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sábado, 15 de junio de 2024

El sí…pero no! al “llegamos todas” de Claudia Sheinbaum

 


Con la llegada de una mujer por primera vez a la presidencia de México se marca un antes y un después en la historia política mexicana, sin embargo, existen ciertas situaciones que no se pueden ver sentir y analizar desde un sólo ángulo, acontecimientos importantes que requieren de toda nuestra capacidad objetiva para poder separar una cosa de la otra. Y definitivamente el triunfo de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales del pasado 2 de junio en México y su frase “no llego sola, llegamos todas”, es para muchas uno de esos sucesos que suelen ponernos entre la espada y la pared, haciéndonos decir un si, ¡pero…no!

Por un lado está el hecho de que ganó un partido dirigido y controlado por un líder en el que ya no creemos aunque sea de izquierda, y por el otro lado está el que es una mujer la que ha sido electa, es un seentipensar agridulce que compartimos muchas mexicanas feministas partidarias de Xóchitl Gálvez como candidata independiente que fue, pero aún así no podemos no celebrar que tras doscientos años de “democracia” y décadas de lucha feminista por los derechos políticos de las mujeres, finalmente tendremos una presidenta, y festejamos que se haya cumplido la agenda feminista de 1916 como bien expresó nuestra gran maestra Marcela Lagarde. Y es maravilloso que a partir de ahora las niñas mexicanas podrán ver con otros ojos sus posibilidades futuras.

Definitivamente esto es algo trascendental e histórico para el género femenino y para el feminismo en México, sin embargo, no podemos enceguecernos en una celebración feminista irracional pensando que con una mujer al frente del poder ya el  bienestar, seguridad y desarrollo integral de las mujeres mexicanas está asegurado , porque como ya lo he dicho antes: una cosa es ser una mujer dedicada a la política, y otra cosa muy diferente es ser una mujer haciendo política anti patriarcal y por ende en pro de las mujeres y niñas/os. Creer que la presidenta electa por ser mujer será la hada madrina de todas las mexicanas, sería una total falta de madurez feminista.

Pero regresando al “No llego sola, llegamos todas” empiezo diciendo que inevitablemente me recordó al “Todos somos México” dicho por el nefasto ex presidente mexicano Enrique Peña Nieto, y a los “por el bien de todos… los pobres son primero”, “amor con amor se paga” y “yo soy el pueblo, yo soy la democracia!” frases tantas veces pronunciadas por el no menos nefasto actual presidente mexicano.

(No es de sorprender, en México cada partido político, cada candidatura y cada primer mandatario en cada sexenio (de derecha y de izquierda) tiene su lista de frases llegadoras para seducir las emociones del pueblo sensible y crédulo, que ignorante de la manipulación premeditada que hay detrás, y por el hambre de cambio que tiene sucumbe al esperanzador encanto de esas palabras).

En cuanto a la frase de Claudia Sheinbaum reconozco que para las mujeres puede sonar impactante, pero más allá de lo emotivo romántico femenino y hasta feminista que suenan estas cinco palabras, ¿¿es verdad que con ella llegamos todas??, mi respuesta es un absoluto no que va unido al no de incontables mexicanas feministas y no feministas.

Quienes me conocen y quienes me leen saben que no soy de la opinión de generalizar, y menos en el sentipensar político y electoral de un país como México que cuenta con cerca de 130 millones de habitantes, de los cuales el 52% son mujeres, más las mexicanas que radicamos en el extranjero y que también somos parte de la ciudadanía mexicana femenina.

En el triunfo electoral que Claudia obtuvo en las urnas no estamos el total de las mexicanas votantes, como tampoco están todas las mujeres de nuestro país, somos un incontable número que no le otorgamos nuestro voto (y no por dudar de la capacidad conocimiento y experiencia política que ella tiene, sino por no creer en el proyecto del partido al que representa, indeleblemente marcado con la firma de su fraudulento maestro), a nosotras se suman las abstencionistas y por supuesto las miles de mujeres indígenas zapatistas y de otros grupos que también son anti partidistas, todas las cuales pese a pertenecer al mismo sexo no nos sentimos representadas  políticamente por Claudia Sheinbaum, no por ahora, pero habrá que ver.

Sobre esta narrativa claudiana me parece muy interesante y acertada la opinión de la investigadora, doctora, periodista especializada en feminismo y ensayista italiana Emanuela Borzacchiello:

“No llegamos todas, tenemos la posibilidad de llegar todas, pero…creo que tenemos que preguntar a las que perdieron a sus hijas si llegaron, a las madres de Ayotzinapa que si sienten que llegaron también ellas…creo que tienen una respuesta diferente.  Tenemos que preguntar antes de crear una homologación que sigue no representándonos [a todas]. No podemos ser ingenuas y decir que somos todas en un mismo proyecto político, pero sí que estamos todas juntas en contra de un escenario que tiene que preocuparnos”.

Hay feministas con diferentes preferencias partidistas y otras a favor del anti partidismo, pero en pos de un mismo objetivo que es el bienestar integral y seguridad de las mujeres y las niñas, a todas nos haría bien escuchar a la antropóloga, académica, feminista y querida maestra Marcela Lagarde, que desde su abierto apoyo a Claudia Sheinbaum nos dijo el pasado marzo:

"Yo quisiera que las feministas nos propusiéramos ser territorios neutros para poder analizar, para poder confrontar, en confianza, de una manera dialógica, y poder cargarnos las pilas, que no las dejemos solas”… “Asumamos que viene un tiempo de mucho trabajo para nosotras, tenemos que ser bondadosas para hacer política democrática y no dejar pasar la ocasión, diría Sor Juana, de analizar en la práctica si hay una especificidad que haga la diferencia entre lo democrático feminista y lo que no lo es”.

Por mi parte, como mujer como feminista y por la eliminación de toda forma de violencia en contra de las mujeres y las niñas en México, realmente deseo que el suyo sea un gobierno con perspectiva de género y por consiguiente anti patriarcal, que ninguna mexicana tenga que barrer, agacharse y andar de rodillas recogiendo los pedazos del techo de cristal qué están rompiendo Claudia Sheinbaum y las otras mujeres de su partido con su llegada al poder.

 Es muy pronto para saber si la decisión de los 35 millones que votaron por ella fue acertada o no, tuvieron la oportunidad de apostar por algo diferente y se decantaron por lo mismo, no obstante, esta historia apenas está por comenzar, y habrá que darle el beneficio de la duda aunque para eso muchos y muchas tengan que echar mano de toda la fe partidista e institucional tan escasa (nula en mi caso) en estos días.

Reitero que no pongo en tela de juicio el conocimiento académico, experiencia política  y capacidad para gobernar de Claudia, pero si (como lo he dicho antes) soy muy escéptica en cuanto a la veracidad de su compromiso con el movimiento feminista en México, y desconfío totalmente de la autonomía y poder de decisión que ella tendrá en su gobierno, habrá que ver si quiere, si puede o si la dejan, cortar el cordón umbilical que hasta ahora la mantiene atada a la voluntad  falsamente democrática del Presidente López Obrador,  quien al igual que sus antecesores tanto ha desangrado  a nuestro país aunque él, suministrándole inteligentemente cuidados paliativos en forma de míseras ayudas sociales.

En este sexenio que está a punto de comenzar, veremos si es verdadero o falso aquello de que el postular en su partido a una mujer para competir por la presidencia de México, fue otra de las jugadas maestras del actual presidente, a razón de que la oposición más fuerte de su gobierno no ha sido la derecha, sino el movimiento feminista en nuestro país, y que estratégicamente optó por hacer caso al dicho que dice: ¡si no puedes con tu enemigo…únete a él!

 

Galilea Libertad Fausto.

 

Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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