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jueves, 4 de abril de 2024

¿Por qué hablar del feminismo pacifista internacionalista? 1/3

Carmen Magallón *

El internacionalismo feminista nació buscando conseguir los mismos derechos que los hombres, en particular el derecho a voto. La Alianza Internacional de Mujeres por el sufragio reunía a principios del siglo XX a millones de mujeres. Pero la I Guerra Mundial dividió a las sufragistas. Algunas decidieron apoyar a sus países en guerra, vivir el patriotismo al modo de los hombres. Y otras, una gran mayoría, decidieron que tenían que pensar por su cuenta, no seguir los dictados de sus países, sino oponerse a la guerra. Mujeres de distintas ideologías y procedencias que formaban parte del movimiento sufragista se reunieron en La Haya, el 28 de abril de 1915, en lo que fue el Primer Congreso Internacional de Mujeres. Sindicalistas de distintos países, laboristas británicas, mujeres de organizaciones tan diversas como las Trabajadoras Agrícolas de Hungría, la Liga para la protección de los Intereses de los Niños de Holanda o la Asociación de Mujeres Abogadas de Estados Unidos (Nash, 154).  

Este congreso marcó un hito simbólico ya que en él se sentaron las bases de un movimiento internacional de mujeres por la paz, de un feminismo internacionalista pacifista. Fueron alrededor de un millar de mujeres (1136 mujeres con voto y más de 300 visitantes y observadoras) representando a unas 150 organizaciones de 12 países, beligerantes y neutrales. Se reunieron para elaborar una estrategia de paz, protestar contra la locura y el horror de la guerra y hacer un llamamiento a la mediación inmediata de los países neutrales.

En este comienzo es importante señalar : 

Una, que la opción por la paz, para las mujeres, es una opción libre. No todas la eligen. Por ser libre es más valiosa, y además niega que sea la pertenencia a un cuerpo lo que nos hace ser pacíficas o violentos. La dicotomía mujer pacífica/hombre violento es un estereotipo más de género que no favorece para nada el crecimiento de culturas de paz. Hombres y mujeres podemos trabajar juntos para conseguir la paz.
Dos, esta historia muestra cómo desde una situación de exclusión pueden emerger paradigmas nuevos, nuevas miradas con soluciones diferentes. No es la pertenencia a un sexo lo que permite pensar de manera diferente, sino el tener una experiencia diferente, una experiencia de exclusión. Es necesario, pues, escuchar a los grupos excluidos, no sólo por justicia, que también y por supuesto, sino porque en ellos, en sus vidas, en su pensamiento y en sus prácticas, crecen nuevos paradigmas sociales, nuevas formas de entender y ejercer el poder, el desarrollo económico, el trabajo, el conocimiento, los conflictos y la convivencia; en suma, la vida y las relaciones sociales. Como dentro de los grupos excluidos, las mujeres son mayoría, por la doble razón de haber sido excluidas del ámbito público, en el pasado y en muchos lugares todavía hoy, y porque forman parte, son la mitad, del resto de grupos excluidos, escuchar a las mujeres y aprender de su historia, es una contribución que no hemos de pasar por alto.

Todas ellas siguen en la estela de las fundadoras de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, más conocida por sus siglas en inglés, WILPF: Women’s International League for Peace and Freedom, organización que este año cumple los 109 años . 

¿Quiénes eran sus fundadoras? Eran mujeres como Jane Addams, reformadora social norteamericana, sufragista y antimilitarista, que recibiría el Nobel de la Paz en 1931 y que creó el movimiento de las Settlement House en los Estados Unidos. Eran estos una especie de centros culturales que comenzaron acercando la cultura a los barrios pobres –el primero, en Chicago- y fueron evolucionando en el compromiso por mejorar las condiciones sanitarias de los vecinos, las jornadas laborales, los salarios, promoviendo la sindicación, la organización obrera, luchando contra la esclavitud infantil, entre otras causas. 

Las fundadoras de WILPF eran mujeres de clase media, con formación académica, algunas de ellas graduadas en Oxford o Cambridge, que hablaban varios idiomas y no se arredraban ante viajes y dificultades. Rosika Schwimmer, por ejemplo, era capaz de hablar nueve idiomas. En su mayoría pertenecientes a la rama moderada del sufragismo, se orientaban hacia una visión del feminismo que no excluía ningún asunto en la búsqueda de la participación política plena para las mujeres.  Era un feminismo transnacional, que se interesaba por la economía y las relaciones internacionales y que consideraba fundamental establecer acuerdos para afrontar los conflictos internacionales de una manera civilizada. Según Vellacot, para nada se trataba de “un conjunto de mujeres socializadas para la subordinación amable, reaccionando con el disgusto apropiado a los horrores de la guerra, y ansioso de cumplir el rol maternal de aplicar vendas a las heridas que los muchachos se habían infligido unos a otros.” 

Ellas creían realmente en la posibilidad de solucionar las disputas de otro modo, a través de un arbitraje internacional. Querían influir en la marcha de los acontecimientos, no estaban dispuestas a tener un papel subordinado, aplicándose a las tareas de arreglar los desastres que la guerra causaba. 

Las impulsoras del Congreso de La Haya, no estaban allí dejando de lado el feminismo para afrontar cuestiones que podrían considerarse más importantes que los derechos de las mujeres. No. Promovieron el Congreso porque “para ellas la cuestión de la guerra y la paz era una preocupación feminista, un desarrollo lógico de su comprensión de lo que significaba un rol de igualdad, pleno, de las mujeres”

El Congreso adoptó veinte resoluciones, bajo seis capítulos. En el conjunto de las resoluciones destacaban: la creación de una conferencia de naciones neutrales que sin dilación habría de ofrecer una continua mediación (Resolución 4); la petición de que se oyera la voz de las mujeres en los Acuerdos de paz, a través de una conferencia de mujeres organizada en el mismo lugar donde se firmaran (Resolución 9) y que los acuerdos alcanzados por el Congreso se llevaran a los dirigentes de los países beligerantes y neutrales de Europa, así como al Presidente Wilson, de los Estados Unidos .

Dos delegaciones del Congreso de mujeres de La Haya recorrieron Europa, yendo a visitar a los Ministros de Asuntos Exteriores tanto de los países beligerantes como de los neutrales. Mientras en su país no tenían derecho al voto, la convicción y el empuje de estas mujeres hizo que, en la práctica, ejercieran de embajadoras de la paz, y fueran recibidas y escuchadas con respeto, por los líderes de 14 capitales, primeros ministros y Ministros de Asuntos Exteriores; entre ellos, el rey de Noruega, el Papa y el Presidente de los EEUU.
Eran de clase media, pero empezaron a sensibilizarse y mientras convivían con los más pobres, fueron radicalizándose, viendo las terribles injusticias: la esclavitud infantil, las jornadas interminables, las deficientes condiciones sanitarias de las familias obreras… Su trabajo iba desde el terreno local al internacional. Influían en los políticos y hombres de las estructuras de poder para cambiar las cosas. Sus propuestas insistían en la necesidad de tener organismos internacionales para dirimir los conflictos de manera pacífica. E influyeron en la filosofía de fondo y la creación de la Sociedad de Naciones, antecesora de las Naciones Unidas. Desde el principio tuvieron estatus consultivo en la ONU.
Uno de los rasgos característicos de esta tradición, que podemos llamar de feminismo pacifista es que desde el primer momento su objetivo fue incidir en la política internacional, trató de contar en el ámbito internacional a través de las alianzas y la interpelación al poder. En especial, destaca su incidencia en la estructura de las Naciones Unidas, y que proyectó en particular en las conferencias sobre la Mujer organizadas por la ONU, en México D.F. (1975), Copenhague (1980), Nairobi (1985) y Pekín (1995).
Esta organización, ha seguido trabajando a lo largo de estos más de cien años, en los que hemos visto nacer muchos otros grupos de mujeres –y hombres- comprometidas con la causa de la paz. Hoy WILPF está extendida en 40 países, mantiene oficinas en Ginebra y N. York, y desarrolla su trabajo de incidencia en los organismos internacionales. Es reseñable decir que fue una de las organizaciones que logró que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobara la Resolución 1325, iniciadora de la Agenda Mujeres paz y seguridad.

Más allá de la consideración de víctimas

Generalmente se habla de las mujeres como víctimas. Pero verlas sólo como víctimas impide aprender del potencial civilizatorio de su experiencia, empezando por su compromiso histórico con la causa de la paz. El movimiento por la paz es uno de los movimientos sociales que más mujeres ha involucrado. No porque, como algunos piensan, seamos más pacíficas que los hombres. No. Las mujeres también son capaces de ejercer la violencia. Pero su condición de excluidas les ha permitido pensar desde fuera del paradigma dominante, pensar con otras palabras y desarrollar otras prácticas, en la línea de la diferencia de la que escribió Virginia Woolf en Tres Guineas. 

Lo que pienso y escribo subraya el valor del legado no reconocido de una mayoría de mujeres del mundo: las prácticas de cuidado llevadas a cabo por tantas mujeres anónimas (que en medio de la violencia armada o la miseria siguen dando de comer, yendo a buscar agua… sosteniendo la vida) ; y el pensamiento y la acción de las que se organizaron para trabajar por la paz. Agradezco lo que he aprendido de ellas, de las mujeres de la revista En pie de paz, de Mujeres de Negro, de las Madres de Plaza de Mayo, de las Comadres del Salvador, de las Mujeres de la Ruta Pacífica en Colombia, de las mujeres mazahuas en México, de las mujeres de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), etc.



En las últimas décadas ha habido mujeres que se organizaron: a) Para oponerse a la guerra o las políticas militaristas y de agresión que llevaban a cabo sus gobiernos (Israel, Serbia, Liberia…). 
b) Para acercar, a través de la relación y la búsqueda de puntos comunes, a personas de grupos enfrentados, de los que ellas forman parte; para romper las barreras entre bandos que peleaban y acercar comunidades divididas y enfrentadas (palestinas e israelíes; turco-chipriotas y grecochipriotas…) . 
c) Para la búsqueda de soluciones no militares a conflictos estructurales. 
d) Contra la impunidad: para que no se repitan los genocidios, las desapariciones y las persecuciones sufridas por determinados grupos humanos (madres de Plaza de Mayo, Comadres del Salvador, viudas de Guatemala…). 
e) Para apoyar a mujeres viviendo en situaciones de guerra o de falta de libertad y derechos humanos, en países distintos al suyo. 
f) Para lograr que el trabajo de base de las mujeres cuente en la toma de decisiones (trabajo de lobby, por ejemplo el que lleva a cabo ONU Mujeres, mujeres del Parlamento Europeo, y algunos grupos y mujeres de EEUU).



 *Presidenta de Honor de WILPF España. 


Otras referencias y publicaciones recientes y accesibles de Carmen Magallón

 

Carmen Magallón (2023) “Feministas contra la guerra en el primer tercio del siglo XX”. En Francisco J. Leira Castiñeira (ed.) El Pacifismo en España desde 1808 hasta el ‘No a la guerra’ de Irak’”. Madrid, Akal.

-         (2023) “Investigar y divulgar el legado del feminismo pacifista”, ORGANICOM, Escola de Comunicações e Artes da Universidade de São Paulo, Brasil, ano 19, nº 40, Setembro/Dezembro 2022, pp. 19-31.

DOI: https://doi.org/10.11606/issn.2238-2593.organicom.2022.205831

“Investigar e divulgar o legado civilizatório do feminismo pacifista”

https://www.revistas.usp.br/organicom/article/view/205831/191912

 

-        (2022) “¡Desertad! Reflexiones fragmentarias sobre la guerra, la patria y la igualdad”, DEP. Rivista telematica di studi sulla memoria femminile, Numero 49 – Luglio 2022, Numero straordinario “Non abituarti alla guerra!”. Voci e riflessioni contro la guerra in Ucraina, Università Ca´Foscari Venezia.

https://www.unive.it/pag/45756/

- (2022) La conversa. Carmen Magallón i Antoni Soler conversen sobre la guerra a Ucraïna, Valors, (Joan Salicrú, ed.) (02/06/2022): https://fundipau.org/wp-content/uploads/2022/06/020622RevistaValors-Carmen-Magallon-i-Antoni-Soler.pdf

- (2020) “El extremismo violento: un reto para el feminismo pacifista”, Debats. Revista de cultura, poder y sociedad, 134(2), 15-28. En Monográfico: Tuitear, postear, bloguear: ciberactivismos feministas contra violencias sexistas, por la paz y la igualdad. ISSN 0212-0585 (impreso) ISSN 2530-3074 (digital).

 (Versión en castellano, en catalán y en inglés)

https://revistadebats.net/article/view/2799

 

… y en los libros:

Carmen Magallón (2006) Mujeres en pie de paz. Pensamiento y prácticas. Madrid, Siglo XXI.

Carmen Magallón (2012) Contar en el mundo. Una mirada sobre las Relaciones Internacionales desde las vidas de las mujeres, Madrid, Horas y horas.



https://mujerdelmediterraneo.heroinas.net/2022/05/las-mujeres-y-la-i-guerra-mundial-13.html


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