De conformidad con la resolución 41/24 del Consejo de Derechos Humanos, el Foro Social se celebró en Ginebra los días 8 y 9 de octubre de 2020. Los participantes examinaron las buenas prácticas, los casos de éxito, las enseñanzas extraídas y las dificultades que obstaculizan actualmente la lucha contra la pobreza y las desigualdades.
Conclusiones
55. Desde 2002, el Foro Social había tratado diversos temas relacionados con la lucha contra la pobreza y las desigualdades. El Foro de 2020 se había basado en los Foros anteriores y había examinado nuevos problemas, incluidos los derivados de la pandemia de COVID-19.
56. Al referirse a las buenas prácticas, los casos de éxito, las enseñanzas extraídas y las dificultades que obstaculizaban actualmente la lucha contra la pobreza y las desigualdades, el Foro se había guiado por la matriz sobre la pobreza elaborada por el Relator Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, y por las contribuciones de otros interesados.
57. Como se reflejaba en la matriz sobre la pobreza y en la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo, la pobreza y las desigualdades se derivaban de causas múltiples, complejas e interrelacionadas en los planos local, nacional y mundial, incluidas las políticas macroeconómicas que socavaban los derechos humanos y el desarrollo sostenible.
58. La COVID-19 había exacerbado la pobreza y las desigualdades, afectando de manera desproporcionada a los pobres, las mujeres, las niñas, los niños, los jóvenes, las personas de edad, las personas con discapacidad, los trabajadores informales, las minorías raciales, étnicas y religiosas, las personas afrodescendientes, los dalits, los campesinos, los pueblos indígenas, los migrantes y los refugiados.
59. Entre los factores que perpetuaban la pobreza y las desigualdades figuraba la discriminación estructural y sistémica contra los pobres y marginados. El acceso insuficiente de los niños y jóvenes a los alimentos, la educación, los servicios de salud y las tecnologías digitales perpetuaba la pobreza intergeneracional. El trabajo de cuidados no remunerado o infravalorado y el número desproporcionadamente elevado de mujeres en el sector informal aumentaban la feminización de la pobreza.
60. La exacerbación de las desigualdades entre los países como resultado de la COVID-19 había hecho que la cooperación y la solidaridad internacionales fueran urgentes e imperiosas para los países en desarrollo, especialmente los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares en desarrollo, los países en desarrollo sin litoral y otros países vulnerables, incluidos varios países de ingresos medios.
61. Observando que las políticas neoliberales, el ajuste estructural y la privatización habían socavado la capacidad de los Estados para prestar servicios públicos, lo que infringía las normas básicas mínimas, el compromiso con el principio de no regresión y la plena efectividad progresiva de los derechos socioeconómicos, los panelistas pidieron un mayor margen de maniobra normativo y fiscal.
62. Los Estados y otros agentes, como las instituciones financieras internacionales, los bancos multilaterales de desarrollo y las empresas transnacionales, tenían un importante papel que desempeñar para asegurar un entorno internacional propicio.
Como tales, tenían la obligación de defender los derechos humanos y contribuir a reducir la pobreza y las desigualdades.
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