30. En los últimos decenios también se ha registrado un aumento del número de mujeres que migran para trabajar, tendencia que probablemente continúe. En particular, ha habido una creciente demanda de trabajadores migrantes en el sector doméstico y de cuidados, debido a factores complejos, entre otros la creciente participación de las mujeres en el trabajo remunerado en los países ricos y los grupos de ingresos altos, la demanda de mano de obra barata para cuidados y la falta de inversiones en servicios de cuidado. Esto ha dado lugar a un fenómeno conocido como “cadena mundial de cuidados”. En el mundo hay 11,5 millones de trabajadores domésticos migrantes, de los que el 73,4 % son mujeres21. Es probable que se produzca un aumento en la demanda de trabajadores migrantes del sector doméstico y de cuidados en el contexto del envejecimiento de la población22. Sin embargo, a los trabajadores migrantes se les suelen negar los derechos humanos, como el acceso a la atención sanitaria y la protección social, en el país donde trabajan. Los trabajadores domésticos migrantes suelen estar doblemente marginados, por ser migrantes que trabajan en el sector informal, donde sufren la precariedad y están expuestos a un mayor riesgo de sufrir fraude salarial, violencia, acoso y abuso. En el caso de los trabajadores migrantes del sector doméstico y de cuidados, a la discriminación de género se suman otros tipos de discriminación, por razón de su condición jurídica o de su identidad étnica, de raza, de clase o de casta. Los trabajadores migrantes del sector doméstico y de cuidados también son vulnerables a violaciones de los derechos humanos en sus países de origen, por ejemplo a la explotación por parte de intermediarios.
32. Otro aspecto del cambio demográfico es la “explosión demográfica de la juventud”. En la mayor parte de África Subsahariana y en zonas de Asia y el Pacífico y de América Latina y el Caribe, la reciente reducción de las tasas de fecundidad ha hecho que la población en edad de trabajar (25 a 64 años) crezca más rápidamente que otros grupos de edad, lo que hace posible obtener un dividendo demográfico (E/CN.6/2020/3, párr. 22). El aumento del nivel educativo de las mujeres y las niñas es una oportunidad importante para mejorar el acceso de las jóvenes al trabajo. Sin embargo, la denegación sistemática de la autonomía reproductiva, que tiene su origen en el sistema patriarcal, y la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, sumadas a prácticas nocivas y discriminatorias, como el matrimonio infantil, siguen obstaculizando el acceso de las jóvenes a la educación y el empleo. Aun en los casos en que el nivel educativo de las mujeres ha mejorado considerablemente, la transición de la escuela al trabajo decente sigue planteando dificultades debido a la falta de acceso al trabajo decente y a la persistencia de normas y prácticas sociales discriminatorias.
https://undocs.org/es/A/HRC/44/51
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