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miércoles, 1 de mayo de 2013

Ecuador: Los aportes de las mujeres


A pesar de que los hogares son más pequeños y sus integrantes tienen mejor nivel educativo, según el INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), hombres y mujeres al parecer, mantienen todavía papeles distintos, con las mujeres como la mayoría de personas encargadas de los cuidados, en todos los rangos de edad. La necesidad de promover una democratización de los roles domésticos en el sentido de un involucramiento de los hombres en las tareas de cuidado y el despliegue de servicios estatales de calidad a cargo de tareas de cuidado, son dos ejes centrales a considerar desde la realidad de estos cambios.


Según el Censo de Población y Vivienda (2010), el número de madres solteras en el país es de 339.656 mujeres, correspondiente a 9 de cada 100 mujeres en edad reproductiva. La cifra registra un incremento de un 38,6 por ciento más que en 2001, cuando el número de madres solteras llegaba a 245.002 mujeres. Estas cifras señalan la existencia de un 28,7% de hogares con una mujer como jefa del hogar, de cara a un 25.4 % de hogares con jefatura femenina identificados en el Censo del 2001. Los hogares afroecuatorianos son los que tienen mayor número de mujeres jefas de hogar (32,2%), por encima del promedio nacional.

Según el INEC, al 2010 el 37,2% de las madres solteras tiene apenas entre 17 y 20 años de edad. El 83,1% de ellas trabaja fuera del hogar. El 51,3% de madres solteras tiene un hijo, el 20,6% tiene dos hijos y el 7,1% tiene más de seis hijos. La provincia con mayor porcentaje de madres solteras es Carchi en la Sierra norte, con 8,4 %, seguida de Bolívar en la Sierra centro, mientras que Manabí y Santa Elena, ambas provincias de la Costa, son las que menos porcentaje tienen con 3,24% y 3,15%.
Por definición étnica, las afrodescendientes cuentan con mayor porcentaje de madres solteras con 6,1%. Las mestizas les siguen con un 4,8%, las blancas con el 4,1%, las indígenas con el 3,7% y finalmente se encuentran las mujeres montubias con el 3,4%.


“… en la población ecuatoriana el 85 % de cuidadoras son mujeres y el 15 % son hombres.”  (…)De cada 10 personas mayores de 66 años que proveen cuidado, 7 son mujeres y 3 son hombres.” (…) “… en la población joven menor de 18 años (…) el 86.72 % son cuidadoras mujeres y el 13.28 % son cuidadores hombres”.


La actividad más importante y demandante del tiempo de las mujeres ecuatorianas es  el trabajo de cuidados, expresado sobretodo como trabajo doméstico no-remunerado y que incluye tareas fundamentales “para el bienestar de toda la población en general, la reproducción social y de la fuerza de trabajo, y el sostenimiento de las familias en los períodos más críticos”.
No obstante su importancia, el trabajo de cuidados es invisibilizado y desvalorizado por la sociedad, y constituye en un factor relevante de la pobreza relativa y de la desventaja de oportunidades de las mujeres. También es una barrera a su entrada y permanencia, con calidad, en el mercado laboral de trabajo no remunerado de las mujeres. “Las mujeres son las principales y mayoritarias responsables del cuidado de los hogares y esto resulta no solo en barreras a su oferta laboral sino en entrada en condiciones precarias y menores salarios.”
 La demanda de cuidados está concentrada en la población menor a cinco años y en edad escolar, presente en casi la mitad de los hogares ecuatorianos, pero con mayor incidencia en los sectores más pobres. Esto influye directamente en la dedicación al trabajo y a las horas de cuidado que dedican las mujeres de los estratos sociales más bajos”.


 Aporte de la economía del cuidado a la riqueza nacional

La Encuesta de Uso del Tiempo (2007) señala que “el total de horas dedicadas al trabajo de cuidado por parte de la población es mayor -en términos absolutos- que la dedicación al trabajo mercantil (…) y que lo realiza casi la totalidad de la población mayor a 15 años, en distintos niveles de intensidad.”  Si se dimensionan todos los trabajos de cuidado a escala nacional, se concluye que el trabajo no remunerado equivale al 56 % del trabajo total, en tanto que el trabajo remunerado en función del mercado laboral, equivale al 44 % restante.

Desde otro enfoque, se afirma que el trabajo de cuidados no-remunerado aportaría el 32 % del PIB.





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