El machismo y el patriarcado dibujan una situación en la que la mujer parece buscar ser violada. Hace unas semanas en el periódico local de la ciudad donde vivo un licenciado, afirmaba la frase de que "Tabaco, alcohol y mujer echan al hombre a perder". Vivo en un país democrático donde las mujeres tienen una fuerte importancia social, según las estadísticas estatales en esta provincia trabajan 22,15 horas más que los hombres por semana. El mismo periódico en una entrevista a una mujer confundió la palabra feminismo con feminazismo. La idea que nos trasmiten es que todas las feministas somos nazis .
Se justifica que la mujer va provocando, se habla de relaciones de amor entre un profesor y una alumna menor. No hay seguimiento si a ese profesor se le despide y vuelve a dar clase en otro centro y vuelve a usar su superioridad para repetir su acción de poder y violencia.
Anteayer frente una violación cometida en 2012 en una niña de 13 años, que le oculto el problema a su madre, durante nueve meses, aunque sus trastornos postraumaticos aclaraban que por algo grave había pasado, se dictamino que le violador era inocente .
La violación ha dejado a toda la familia tocada psicológicamente, físicamente y economicamente , pero su lucha por apoyar a la niña de ahora 16, no cesa a espaldas a una sociedad que poco menos considera culpable a la niña de su propia violación .
La justicia no ha cumplido su papel. La linea sutil que separa una relación consentida a una de abuso, requiere profesionales en los juzgados formados en violencia de género y derechos humanos que vean más allá, que escuchen los síntomas de la agredida y que no dejen pasar a un agresor que puede haber repetido su acto en otras mujeres que por no tener un apoyo familiar fuerte, por no ser conscientes de la situación que han sufrido o por no tener recursos, se han guardado ese dolor para ellas.
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