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sábado, 10 de noviembre de 2018

Liderazgo y participación significativa de la mujer en la solución de conflictos 7/13




1.          Las mujeres siguen estando infrarrepresentadas o no representadas en las iniciativas de negociación de soluciones políticas y pacíficas de conflictos, incluidos los procesos que pretenden crear puntos de entrada o mitigar las consecuencias del conflicto. Aunque las mujeres han desempeñado y siguen desempeñando papeles decisivos en todos los esfuerzos encaminadas a resolver conflictos, como acuerdos de acceso humanitario, acuerdos de alto el fuego, y las correspondientes actividades de desarrollo, sus logros a menudo pasan desapercibidos y, en general, su labor no se traduce en un mayor acceso a los procesos políticos posteriores. Entre 1990 y 2017, solo hubo un 2% de mediadoras, un 8% de negociadoras y un 5% de mujeres testigos y signatarias en los principales procesos de paz[1]. Esta escasa representación y los pocos avances en cuanto al liderazgo y la participación significativa de las mujeres en los procesos de paz, así como las consiguientes dificultades para medir la forma en que las mujeres aportan su experiencia y sus ideas y ejercen influencia en procesos que están sistemáticamente dominados por los hombres, es una cuestión que viene planteándose de modo constante desde los exámenes de 2015 y las conclusiones del estudio mundial[2].
2.          En la presente sección se examina la manera en que las Naciones Unidas, los Estados Miembros, las organizaciones regionales y la sociedad civil pueden trabajar de consuno para mejorar la representación y la participación significativa de las mujeres. Esto conlleva: a) reconocer la naturaleza cambiante de nuestros esfuerzos por resolver los conflictos y la necesidad de adoptar enfoques inclusivos para la resolución y prevención de conflictos; b) abordar los obstáculos persistentes que se oponen a la participación significativa de las mujeres, en particular la discriminación institucionalizada y el sesgo de género, y la falta de reconocimiento de todos los derechos humanos de la mujer; c) subsanar la gestión inadecuada por parte de las Naciones Unidas de la incorporación de las perspectivas de género y los derechos humanos de la mujer a todas las esferas de trabajo; d) reconocer las competencias de las mujeres como mediadoras; y e) incluir en los acuerdos de paz disposiciones que tengan en cuenta las cuestiones de género y modalidades y mecanismos tangibles para la aplicación de acuerdos de paz que incluyan la participación significativa de las mujeres, incluidas las jóvenes[3], en el diseño, la supervisión y la aplicación.
3.          Espero que la presente sección sirva para estimular un debate y acciones serias entre las partes interesadas pertinentes que apoyen directamente a la sociedad civil y promuevan la igualdad entre los géneros y la participación influyente de la mujer en los procesos de paz y la solución de conflictos. Se basa en las deliberaciones de un grupo formado por más de 50 expertos y especialistas en diversos campos[4], convocado por ONU-Mujeres en mayo de 2018. En sus deliberaciones y recomendaciones se tuvieron en cuenta las experiencias y prácticas en Bosnia y Herzegovina, Colombia, Georgia, Kenya, Mozambique, Myanmar, Nepal, Filipinas, Sudán del Sur, la República Árabe Siria, Uganda, el Yemen y Kosovo[5].
4.          Hemos llegado a un punto en el que los enfoques y las estrategias centrados únicamente en la idea tradicional de la “mesa de negociaciones de paz” son insuficientes. Con frecuencia, los procesos de paz se estancan o avanzan solo en el nivel de los mecanismos dirigidos a la gestión de los conflictos. Además, los conflictos actuales tienen un carácter cada vez más regionalizado y a menudo asimétrico; en algunos casos, las respuestas insisten en procesos y operaciones de lucha contra el terrorismo y apenas prestan atención a las normas internacionales de derechos humanos y del derecho humanitario (véase A/72/495). Si bien los procesos actuales orientados a la solución de conflictos incluyen los procesos de paz, también incluyen acuerdos de acceso humanitario, como los negociados en la República Árabe Siria; acuerdos de alto el fuego, como los negociados en el Yemen; planes de desarrollo, como el Plan de Apoyo de las Naciones Unidas para el Sahel[6]; y medidas que se adoptan en espacios de lucha contra el terrorismo, como el “control”[7], el enjuiciamiento y la rehabilitación y la reintegración, por ejemplo en la cuenca del lago Chad. Las Naciones Unidas y los Estados Miembros deben abordar estos diversos mecanismos y procesos dispuestos a hacer frente a la gama completa y bien diferenciada de factores que propician y que limitan la participación significativa de la mujer tal como se describe en toda esta sección, entre otras cosas, mediante la incorporación de una perspectiva de género.
5.          Las mujeres tienen derecho a participar en pie de igualdad en todas las iniciativas encaminadas a prevenir y resolver conflictos. Además, su participación significativa surte efectos concretos en los resultados. La expresión “significativa” en el contexto del derecho de la mujer a la participación pretende hacer frente a las medidas superficiales de inclusión de las mujeres que realmente no les dan la oportunidad de influir en los resultados. En algunos casos, esto se ha traducido en procesos paralelos u órganos consultivos que carecen de capacidad para contribuir a los procesos y resultados principales. Para ser claros, no obstante, como señaló recientemente Mossarat Qadeem, cofundadora de PAIMAN Alumni Trust, en su exposición informativa ante el Consejo de Seguridad, la exclusión de la mujer no es una cuestión cultural, sino de poder. Esta es la razón por la que a menudo se impide la participación significativa de las mujeres[8].
6.          Me preocupa, aunque no me sorprende, que en la reunión del grupo de expertos de mayo de 2018 se determinara que los principales obstáculos para la participación de las mujeres son los siguientes: el sesgo y la discriminación de género institucionalizados, la persistente y elevada prevalencia de la violencia sexual y de género, la falta de derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres, los bajos niveles de participación política de las mujeres antes de los conflictos, y los persistentes niveles de pobreza, inseguridad alimentaria, desigualdad y privación que sufren las mujeres y las niñas.
7.          Si queremos avanzar, hemos de empezar por los derechos humanos de las mujeres y los sistemas que impiden que los disfruten. Aunque durante las negociaciones se acepte una representación diversa e inclusiva de la mujer, puede suceder que ello no se traduzca en avances en materia de igualdad de género. En los casos en que los defensores de la igualdad de género, mujeres y hombres, son capaces de lograr la inclusión y la aplicación de agendas transformadoras en materia de derechos de la mujer e igualdad de género, esos resultados a menudo topan con importantes resistencias y reacciones negativas de las partes en el conflicto, los agentes internacionales y los miembros de la comunidad.
8.          Quisiera alentar a los Estados Miembros a que apoyen la igualdad de condiciones para las mujeres en los planos local, nacional y regional en los procesos de paz. Esto incluye exigir y abogar por que los procesos prevean funciones sustanciales e influyentes para las organizaciones de la sociedad civil de mujeres y funciones esenciales en la conformación y la adopción de decisiones para las mujeres, con el mismo grado de acceso y al mismo nivel que los hombres; plataformas y mecanismos dedicados a abordar la gama completa de derechos humanos de las mujeres y las niñas y la igualdad de género, en particular en lo que se refiere a sus vínculos con la prevención; y la inclusión de expertos en cuestiones de género y análisis con perspectiva de género desde el principio. Es indispensable invertir en el fomento de la capacidad de las mujeres y los hombres, en particular en puestos de control del acceso a oportunidades y de adopción de decisiones, en procesos preparatorios y en el diseño de procesos inclusivos.
9.          También es sumamente importante poner fin a la práctica frecuente de incorporar a las mujeres en los procesos demasiado tarde o, demasiadas veces, como elementos simbólicos. Animo a que se tomen medidas creativas y prácticas para salvar barreras como los gastos de viaje y la necesidad de atención para los niños, movilidad y traducción. Para ello, entre otras cosas, habrá que establecer mecanismos de financiación de respuesta rápida, con capacidad para aprobar solicitudes con poca antelación, que empoderen así a las mujeres para aprovechar oportunidades cruciales en los procesos de paz y otros acontecimientos conexos. En Myanmar, el fondo para la participación de la mujer establecido por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional con la empresa de desarrollo mundial DAI es buen ejemplo de ello.

10.       Las mujeres deben formar parte de los procesos previos a la negociación para influir en ellos e informarlos en su totalidad. Además, es necesario mejorar los vínculos, las corrientes de información y los mecanismos de retroinformación entre las diversas vías de mediación para asegurar que las decisiones que se adopten sean incluyentes y estén basadas en las circunstancias reales sobre el terreno. En muchos de los procesos, la movilización de las mujeres y los esfuerzos de mediación en el nivel local han contribuido a que se reanuden las conversaciones, han impedido la escalada de la violencia y han facilitado la prestación de asistencia a las personas necesitadas. Por ejemplo, en la República Centroafricana y Malí, las mujeres contribuyeron con buenos resultados a la negociación entre las partes armadas para detener la escalada de las tensiones entre comunidades; en el Pakistán, Sri Lanka y el Yemen las mujeres han facilitado los acuerdos de alto el fuego, el acceso humanitario y las conversaciones de paz. Por ejemplo, en la República Árabe Siria las mujeres han negociado con éxito acuerdos locales de alto el fuego, han mediado en el establecimiento de zonas seguras para la población civil y han coordinado iniciativas de asistencia humanitaria y de socorro. En el Yemen, las mujeres desempeñan un papel activo y fundamental en los procesos encaminados a resolver controversias tribales, aprovechando el sólido historial de participación de la mujer en ciertos aspectos de los sistemas tribales yemeníes[9]. Sin embargo, el reconocimiento formal de esos esfuerzos y su participación en los procesos de paz oficiales siguen siendo limitados[10].
11.       Con la fuerza creciente de la agenda sobre las mujeres y la paz y la seguridad, se han hecho avances en las iniciativas encaminadas a integrar las perspectivas de género y promover la participación y la representación efectivas de la mujer en la labor de las Naciones Unidas en materia de prevención y solución de conflictos y de mantenimiento de la paz. Las obligaciones de la Organización “de pasar de las palabras a los hechos” son elevadas y yo, en colaboración con los Estados Miembros, seguiré promoviendo la representación y la participación significativas de las mujeres en todas las iniciativas de mediación, en particular en los equipos de mediación y en puestos de liderazgo.
12.       En 2017 se recibieron solicitudes de competencias técnicas en materia de género, que se atendieron en tres de los cuatro procesos de mediación en que participaban las Naciones Unidas en calidad de mediador o comediador principal[11], y se incluyó a mujeres en todos los equipos de las Naciones Unidas que apoyaban iniciativas de mediación. Tras un descenso en 2016, las consultas con organizaciones de la sociedad civil de mujeres volvieron a garantizarse en todos los procesos apoyados durante 2017. Ello incluyó la celebración de consultas periódicas entre el Enviado Especial para Siria y las líderes de organizaciones de la sociedad civil de mujeres por conducto de la Junta Consultiva de Mujeres Sirias y otros grupos en el contexto del Espacio de Apoyo para la Sociedad Civil. También se celebraron consultas con el Comité Técnico de Igualdad de Género en Chipre, y con el Grupo de Trabajo sobre la Mujer, la Juventud, la Paz y la Seguridad en África Occidental y el Sahel.
13.       Además, desde 2010, el Departamento de Asuntos Políticos ha elaborado orientaciones[12] e impartido capacitación para traducir los compromisos en materia de género y mediación en medidas prácticas. Más de 200 personas de la Secretaría de las Naciones Unidas, organizaciones regionales, Estados Miembros y la sociedad civil ya han participado en el seminario anual de alto nivel de las Naciones Unidas sobre género y procesos de mediación inclusivos[13], y más de 300 funcionarios de la Sede y de misiones políticas especiales han recibido formación sobre el cumplimiento de los compromisos del Departamento en relación con la cuestión de las mujeres y la paz y la seguridad. Se insta encarecidamente a todos los mediadores principales de las Naciones Unidas y los funcionarios que apoyan los procesos de paz a que utilicen enfoques e instrumentos para diseñar estrategias de mediación inclusivas que tengan en cuenta las cuestiones de género, para promover una participación significativa de la mujer y la inclusión de disposiciones que tengan en cuenta las cuestiones de género en todas las esferas temáticas de los acuerdos de paz. La Organización seguirá examinando las repercusiones de las actividades de capacitación realizadas y las orientaciones elaboradas para asegurar que estén contribuyendo a un cambio sustancial.
14.       Las misiones de mantenimiento de la paz también apoyaron diversos procesos. En la República Centroafricana, por ejemplo, la misión trabajó con mujeres en acuerdos de paz locales, como el concluido entre el grupo rebelde 3R y la fuerza de autodefensa en Bambari y Bouar, y apoyó el establecimiento de células de mediación formadas en un 30% por mujeres. Esas iniciativas localizadas siguen construyendo una base para la participación de las mujeres en los procesos de paz y reconciliación nacional, en particular la Iniciativa Africana dirigida por la Unión Africana. En Darfur se prestó apoyo a las consultas con las mujeres para que sus resultados informaran soluciones inclusivas en la aplicación del diálogo interno y las consultas en todo Darfur, que ahora cuenta con un 30% de mujeres. En Sudán del Sur, la misión, mujeres del mundo de la política, integrantes del grupo parlamentario de mujeres y organizaciones de la sociedad civil se movilizaron conjuntamente para examinar la participación de las mujeres en los procesos políticos y de paz en vísperas de la segunda fase de los procesos de alto nivel para la revitalización. Como resultado de ello, el grupo adoptó un comunicado conjunto, que sirvió como referencia fundamental entre los delegados que se incorporaron al foro de alto nivel para la revitalización en Addis Abeba e incluía un llamamiento en pro del aumento de la proporción de mujeres en los procesos políticos y de paz hasta el 50%. En Kosovo, los diálogos comunitarios dirigidos por mujeres a través de la iniciativa de fomento de la confianza de la mujer de Mitrovica han sido importantes para el sostenimiento de la paz.
15.       Desde mi último informe, las redes de mediadoras (véase S/2017/861, párr. 17) han seguido evolucionando y conectándose en todas las regiones como respuesta directa a los obstáculos que siguen impidiendo una participación sustantiva de la mujer y su influencia en todos los aspectos de los procesos de paz. Estas redes forman parte de un nuevo movimiento que pretende incrementar la influencia de las mujeres en los procesos de paz de principio a fin, desde el análisis de los conflictos y la diplomacia preventiva hasta el establecimiento de la paz, la consolidación de la paz y la reconciliación después de los conflictos.
16.       En marzo de 2018, representantes de varias redes regionales se reunieron en Oslo con otros importantes agentes de mediación, con el objetivo de mejorar la coordinación y el apoyo mutuo. También asistieron tres miembros de mi Junta Consultiva de Alto Nivel sobre Mediación. En la reunión se hizo hincapié en la necesidad de reforzar los vínculos entre la mediación dirigida por mujeres a nivel comunitario y local y los procesos a nivel nacional y mundial. El resultado fue la creación de un grupo de contacto con representantes de cada red regional. Las distintas redes, como FemWise-Africa, han avanzado en la puesta en marcha y están contribuyendo activamente a las iniciativas de establecimiento de la paz.
17.       Estas redes están relacionadas con el creciente reconocimiento mundial de la necesidad de ir más allá de los enfoques encaminados solamente a “acallar las armas”, hacia procesos que puedan ayudar a fomentar una paz positiva, concepto que incluye la gobernanza inclusiva y responsable, la seguridad frente a los daños físicos y el pleno disfrute de otros derechos humanos inviolables. Es preciso establecer sólidos canales abiertos de comunicación entre las redes de mediación y las instituciones gubernamentales, incluidas las que participan en los procesos de paz y seguridad. Si bien estas redes tienen un propósito importante, no deben convertirse en una estructura paralela para las mujeres ni servir para afianzar la marginación. Tampoco deben centrarse únicamente en el fomento de la capacidad de las mujeres, sino más bien en una acción conjunta sostenida y en una mejora de la capacidad de los procesos de paz y seguridad para ser inclusivos y responder a las necesidades de todos.



      [1] Consejo de Relaciones Exteriores, Women’s Participation in Peace Processes.
      [2] Coomaraswamy, Preventing Conflict; y Thania Paffenholz y otros, Making Women Count - Not Just Counting Women: Assessing Women´s Inclusion and Influence on Peace Negotiations (Instituto Superior de Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra y ONU-Mujeres, 2016).
      [3] ONU-Mujeres, “Young women in peace and security: at the intersection of the YPS and WPS agendas” (Nueva York, 2017).
      [4] ONU-Mujeres, Women´s Meaningful Participation in Negotiating Peace and the Implementation of Peace Agreements: Report of the Expert Group Meeting, informe de la reunión convocada por ONU-Mujeres en Nueva York los días 16 y 17 de mayo de 2018.. Puede consultarse en www.unwomen.org/en/digital-library/publications/2018/10/egm-report-womens-meaningful-participation-in-negotiating-peace#view.
      [5] Las referencias a Kosovo deberán entenderse en el contexto de la resolución 1244 (1999).
      [6] United Nations Support Plan for the Sahel: working together for a prosperous and peaceful Sahel (mayo de 2018). Puede consultarse en https://unowas.unmissions.org/sites/default/files/english_summary_report.pdf.
      [7] Véase la resolución 2396 (2017) del Consejo de Seguridad.
      [9] Hanan Tabbara y Garrett Rubin, “Women on the frontlines of conflict resolution and negotiation: community voices from Syria, Iraq and Yemen”, documento de debate (Nueva York, ONU-Mujeres, 2018).
     [10] ONU-Mujeres, “Syrian women’s peace efforts: crucial yet unrecognized”, 5 de septiembre de 2018. Puede consultarse en http://arabstates.unwomen.org/en/news/stories/2018/9/syrian-women-peace-efforts
     [11] Deliberaciones internacionales de Ginebra y conversaciones sobre Chipre y sobre la República Árabe Siria. Las Naciones Unidas también proporcionaron amplios conocimientos técnicos, también en materia de género, al proceso de Sudán del Sur dirigido por la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, y a otros procesos no liderados o coliderados por las Naciones Unidas.
     [12] Naciones Unidas, “Guidance on gender and inclusive mediation strategies” (Nairobi, 2017) y “Guidance for mediators addressing conflict-related sexual violence in ceasefires, peace agreements” (Nueva York, 2012).
     [13] En 2017, el seminario fue organizado conjuntamente con el Instituto de Gestión de Crisis de Finlandia y el Centro sobre Género, Paz y Seguridad del Instituto Internacional para la Investigación de la Paz de Oslo.

https://undocs.org/es/S/2018/900
http://whitecube.com/artists/artist/rachel_kneebone

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