedad y discapacidades físicas me imponen.

Algunas puede que tengan otro tipo de limitantes en su deseo de ayudar, pero probablemente a todas en un momento dado nos llegue a producir la misma sensación de insuficiencia.

De ahí que es tan importante recordar y recordarnos unas a otras que diariamente vamos tejiendo la red de mujeres que nos sostiene, en donde cada madeja de estambre y cada puntada es necesaria y útil.

Si no podemos no sabemos o no tenemos los recursos necesarios para ayudar a resolver el problema de alguien, y lo único que hacemos es escucharla está bien, a veces eso es todo lo que una mujer necesita y de cualquier manera, una buena escucha es el principio y parte esencial de la solidaria labor de apoyo.

El entramado femenino que constituimos y a la vez elaboramos todas para acompañarnos, expresarnos y fortalecernos es rico y diverso.

Existen mujeres luz cuya sola presencia tiene la capacidad de iluminarnos aún en la oscuridad más profunda de nuestros problemas. Otras con el don de ser mujeres guía que con su innata madurez psicológica y afectiva, nos muestran una perspectiva más amplia de lo que somos, de los demás y de lo que sea que estemos pasando.

También hay mujeres brújula que nos ayudan a ubicarnos, a reencontrarnos cuando nos extraviamos a nosotras mismas. Otras son mujeres abrazo, sostén, vitamina, grúa, mujeres compañía que lo mismo están presentes en la cima que en el suelo permaneciendo ahí, hombro con hombro hasta que nos volvemos a poner de pie y si no podemos nos levantan y si no pueden, nos toman de la mano…se acuestan en el lugar donde estamos caídas esperando con paciencia y genuina empatía mientras nos transmiten su fuerza.

En el universo femenino también están las mujeres fe esperanza y certeza, que nos recuerdan que a cada noche le sigue el día, que fuimos creadas con la fuerza interior para superar lo que sea y salir adelante como lo hemos hecho antes, y como lo haremos después porque la vida está hecha de subidas y bajadas, de cuestas arriba y cuevas oscuras, pero haciéndonos ver en todo momento que de cada una vamos saliendo más fuertes.

Del mismo modo existen las mujeres semilla que nos reconectan con nuestras raíces divinas, con las de nuestras ancestras y con las de la madre naturaleza recordándonos nuestra verdadera esencia sabia e intuitiva, pienso por ejemplo en mis queridas maestras Germana Martin, Clarissa Pinkola Estés y Jean Shinoda Bolen.

Y por supuesto las mujeres medicina, médicas herbolarias, ginecólogas y parteras. Sanadoras generacionales que nos invitan y enseñan a compartir experiencias, desahogarnos, escucharnos y acompañarnos para fortalecer y sanar nuestro interior y el vínculo que nos une a todas.

Quizá somos una de estas mujeres dotadas con dones especiales brindándolos generosamente a aquellas que nos rodean, para su bienestar y la solución de sus problemas, o quizá no poseemos ninguno de estos talentos extraordinarios, pero igual intentamos ayudarlas desde y con lo que tenemos.

Y aquí es donde muchas podemos llegar a sentirnos frustradas e insuficientes, cuando la magnitud y la complejidad de la situación que atraviesa alguna de nuestras iguales súpera nuestras posibilidades, capacidades, conocimientos y recursos.  Es entonces cuando debemos ser realistas entendiendo que la ayuda es un proceso que se compone de diversas partes, y que en cada una se necesita una persona específica.

En las diferentes problemáticas de desigualdad carencias necesidades abusos y violencias que padecemos las mujeres (unas más que otras dependiendo de la dificultad del contexto del que provienen y en el que viven), requerimos de una red sorora que incluya la ayuda de familia, amigas,  médicas, psicólogas, abogadas, sociólogas, círculos de saberes femeninos, y grupos de apoyo para mujeres violentadas, así como de acompañamiento espiritual, y también muchas veces de apoyo económico.

Por otro lado, es necesario que quienes nos dedicamos al apoyo de mujeres en situaciones de vulnerabilidad y abuso, ya sea como trabajadoras sociales, facilitadoras, asesoras de recursos, terapeutas o consejeras tenemos la responsabilidad y el deber de estudiar, de tener la preparación académica y emocional debida para realizar eficazmente nuestra labor, en colaboración siempre con las demás profesionales que su caso requiera.

Es este conocimiento el que también nos permite tomar la distancia emocional y mental que necesitamos para no crear vínculos de apego y de dependencia, para saber cómo proceder o no proceder en cada situación. Capacitarnos y actualizarnos en el área transicional que desempeñamos en el proceso de apoyo, nos da el bagaje para proporcionar oportuna y acertadamente a nuestras mujeres las herramientas que realmente necesitan.

Así que si somos mujeres ayudando a mujeres ya sea como familia, amigas, activistas sociales, feministas y/o profesionales especializadas en determinadas áreas, etc., despojémonos de la errónea idea de no ser de suficiente ayuda y la culpa que a esto le sigue.

Recordemos que acompañar no es solucionar el problema en individual, es una labor colectiva en la que algunas aportamos de una forma y otras de otra manera, pero ninguna contribución es poca incluso un abrazo en silencio y un hombro en el que llorar, puede hacer la diferencia. ¡No minimicemos nuestro apoyo ni el de las demás, en el proceso de ayuda todas somos importantes!

Galilea Libertad Fausto.

Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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sábado, 15 de junio de 2024

El sí…pero no! al “llegamos todas” de Claudia Sheinbaum

 


Con la llegada de una mujer por primera vez a la presidencia de México se marca un antes y un después en la historia política mexicana, sin embargo, existen ciertas situaciones que no se pueden ver sentir y analizar desde un sólo ángulo, acontecimientos importantes que requieren de toda nuestra capacidad objetiva para poder separar una cosa de la otra. Y definitivamente el triunfo de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales del pasado 2 de junio en México y su frase “no llego sola, llegamos todas”, es para muchas uno de esos sucesos que suelen ponernos entre la espada y la pared, haciéndonos decir un si, ¡pero…no!

Por un lado está el hecho de que ganó un partido dirigido y controlado por un líder en el que ya no creemos aunque sea de izquierda, y por el otro lado está el que es una mujer la que ha sido electa, es un seentipensar agridulce que compartimos muchas mexicanas feministas partidarias de Xóchitl Gálvez como candidata independiente que fue, pero aún así no podemos no celebrar que tras doscientos años de “democracia” y décadas de lucha feminista por los derechos políticos de las mujeres, finalmente tendremos una presidenta, y festejamos que se haya cumplido la agenda feminista de 1916 como bien expresó nuestra gran maestra Marcela Lagarde. Y es maravilloso que a partir de ahora las niñas mexicanas podrán ver con otros ojos sus posibilidades futuras.

Definitivamente esto es algo trascendental e histórico para el género femenino y para el feminismo en México, sin embargo, no podemos enceguecernos en una celebración feminista irracional pensando que con una mujer al frente del poder ya el  bienestar, seguridad y desarrollo integral de las mujeres mexicanas está asegurado , porque como ya lo he dicho antes: una cosa es ser una mujer dedicada a la política, y otra cosa muy diferente es ser una mujer haciendo política anti patriarcal y por ende en pro de las mujeres y niñas/os. Creer que la presidenta electa por ser mujer será la hada madrina de todas las mexicanas, sería una total falta de madurez feminista.

Pero regresando al “No llego sola, llegamos todas” empiezo diciendo que inevitablemente me recordó al “Todos somos México” dicho por el nefasto ex presidente mexicano Enrique Peña Nieto, y a los “por el bien de todos… los pobres son primero”, “amor con amor se paga” y “yo soy el pueblo, yo soy la democracia!” frases tantas veces pronunciadas por el no menos nefasto actual presidente mexicano.

(No es de sorprender, en México cada partido político, cada candidatura y cada primer mandatario en cada sexenio (de derecha y de izquierda) tiene su lista de frases llegadoras para seducir las emociones del pueblo sensible y crédulo, que ignorante de la manipulación premeditada que hay detrás, y por el hambre de cambio que tiene sucumbe al esperanzador encanto de esas palabras).

En cuanto a la frase de Claudia Sheinbaum reconozco que para las mujeres puede sonar impactante, pero más allá de lo emotivo romántico femenino y hasta feminista que suenan estas cinco palabras, ¿¿es verdad que con ella llegamos todas??, mi respuesta es un absoluto no que va unido al no de incontables mexicanas feministas y no feministas.

Quienes me conocen y quienes me leen saben que no soy de la opinión de generalizar, y menos en el sentipensar político y electoral de un país como México que cuenta con cerca de 130 millones de habitantes, de los cuales el 52% son mujeres, más las mexicanas que radicamos en el extranjero y que también somos parte de la ciudadanía mexicana femenina.

En el triunfo electoral que Claudia obtuvo en las urnas no estamos el total de las mexicanas votantes, como tampoco están todas las mujeres de nuestro país, somos un incontable número que no le otorgamos nuestro voto (y no por dudar de la capacidad conocimiento y experiencia política que ella tiene, sino por no creer en el proyecto del partido al que representa, indeleblemente marcado con la firma de su fraudulento maestro), a nosotras se suman las abstencionistas y por supuesto las miles de mujeres indígenas zapatistas y de otros grupos que también son anti partidistas, todas las cuales pese a pertenecer al mismo sexo no nos sentimos representadas  políticamente por Claudia Sheinbaum, no por ahora, pero habrá que ver.

Sobre esta narrativa claudiana me parece muy interesante y acertada la opinión de la investigadora, doctora, periodista especializada en feminismo y ensayista italiana Emanuela Borzacchiello:

“No llegamos todas, tenemos la posibilidad de llegar todas, pero…creo que tenemos que preguntar a las que perdieron a sus hijas si llegaron, a las madres de Ayotzinapa que si sienten que llegaron también ellas…creo que tienen una respuesta diferente.  Tenemos que preguntar antes de crear una homologación que sigue no representándonos [a todas]. No podemos ser ingenuas y decir que somos todas en un mismo proyecto político, pero sí que estamos todas juntas en contra de un escenario que tiene que preocuparnos”.

Hay feministas con diferentes preferencias partidistas y otras a favor del anti partidismo, pero en pos de un mismo objetivo que es el bienestar integral y seguridad de las mujeres y las niñas, a todas nos haría bien escuchar a la antropóloga, académica, feminista y querida maestra Marcela Lagarde, que desde su abierto apoyo a Claudia Sheinbaum nos dijo el pasado marzo:

"Yo quisiera que las feministas nos propusiéramos ser territorios neutros para poder analizar, para poder confrontar, en confianza, de una manera dialógica, y poder cargarnos las pilas, que no las dejemos solas”… “Asumamos que viene un tiempo de mucho trabajo para nosotras, tenemos que ser bondadosas para hacer política democrática y no dejar pasar la ocasión, diría Sor Juana, de analizar en la práctica si hay una especificidad que haga la diferencia entre lo democrático feminista y lo que no lo es”.

Por mi parte, como mujer como feminista y por la eliminación de toda forma de violencia en contra de las mujeres y las niñas en México, realmente deseo que el suyo sea un gobierno con perspectiva de género y por consiguiente anti patriarcal, que ninguna mexicana tenga que barrer, agacharse y andar de rodillas recogiendo los pedazos del techo de cristal qué están rompiendo Claudia Sheinbaum y las otras mujeres de su partido con su llegada al poder.

 Es muy pronto para saber si la decisión de los 35 millones que votaron por ella fue acertada o no, tuvieron la oportunidad de apostar por algo diferente y se decantaron por lo mismo, no obstante, esta historia apenas está por comenzar, y habrá que darle el beneficio de la duda aunque para eso muchos y muchas tengan que echar mano de toda la fe partidista e institucional tan escasa (nula en mi caso) en estos días.

Reitero que no pongo en tela de juicio el conocimiento académico, experiencia política  y capacidad para gobernar de Claudia, pero si (como lo he dicho antes) soy muy escéptica en cuanto a la veracidad de su compromiso con el movimiento feminista en México, y desconfío totalmente de la autonomía y poder de decisión que ella tendrá en su gobierno, habrá que ver si quiere, si puede o si la dejan, cortar el cordón umbilical que hasta ahora la mantiene atada a la voluntad  falsamente democrática del Presidente López Obrador,  quien al igual que sus antecesores tanto ha desangrado  a nuestro país aunque él, suministrándole inteligentemente cuidados paliativos en forma de míseras ayudas sociales.

En este sexenio que está a punto de comenzar, veremos si es verdadero o falso aquello de que el postular en su partido a una mujer para competir por la presidencia de México, fue otra de las jugadas maestras del actual presidente, a razón de que la oposición más fuerte de su gobierno no ha sido la derecha, sino el movimiento feminista en nuestro país, y que estratégicamente optó por hacer caso al dicho que dice: ¡si no puedes con tu enemigo…únete a él!

 

Galilea Libertad Fausto.

 

Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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domingo, 9 de junio de 2024

Inmigración violencias y mujeres

 


Inicié este escrito con la intención de hablar acerca del sobresaliente y arduo trabajo que realizan algunas de mis compatriotas mexicanas dentro de mi comunidad, sin embargo, un indignante acto en contra de una de ellas (a la que llamaré Marisela) cambió mi enfoque trasladándolo de una forma de reconocimiento, a un medio para seguir denunciando las violencias que sufren mis hermanas latinas o no, en la pesadilla en la que se convirtió para ellas el “sueño americano” debido a su condición no sólo de mujeres, de pobres, a veces de analfabetas,  sino también y especialmente en su condición de inmigrantes indocumentadas.

(Y antes de continuar me detengo un momento para mencionar a las que en el trayecto hasta aquí fueron secuestradas, desaparecidas, violadas, vendidas, y un momento en memoria de las que han sido asesinadas en su intento por llegar a la Unión Americana).

Entre la comunidad de latinas radicadas en Estados Unidos solemos hablar de la serie de renuncias, obstáculos, retos, memorias y nostalgias que pasamos viviendo en este país sobre todo en términos del idioma y la cultura, de los difíciles agregados que significa para alguien carecer de la documentación legal para hacerlo, tales como la dificultad para conseguir empleo, tener que aceptar salarios demasiado bajos,  el no acceso a cobertura médica, y en muchos estados la imposibilidad para obtener identificación oficial válida y licencia de conducir, también la poca o nula retribución anual de nuestros impuestos, el no poder adquirir  préstamos universitarios y becas, créditos bancarios, propiedades,  etcétera.

Sin embargo, aún entre nosotras nos cuesta mucho trabajo hablar de la serie de abusos y violencias de las que somos objeto cotidianamente al interior de nuestra casa por parte de nuestra pareja. En la cultura hispana continúa existiendo la ley no escrita en papel, pero si en la psique femenina, del silencio, del aguante y de la resignación, acompañada de la peligrosa idea de que “la ropa sucia se lava en casa” sin que nadie más pueda verla o enterarse.

Pienso en los muchos años de sufrimiento y silencio de algunas de las mujeres víctimas de violencia doméstica a las que he tenido la oportunidad de acompañar y ayudar de alguna forma en mi labor feminista. Por ejemplo,  “Carmen” que sufrió depresión postraumática durante más de un año, después de un aborto espontáneo que tuvo, debido al desgaste de su matriz por los nueve hijos anteriores que ya había tenido, ya que su marido además de agredirla física y sexualmente también le prohibía el uso de métodos anticonceptivos.

Recuerdo también a “María” que perdió al hijo que esperaba, fue por desnutrición y exceso de quehaceres y cuidados, pero también por negligencia del hospital que ignoró los primeros síntomas de aborto relegándola a la sala de espera, en un claro acto de discriminación por su apariencia indígena y por no saber hablar inglés. (Su esposo la golpeaba, le prohibía ir a tomar clases para aprender el idioma y cualquier otra cosa).

Lo que me lleva al presente con el caso de “Marisela” quien la semana pasada venciendo la vergüenza y el miedo, finalmente pudo romper el silencio confiándoles a sus compañeras de trabajo que su marido le pega constantemente, que estaba embarazada pero que desde hacía días tenía sangrado vaginal después de la anterior golpiza que él le dió, rápidamente una de ellas la llevó a la clínica pero fue tarde  porque terminó perdiendo el bebé que esperaba.

Su compañera y ahora amiga está proporcionándole apoyo e información de los diferentes recursos que existen en el estado de Indiana, y específicamente en nuestra comunidad para mujeres maltratadas independientemente de su estado migratorio, programas de salud física y emocional, ayuda alimentaria y económica para ellas y sus hijas/os, albergues seguros en donde pueden ir a vivir temporalmente, asesoría jurídica, y la posibilidad de obtener la residencia legal como víctimas de violencia. Ayudas que Marisela agradece nerviosamente, pero que dice no necesitar asegurando que ya todo está bien.

El camino hasta la salida de esta penosa y peligrosa situación será largo, una mujer tarda mucho tiempo en reconocer que está siendo víctima de violencia intrafamiliar, y las estadísticas muestran que no se separa definitivamente de su abusador hasta después del séptimo intento de dejarlo, las separaciones y reconciliaciones pueden darse durante años especialmente cuando hay hijos de por medio.

El tener hijos pequeños y/o menores de edad hace que muchas mujeres acepten y callen el maltrato de que son víctimas, por no romper el núcleo familiar y por miedo a perderlos en una corte debido a su condición de inmigrantes indocumentadas, lo que las pone en un grado mayor de vulnerabilidad haciéndolas sentir atrapadas en lo que perciben como un callejón sin salida, principalmente cuando su pareja es residente legal o peor aún si es ciudadano americano.

Estos abusadores suelen aprovechar su posición de ventaja manteniéndolas sometidas y violentadas de muchas formas, bajo amenaza de reclamar la custodia total de sus hijos/as, y de reportarlas al Departamento de Migración para que sean deportadas a su país de origen.

(Situación de abuso de poder, maltrato y temor que también padecen algunos hombres-padres que son indocumentados, quienes al igual que estas mujeres son víctimas de violencia de pareja).

Pero volviendo al terreno femenino, con frecuencia es visto, aunque ignorado, el hecho de que esta desventaja legal es a menudo aprovechada por empleadores y jefes que acosan a sus trabajadoras, convirtiendo sus jornadas laborales en un infierno de manoseo abuso y violación sexual, o despidiéndolas cuando se niegan a complacer sus deseos.

He conocido y tratado casos así, mujeres jóvenes muchas de ellas criadas aquí en Estados Unidos, en su mayoría bilingües y con buen grado de escolaridad, conscientes de su situación de víctimas, pero con la desventaja de ser pobres y de no tener documentos legales de residencia.

En cuanto al común denominador que comparten “Carmen” “María” y “Marisela”, es que son indígenas mexicanas, inmigrantes indocumentadas, pobres, analfabetas, y que en su cultura y su religión no se abandona al esposo bajo ninguna circunstancia, aunque en eso les vaya la vida.

Por desgracia todavía son muchas las mujeres en circunstancias iguales o similares, y otras en condiciones particulares totalmente diferentes a las anteriores, pero que igual aún no logran salir de los múltiples cautiverios que las atrapan (educativos, familiares, religiosos, geográficos, sociales, culturales, psicológicos, emocionales, románticos, económicos, legales etc.).

Y no sólo aquí en Estados Unidos sino alrededor de todo el mundo, especialmente en países como México en donde diariamente once mujeres son víctimas de feminicidio en su mayoría a manos de su ex pareja o pareja sentimental. (Aunque el gobierno actual lo niegue).

Estados Unidos cuenta con diferentes leyes y programas de ayuda para las mujeres y sus familias que son víctimas de abuso sean residentes legales o no, sin embargo, aunque esto es muy importante y beneficioso no es suficiente para la eliminación de la violencia de género. Se necesita atacar el problema desde sus raíces que son el patriarcado y el machismo incrustado en la familia, educación, religión, y cultura, pero también en el modus operandi de los gobiernos de derecha y de izquierda, para no perder los privilegios que este sistema de dominación sobre las mujeres les ha dado desde siempre.

La inmigración forzosa ya sea legal o ilegal, no sería necesaria si cada país invirtiera más en la eliminación de la pobreza, la inseguridad, la violencia, la delincuencia, y el crimen organizado. Y si las grandes potencias dejaran de fabricar y surtir armas a propios y ajenos, si además dejaran de promover deliberadamente guerras en otras naciones. También otra historia sería si los organismos internacionales hicieran y lograran más en la defensa de los derechos humanos en general, y en particular en los derechos de las mujeres, niñas y niños.

De ahí la gran importancia del actual movimiento feminista a nivel mundial en todas sus ramificaciones, integrado por mujeres comprometidas que no cesamos de denunciar las violaciones desigualdades y violencias, mujeres feministas que persistimos en enfrentar a gobiernos demandando la creación de estructuras, políticas, leyes, instituciones, programas sociales, y modelos educativos basados en la igualdad de género. 

El día que en nuestros países de origen haya educación, vivienda segura, atención a la salud, oportunidades de empleo, y seguridad para todos y para todas dejará de existir la inmigración por necesidad, y el día que en las  escuelas primarias medias y superiores se implante la pedagogía violeta, y en las familias e Iglesias se deje de dar una formación patriarcal y machista, entonces dejará de haber desigualdad, abuso de poder, violencia y sometimiento dentro y fuera de las casas…dentro y fuera de la tierra natal de cada quien!

Galilea Libertad Fausto.

Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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jueves, 6 de junio de 2024

Os invitamos a leer SABIAS y SAVIA

 

Tras años de activismos y tras un trabajo que comenzó en abril de 2021 se ha materializado el libro SABIAS Y SAVIA homenaje al activismo por los derechos humanos de las mujeres. Sin duda es un proyecto acariciado al que muchas personas han ayudado a aterrizar y que traerá cola.

Os añado el listado de mujeres que nos han contado sobre sus vidas, vivencias y afán trasformador  y a las que os invitamos a leer. Son cincuenta de varios países como podéis ver, y sus historias nos muestran la realidad del patriarcado desde distinto ángulos y el inmenso trabajo que supone cambiarlo, y lo cierto es, que gracias a ellas lo esta haciendo. 

Desde aquí nuestro agradecimiento a todas ellas por ser semilla de un mundo mejor y nuestra invitación a que leáis sus propias palabras y sepáis de sus desvelos .




Puedes encargar el libro desde aquí aquí 


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domingo, 2 de junio de 2024

Por un espacio propio para la Biblioteca de Mujeres.



 Ya desde 2011 venimos gritando : "Por un espacio propio para la Biblioteca de Mujeres". Es claro que tenemos que gritar más alto, pues es un espacio imprescindible. SUMATE y APOYA para que finalmente ese espacio sea una realidad acudiendo a este acto reivindicativo que se celebrará el 19 de junio y deja tu firma  en change.org 

La biblioteca de mujeres creada en 1985, tuvo que donarse al Instituto de la Mujer en 2006 tras ser desalojada de su espacio por la Comunidad de Madrid. Han pasado 18 años desde su donación y todavía no tiene espacio propio.

Su colección consta de unos 30.000 volúmenes compuesta por estudios y ensayos feministas, biografías, obras de creación artísticas y literarias y colecciones especiales.

La biblioteca de Mujeres es, en si misma, un testimonio de la lucha de las mujeres, pues está, se creó en el momento de reivindicación del movimiento feminista en España; y también, porque es el resultado de la colaboración de muchas mujeres que han pasado por allí durante más de 40 años y de miles de horas de trabajo no remunerado.

Por todo lo expuesto anteriormente las Amigas de la Biblioteca de Mujeres, creemos que esta Biblioteca debería tener un espacio propio de acceso público, dotado con recursos económicos, personal especializado y un espacio adecuado a las necesidades para poder llevar a cabo los objetivos y fines para los que fue creada:

La conservación de toda la colección organizada y accesible al público.

Ser espacio donde reunir la cultura y el saber y testimoniar la vida de las mujeres a través de sus documentos.

Recopilar toda la documentación especializada en estudios de género, feminismo y obras producidas o escritas por mujeres de interés público.

Esta Biblioteca es un patrimonio cultural de las mujeres del que hasta ahora hemos carecido, es nuestra propia historia.


Pedimos tu apoyo!!! Por un espacio propio para la Biblioteca de Mujeres ya!!!


Deja tu firma de apoyo : https://chng.it/7KTPFJ8j6M

#bibliotecademujeres

https://www.heroinas.net/2011/04/por-un-espacio-propio-para-la.html



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sábado, 25 de mayo de 2024

Hijas nietas y bisnietas de Una habitación propia

 

En el mes de mayo de hace noventa y cinco años la intelectual, crítica literaria, escritora y feminista inglesa Virginia Woolf terminó de escribir su ensayo Una habitación propia, mismo que fue revisado en agosto y publicado en octubre de 1929 convirtiéndose indiscutiblemente en un texto-cimiento del feminismo.

La ascendente presencia de las mujeres en la literatura y la creciente de la filosofía feminista, no se podría entender ni se hubiera dado de la misma forma sin la enormidad del pensamiento y las letras de esta escritora, Virginia es la madre literaria y la madre feminista de nuestras bisabuelas abuelas y madres, y desde la atemporalidad de su escritura lo está siendo también de nuestras hijas. 

El pensamiento emancipador femenino y la escritura de generaciones completas de mujeres se han nutrido y se nutren de la visión feminista y el legado literario que nos heredó Virginia Woolf, tal como ella misma lo expresó en Un cuarto propio:

«Porque, si somos mujeres (y escritoras), pensamos a través de nuestras madres. Es inútil acudir a los grandes escritores en busca de ayuda, aunque los frecuentemos por placer, Lamb, Browne, Thackeray, Newman, Sterne, Dickens, De Quincey –quien sea–, jamás han ayudado a una mujer, aunque ella haya aprendido de ellos algún truco y lo haya adaptado a su uso». 

La elevada capacidad de análisis de Virginia la hizo una intelectual adelantada a su tiempo, pienso por ejemplo en la también gran pensadora Simone de Beauvoir, filósofa, escritora y feminista francesa  y en las diversas preguntas que ella se plantea en su ensayo El segundo sexo publicado en 1949, muchas de las cuales ya Virginia Woolf las había respondido dos décadas atrás en Una habitación propia, como por ejemplo: el porqué de la subjetividad y la subordinación de las mujeres ante los hombres.

Así también, es muy interesante observar el hecho de que el contenido de la híbrida narrativa que estamos escribiendo hoy en día, no es un estilo de reciente invención como se pudiera pensar, sino que precisamente la autora que aquí nos compete lo creo hace casi cien años desde la luminosidad y erudición de su cuarto propio.

El estilo de este genial ensayo mezcla de historia, memoria, realidad, ficción, autobiografía, crítica sociopolítica, académica y literaria, teoría feminista y más fue algo totalmente pionero en esa época, y aunque algunas plumas lo adoptaron posteriormente, es ahora que está siendo utilizado  abundantemente en ese pensado y escrito análisis del mundo y de la literatura hecho desde feminismo, la materialidad y los afectos que bien hemos aprendido de la escritura de Virginia Woolf.

Algo más de lo que desde el movimiento feminista estamos haciendo mucho en la actualidad, y de lo que Virginia y su Habitación propia  también son pioneras, es la recuperación de escritoras olvidadas así como la simbolización en sus textos de los padecimientos, obstáculos y desigualdades que sufrieron sus antecesoras-referentes y ella misma en su condición y experiencia de mujeres literatas.

En Una habitación propia esto lo hace en la inventada vida, la no obra y la muerte de la poeta hermana de Shakespeare a la que la autora nos exhorta a vivificar a través de nuestro trabajo de mujeres poetas y escritoras, dándole así la oportunidad de existir ser hablar y crear, oportunidades que por su sexo le fueron negadas.

A pesar del éxito que tuvo la publicación de este libro,  probablemente Virginia Woolf nunca imaginó el impacto y la vigencia que su ensayo seguiría teniendo a casi un siglo de distancia, son incontables los estudios y análisis que la academia, la sociología, la crítica literaria y los feminismos continúan haciendo de este texto, innumerables conferencias, conversatorios, seminarios, talleres de escritura, libros, artículos, clubs de lectura, obras de teatro etc, que se han hecho y se hacen de sobre y a partir de este libro, que también ha dado nombre a cafés, librerías, exposiciones y programas tales como: 

Ourownroom, un proyecto curatorial de la historiadora de arte Inés Ruíz Artola, que junto a veinte artistas participantes y  cinco escritoras entre ellas la gran escritora mexicana Margo Glantz, realizaron y fueron publicando durante meses en las redes sociales Facebook e Instagram en 2021.

Y el programa “Habitación propia", un espacio de encuentro para el feminismo, transmitido actualmente en YouTube por Diario Público y conducido magníficamente por la periodista española Virginia P. Alonzo.

La clave de la vigencia del cuarto propio de Virginia Woolf tiene que ver con que ella mientras escribía el contenido de las dos conferencias que daría a jóvenes universitarias y que dieron origen a este texto, supo mirar el pasado presente y futuro de la situación de la vida de las mujeres, ahí desde su escritorio en su casa de Londres en aquel 26 de octubre de 1928 en el que…”la luz de la mañana caía en rayos polvorientos a través de las ventanas sin cortinas y el murmullo del tráfico subía de la calle”.

Para dejar registro y que la memoria no se pierda, vió hacia atrás cuando las mujeres prácticamente no sabían leer ni escribir y eran propiedad de su marido, cuando les era negado estudiar, poseer, heredar, sentir pensar y expresar, cuando eran encerradas bajo llave a la menor desobediencia o queja, cuando la violencia física del esposo a la esposa era muy bien vista por la familia y la sociedad.  Pero también vió el momento y dió constancia de las escasas pero existentes universidades para mujeres, y de los derechos políticos económicos y conyugales que las sufragistas habían logrado hasta entonces para las mujeres inglesas.

Al mismo tiempo que pensaba y escribía sobre todo esto, Virginia fue más allá vislumbrando el desarrollo que las mujeres tendríamos sobre todo en el ámbito universitario, laboral y literario cien años después de aquel mayo de 1928.

Sin embargo, pese a los muchos y enormes avances que las feministas hemos ido logrando desde la primera ola hasta ahora, no han sido suficientes como para poner a todas las denuncias contenidas en este libro, en la categoría de ya resueltas, de ahí también su vigencia y utilidad. 

Bástenos mirar que alrededor del mundo en pleno 2024 a manos de hombres, millones de mujeres famosas y desconocidas, ricas y pobres, cultas e incultas siguen siendo golpeadas y arrastradas por el piso en más de un sentido, niñas continúan siendo obligadas a contraer matrimonio, el analfabetismo se da más en niñas y adolescentes mujeres, prevalece el sexismo, estereotipos y prejuicios de género. Y estas son sólo algunas de las asignaturas pendientes que la familia y la sociedad aún tienen con el sexo femenino y que puntualmente están expuestas en Una Habitación Propia.

Para el crecimiento desarrollo prosperidad y bienestar de las mujeres, Virginia Woolf hace un reiterado énfasis de que necesitan tener una razonable entrada de dinero y por ende un cuarto propio (autonomía intelectual, económica, física, creativa, etc.).

La situación de pobreza de las mujeres que ella tanto denuncia a lo largo de todo este ensayo, es uno más de los muchos porqués de su actualidad, pero pongámosla en números:

ONU Mujeres reporta que 1 de cada 10 mujeres en el mundo vive en extrema pobreza y en Latinoamérica hay un 18% más de mujeres pobres que de hombres, mientras que en México 7 de cada 10 mujeres viven en la pobreza, y en cuanto a Estados Unidos el Centro Nacional de Derecho de la Mujer informa que entre 2021 y 2022, la tasa de pobreza en las familias encabezadas por madres criando solas a sus hijos/as se duplicó al pasar del 11,9% al 26,7%. Del mismo modo, la tasa de pobreza de las mujeres mayores también aumentó en el mismo período, del 11,7% al 15,3%.

 Seguramente las mujeres pobres en cualquier parte del planeta, saben a qué se refiere Virginia cuando afirma: “Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien”.

Relacionando la pobreza de las mujeres con la creación literaria esta más que genial escritora dice, y con esto cierro el presente escrito homenaje a este ensayo y a su autora.

“La libertad intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siempre han sido pobres, no sólo durante doscientos años, sino desde el principio de los tiempos. Las mujeres han gozado de menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres no han tenido, pues, la menor oportunidad de escribir poesía. Por eso he insistido tanto sobre el dinero y sobre el tener una habitación propia. (Un cuarto propio, 1929)

Galilea Libertad Fausto.

Créditos de la ilustración a quien corresponda.
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lunes, 13 de mayo de 2024

El futuro político de México será autónomo y con perspectiva de género?

 


En este año de elecciones mi inquietud crece como ciudadana mexicana, pero también como parte de la comunidad latina radicada en la Unión Americana, y lo mismo que como feminista. Anteriormente fui un tanto optimista en cuanto al panorama político aquí en Estados Unidos y en México, pero definitivamente a estas alturas del partido no se trata de ser optimista sino de ser realista.

Y aunque no soy analista política ni pretendo serlo, puedo darme cuenta de que en ambos países la situación que se vislumbra no pinta bien para una buena parte de la población en general, y en particular para las mujeres y para el movimiento feminista, sin embargo, esta vez me quiero enfocar únicamente en lo que está sucediendo en México y las próximas elecciones presidenciales, tomando en cuenta la enorme influencia que Estados Unidos ha tenido y tiene sobre el acontecer político mexicano.

Recientemente sostuve una conversación sobre estos asuntos con la destacada periodista, política, feminista y activista mexicana Abril de la Fuente a la que iré citando a lo largo de este texto,  respecto al peso político de nuestro vecino del norte mencionó: 

“Históricamente se ha dicho que Estados Unidos es quien mueve la política de México y el mundo”,(por algo será).

Con la intromisión americana o sin ella, en retrospectiva y desde mi experiencia de ciudadana mexicana puedo decir que la cantidad de veces que el pueblo mexicano se ha ilusionado durante las campañas y la elección de un nuevo presidente, es igual al número de veces que se ha tenido que decepcionar ante la realidad no sólo de la falta de cumplimiento del gobierno con los intereses, bienestar, seguridad, desarrollo y prosperidad de la ciudadanía, sino también por el aumento de la violencia, la delincuencia organizada, la corrupción e impunidad, la complicidad gobierno-narco, el uso abuso y desvío del presupuesto público y en consecuencia el descarado e impune enriquecimiento ilícito del mandatario en turno y de todos sus allegados, mientras que el país sigue sumido en la pobreza.

Y para decepción de muchos/as (entre quienes me cuento yo), en estas y otras tantas “irregularidades” el sexenio del Presidente López Obrador no ha sido la excepción a la regla.

Baste mencionar la complicidad de su gobierno con los carteles del narcotráfico para someter y saquear a los pueblos indígenas de Chiapas y de otros estados de la República, los miles de millones de pesos invertidos supuestamente en la construcción del tren maya con “materiales de altísima calidad”, pero que a las primeras de cambio terminó descarrilado a causa del barato tipo de grava utilizada en las vías, construcción que dicho sea de paso cobró la vida de 7 millones de árboles en la selva maya.

Y para continuar con la lista negra el total desabasto de las mega farmacias, la irresponsable aplicación de la bien sabida dañina vacuna contra el COVID-19, y para rematar, aunque no para terminar, el repentino y gigantesco enriquecimiento empresarial de los hijos del presidente junto con sus primos y amigos, etcétera. 

Existen cifras, documentos, y videos totalmente fidedignos que se han hecho públicos, así como incontables testimonios ciudadanos que demuestran que el éxito de Morena en el poder es un show bien montado todos los días desde la mañanera por su carismático líder, mismo que al ser confrontado con claras y contundentes evidencias se limita a responder cínicamente: “no es cierto…esas pruebas mienten…yo tengo otros datos”.

Así haciendo uso de su habla seductora, cotidianamente le dice al pueblo lo que a este le gusta oír y no lo que realmente necesita saber.

Con el fin del mandato del romantizado Presidente López Obrador a la vuelta de la esquina, se podría pensar que la situación va cambiar para bien sobre todo con la al parecer inminente llegada de una mujer a la presidencia, sin embargo, un buen ejercicio del poder no depende del sexo de la persona electa, sobre todo si es verdad que en este país el mandatario a cargo es el que por debajo de la mesa decide a su sucesor o sucesora en este caso y no hay vuelta de hoja. 

Por otro lado, si bien es cierto que la candidatura a la presidencia de Xóchitl Gálvez (Frente Amplio por México), y de Claudia Sheinbaum (Movimiento de Regeneración Nacional) significan un triunfo feminista en materia de los derechos políticos de las mujeres, también lo es que la llegada de una mujer al poder no necesariamente se traduciría en un gobierno pro mujeres, niñas/os y otros grupos vulnerables, como ya lo he dicho en anteriores artículos.

No es lo mismo ser una mujer política que ser una política feminista, de ahí que la forma de hacer política de las mujeres puede ser una confrontación absoluta con el poder de los hombres, o ser una alianza con ellos para eliminar el peligro que representa a su soberanía patriarcal, la presencia de una mujer feminista en los altos puestos de la toma de decisiones.

Llevar a cabo un sexenio con perspectiva de género sería asumir el cargo presidencial con la convicción de querer deconstruir para construir desde adentro revolucionando las leyes y la política en general, con temáticas e implementaciones importantes para las mujeres y por consiguiente para la familia y la sociedad, sería tener una visión nueva auténtica propia, y verdadera voluntad política para la real transformación.

Y todo esto en mi muy particular opinión son atributos políticos y objetivos que no posee ni propone la candidata de Morena: Claudia Sheinbaum, todo su discurso de campaña carece de autonomía teniendo el sello inconfundible del obradorismo y de su postura antifeminista, una de las muchas pruebas es que en uno de los debates ni siquiera se atrevió a pronunciar claramente: “los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”, no pudo decirlo así con todas sus letras balbuceando entre dientes algo que ni ella sola logró entender.

Esta evidente falta de compromiso y de propuestas propias nos da una idea de lo que podemos o no esperar en el caso de que esta candidata resultara electa.

Algo probable más allá del voto ciudadano si tomamos en cuenta la acertada observación de Abril de la Fuente cuando dice: “Claudia tiene todo el poder y el dinero del gobierno, ese es el reto, vencer ese monstruo!”. 

En cuanto a la candidata Xóchitl Gálvez concuerdo totalmente con la opinión de esta experimentada política y periodista, quien está convencida de que Gálvez es la única esperanza de cambio en beneficio del pueblo mexicano si gana la presidencia.

En torno a esta Abril añade: “Xóchitl tiene posibilidades y muchas, sobre todo por la unión de los viejos partidos y si logra despertar la conciencia de quienes nunca votan,  de los abstencionistas que nos abandonan como compatriotas en momentos de conflicto tan decisivos que son cada 6 años”.

Sobre los objetivos y promesas de campaña de los partidos de izquierda y derecha comenta:

 “Sólo los guardan en papel, ya que en el ejercicio del poder hacen todo lo contrario a sus ideales. Hoy se necesita de candidatos ciudadanos sin partido, y con la preparación necesaria para palear tantas problemáticas que nos afectan a todas y todos por igual aunque de diversas formas”. 

Personalmente creo que la candidata Xóchitl Gálvez tiene la preparación académica, la experiencia y coraza política necesarias para hacer frente al sistema patriarcal y a la estructura criminal que conforman los tres niveles de gobierno, y su proyecto apunta a trabajar desde la perspectiva de género y desde la horizontalidad, pero carece del poder político económico y mediático del que goza la hija política y elegida del presidente López Obrador, Claudia Sheinbaum.

Sin embargo, nada está dicho todavía, la moneda está en el aire y cualquier cosa puede suceder en las urnas electorales, millones de ciudadanos/as, la periodista Abril de la Fuente y yo, apostamos por el poderoso despertar del pueblo mexicano para que a tiempo salga del embeleso obradorista y vea la real cara del Presidente, de su partido, y el lado oscuro que ha tenido su gobierno, el cual podría prolongarse a través de su candidata.

El equilibrio que la balanza política mexicana necesita en la recta final del período de las campañas electorales , es el respaldo económico empresarial, el apoyo masivo de los medios de comunicación independientes, y de la eliminación de la neutralidad política, entender a nivel ciudadanía que el abstenerse de votar ya no puede seguir siendo una opción para la población, puede marcar la diferencia entre más de lo mismo o el inicio de la verdadera transformación en pro ciudadano y la construcción de una alternativa de vida para las mujeres y las niñas que garantice su seguridad, bienestar, desarrollo y una vida libre de todas las formas de violencia.

Para concluir y a riesgo de ser considerada ilusa, quiero creer que el futuro político inmediato y posterior de mi querido país (México), no depende de Estados Unidos ni del designio amañado del actual mandatario perteneciente al partido de Morena, sino a la decisión de millones de mexicanas y mexicanos que acudiremos a votar en México y en el extranjero este próximo 2 de junio!.

Galilea Libertad Fausto.

 

Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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lunes, 6 de mayo de 2024

Algunas causas-efecto del conflicto madre-hija

“Las raíces son las venas que llevan el alimento y también llevan historias y tesoros,  a tu abuela a tu madre y a ti…a todas las une un vínculo invisible, ignorar ese vínculo es coartar tu lado femenino, tu creatividad, tu compasión, tu habilidad para dar y recibir”. (De la serie Mi otra yo)

Escuchar esta afirmación y creerla tanto racional como emocionalmente nos puede resultar algo hermoso, poético e inspirador, o por el contrario, algo negativo y amenazante sobre todo para las madres y las hijas cuya forma de relacionarse ha sido o es fría, distante, retadora e hiriente.

En la cercanía del día en que internacionalmente se celebra a las mamás, y entendiendo que la profundidad y variabilidad de esta problemática no se puede abarcar en unos cuantos párrafos, he querido tocar este sensible tema con el ánimo de ofrecer un breve espacio de identificación, comprensión y si es posible, de motivación para la búsqueda de sanidad y reconciliación.

No sé si en épocas pasadas las mujeres eran conscientes de lo difícil que generacionalmente en su familia había sido la relación madre-hija, no sé si se lo cuestionaban, si lo hablaban entre amigas o simplemente lo aceptaban viviéndolo como parte natural de la vida femenina.

Y no es que la confrontación entre una mamá y su hija sea la regla general en todas las familias de antes y de ahora, pero esta fracturada convivencia es algo que adolece a un gran número de ellas.

Hoy en día este conflicto materno filial es algo que reconocemos nos ha atravesado y nos atraviesa a muchas, y es un asunto del que estamos cada vez más dispuestas a hablar. De ahí que actualmente está herida interior es un tema recurrente entre mejores amigas, en las salas de terapia, en grupos círculos y talleres de ayuda para mujeres, pero también estas difíciles  vivencias se están viendo reflejadas en la literatura y entre rendijas van colándose en los guiones del teatro cine y televisión.

De todas estas y otras formas es que hijas y madres no sólo buscamos desahogarnos para soltar la carga emocional, sino también buscamos respuestas sanadoras a  las preguntas que constantemente nos hacemos tratando de entender, porqué tanta ruptura y abismo donde debería existir unión y entrañable cercanía?, quiénes son las buenas y las malas del cuento…nuestras madres o nosotras?, somos responsables de tan caótico desencuentro o lo son ellas?.

En un ejercicio de objetividad un buen comienzo sería preguntarnos si esta es una historia de inocentes y culpables?, o si es una problemática de género que hemos heredado en donde las unas y las otras somos víctimas?.

Personalmente me quedo con la segunda opción, por mi propia experiencia de vida y mi experiencia profesional puedo decir que este doloroso conflicto aunque con algunas terribles excepciones, en la mayoría de los casos no es una cuestión de falta de amor, o de villanía en ninguna de las contrincantes.

La antropología, sociología, teología y psicología femenina nos dicen que la multitud de causas están más bien en la educación, creencias y costumbres familiares, religiosas, sociales, culturales y psicológicas; todas enmarcadas en los márgenes patriarcales que históricamente han determinado no sólo lo que es ser mujer, sino también lo que es ser una buena madre y una buena hija.

Respecto a esto de ser buenas la escritora Sheila Heti en su libro Maternidad, muy acertadamente hace y responde dejándonos sobre la mesa para reflexionar lo siguiente:

“Qué diferencia hay entre ser una buena madre y ser una buena hija?, en la práctica muchas…en lo simbólico ninguna”.

Será por esta conceptualización de diferencias e igualdades aprendidas en el jerárquico y disfuncional parámetro de comportamiento que nos han enseñado,  el que una buena madre y una buena hija terminan enfrentadas y sintiéndose injustamente tratadas la una por la otra. 

La primera considerándose lastimada en su maternidad, desafiada en su autoridad y enojosamente frustrada por los inútiles intentos de seguir dictaminando los pasos de su niña- adolescente, la segunda adolorida en su hijidad, sintiéndose atacada, prisionera y gravemente irrespetada en su derecho a la libertad.

Estos lastimosos sentires y pensares  a menudo producen un sentimiento de fracaso personal en las progenitoras, que se preguntan qué fue lo que hicieron mal?, en qué fallaron como madres?, mientras que sus hijas experimentan una sensación de culpabilidad y de no ser nunca suficientes.

Y son precisamente esta clase de heridas unas de las que más duele emocionalmente, una de las que más tiempo tarda en sanar, y quizá sea la que mayor impacto y trascendencia tenga para una mujer en las diferentes etapas de su vida afectiva.

En cierta reunión de uno de los grupos de ayuda para mujeres de los que fui facilitadora, una de las asistentes expresó: “Durante mucho tiempo mi madre y yo hemos estado recibiendo terapia individual y conjunta, pero aún no logramos sanar ni cambiar todo lo negativo que sentimos, yo por ella y ella por su madre “.

Situaciones así son el resultado de ese complejo conflicto al que la escritora Elena Ferrante llama “el amor molesto”. Refiriéndose a ese cúmulo de sentimientos encontrados en una complicada relación de amor-odio, necesidad-rechazo, admiración-celos, alianza-rivalidad y competencia.

A las causas de esta infortunada hostilidad que algunas madres sienten hacia sus hijas, y que ya antes fueron mencionadas, podemos añadir posibles traumas debido al rechazo materno en su propia niñez, maltrato y/o abuso sexual en la infancia, violación y embarazo no deseado, violencia de pareja, maternidad obligada o no planeada, proyección en su hija de sueños no cumplidos o de complejos rencores y miedos.

A estos posibles orígenes podemos añadir la creencia de que su pequeña debe ser la prolongación de si misma y no un ser independiente con personalidad propia, algo que la filósofa Simone de Beauvoir analizó en 1949 en El Segundo Sexo, llamándole: la teoría de la doble.

En cuanto al sentir y reaccionar rebelde de las hijas es parte normal de la adolescencia, etapa de cambios emocionales y físicos pero también de una necesidad de expandir sus horizontes en busca de nuevas experiencias y sobre todo, en busca de su propia identidad. Es en ese proceso transformativo ansioso de libertad en el que ellas menos desean ser una copia de sus madres, ni sus damas de compañía y mucho menos responsables, enfermeras, cuidadoras o confidentes de sus progenitoras, como tampoco quieren ser asistentes domésticas ni nanas de sus hermanos pequeños. 

Si como mamá demandamos de nuestra hija lo que no es y a decir verdad no tiene por qué serlo, exigiéndole una madurez a destiempo, exclusividad y total obediencia; y si como hija espectamos de nuestra madre un comportamiento inmaculado, perfecto, complaciente y permisivo en todo, lo único que conseguiremos será decepcionarnos y herirnos mutuamente dando paso a la separación emocional y física tan difícil de superar después.

Como mujeres adultas sanar la herida afectiva madre-hija hija-madre no es sencillo, es un proceso a veces largo y siempre doloroso de reflexión, diálogo interior, de hablar pero también de escuchar a la otra. Algo indispensable en este proceso independientemente de que recibamos o no terapia profesional es la empatía, ponernos en el lugar y zapatos de la otra en su situación particular, su edad, estado de salud, y grado de madurez o de ignorancia, en su contexto familiar, educativo, económico, sociocultural y psicológico.

Si como hija de nuestra madre y mamá de nuestra hija vemos nuestras respectivas circunstancias internas, y los factores externos que rodearon el conflicto entre nosotras, nos será más fácil llegar a reconocer que desde nuestra imperfección humana cada una expresó y expresa su amor de la manera que sabe y puede, y que no deja de ser amor sólo porque no haya sido o sea de la forma en que necesitábamos o que nos gustaría que hubiera sido o fuera.

Comprender esto es una forma de empezar a caminar hacia la sanidad emocional, y poder así recibir a la vez que heredar la abundante nutrición de nuestro linaje femenino, tal como lo dicen las líneas con las que inicié este escrito y con las que quiero terminarlo:

“Las raíces son las venas que llevan el alimento y también llevan historias y tesoros,  a tu abuela a tu madre y a ti…a todas las une un vínculo invisible, ignorar ese vínculo es coartar tu lado femenino, tu creatividad, tu compasión, tu habilidad para dar y recibir”.

 

Galilea Libertad Fausto.

 

Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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martes, 23 de abril de 2024

El día del libro y la literatura escrita por mujeres

 


Quienes amamos sumergirnos en el universo mágico de la tinta y el papel estamos de celebración, este 23 de abril nos ponemos de manteles largos por el Día Internacional del Libro, fecha que fue promovida por la UNESCO en 1988 con el propósito de fomentar el buen hábito de la lectura, apoyar a la industria editorial y a la protección de los derechos de autor.

Antes y durante dicho día se llevan a cabo alrededor del mundo innumerables actividades literarias: festivales, ferias, presentaciones, lectura de libros etc., y la comunidad universitaria en la Ciudad de México no es la excepción. desde el 2009 la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realiza la Fiesta del Libro y la Rosa. Este 2024 se llevó a cabo en los espacios del Centro Cultural Universitario del 19 al 21 de abril vendiendo, comprando libros y regalando rosas en un ambiente de verdadero amor por la palabra escrita.

Hasta aquí todo va de maravilla y me parece muy bien, pero como lectora, escritora y feminista que soy, me es imposible no ver desde una perspectiva de género todo este asunto de los libros y las editoriales, además de unas cuantas cosas más derivadas de lo mismo.

Es una verdad universalmente reconocida (parafraseando a Jane Austen), que nunca antes había existido un número tan grande de mujeres dedicadas al honroso oficio de escribir, y este enorme auge femenino está directamente ligado al feminismo, al desarrollo de una conciencia crítica de género y a los espacios que el movimiento feminista a ido abriendo para nosotras las mujeres escritoras.

Estamos viendo hecha realidad la profecía literaria que Virginia Woolf vaticinó en 1929 desde el escritorio de su habitación propia, diciendo que si vivíamos cien años más (como humanidad),  y si cada una de nosotras  lográramos tener quinientas libras al año y una habitación propia (autonomía de pensamiento e independencia económica), habiéndonos para entonces acostumbrado a la libertad tendríamos el valor de escribir exactamente lo que pensamos, floreceríamos y poblaríamos con nuestra voz escrita los jardines del mundo.

Sin embargo, pese a lo mucho que hemos avanzado en el ámbito de las letras, aún nos queda muchísimo más por hacer y por lograr. 

Actualmente las grandes editoriales siguen publicando más libros escritos por hombres que por mujeres,  y continúa siendo mejor pagado el trabajo literario de ellos que de ellas, por otro lado las librerías (excepto las librerías feministas), muestran en sus estanterías más vistosas un mayor número de libros de autores que de autoras, y para rematar esta evidente desigualdad, los premios literarios se siguen otorgando más a escritores que a escritoras, este hecho definitivamente no tiene nada que ver con la calidad de los textos seleccionados, sino directamente con el criterio patriarcal que atraviesa el canon literario.

Algo más para mencionar o mejor dicho para criticar, es que en un acto estratégico de mercadotecnia a las principales editoriales les ha dado por publicar y publicitar a gran escala a escritoras del pasado consideradas clásicas hoy en día, un negocio muy lucrativo debido al enorme crecimiento de lectoras y escritoras feministas y no feministas a nivel mundial, y al interés de estas por reivindicar la vida y la obra de escritoras de épocas anteriores, mismas que en su momento o después,  no fueron debidamente valoradas y que en su mayoría terminaron siendo olvidadas.

Este constante maratón de pioneras publicadas en lujosas ediciones conmemorativas, ediciones regulares y de bolsillo son en sí un acierto para la industria editorial y un disfrute para la comunidad lectora que gustamos de ellas, el problema radica en que las grandes editoriales apuestan a lo seguro publicando libros de autoras clásicas, y no se arriesgan publicando el prolífico trabajo literario que están haciendo nuevas autoras.

Existe otro tipo de desdén a la literatura escrita por mujeres que ha afectado y afecta lo mismo a autoras tanto de ayer como de hoy, , y es que históricamente los hombres han leído y leen a los hombres, las mujeres hemos leído y leemos a los hombres, sin embargo, el número de hombres que leyó en siglos anteriores a mujeres fue prácticamente nulo, salvo rarísimas excepciones, y en la actualidad ese número continúa siendo bastante minoritario. Quienes más leen el trabajo de las mujeres son las propias mujeres, y ese desequilibrio lector es algo de lo mucho que tenemos que cambiar desde el feminismo académico.

Todavía a finales del siglo pasado en los programas de educación básica, media y preparatoria, las pensadoras, filósofas y literatas eran inexistentes, en las clases de historia y literatura sólo se leía analizaba y se tomaba como única base de la enseñanza, a los grandes clásicos y a toda otra obra escrita por hombres, borrando del mapa histórico-literario el importante y por demás invaluable aporte de las mujeres al universo de las letras.

Gracias a las feministas es que hoy se está dando a conocer dentro y fuera de la academia, por ejemplo, que la primera obra literaria firmada de la que se tiene conocimiento fue escrita por una mujer: Enheduanna, poeta y escritora nacida en Mesopotamia 2286 siglos antes de la era cristiana. Y de ahí un desfile de grandes pensadoras, filósofas, escritoras y poetas rescatadas por los feminismos desde la remota antigüedad hasta la modernidad, Safo, Aspasia, Hipatia, Hildegarda, Christine de Pizan, Sor Juana, Olympe de Gouges, Mary Wollstonecraft, Virginia Woolf, y la lista continúa.

En definitiva, es un hecho que la lectura de buenos libros forma mentes, sana sociedades y abre un mundo de incontables y maravillosas posibilidades, la buena literatura es una fuente inagotable de sabiduría que hace al pasado presente y al futuro posible.

Este Día Internacional del Libro y en todo momento, recordemos que la excelencia de la palabra escrita no es exclusiva de ningún sexo, mujeres y hombres tenemos la misma capacidad literaria para dar vida a grandes obras, y debemos tener las mismas oportunidades de publicación, divulgación, expansión, valoración y reconocimiento de nuestro trabajo!

Galilea Libertad Fausto.


Créditos de la ilustración a quien corresponda.








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