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jueves, 11 de abril de 2024

El peligro de postergar y de dar todo por sentado


 Lecciones de vida.

En la cotidianidad de la vida diaria algunas personas casi sin pensar o mejor dicho sin pensarlo, vamos cayendo en la peligrosa costumbre de postergar y de postergarnos, en una especie de autosabotaje en el que vamos dejando  para mañana sueños, planes y proyectos de vida, pero también muchas veces asuntos relacionados con el cuidado de nuestra salud física mental o emocional.

En ocasiones vamos posponiendo indefinidamente la solución de determinado conflicto interior o con alguien más, cosa que de un modo o de otro nos afecta negativamente, o tal vez sacándole la vuelta al abandono de cierta práctica nociva, a algún mal hábito, al tratamiento médico de alguna clase de adicción que tengamos, etc..

Continuando así hasta que llegamos a un punto de inflexión en el que nos damos cuenta de que no hay vuelta atrás, que el avance natural de las cosas nos alcanzó deteriorando probablemente de forma irreversible nuestra salud, y la calidad de vida que pudimos haber tenido, si hubiéramos tomado la responsabilidad, la decisión y el control a su debido tiempo.

El riesgo qué hay en ese “después”, en ese “ahora no es el mejor momento”, en ese “cuando las condiciones cambien”, y en ese “lo haré el próximo día mes o año”…es que vamos perdiendo tiempo que no regresa y oportunidades que muy probablemente no volvamos a tener.

Otro grave peligro de la postergación, es el peligro de dar todo por sentado  a nuestro alrededor como si las personas, las cosas y nosotros mismos/mismas tuviésemos el don divino de la eternidad, como si tuviéramos asegurado el futuro con todo el tiempo del mundo a disposición de nuestra voluntad a menudo necia negligente y soberbia.

Y así nos estancamos en la frustración de ese postergado “mañana…después …algún día”, que nunca termina de llegar para nuestros anhelos, ideas y propósitos de realización personal, llenándonos de insatisfacción, infelicidad y amargura perjudicando nuestra salud y nuestra relación con el entorno en el que pasamos el día a día.

Estancándonos de igual modo en la lamentable pérdida de tiempo a la que nos conduce la equivocada costumbre de dar por hecho todo, de asumir que todo estará o todos y todas estaremos disponibles permanentemente tal como si fuésemos inmortales, cuando lo único cierto que existe es que nada ni nadie permanece para siempre.

El peligro de postergar y de dar todo por sentado es que nos distrae del hecho de que la vida puede cambiar o incluso irse de un momento a otro,  el posponer  no sólo nos hace olvidar que el tiempo humano se agota, sino también nos hace no ver, no oír, ignorar, o no saber interpretar las señales que intentan decirnos algo importante en el camino.

El aquí y el ahora es el tiempo perfecto para comenzar a amarnos cuidarnos y realizarnos, pero también para dar y recibir amor, para pedir perdón y perdonar, para sanar viejas o recientes heridas emocionales y  rencores, dándonos la oportunidad de crear con esa o esas personas bonitas nuevas memorias.

Reparar nuestras relaciones interpersonales indudablemente siempre se traducirá en sanidad  emocional y paz mental , por consiguiente en el bienestar que todos/todas necesitamos y merecemos.

Que el reloj de la vida no nos sorprenda dejándonos sin tiempo para la reflexión y el hacer, demos hoy el primer paso y los pasos que sean necesarios en lo sucesivo para evitarnos la carga del arrepentimiento, la culpa y de la inutilidad del “y si yo…y si mejor…y si hubiera”, porque como es bien sabido, el hubiera no existe.

Nuestra salud, nuestra superación personal y nuestros entrañables afectos, son asuntos en los que posponer dando todo por seguro, podría pasarnos una alta factura difícil de pagar!

Galilea Libertad Fausto 


Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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