El mundo no puede esperar que los pobres y los países pobres paguen primas de seguros por un problema que no crearon. Las acciones para abordar las pérdidas y los daños causados por el cambio climático son un pilar del Acuerdo de París (Artículo 8). Aproximadamente un cuarto de los NDCs incluyen la cuestión de pérdidas y daños, y el 44% de los pequeños estados insulares en desarrollo (SIDS, por sus siglas en inglés) mencionan pérdidas y daños en sus NDCs. En la COP25 se debe acelerar y mejorar el trabajo sobre pérdidas y daños, teniendo en cuenta las necesidades de los más afectados, incluidas los migrantes inducidos por el cambio climático. La financiación para pérdidas y daños debe aumentar de acuerdo con las responsabilidades comunes pero diferenciadas; responsabilidades históricas; capacidades respectivas y canalizarse a las comunidades más afectadas, incluidas las mujeres. Esto incluye, fuentes innovadoras de financiamiento para crear un fondo que se ocupe específicamente de pérdidas y daños (por ejemplo, impuesto de extracción de combustibles fósiles, impuesto de bunkers, impuesto sobre transacciones financieras, impuesto de aviación) que pueda generar financiamiento significativo e independiente de los presupuestos gubernamentales. Los seguros para riesgos asociados a desastres tienen un papel que desempeñar en la cuestión de pérdidas y daños y pueden ofrecer beneficios para lidiar con eventos extremos. No obstante, están limitados debido al sistema prevaleciente en el que los SIDS, los LDCs y otros estados tienen que pagar las primas. Estos seguros también tiene un valor limitado cuando se trata de impactos climáticos de proceso lento y cuando los desastres son tan frecuentes que no se pueden asegurar.
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