El mundo de las diferencias
Celeste tiene dos hijos, una parejita, esta casada. Tiene 28 años y ya no quiere tener más hijos. Ella quiso trabajar hace cinco años, y puso carpetas, habló con amistades que le podían ayudar y empezó la búsqueda. Había decidido trabajar porque la plata no le alcanzaba, y lo que su marido ganaba no alcanzaba. Al fin le llamaron a una entrevista y le fue bien, pero solo hubo un detalle que le faltó, le pidieron un certificado de estarligada, de estar usando algo para no embarazarse y un examen de sangre que demuestre que no estaba embarazada.No hay problema dijo, el Carlos viene cadames,se queda una semana y solo ahítenemos relaciones y me cuido esa semana. Pero justo para este trabajo la suerte no estuvo de su parte, el examen le salió positivo, estaba embarazada. No podía ser verdad…. Justo ahora cuando la cosa iba por buen camino
...”Yo no tenía idea de que estaba embarazada, fue por pura casualidad, yo estaba buscando trabajo y me pidieron certificados de todo, y entre esos me pidieron uno de que estaba ligada y que no estaba embarazada. Lo que pasa es que mi marido trabaja en el Oriente y esta allá tres semanas y una semana se queda acá. Yo soy bien regular y francamente me había ido bien cuidándome con la fecha. A veces usábamos preservativos, pero en general no. Creo que a mi marido le daba un poco de inseguridad que use un método mas seguro, porque usted sabe, el por allá y yo por acá…
Yo tenía 23 años, dos hijos, y teníamos una parejita, ya no queríamos más. Yo soy casada, solo que me case jovencita. Mi marido trabaja en el Oriente hasta ahora y en ese tiempo yo no usaba nada de anticonceptivos.
Lo que pasó es que mis hijos ya estaban grandecitos y yo quería trabajar, para ayudarle a él. Empecé a poner bocas para que me avisen de algún trabajo y también veía en el periódico, así fue que puse algunas carpetas. Entonces me llamaron de una empresa a una entrevista, me dijeron que lleve algunos papeles, cartas de recomendación. Yo fui, me hicieron la entrevista y me fue bien, pero al final ya para salir me dijeron que casi estaba aceptada y que solo me faltaban unos papeles, que no me habían dicho, un examen de sangre para embarazo que diga negativo, o un certificado de estar ligada, una de dos.
Yo ni me preocupé, me fui a hacerme el examen y cual es mi sorpresa me sale positivo.
No se para que piden esos exámenes, creo que es que era para asegurarse de que las mujeres que entraban a trabajar allí no iban a pedir permiso de maternidad, o por los permisos para los chequeos, todo lo que a una le pasa cuando se queda encinta….
los estragos, el permiso de lactancia, no les gusta contratar a mujeres por eso.
Cuando vi el resultado me quede helada, estaba tan tranquila, nunca me he de olvidar cuando salí del laboratorio, abrí el sobre después de un rato, súper confiada casi voy con ese resultado a la empresa, imagínese… Yo no lo pensé dos veces, yo me hago un abort dije, aunque no fuera por el trabajo, ¡¡no iba a tener otro hijo, no!! Y peor ahora que quería trabajar. A veces no tenía plata, tenía que fiar hasta que mi marido regrese, a veces pasaba necesidades...
No, yo no quería otro hijo. Claro que necesitaba trabajar pero independiente de eso, yo no quería otro hijo. Ya lo del trabajo pasó a segundo plano.
Entonces, con una amiga me fui a un consultorio, allí me dieron unas pastillas y rapidito sangré. Al otro día me hicieron otra cosa que no me acuerdo como se llamaba, pero eso fue todo. Mi marido ni se enteró, yo nunca le avisé porque hubiera creído que estuve embarazada de otro. Solo mi amiga que me acompañó sabe.
No pude conseguir el trabajo porque no pude entregar el certificado de no estar embarazada, y había que entregarlo rápido. Me hizo no se que, ir a esa empresa luego, porque tanta cosa que le pedían, no me dio confianza. Después conseguí otro trabajo, pero antes de eso ya con calma, le dije a mi marido que me quería ligar.
La experiencia del aborto no fue gran cosa, fue rápido, me dolió un poco pero nada más. Mi marido ni cuenta se dio. No le avisé a él porque me dio inseguridad, un compañero de trabajo de él, le paso algo parecido y al hombre se le metió que la mujer le traicionó y casi se divorcian. Esta señora le avisa y el otro hace cuentas y no se que……y le dice que el no podía ser el papá. Fue un problemón y casi le cuesta el matrimonio.
Durante el proceso del aborto una amiga me acompañó, ella incluso me dio la dirección y si me atendieron bien. Me dieron información de la ligadura. Ahí donde me atendieron fueron bien buenas, y mi amiga me ayudó, me acompaño cuando me tome las pastillas.
Todo salió bien gracias a dios. No tenía miedo, porque me atendieron bien, me sentía segura. Más bien quería que sea rápido, pensaba que mi marido iba a venir por algo y se iba a dar cuenta. No se, pero se me metió que iba a aparecer. Cuando ya pasó todo, sentí alivió, nadie se daría cuenta. Me pareció bueno y estoy agradecida porque me ayudaron
para la ligadura. Apenas se terminó el tratamiento, me preguntaron si quería una inyección para que este protegida hasta que me hagan la ligadura. Yo me hice poner no más la inyección, porque me quedo terror de tener relaciones sin nada, luego me ayudaron para la ligadura y ahora si estoy tranquila por ese lado.
Ahora estoy preocupada porque mi marido trabaja en el Oriente, siempre solos tres semanas ¿que harán? Una vez si me contagió unos bichos. Ahora el problema es que no le gusta usar preservativo.
La vida sigue, no pienso en eso, no me acuerdo….entre el trabajo, los guaguas, la casa, no tengo tiempo para nada.
Ma. Fernanda Porras
Psicóloga Clínica, feminista, activista por los derechos humanos de las mujeres y la erradicación de la violencia de género, Directora Nacional de Género del Ministerio del Interio
Esta es una de las historias que cruza muchas de las vidas de las mujeres del mundo, situaciones que marcan nuestras vidas, sensaciones que nos dejan un mal sabor en el alma, decisiones que cargamos solas, secretos que guardamos entre todas.
Desde que recuerdo, el mundo en el que vivimos ha creado diferencias entre hombres y mujeres, los discursos másrepresentativos como el religioso, político, institucional, familiar, entre otros; han intentado controlar el cuerpo de las mujeres y además hemos sido responsabilizadas por el cuidado, de los hijos e hijas, de las personas enfermas, de los familiares adultos mayores, de las personas que necesitan asistencia especial, en fin; de todas las actividades que están relacionadas con la tarea de la reproducción social.
Me pregunto entonces en este tema de las diferencias ¿qué pasa con los hombres en esta parte de la historia de la humanidad? Pues es socialmente aceptable que ellos no aparezcan, que no asuman, que no quieran y no deban asumir estas responsabilidades, pues han sido beneficiados de éstas creadas socialmente y muchas veces consideradas como normales. La construcción de estos estereotipos culturales que ponen a las mujeres en desventaja frente a los hombres se viven a diario, se escuchan, se miran, se sienten, se huelen y duelen.
Estas diferencias originan situaciones violentas, donde el que agrede lo hace porque sabe que puede hacerlo, y donde la agredida acepta porque así le enseñaron que debe ser. En nuestras sociedades las agresiones contra las mujeres van desde “la sutileza” de solicitar un examen de embarazo negativo o una certificación de haberse hecho la ligadura para ser calificada y aceptada en un nuevo trabajo hasta la muerte de las mismas por el simple hecho de ser mujeres, como ocurre en los femicidios.
El caso de Celeste nos enfrenta a una realidad común para las mujeres, donde estas diferencias han hecho que la maternidad, lactancia, los hijos e hijas, la sexualidad, muchas veces sean vividos con culpa, incertidumbre y malestar.
Celeste muestra cómo para muchas personas el tema de la maternidad y la lactancia son consideradas en el ámbito de lo laboral, como falta de eficacia, desperdicio, mala inversión, un problema que se debe evitar y que además solo le compete a las mujeres; y bueno biológicamente hemos sido creadas para reproducir pero socialmente hemos sido obligadas a ser las únicas responsables de estas actividades.
Adicionalmente, esta historia nos enfrenta a otra de lasrealidades de nuestra sociedad, donde los curas, maridos, padres, hermanos, abuelos, padrastros, legisladores, gobernantes y más, intentan controlar el cuerpo de las mujeres, y son ellos quienes deciden cuándo se debe acceder al “placer”, cómo se debe actuar, qué usosse le puede dar, cómo y en qué circunstanciasse deben cuidar, hasta en ciertos casos como en éste, para garantizar la “no” traición cuando
se está lejos.
En este mundo de las diferencias es evidente como en la psique de las mujeres se construye en base al deseo de “un otro”, que nos ha hecho creer que dependemos de ellos, que no podemos solas, que somos vulnerables, que debemos sentir miedo, por lo tanto tendemos a la compulsión de la repetición de actos que nos someten en nuestras vidas cotidianas.
En este caso, la posibilidad de poder decidir sobre el número de hijos/as que se quiera tener, planificar el futuro que se quiere empezar, es una decisión que debería poder ser tomada sin ningún remordimiento ni miedo, en esta historia, la decisión de practicarse un aborto no deja de provocar culpa, miedo y desesperación, en la vida de esta mujer se evidencian como las diferencias marcan y separan, en estas circunstancias es urgente y necesario replantearnos el mundo de las diferencias en el que vivimos y construir sociedades iguales para todas sus habitantes
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