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viernes, 18 de noviembre de 2022

Un 19 de noviembre para decir no al abuso infantil y no más Lolitas!

 


<<Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.


Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita>>


Con estas “románticas” palabras comienza su declaración un pederasta de 40 años que secuestra, viola, golpea y continúa abusando sexualmente durante dos años a su hijastra, una niña huérfana de tan sólo doce años; y si bien es cierto que este párrafo pertenece a la ficción literaria del escritor ruso VladimirNabokov (Lolita, 1955), también lo es que en la vida real el mundo está lleno de millones de Lolitas que diariamente sufren no solamente la violencia sexual de que son objeto, sino también la indiferencia y en muchas ocasiones el dedo acusador del entorno familiar y social en el que viven.

La Organización Mundial de la Salud reporta que cuatro de cada cinco víctimas de abuso sexual infantil son niñas; a esto debemos aumentar que el 90% de los casos suceden dentro de su propia casa, siendo en la gran mayoría de los abusos un hombre miembro o “amigo” de la familia.

La pederastia a sido un tema recurrente en mis artículos periodísticos desde el 2006 que publiqué “Depredadores sexuales a domicilio”,  de entonces a la fecha la situación no ha mejorado, por el contrario empeoró sobre todo a causa de la pandemia, en el contexto del 19 de noviembre Día Internacional contra el Abuso Sexual Infantil, continuo visibilizando esta devastadora problemática, hablando de datos y cifras pero también desde el sentir de las víctimas, y de cómo la ficción y la cultura pueden llegar a marcar el rumbo de las cosas.

El constructo patriarcal machista y misógino está a menudo en las diferentes formas del arte, provocando sutilmente la normalización de la violencia hacia las mujeres y las niñas en la familia, en la comunidad y en el mundo.

Antes de volver a abordar el tema desde la literatura quiero decir que el panorama global es desolador, en Europa, EE.UU y Canadá, un 20% de los niños y niñas han sido abusados sexualmente, respecto a EEUU  un reciente reporte de Internet Watch Foundation (IWF), informó que este país es el de mayor contenido de abuso sexual y pornografia infantil en línea, en cuanto a México,  es la nación que tiene el número más elevado de violencia sexual a menores, y sólo una de cada cien denuncias recibe sentencia.

No puedo afirmar exactamente cómo es la situación en otras culturas, pero en la cultura mexicana a la que pertenezco es muy común escuchar decir absurdamente tanto a hombres como a mujeres, que tal o cual niña es maliciosa, temperamental y provocadora de hombres.

Lo anterior me lleva de regreso a la novela Lolita  como espejo de la vida real, por la reacción de la crítica literaria y una buena parte de la comunidad lectora, que bajo la influencia de el discurso machista han interpretado esta historia de secuestro, golpes y abuso sexual infantil, como una tierna romántica y apasionada historia de amor, convirtiendo en su opinión a un pervertido abusador de niñas en un pobre hombre enamorado, víctima de la irresistible coquetería malsana de su hijastra, 

Probablemente a muchas de nosotras  por conocer de antemano el contenido de este clásico literario del siglo XX , nos haya costado mucho tiempo y trabajo decidirnos a leerlo, quizás porque el abuso sexual en la infancia es algo que nos toca de forma muy cercana poniéndonos el dedo en la llaga de los recuerdos y las emociones,  por lo menos así ha sido para mi, sin embargo, como bien dice la escritora, intelectual y feminista española Laura Freixas: “a Lolita hay que leerla analizarla y criticarla”, a lo que yo añado que además de lo anterior que me parece magnífico, a Lolita también hay que reivindicarla!

El inconsciente individual y colectivo necesita deshacerse del mito de que existen niñas  seductoras de naturaleza promiscua, pequeñas pervertidas sexules pidiendo ser manoseadas y violadas, como individuos y como sociedad no podemos seguir exonerando a los verdaderos culpables y tampoco romantizando la pederastia!

Se estima que más del 85% de las víctimas de abuso sexual infantil, sufren el traumático ultraje en silencio sin decírselo a nadie, por miedo a su agresor, por vergüenza, por temor a no ser creídas, a ser expuestas y malvistas por las personas adultas a su alrededor, como por desgracia suele suceder.

En mi experiencia trabajando con grupos de apoyo para mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, observé que en su mayoría habían padecido abuso sexual  cuando eran niñas y nunca lo pudieron hablar con alguien, por todo lo anterior, pero además porque en el fondo se sentían y se pensaban culpables y merecedoras de lo que les sucedía, casi todas continuaban teniendo ese sentimiento de culpabilidad, esto es una consecuencia del mensaje patriarcal incrustado en la psique femenina mediante la cultura machista, con la que durante siglos las mujeres hemos sido educadas.

Sigamos trabajando en pos de una educación con perspectiva de género para derribar el nefasto sistema de dominación en el que vivimos, y aprendamos a llamar a las cosas por su nombre,  los niños abusados y las niñas abusadas son víctimas no culpables, la pederastia no es romántica…el abuso no es amor!!

Galilea Libertad Fausto 


Créditos de la foto quien corresponda.


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