Hasta el 2007 las tiendas iraníes exhibían vestidos como en Occidente. Luego pusieron el hiyab (velo islámico) a los maniquíes.
La ley islámica impone a las mujeres iraníes fuertes restricciones en cuestiones de vestuario: deben tener su cabello y cuello cubiertos y usar abrigos anchos y largos más abajo de las caderas. Si no lo hacen corren el riesgo de ser detenidas por la “policía de la moda”: oficiales que les llaman la atención por su vestimenta inapropiada.
Algunas funcionarias que acompañaron a Rafael Correa a ese país, en el 2008, pasaron malos ratos cuando oficiales de la seguridad presidencial les indicaron que sus abrigos no tenían el largo correcto.
En esa cultura, las mujeres están subordinadas a los hombres; de ahí que a las funcionarias ecuatorianas se quejaban de que sus pares iraníes no hacían caso a sus solicitudes de información o apoyo logístico para la visita de Correa. Y un miembro del equipo de Comunicación contaba que, durante un paseo por Teherán, intentaron ayudar a una mujer que había tropezado y caído al piso. Asustada, ella les pidió a señas que no la tocaran.
La situación de los derechos de las mujeres bajo el régimen teocrático iraní, regido por el líder supremo Ayatollah Sayed Ali Khamenei y el presidente Mahmoud Ahmadineyad preocupa a organizaciones internacionales y a grupos feministas y defensores de derechos humanos en general.
Para la Premio Nobel de la Paz en el 2003, la abogada iraní Shirin Ebadi, que tras las elecciones en las que ganó Ahmadineyad (2009) vive en Europa por temor a ser apresada si vuelve a su país: “La situación de los derechos humanos empeoró mucho”, dijo hace pocos meses a la prensa brasileña. Cuenta que la situación de la mujer es insoportable desde la revolución islámica. En ese país se dan contrastes enormes como que el 65% de los estudiantes en las universidades son mujeres, pero las leyes del país establecen que “la vida de una mujer vale solo la mitad de la de un hombre”.
Instituciones como la lapidación, el uso obligatorio del hiyab (código de vestimenta femenina que establece cubrirse todo el cuerpo), un sistema patriarcal extremo, son parte de esta estructura.
Para Solanda Goyes, del Colectivo Nosotras, en el Medio Oriente se viven situaciones de profunda desigualdad para las mujeres. Si bien en todo el mundo subsiste la discriminación, en países como Irán es mucho más marcada. Todo el tiempo llegan noticias sobre mujeres juzgadas conforme a una práctica patriarcal e interviene en su vida privada. Esto aun cuando hayan garantías constitucionales.
Ve necesario hacer llegar a los líderes internacionales el mensaje de que “las mujeres del mundo estamos pendientes sobre la situación de nuestras hermanas de Irán” y pedir que se adopten y respeten decisiones a nivel internacional que tienden a garantizar sus derechos.
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