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jueves, 8 de octubre de 2020

¿En qué medida puede el feminismo español tender puentes desde Occidente para “civilizar” el conflicto de civilizaciones?

 

En esta página, con la que pronto cumpliremos 10 años,  siempre hemos querido tender puentes desde Occidente. La vida nos ha llevado a relacionarnos mucho con el área de habla hispana pero seguimos sintiendo la necesidad de resolver el conflicto entre civilizaciones. Por eso nos viene como anillo al dedo este antiguo texto  en el que Luz Stella León Hernández pregunta  a Amelia Valcárcel publicado en mujeres en red 

Luz Stella León Hernández : ¿En qué medida puede el feminismo español tender puentes desde Occidente para, como afirma Celia Amorós, “civilizar” el conflicto de civilizaciones?




Amelia Valcárcel: No sé si estamos en la mejor posición, creo que estamos mejor colocadas de cara al área que habla español. Creo que tenemos que comprometernos radicalmente con el desarrollo de la democracia y de la seguridad en la mayor parte de los países, de nuestros países hermanos. Las mujeres no pueden vivir bien en países que no tengan asegurada la democracia y la paz. Ellas sufren siempre las mayores consecuencias de la violencia que les hace regresar a sus papeles más primarios. Cada día me despierto aterrada con lo que pasa en Irak, no sé cómo se vive en un territorio donde hay cien muertos en atentados todos los días. No sé como esa gente saca fuerzas para salir cada día de casa con la incertidumbre de si volverá. Lo que sí sé es que las mujeres de esa sociedad no pueden hacer otra cosa que preocuparse todos los días por la supervivencia. La violencia, el sufrimiento y las restricciones a las que se ve sometida la mujer en las situaciones sin control les afecta aún en mayor medida porque somos las más débiles, y no tengo problema en reconocerlo públicamente… En los países musulmanes habrá de todo: ciudadanos y ciudadanas que estén de acuerdo con la existencia del paraíso, y cosas por el estilo. Pero lo que a mí me importa es que hay unas élites que tienen un discurso; lo que tenemos que atender es a su discurso sobre las mujeres; atender, por otro lado, a lo que dicen las mujeres de esas élites y observar lo que realmente pasa en la calle. De la misma forma es necesario atender a lo que piensan las mujeres de la calle y a los discursos que construyen de esa situación y si pueden tomar distancia. Es fundamental estar atentas a la situación socio-política de países como Irán, donde hay una tiranía religiosa instalada desde hace varios años que produce en la población sufrimiento y que, por lo visto, se refleja en el aumento de enfermedades mentales de pequeño calado…. Seriamente hablando cualquier integrismo religioso propone un modelo vital que es inhabitable para un ser humano “bien constituido”. Si ese ser humano se ve obligado a vivir en un medio fundamentalista y además “hace como que la habita” es a su propia costa, ya que esta actitud va pudriendo por dentro porque obliga a vivir una vida hipócrita, -a no ser que se vuelva él mismo fundamentalista y empiece a tergiversar todas las interpretaciones, digamos, “saludables” de la realidad y empiece a creer que todo es al revés de cómo es en realidad; es decir, que lo blanco es negro y viceversa- Eso tiene unos costos enormes. Yo creo que hay que entenderse con una plataforma de humanidad y de sensatez de la que naturalmente el integrismo está ausente. Siempre hay que intentar hablar y dialogar en un conflicto, ya sea bélico o de ideas, lanzando puentes hacia los sectores o los elementos más moderados. En ese caso ¿qué podemos hacer nosotras? Pues lo que estamos haciendo casi más que nadie… No creo que las culturas puedan hablar en pie de igualdad, puesto que culturas por sí mismas no son nada. Las culturas son construcciones, no hablan. Hablamos todos a través de una lengua común, la interlingüa de valores creada por el laicismo y la Ilustración. Debemos apelar al Humanismo y a la compasión puesto que sin ello no se va a ningún lado. En realidad este mundo se mantiene por la compasión. La compasión a la que me refiero es más que ponerse en el lugar del otro, pues además de ver lo que le pasa al otro y entenderle, es una disposición moral. Estoy convencida de que en este mismo momento en algún lugar de la tierra alguien que está en posición de hacer un mal, o que puede hacerlo y no lo hace, está pensando: “vale, puedo hacerlo pero no lo voy ha hacer”, y no por miedo, sino porque no quiere hacerlo por compasión. Y eso es lo que hace que ésto siga funcionando.




http://www.mujeresenred.net/spip.php?article2324

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