Es cosa de la madre
No quejarse
Dejar volar a sus polluelos
Y animarlos en la marcha
Que mejoren sus vidas
Alcanzando cotas que nunca ella alcanzó
Es cosa de la madre
Dar apoyo
Y dar apoyo y apoyo
Y no mirarse
Poner toda la energía en el retoño
Es cosa de la madre
Sufrir el abandono
Y no exigir nada a cambio
Es cosa de la madre
Enfrentar el nido vacío
Es cosa de la madre
Alegrarse con cualquier pizca de cariño
Aunque la soledad
Y el dolor la carcoma.
Lo dieron todo,
Y como extrañas.
Reciben migajas,
Pequeñas dosis de amor
Que ellas quieren creer inmensas
Estas obligaciones sociales que definen una buena madre, son nido de la violencia. Las hijas e hijos seguimos deprisa buscando objetivos ajenos al sufrimiento, limitaciones, escaseces, violencias, dolores, penurias que pasan nuestras madres.
No somos personas solidarias con quienes lo dieron todo por nosotras.
No cuestionamos el orden establecido que a ellas les oprime.
Nos sumamos al patriarcado exigiendo su inmolación.
Ese patriarcado que se ha construido con doctas investigaciones, que ellos dirán objetivas y desde la ciencia, se ha cebado haciéndolas responsables de los problemas de sus hijas e hijas.
Se las acusa de producir en sus retoños el llamado Síndrome de Alienación Parental, el Síndrome de Munchausen por Proximidad o por Poderes, del Síndrome de Medea, el Síndrome de la Madre Maliciosa, el Síndrome de Falsos Recuerdos, la Interferencia Parental, las Prácticas Alienadoras Familiares.
Se las calumnió como "madres neveras” en el caso de descendencia con problemas de autismo.
Duro trabajo queda para desmontar tanta sabiduría que quiere explicar en detalle todas sus inferioridades y maldades.
¿LAS HEMOS ESCUCHADOS? ¿SABEMOS DE LOS ORÍGENES DE SUS FRUSTRACIONES Y SUS COMPORTAMIENTOS?
¿Reconocemos el mandato que como bien social, desde Rousseau se impuso a toda mujer, de cuidar, obedecer y entretener a su esposo y criar y educar a su descendencia negándoles un mínimo de amor propio?
No, y lo que es peor, nos hemos aprovechado de ese mandato social que las ponía a nuestra disposición y somos una sociedad de egoístas y violentos opresores, haciéndonos las y los tontos.
Si, las hijas también somos culpables de las violencias que viven nuestras madres pero los hijos, y los hijos de los hijos, esos, esos que desde sus paternidades mantuvieron el patriarcado, esos que relegaron y negaron a su madre la igualdad una y otra vez , esos son los verdaderos culpables porque sustentan y sustentaron el poder .
Porque no solo mata el cuchillo, también mata la sociedad que banaliza ese acto.
Les debemos una vida libre de violencia y opresión y nos conformamos con dedicarles un día
La sociedad entera debe ser consciente de cuanto les debe y reparar detalle a detalle cada opresión, e injusticia hacia ellas.
Desde aquí mi GRITO para que nos movamos y construyamos una la realidad sin violencia machista hacia cada mujer y cada madre.
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