La activista Claudia Castro, una de las referentes máximas de La Fulana, consideró que la visibilidad lésbica es central para eliminar prejuicios. “Mientras no haya visibilidad integral seguirá el estigma, la discriminación”, dijo. “Existe incluso la discriminación dentro del mismo movimiento. Hace quince años que participo de encuentros LGBT y allí la mayoría son gays y trans y las lesbianas estamos como siempre rasgando algo, pidiendo un lugarcito”.
Esta activista, la primera que en 2007 pidió junto a su pareja de entonces María Rachid turno para casarse, agregó: “Si una es lesbiana cuesta doblemente pedir la palabra, estar en lugares de poder, de decisión. Lo mismo que pasa con las mujeres en el afuera, en general, pasa peor por ser lesbiana”. Castro habló de experiencias de compañeras lesbianas que se sienten obligadas a hacer el doble o el triple de esfuerzo laboral para no ser cuestionadas. La presión es por mujer y por lesbiana.
Tristemente la relaciones de mujeres madres con otras mujeres no están aún plenamente aceptadas por las y los hijos que prefieren al comodidad de relaciones más convencionales.
Recordamos el caso de Dolores Vázquez y como los medios y la sociedad entera se cebó en ella dando lugar a la construcción de la lesbiana perversa como indica en su libro Beatriz Gimeno:
“Las lesbianas nunca están con nosotros, sino siempre en otro sitio: en la imaginación, en las sombras, en los márgenes, escondidas de la historia, fuera de la mirada, fuera de lo imaginable, representadas siempre como un trágico error” En 1999 el asesinato de la joven Rocío Wanninkhof conmocionó a la sociedad española. El prejuicio contra las lesbianas y su invisibilidad social condenaron a Dolores Vázquez por un crimen que no había cometido. Su historia ejemplifica cómo el odio atávico, el miedo y la incomprensión hacia las lesbianas pueden convertir a los aparentemente neutrales medios de comunicación en instrumentos de la construcción de un estereotipo: el de la lesbiana perversa, un blanco fácil para el linchamiento público. A partir de un exhaustivo y apasionante análisis de las noticias relacionadas con el caso Wanninkhof publicadas en El País, ABC y El Mundo entre 1999 y 2006, Beatriz Gimeno ilustra cómo se articula la lesbofobia y los discursos que la enuncian, especialmente el sexismo, así como los problemas que tienen los medios de comunicación, todos ellos, para trasladar a la sociedad la existencia “normalizada” de una lesbiana real, de una lesbiana difícilmente reducible a objeto erótico y que, además, no vive aislada ni al borde del abismo, sino en el entorno de una familia que a menudo incluye hijos.
http://blogs.lanacion.com.ar/boquitas-pintadas/discriminacion-y-homofobia/ahora-las-mujeres-lesbianas-tambien-tendran-su-dia/
http://www.gedisa.com/ficha.aspx?cod=030631#.WVPf-miPKM8
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