Qué sería de las mujeres sin el aliento y el apoyo en situaciones de crisis que son 
tantas. No habríamos sobrevivido a los  avatares de la vida sin otras mujeres 
conocidas y desconocidas, próximas o distantes en el tiempo y en la tierra. Los 
índices de Desarrollo Humano con los que  medimos la situación de género, el 
desarrollo y el poder de las mujeres no incluyen todavía el registro de lo que para la 
antropología es el tejido social cuyas diversas tramas y urdimbres nos sostienen. En 
él, las mujeres tenemos un peso extraordinario al tejer y sostener las relaciones de 
parentesco y familiares, las conyugales,  amorosas y de amistad, el trabajo y las 
actividades económicas, al crear en la esfera de la cultura, en ámbitos científicos e 
intelectuales, y desde luego a través de la participación social y política, la 
espiritualidad y la práctica de la solidaridad. Los enormes afanes por alcanzar la 
buena vida y por arribar a la justicia  en el mundo han tenido en las mujeres 
protagonistas conmovedoras.
Cuántas madres han sido figuras fundantes, transmisoras de nuestra lengua y con 
ella de los cimientos de nuestra visión del mundo, y coautoras de nuestra identidad. 
Cuántas han sido sostén de sus hijas a lo largo de la vida. Qué mujer no ha tenido el 
apoyo cómplice o lo ha dado alguna hermana, tía y prima, suegra y cuñada. Desde el 
entendimiento o el conflicto las parientas se han apoyado en el día a día. Qué decir 
de las abuelas y las nietas en mágicos encuentros generacionales y de las hijas que 
en las vueltas de la vida acaban siendo madres de sus madres. Y las amigas, las 
compañeras y las colegas que acompañan a otras en riesgo por infinidad de cosas. 
Las mujeres que nos han curado y cuidado, las que nos han enseñado el mundo, con 
íntima cercanía por encima de los tabúes y normas sociales. 
Qué habría sido de las mujeres en el patriarcado sin el entramado de mujeres 
alrededor, a un lado, atrás de una, adelante, guiando el camino, aguantando juntas. 
¿Qué sería de nosotras sin nuestras amigas? ¿Qué sería de las mujeres sin el amor 
de las mujeres?.
PONENCIA DE MARCELA LAGARDE Y DE LOS RIO
 
 
Me ha emocionado y con tu permiso lo comparto, pertenezco a ese grupo de solidaridad que tantas cosas me enseñó y enseñé, casi sin saberlo. Gracias
ResponderEliminarEs fantástica la claridad de Marcela !
EliminarMe encanta y no se puede explicar mejor.
ResponderEliminarUn abrazo para todas.
Gracias Nieves, por estar por aquí . Marcela es super clara y didáctica , la traemos mucho por nuestros blog por eso .
EliminarSoy un hombre, pero comparto en su totalidad, lo que dice Marcela, aquellas sociedades mas justas, han sido siempre matriarcales, la forma de amar y de entrega a veces desinteresadamente que tiene la mujer, deberiamos de aprenderla los hombres. Gracias Marcela por recordarlo.
ResponderEliminarGracias pro estar por aquí. Una revisión de la forma de relacionarnos es vital, ojala lo hagamos pronto .
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