El Periodismo abarca muchos ámbitos y entre ellos está la labor de los periodistas internacionales o, en ocasiones, también llamados periodistas de guerra. Estos narradores de la realidad son los que hacen posible que estemos informados acerca de lo que sucede más allá de nuestras fronteras, incluso en lugares donde la situación es bastante compleja. A veces, para realizar su trabajo tienen que asumir riesgos, pero eso forma parte de una profesión que sitúa en primer lugar la difusión de información y la búsqueda de la verdad.
La periodista Pilar Requena, que lleva casi 25 años vinculada a los servicios informativos en el área de Internacional, nos cuenta su opinión sobre este tema. Tras haber sido corresponsal en numerosas ocasiones y en países diferentes, explica algunas de sus experiencias vividas y su orgullo por haber escogido este oficio. En la actualidad, trabaja como redactora para el programa de TVE En Portada, además de ejercer como profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid.
Recientemente ha publicado el libro Afganistán, de la editorial Síntesis, donde narra la situación actual de este país, escenario de guerra cuya pretensión es conseguir el Estado de Derecho y acabar con las décadas de conflicto que le preceden.
Es de enorme importancia la labor realizada por los enviados especiales como tú, a lugares de tantísimo riesgo debido al conflicto permanente en el que están sumergidos. ¿Cuándo descubres tu vocación periodística?
Realmente fue a los 13 ó 14 años, aunque en casa no lo dije prácticamente hasta finales de COU porque sabía que no les iba a gustar que estudiase esa carrera y mucho menos, además, que me fuese a estudiar fuera porque en Valencia, donde vivía, no había facultad…
¿Cuál es la razón por la que decides dedicarte a este ámbito del Periodismo y no a otro sector del amplio abanico de opciones que el mundo periodístico ofrece?
En primer lugar, lo que decido es dedicarme al periodismo internacional, no a conflictos, lo de la cobertura de conflictos es parte de esa dedicación. No me gusta que se me considere una reportera de guerra o de conflictos, porque no lo soy y porque no creo que exista el reporterismo de guerra, o al menos no se le debía considerar como algo distinto del periodismo internacional. Cubrimos un conflicto porque estamos en internacional –o al menos así debería ser- y ocurre en la zona a la que nos dedicamos o en la que estamos especializados, pero hacemos o debemos hacer también otros asuntos y temas.
Me dediqué al periodismo internacional porque siempre tuve curiosidad por saber qué ocurría en el resto del mundo, más allá de las fronteras. Siempre ha sido lo que más me ha interesado, de broma digo que “lo internacional” debía llevarlo ya en la leche del biberón. Tuve dudas de si dedicarme a la diplomacia o al periodismo internacional después de acabar la carrera. Y me decanté finalmente por el periodismo. Nunca me he arrepentido. La cobertura de conflictos la he hecho porque algunos se han producido en la zona que cubría, pero es lo que menos me gusta del periodismo internacional, no por miedo, sino porque considero que las guerras son el mayor fracaso de la humanidad, de nosotros como seres humanos. Y prefiero los postconflictos, me parece mucho más interesante comprobar qué ocurre después y ver cómo la gente vuelve a vivir y convivir.
Al elegir esta arriesgada profesión, ¿pasaste por alto los peligros que en muchas ocasiones supone, o fuiste en todo momento consciente de ello?
Como ya he comentado, no elegí cubrir guerras o conflictos, sino que lo he hecho como periodista de internacional. Pero sí, soy consciente de los peligros y de los riesgos y de que tengo que tomar precauciones, aunque lo considero parte del oficio.
El programa En Portada de TVE, para el cual trabajas, nos muestra una visión clara de la realidad, al introducirse en países donde existe una situación de gran conflicto, es menester que los periodistas sepan que su seguridad será puesta en jaque mientras permanezcan en este tipo de países, aunque a veces son capaces de meterse en la mismísima “boca del lobo”, ¿hasta dónde ha sido lo más lejos que has podido llegar tú?
He llegado hasta donde he podido llegar, depende de cada una de las circunstancias y del momento. En Paquistán, he llegado a ir hasta la frontera con Afganistán, en el paso Khyber, por las áreas tribales. Era territorio prohibido a los extranjeros, ya que Al Qaeda, los talibanes y otros grupos terroristas están en la zona. Fui escoltada por las fuerzas paquistaníes. En otra ocasión, logré con mi equipo llegar hasta la capital del valle de Swat, Mingora, cuando todavía continuaban los combates entre los talibanes y el ejército de Pakistán. En varias ocasiones, he ido donde estaba prohibido o no autorizado ir, pero no me reto a mí misma para ver hasta donde llego. Si veo una posibilidad, lo hago, pero siempre que no ponga en peligro a nadie.
¿En alguna ocasión ha corrido tal riesgo, llegando incluso a pensar que tu vida pendía de un hilo?
Aunque parezca mentira, sólo he tenido una vez la sensación de que podía morir y no ha sido cubriendo un conflicto, sino en un acontecimiento normal y de alegría, la unificación alemana. Me encontraba detrás de la Puerta de Brandenburgo, era por la noche, y mis compañeros y yo nos acercamos a rodar una valla que estaba a punto de caer por la presión de la gente. De repente, mi compañero me dijo que si me podía acercar al container donde teníamos las cosas y traer una batería. Me di la vuelta y empecé a andar (detrás de la Puerta de Brandenburgo hay un pequeño bosque) y de repente perdí la noción del espacio, no sabía por donde seguir. Entonces, sí que tuve la sensación de que podía morir aplastada, si la valla cedía y la gente comenzaba a correr hacia mí. En cuestión de segundos, pasó por mí toda mi vida. Al final, vino un chico y le dije que si me podía indicar por dónde ir. Él me sacó de allí y después de recoger la batería, volví con mis compañeros. Nunca más he tenido esa sensación, ni he pensado que mi vida pendía de un hilo. Tengo mucho respeto a las situaciones de riesgo, y si no veo las cosas claras, no sigo. No hay noticia que valga una vida.
Durante tu trayectoria profesional, has conocido y entrevistado a personajes relevantes, así como a numerosos líderes políticos, ¿a cuál de todos ellos destacarías?
No me gustaría destacar a ningún líder político, porque ellos no son más que personas que ocupan en un momento dado un cargo y que, por lo tanto, sólo hablan en relación con el mismo. Prefiero a la gente normal, como tú y yo. Son las personas las que más me han enseñado en esta profesión. Uno de los personajes que destacaría es el de Jorge Semprún. Conversé con él unas cuatro horas, fue una entrevista dividada y realizada en cuatro partes. Me dio toda una lección de vida e historia, de lucidez y de talla intelectual y nunca se lo agradeceré bastante. Luego, destacaría a los supervivientes de los campos de concentración, siempre me ha sorprendido y he admirado su capacidad de perdón y de seguir adelante, tenemos mucho que aprender de ellos y de su sufrimiento. Y, por último, me rindo ante las mujeres afganas, las que más han sufrido en el mundo, bajo los talibanes, y admiro la lucha que ahora libran por sus derechos y para que su vida mejore.
De todas las innumerables experiencias vividas en estos años de profesión, ¿con cuál de ellas te quedarías?
Con todas, aunque Afganistán y Pakistán me tienen “pillada“ y en Alemania me siento como en casa. Me quedaría en general con muchas de las experiencias vividas durante mi etapa de corresponsal y también con muchas de mi actual etapa de reportera del programa En Portada. Como acontecimientos: la unificación alemana, la entrada en circulación del euro, la ampliación de la UE al este de Europa, la guerra del Golfo de 1991 que cubrí desde Jerusalén… etc. No sé, son muchas las experiencias vividas, no quiero destacar ninguna en particular más allá de las que he dicho porque creo que de todas he aprendido algo.
Y para concluir, tras tantos años de labor periodística, ¿qué conclusiones obtienes de ella?, ¿te arrepientes de haber elegido este trabajo?
Arrepentirme nunca, he tenido la suerte de conocer a gente increíble durante esta profesión, he conocido lugares y he asistido a acontecimientos que de otra manera hubiese sido imposible, he hecho y hago lo que me gusta, ¿cómo me voy a arrepentir de haber elegido este trabajo? Ahora, no lo veo como un trabajo, lo veo, como decía el maestro Kapuczinski, como un oficio, como un oficio que me ha enseñado mucho y del que sigo aprendiendo.
Entrevista de Laura García Sáez (@laurasaez92).
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