Si bien es cierto que cada vez más
mujeres se están uniendo a los diferentes movimientos feministas, también lo es
el hecho de que otro gran número de ellas ni siquiera quiere oír hablar del
tema, a menudo escucho a diferentes tipos de personas expresarse mal de las
feministas, calificándolas de ser alborotadoras, violentas, abusadoras de
hombres, inmorales, matabebés, ateas etc., pero cuando estas opiniones
negativas y equivocadas provienen de las propias mujeres y peor aún, cuando
estas mujeres pertenecen a las nuevas generaciones quienes son la base del
futuro, me resulta más preocupante, y considero que esta es una problemática
que las veteranas integrantes activas de los feminismos actuales necesitamos
analizar las causas y proponer soluciones.
En este sentido me hago y nos hago
una observación, la cual es que dentro del ámbito feminista expresiones como:
androcentrismo, perspectiva de género, techo de cristal, paridad, mujeres
púrpura, gafas moradas, pedagogía y aculturación violeta, ola feminista,
opresión, cautiverios, patriarcado, machismo entre muchas otras, forman parte
del lenguaje cotidiano entre nosotras pero también, del vocabulario que
utilizamos en el tipo de activismo feminista que cada una realizamos dando por
hecho, que el significado de todo lo que estamos tratando de transmitir es
claramente entendible para cualquier mujer, y definitivamente no es así, pues
la mayoría de mujeres fuera del círculo feminista no están familiarizadas con
estos conceptos y nuestro mensaje no les está llegando.
Por increíble que pueda parecernos,
el conocimiento del significado real del feminismo, sus objetivos y los enormes
beneficios que este nos ha traído a las mujeres todavía no quedan claros, a
trescientos años de haberse iniciado este movimiento político y social la
verdad es que su entendimiento para muchas todavía está en pañales, y para
otras ni siquiera a nacido.
Esta realidad entre otras cosas, es
la que hace que en la actualidad una mujer que disfruta de tener libertad de
pensamiento, palabra y acción diga que no es feminista y que no quiere serlo,
cuando en realidad todos los derechos y oportunidades de que goza son el
feminismo puro actuando en su vida diaria; en mi opinión, esta negación y
renuencia no es otra cosa que falta de conocimiento y el resultado de la mala
fama que tenemos las feministas.
Borrar la mala imagen y conceptos
erróneos que se tienen, y acercar a las jóvenes al conocimiento verdadero del
feminismo y lo que realmente significa ser feminista hoy en día, indudablemente
debería ser una de las prioridades en el activismo por la aculturación violeta
(mostrar una nueva cultura basada en la igualdad real y en la no violencia
hacia las mujeres y las niñas).
Quizá una buena forma de empezar esta
transformación sea partir de la reflexión de que, aunque el feminismo para
quienes en verdad lo conocemos sea una filosofía de vida inmersa hasta el
tuétano de nuestros huesos, no podemos esperar que las demás se enamoren a
ciegas y decidan pertenecer a un mundo que no conocen y/o del que lo mucho o lo
poco que han oído es todo negativo.
Entre las principales causas que
encuentro del porqué muchas mujeres especialmente jóvenes no reconocen el
feminismo en diario vivir, y por lo tanto no se ven a si mismas siendo
feministas están: el desconocimiento de la historia de la situación de las mujeres
a lo largo del tiempo y de la historia del feminismo, creencias religiosas, el
mito del amor romántico, el comportamiento de dominación abuso y excesos que
tienen muchas mujeres que se hacen llamar feministas, pero que en realidad son
mujeristas, (mujerismo = machismo), y la errónea creencia de que ser feminista
implica por fuerza ser activista.
Existen demasiados mitos de lo que es
ser feminista, de ahí la importancia que veo de que las veteranas promovámos un
feminismo para principiantes en palabras claras sencillas y directas, para
decir que ser feminista no es odiar a los hombres o querer convertirse en uno
de ellos, no es no creer en Dios, no es ser anti amor hombre-mujer ni anti
familia, no es estar en contra de la maternidad, no es dejar de ser femenina si
así se quiere ser, como tampoco es salir al mundo enfurecida con una actitud
vengativa hacia el sexo masculino en un plan de ojo por ojo y diente por
diente.
Se hace necesario aclarar que el
feminismo en su explicación más simple es un movimiento colectivo femenino que
busca la igualdad de derechos políticos y sociales entre los dos sexos,y la
eliminación de todo tipo de violencia en contra de las mujeres y las niñas, por
consiguiente, ser feminista simplemente es estar a favor de todo esto.
Por otro lado, en mi experiencia como
consejera y facilitadora de grupos de apoyo para mujeres, así como con
familiares, amigas y conocidas, me he dado cuenta que aclararles que no
necesitan pertenecer a un colectivo, ni participar en ninguna clase de manifestaciones
públicas, les quita el miedo y las anima a acercarse al feminismo al saber que,
pueden ser feminista en las convicciones y valores personales que poseen, en la
forma en que se ven y se tratan a a sí mismas y a las mujeres que las rodean,
en las relaciones de pareja y relaciones en general que tienen, en la manera en
que educan a sus hijos e hijas, etc.
No obstante, estoy muy consciente de
que un sólo artículo (este o cualquier otro), la lectura de un solo libro, la
vista de una sola película serie o documental no son suficientes para desmentir
los engaños patriarcales, pero si son un buen principio, en el entendido
siempre de que el convertirse en feminista no es algo que ocurra de la noche a
la mañana, el despertar de la conciencia y el abrace del feminismo como un
permanente estilo de vida, requiere de un proceso largo de
aprendizaje-reflexión y de mucho estudio, sobre todo si nos queremos dedicar al
activismo feminista.
Galilea Libertad Fausto
Créditos de la ilustración a quien
corresponda
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