Algunas consideraciones generales
91. Varios Estados y sectores enteros de la sociedad invocan constantemente la religión o las especificidades culturales para justificar el retraso que se advierte en lo que respecta a la condición de la mujer en relación con la evolución general de la sociedad.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer indica incluso que los conceptos estereotipados de la mujer atribuibles a factores socioculturales están difundidos en diversos grado en todos los países
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92. Por lo demás, la persistencia de la cultura patriarcal y la importancia que sigue atribuyéndose al papel tradicional de la mujer como madre y esposa encargada de la educación de los hijos y al papel del hombre como sostén de familia son tales que pueden legitimar y afianzar los estereotipos vigentes. La mayoría de las culturas, incluso en países industrializados, están expuestas a esos esquemas patriarcales de comportamiento. Existe pues, en cierta manera, una verdadera «ideología de la superioridad del macho» desarrollada en muchas civilizaciones.
Muchos Estados se hallan afectados, incluso aquellos en que la igualdad de jure entre hombres y mujeres está ampliamente consagrada, o los que se declaran laicos, e independientemente de la diversidad étnica y religiosa de la población o del estado de desarrollo.
93. La interpretación errónea, la utilización e incluso, a veces, la manipulación de la religión pueden llegar a crear mecanismos sociales de control de la condición de la mujer, denegándole los derechos más elementales, como la libertad de circulación, el derecho a viajar sin la autorización del marido, a estudiar en escuelas mixtas y no separadas, a vivir y acercarse a compañeros o colegas del sexo opuesto. Ese mecanismo queda agravado por la escasa presencia de las mujeres en las esferas de la vida pública, incluida la religión, o a veces su total ausencia de esas esferas. No puede negarse que en la mayoría de las religiones las interpretaciones equivocadas perjudiciales para la mujer son obra de los hombres. Parece muy probable que si las mujeres hubiesen participado con los hombres en ese esfuerzo de interpretación, las discriminaciones serían sin duda alguna menos lesivas para los derechos de la mujer y que, si aún subsistieran discriminaciones a pesar de ello, serían quizás menos graves. En el caso presente, se observa, en cambio, un fenómeno inverso, a saber, que quizás porque no pueden hacer otra cosa, las mujeres, en diversas culturas, son consideradas como las guardianas de las tradiciones, incluidas las que son más perjudiciales para su condición jurídica o su estatuto o incluso su propia representación en la familia y la sociedad. En muchísimas culturas y religiones la persistencia de los estereotipos perjudiciales a la mujer se traduce en la preferencia por los hijos varones, una preferencia cuyas repercusiones pueden ser muy nefastas para las mujeres.
.LOS DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS, EN PARTICULAR LAS CUESTIONES RELACIONADAS CON LA INTOLERANCIA RELIGIOSA Informe presentado por el Sr. Abdelfattah Amor, Relator Especial sobre la libertad de religión o de creencias, de conformidad con la resolución 2001/42 de la Comisión de Derechos Humanos
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