“Ha sido de tocarse esos hilos de la T”
Inés era una mujer joven, tenía 23 años, y una hija de 6, era soltera. No quería más hijos, había tenido a su niña muy joven y no quería más responsabilida des. Tenía un novio y su vida sexual era placentera. Necesitaba un método anticonceptivo seguro. Alguna vez uso anticonceptivos hormonales y no le gustó, se sintió mal, y busco otra opción en esta ocasión.
Pidió una consulta en un servicio de salud y luego de una consejería decidió ponerse un dispositivo intrauterino llamado T de Cobre. Se lo pusieron durante la menstruación sin ningún problema, y le indicaron que vuelva el siguiente mes para un control. Le advirtieron de un aumento en su flujo menstrual, y de dolor tipo cólico. Situación que efectivamente sucedió. La convocaron luego de un mes para revisar la T. Cuando fue al control, le informaron que no encontraron el hilo del dispositivo en el examen que le hicieron, y que si ella había revisado la presencia del hilo en su vagina. Nadie le dijo que tenía que hacer eso. La T no estaba, el hilo no aparecía y en la ecografía que le realizaron confirmaron que probablemente la expulsó. Su menstruación no llegó y cuando se hizo un examen de embarazo resulto positivo...Ese embarazo no fue una decisión mía, fue que no me dijeron que me tenía que tocar los hilos de la T que me pusieron porque se me podía caer o algo así. Cuando me fui al control ya no estaba la T y por eso me quedé embarazada. Fue por eso. Yo estaba desesperada, madre soltera, con un trabajo que ganaba poco, como iba a tener otro hijo.
Nadie me dijo nada de los hilos, y por eso me dio unas “iras” yo lesvreclame, y me dijeron si me han de haber dicho, pero que yo no me debo haber acordado.
Eso es mentira, a mi nadie me dijo nada, yo no hubiera tenido relaciones si me hubiera dado cuenta que la T se me había caído. Eso fue culpa de ellos.
Cuando me dijeron que estaba embarazada fue terrible, porque yo estaba puesta la T, y de repente saber que no sirvió para nada y que ahora si estaba embarazada, no sabía que hacer “le juro”….primero pensé le voy a decir a él a ver que me dice, pero después dije no, no, él no era un novio estable, recién nos habíamos conocido y de repente tenervya un hijo con él, “ni muerta”. Dije yo esto lo que tengo arreglar, no se como pero no Económicamente yo estaba con las “justas” apenas me alcanzaba para mí y mi hija. Vivía con mi mamá que me ayudaba con la guagua, imagínese si yo me asomaba con otro guagua, me mandaba de la casa.
Entonces, yo decidí abortar, pregunte a mis amigas, y por ahí me dijeron que me pusiera unas pastillas en la vagina que con eso era efectivo. Sangré, me salieron coágulos grandes y luego me fue parando el sangrado, pero nunca me paró del todo. Entonces fui a la maternidad, me internaron, me hicieron un curetaje con anestesia general y me dieron de alta. Estuve casi un día y medio.
Yo aborte porque no tenía pensado otro embarazo, otro hijo, porque yo trabajo, y no tengo mucho tiempo. Además, vivía con mi mamá, mi mamá me mataba, si iba con otro guagua, y lo principal es que no me alcanza la plata y ¿acaso que el papá se iba a hacer cargo? Que va!! Y es duro criar sola, eso que me ayuda mi mami. Y además porque yo no tuve la culpa, yo estaba con la T, y me falló.
Mi familia nunca supo, yo no les dije nada, Pero mi mamá creo que si se dio cuenta pero no me dijo nada. Lo que pasa es me dieron unos estragos masvfeos….me puse pálida, ojerosa, vomitaba.
Las pastillaslas compré yo con mi plata. A mi nadie me apoyó, yo solita me aguante todo. Solo le veía a mijita y decía por ella hago esto. Finalmente todo salió bien. Yo no sabía que había pastillas para abortar. El tratamiento duró como unos diez días. Tenía susto de que seguía sangrando pero no me dolía. Lo que pasa es que nadie le explica a una que le va a pasar. Porque todo lo que me pasó ha sido así mismo.
Ahora que recuerdo lo que paso no me arrepiento de lo que hice, no fue como me habían dicho, que una se puede morir, que se “va una en sangre” mas es el susto que nada. Por lo menos a mi me fue bien.
Yo no sufro, ¿porqué? Yo después me enoje de ese hombre y ahora tengo otra pareja, pero tampoco quiero hijos por ahora. Pero ahora si me cuido bien, uso mesigyna y si me ha “sentado” bien. No he tenido problemas, es que me quede con miedo de la T.
Las mujeres debemos preguntar todo, cuando usemos algo para no quedarnos en encinta, porque a veces pasan cosas como la que a mi me pasó. Yo que iba a pensar que se me iba a caer la T.
Yo creo que una debería poder abortar sin estar escondiéndose, imagínese que una cree que esta cuidándose y resulta que no. Entonces si deberían ayudar a la mujer.
María Rosa Cevallos
Antropóloga, mujer...feminista
Art. 32.- La salud es un derecho que garantiza el Estado, cuya realización se vincula al ejercicio de otros derechos, entre ellos el derecho al agua, la alimentación, la educación, la cultura física, el trabajo, la seguridad social, los ambientes sanos y otros que sus tentan el buen vivir.
El Estado garantizará este derecho mediante políticas económicas,sociales, culturales, educativas y ambientales; y el acceso permanente, oportuno y sin exclusión a programas, acciones y servicios de promoción y atención integral de salud,salud sexual y salud reproductiva. La prestación de losservicios de salud se regirá por los principios de equidad, universalidad, solidaridad, interculturalidad, calidad, eficiencia, eficacia, precaución y bioética, con enfoque de género y generacional. (Constitución República del Ecuador 2008)
“La historia de Inés…necesariamente lleva a cuestionarse hasta dónde el derecho a la salud sexual y la salud reproductiva se cumple, cuando la información que se les presta a las usuarias es incompleta.
Inés pretendió tener el control sobre su salud reproductiva y tomar decisionessobre su cuerpo y sus deseos de no volver a ser madre. Sin embargo, la información incompleta que recibió del sistema de salud, provocó un embarazo no deseado. Sobre el que nadie salvo ella misma se responsabilizó, tomando la decisión de interrumpirlo.
El embarazo no deseado de Inés, se debió a la falta de información oportuna y de hecho la responsabilidad o “culpa”, como ella dice, debería haber recaído en el personal que no informó y atendió oportunamente la necesidad de esta joven mujer de poder controlar y prevenir una nueva maternidad.
Ante la rabia de Inés, nadie da respuesta, el embarazo sucede en su cuerpo y evidentemente las consecuencias recaen sobre ella y sobre las mujeres que la rodean, una hija pequeña que apenas puede mantener y una madre que no está dispuesta a criar otra nieta. Es decir, este embarazo no deseado es otra historia de mujeres, que apenas tienen el derecho a controlar su propio cuerpo.
El personal de salud no se responsabiliza y finalmente aparecería como si el error fuera de esta mujer, que puso su confianza en un sistema poco consciente de la importancia de brindar información correcta y oportuna a sus usuarias.
Frente al silencio institucional ante el error cometido, serán las redes de mujeres cercanas quienes brinden respuestas al derecho de esta mujer de decir, cuándo y cuántos hijos o hijas tener. Un aborto clandestino y riesgoso, un aborto en soledad y sumergido en el miedo de no saber exactamente qué es lo que está sucediendo en el cuerpo. Más allá del sangrado y los dolores, el cuerpo de esta mujer es el espacio de su identidad, es el mapa en dónde se inscribe su historia,… y en ese espacio de su piel el aborto se inscribió por la falta de responsabilidad médica, por la falta de un compromiso ético de quiénes, ignoraron los deseos de esta mujer y no le informaron correctamente… poniendo en riesgo su vida. Para terminar en un silencio cómplice expresado en el “raspado”, realizado como práctica común en la Sala de Abortos de la Maternidad.
Para quienes atienden esta sala es sólo un procedimiento más, un nuevo aborto que inicia en condiciones inseguras y riesgosas y termina en el silencio cómplice de quienes “limpian” los úteros muchas veces maltratados de las mujeres que no recibieron la atención o la información adecuada…
El caso de Inésseguramente no es excepcional, por el contrario es el reflejo de un sistema patriarcal que controla la sexualidad de las mujeres, irrespetando sus deseos y decisiones, y llevándolas a ponerse en riesgo, a vivir experiencias clandestinas que por su propia condición, criminalizan, culpabilizan y llenan de temor los cuerpos femeninos.
Lo sorprendente es que la mala práctica debida a la falta de información no tiene ningún castigo, el sistema patriarcal castiga a las mujeres llevándolas a tener que practicarse abortos en condiciones de riesgo, pero nadie castiga o al menos reprocha a quienes en realidad son responsables de ese embarazo no deseado. Al contrario existe una espacie de complicidad ya que el proceso se termina silenciosamente en la Maternidad, a la que cotidianamente acuden mujeres por las mismas razones que Inés, quienes además del temor y el dolor, deben inventar historias acerca de lo que les sucede, para no recibir castigos penales…
Quién se responsabiliza por la vida de mujeres como Inés, quién escucha su rabia y garantiza respuestas oportunas…nadie el sistema patriarcal enmudece y son las redes de mujeres cercanas las que brindarán la respuesta en la medida de sus posibilidades. A fin Inés sola, cada una de nosotras solas con nuestra piel y nuestro miedo, solas en sociedades donde nuestros deseos no son respetados y nuestros cuerpos/historia están marcados por el silencio, por la falta de garantías, por las clandestinidades compartidas”
http://www.fundaciondesafio-ec.org/pdf/Libro%20decisiones%20cotidianas%20ARTS.pdf
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