Las personas respondemos "a" y "en" las estructuras de formas diversas y complejas. Creamos formas de pensar y actuar que contienen ¡deas, creencias, valores, nociones de lo que está bien y mal.-A estas formas las llamamos culturas. Las relaciones de poder entre hombres y mujeres se constituyen estructuralmente, pero encuentran diferentes formas de expresión en cuanto a las expectativas que tenemos de los hombres y las mujeres. Por lo tanto, el poder estructural y cultural se interrelaciona. En un estudio realizado por Smith en 1978 cuenta cómo se les ofreció a una serie de estudiantes varios estudios académicos con la única diferencia que estaban indistintamente nombrados o por John T. McKey o Joan T. McKey los estudiantes clasificaron como mejores los trabajos masculinos porque como concluye Smith, los hombres aparecen como representativos de las estructuras de poder en la sociedad. También se ha estudiado cómo el profesorado califica los trabajos masculinos al menos con un punto de diferencia respecto a los supuestamente realizados por las compañeras. Los hombres tienen un áurea (reconocimiento dado por supuesto) y autoridad en la esfera pública que tiene mucho más peso que el áurea que tiene la esfera privada que envuelve a las mujeres.
Las mujeres están excluidas de la cultura masculina, por lo que ellas crean y han creado otras formas de pensar y de representar el pensamiento.
Ya que las posiciones de dominio están ocupadas por los hombres, la visión que tenemos del mundo no incorpora a las mujeres como mujeres ya que existe un espacio en el que debemos estar y se nos crean las condiciones para que nos expresemos y actuemos como mujeres, mediatizadas por la autoridad paterna.
La esfera personal se constituye como un espacio de "libertad" de "libertad de elegir", de "tiempo libre", un paraíso donde las limitaciones que acarrean los trabajos del mundo productivo no existen, y en el que las necesidades de intimidad, soporte, compañía y sexualidad se desarrollan. Parecería que la humanidad ansia estos espacios de libertad que tienen las mujeres. Las mujeres, que se inscriben primariamente en esta esfera se han convertido en una aspiración de felicidad personal. (Hobson, 1979 , p.87). En este marco de referencia,
el trabajo es considerado secundario, y la maternidad y la domesticidad se consideran primorios, estos son los espacios en los que se construyen las mujeres en un concreto marco
cultural.
Dibujo de Victor Doval Hernández
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