Crear sistemas de cuidado robustos, resilientes diseñados e implementados desde un enfoque de género.Tal como ha quedado constatado en este documento, el trabajo doméstico y de cuidados de las mujeres no solo permite que el sistema de salud formal funcione, sino que es parte de la columna vertebral del funcionamiento del sistema económico y social en su conjunto. Por ello, es necesario crear soluciones sistémicas para garantizar la cobertura de las necesidades de cuidado a lo largo del ciclo de vida de las personas –desde la niñez hasta la vejez- cuya base no recaiga exclusivamente en el trabajo no remunerado de las mujeres al interior de los hogares, sino en soluciones colectivas basadas en la solidaridad y la corresponsabilidad de los distintos actores sociales. Estos sistemas pueden construirse sobre la base de servicios existentes de salud, educación, atención a las personas en situación de dependencia o servicios sociales, buscando ampliar la cobertura y mejorando la calidad.
• Invertir en infraestructura de cuidados, en tecnología y sistemas de transporte que ahorren tiempo.Priorizar, como parte de los planes de infraestructura, la inversión en instalaciones que apoyan los cuidados, tales como: los centros de atención médica, centros educativos, centros de atención a personas dependientes, centros de atención a mujeres víctimas de violencia, mercados y centros de acopio de productos de primera necesidad, infraestructura de agua y saneamiento, viviendas comunitarias, mejora de la red de transporte público. El acceso de los hogares a la infraestructura y las tecnologías que ahorren tiempo, incluyendo el agua, el saneamiento, la electricidad, los molinos de alimentos y las estufas de bajo consumo de combustible, tiene un impacto directo en el tiempo de las mujeres y la intensidad de su trabajo25. La inversión en estas áreas –teniendo en cuenta también el desarrollo, la transferencia y difusión de tecnologías adecuadas a los países en los que se implementa– es crucial para reducir la pobreza de tiempo e ingresos de las mujeres, para promover su salud y bienestar, y para mejorar la preparación de comunidades en mayor situación de pobreza para futuras crisis.
• Transformar mercados laborales para permitir la reconciliación de trabajo remunerado y cuidados no remunerados, fomentando la corresponsabilidad social entre familias, Estado, mercado y comunidad. Las desigualdades de género en el mercado laboral, incluyendo las brechas salariales de género, crean desincentivos económicos para una distribución más justa de los cuidados no remunerados y trabajo doméstico a nivel de los hogares. La legislación que prohíbe la discriminación salarial contra las mujeres y promueve la transparencia salarial de género al exigir a los empleadores que examinen y divulguen sus prácticas de remuneración puede desempeñar un papel fundamental para reducir estas desigualdades26. La regulación de salarios mínimos es también un elemento crucial para trabajadoras/es de cuidados remunerados, en particular para el sector de las trabajadoras remuneradas del hogar, quienes suelen estar en la base de la pirámide de ingresos y, en algunos casos, siguen sin ser cubiertas por la legislación de salarios mínimos. Adicionalmente, se requiere de políticas de empleo que incentiven y faciliten la conciliación del trabajo remunerado con el trabajo de cuidados no remunerados para trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares. Esto puede hacerse a través de licencias parentales para hombres y mujeres, permisos para cuidar a personas dependientes enfermas, así como acuerdos laborales de arreglos flexibles en los horarios y la distribución de días de vacaciones.
• Integrar la economía del cuidado en la planificación, diseño e implementación de las políticas macroeonómicas. Las políticas macroeconómicas que reconozcan las contribuciones económicas y el aporte del trabajo de cuidados (incluyendo el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado) y analicen las conexiones dinámicas con otros sectores de la economía son fundamentales para asegurar la sostenibilidad de los esfuerzos por una recuperación económica.
Esta integración puede hacerse a través del uso de cuentas satélite y la integración de variables sobre la economía del cuidado en los instrumentos de planificación macroeconómica como los modelos de equilibrio general y la matriz de contabilidad social. De la mano de inversiones en el cuidado de la salud, los paquetes de estímulo fiscal deberían contemplar la expansión de la infraestructura y los servicios
En definitiva, los fundamentos por los cuales es necesario avanzar en políticas de cuidado que se articulen con el resto de los pilares del bienestar, pueden sintetizarse en:• Fundamento de derechos. La promoción de políticas de cuidado por parte de los Estados supone la inclusión en la matriz de bienestar de un nuevo derecho: el derecho de todas las personas a cuidar y a no cuidar, a la vez que a ser cuidadas en condiciones de calidad e igualdad. Este derecho implica que el cuidado no es únicamente provisto por los integrantes de las familias y que quienes lo requieren contarán con servicios y alternativas para que este no sea una responsabilidad exclusiva ni limite las oportunidades de desarrollo de quienes hoy lo hacen con bajo reconocimiento y sin remuneración.
• Fundamento de igualdad de género
. Con la inclusión del derecho al cuidado como parte de la matriz de bienestar y la promoción de la corresponsabilidad social y de género de los cuidados se crean las condiciones para modificar la división sexual del trabajo. Se reconoce que las responsabilidades de los cuidados no son exclusivamente de las mujeres, contribuyendo así a eliminar una de las causas estructurantes de las desigualdades de género. La pobreza de tiempo, derivada de la actual sobrecarga de trabajo no remunerado bajo responsabilidad de las mujeres, limita sus oportunidades para participar en igualdad de condiciones en el trabajo remunerado, la formación, el ámbito político o los espacios de toma de decisiones a todos los niveles, entre otros.
• Fundamento económico.
El reconocimiento y la valorización del trabajo de cuidados no remunerado ha permitido dimensionar el peso que el mismo tiene en términos de la generación de riqueza en los países y su relevancia en la estructura económica. La inversión en políticas de cuidados materializada en servicios y regulaciones contribuye a incrementar las tasas de actividad, particularmente de las mujeres, al eliminar la principal barrera estructural que éstas enfrentan para acceder al mercado de trabajo. La inversión en cuidados es también una generadora neta de empleo. Todo ello contribuye a incrementar la renta disponible de las familias, dinamizar el consumo y aumentar los ingresos del Estado vía impuestos y contribuciones a los sistemas de seguridad social. Por su parte la legislación, regulación y fiscalización del empleo de calidad en la economía del cuidado mejora las condiciones laborales del sector y plantea mejoras en las condiciones de retiro (sistemas de pensiones). De esta manera se promueve una distribución del ingreso también a lo largo del ciclo de vida.
• Fundamento de sostenibilidad del desarrollo.
En un escenario del fin del bono demográfico en la región, la alta proporción de personas mayores en relación con la cantidad de personas activas requerirá una mayor inversión en salud y seguridad social para asegurar el bienestar de la población. Resultará clave que todas las personas en capacidad de trabajar puedan hacerlo, y que lo hagan con niveles de productividad que permitan generar la riqueza que se requerirá para financiar el bienestar. Por una parte, las políticas de cuidados se constituyen en un instrumento importante para seguir propiciando una mayor participación de las mujeres en el mercado de trabajo aportados desde su pleno potencial y generando un retorno a la sociedad de los recursos invertidos en los sistemas de educación. Por otra parte, la inversión en el cuidado de la primera infancia es clave para que niñas y niños tengan un desarrollo adecuado, alcancen buenos niveles de aprendizaje en la edad escolar y -además de formarse como ciudadanos críticos- obtengan los niveles de calificación requeridos accediendo en el futuro a puestos de trabajo de alta productividad.
.25 ONU Mujeres (2019). Estudio mundial sobre el papel de la mujer en el desarrollo. https://www.ilo.org/global/research/global-reports/global-wage-report/WCMS_650653/lang--es/index.htm
26 OIT (2018). Informe Mundial sobre Salarios 2018/2019: Qué hay detrás de la brecha salarial de género. https://www.ilo.org/global/research/global-reports/global-wage-report/WCMS_650653/lang--es/index.htm•
27 ONU Mujeres (2018). Hacer las promesas realidad: La igualdad de género en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, Nueva York. ONU Mujeres (2019). “Investing in free universal childcare in South Africa, Turkey and Uruguay: A comparativeanalysisofcosts, short-termemploymenteffects and fiscal revenue”; ONU Mujeres Documento de políticas Igualdad de género, desarrollo infantil y creación de puestos de trabajo: Cómo aprovechar el “triple dividendo” de los servicios de educación y cuidados en la primera infancia; ONU Mujeres Documento de políticas “Redistributingunpaidcare and sustainingqualitycareservices: A prerequisiteforgend
Informe: El impacto del COVID-19 en América Latina y el Caribe. Julio 2020. https://www.un.org/sites/un2.un.org/files/sg_policy_brief_covid_lac_spanish.
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