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sábado, 28 de julio de 2018

Sororidad y empoderamiento 14 /14


Al mismo tiempo, como nunca antes se desarrollan entre muchas mujeres nuevas formas de relación no mediadas por la misoginia, entendida como rechazo, repudio, y descalificación entre mujeres que justifican agresiones, traiciones y enemistad.
La eliminación de la misoginia es un proceso subjetivo, es un cambio de conciencia que consiste en desmontar sus fundamentos en las mentalidades colectivas y en la subjetividad personal, tales como prejuicios, argumentos, valores, interpretaciones, actitudes, formas de trato, lenguajes, afectividad. Es un proceso objetivo de eliminación de la enemistad en las relaciones y las prácticas sociales y políticas. Al ir cambiando, la admiración por la otra, por las otras, desempeña un papel central como estímulo de la credibilidad y contribuye a aumentar la estima de género.
Mirar a mujeres empoderadas permite sentir que es posible y hace suponer a quien observa que ella también puede. Así, la prueba de la eficacia de la emancipación de género está en las mujeres empoderadas. Por simpatía, sus logros y los signos de los poderes vitales implícitos en su identidad convocan a otras a mujeres a intentarlo. El aprecio por los avances logrados por movimientos de mujeres contribuye también a fortalecernos.
Dado que en estos procesos se compromete la autoestima de género, cuando fluye la afinidad entre las mujeres el empoderamiento de unas produce en otras mujeres orgullo de sí misma, de las otras, y se va creando una nueva dimensión de identidad y de vínculo: nosotras.
Es evidente que el género se empodera cuando más mujeres se miran en el espejo de las otras, se reconocen entre sí, asumen la semejanza de su condición genérica y afirman la diversidad en su identificación.
El género se empodera cuando se pasa de la discrepancia a la alianza política entre mujeres diversas entre sí, para abatir el sexismo en cualquiera de sus expresiones – misoginia, machismo, homofobia, heterofobia. Esta alianza genérica, funciona como el soporte de un nuevo pluralismo ideológico y existencial, como base de la sororidad, la alianza política, paritaria y colectiva entre mujeres mutuamente reconocidas y autorizadas, cuyo encuentro busca sumar esfuerzos, potenciar la fuerza y las acciones de las mujeres para eliminar la opresión y lograr nuestro bienestar.
Cada mujer se convierte en defensora de sí misma y de las otras por identificación de género y empatía. Así, el empoderamiento contribuye a disminuir la vulnerabilidad de género y la violencia contra las mujeres, al hacer que las mujeres se no se expongan a situaciones de riesgo, violentas y destructivas, y a protegerse mutuamente. Contribuye, asimismo, a impulsar el desarrollo social, ya que cada mujer actúa en pos del propio desarrollo y apoya los procesos sociales colectivos que lo involucran y que benefician a las demás. 
El empoderamiento incide en la construcción de nuevas formas de democracia social y política ya que, para conseguir sus objetivos prioritarios, cada mujer requiere participar en procesos sociales para avanzar. Al hacerlo, las mujeres van innovando la política con su sola presencia, que elimina el principio patriarcal de exclusión, y con el establecimiento de nuevas reglas, propósitos y sentido de lo público, lo estatal, lo civil y lo personal, es decir, de lo político.
Avanzar a través del empoderamiento nos permite a las mujeres derribar muros y obstáculos que nos impiden progresar en el desarrollo y asegura la eliminación de desigualdades, pues cada mujer empoderada busca condiciones equitativas. Así, las mujeres contribuimos a construir la equidad como un principio del pacto social, tanto en las políticas públicas civiles y estatales como en las relaciones personales. 
El empoderamiento de las mujeres es, de hecho, un constante ejercicio de libertades. Tanto en la esfera social como en la cultura, hace de las libertades de las mujeres un elemento desmontador de represión y oprobio y creador de modos de ser y de existir en libertad de manera constante y cotidiana. Con ello, se va logrando la liberación de las mujeres y, además, se liberalizan espacios sociales, se eliminan usos y costumbres conservadores y patriarcales y se establecen nuevas prácticas sociales basadas en el respeto y el despliegue de las libertades.

El empoderamiento de las mujeres trastoca la política ya que, al participar en la esfera de la política, buscamos ampliar los espacios políticos para otras mujeres y romper el principio de exclusión política de género. Además, al participar políticamente con posiciones y acciones a favor del avance de las mujeres, llevamos a dicha esfera, convencionalmente patriarcal, los intereses políticos de las mujeres que se van abriendo paso a la par que desarticulan los contenidos patriarcales de la política. 
El empoderamiento de las mujeres mejora la situación y la condición de las mujeres y promueve nuevos valores democráticos de género. Mejora también la sociedad al eliminar opresiones y construir alternativas basadas en el respeto y la vigencia de los derechos humanos de las mujeres como estructura de la vida social y la convivencia.

Texto de Marcela Lagarde y de los Ríos

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