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domingo, 3 de julio de 2022

El empoderamiento asunto relacional

 Un tercer tema de consenso entre las feministas del desarrollo es que el empoderamiento de las mujeres es un proceso de cambio que afecta al conjunto de las relaciones sociales, entre ellas las de género, en que están inmersas las mujeres. 

 A diferencia de algunos enfoques que consideran el empoderamiento de las mujeres como algo que ocurre en ellas al margen de las relaciones e instituciones sociales que enmarcan y constriñen sus campos de actuación (una especie de autorrealización ensimismada), la visión feminista considera que las mujeres se empoderan siempre en relación a un otro respecto del cual estaban desempoderadas. Ese otro puede ser el marido, padre o líder comunitario que restringía su capacidad de ser y hacer según su propia voluntad, las normas y pautas culturales que restringían su libertad de movimiento, o las estructuras económicas y políticas que limitaban sus oportunidades de acceso a los recursos. Incluso si atendemos al carácter de proceso del empoderamiento, las mujeres pueden empoderarse, o desempoderarse, en relación a sí mismas en determinados momentos de su pasado. Esta visión relacional del empoderamiento le debe mucho a los planteamientos foucaultianos sobre el poder, entendido como un elemento presente en todas las relaciones sociales, algo que no se posee sino que se ejerce y va siempre acompañado de formas de resistencia, a menudo sutiles, a las identidades y 17 relaciones consideradas como naturales o inmutables. Aunque Foucault nunca analizó la dimensión de género del poder3 , su visión relacional, multidimensional y dinámica del poder ha sido muy relevante para el feminismo: la afirmación de que “lo personal es político” es parte del reconocimiento de que todas las relaciones sociales, incluidas las que se dan en el ámbito privado de la familia, están atravesadas por el poder. 

 Las mujeres, por tanto, se empoderan en el contexto de sus relaciones sociales. Dado que estas están determinadas y/o atravesadas por las relaciones que establecen con los hombres, el empoderamiento de las mujeres incluye el cuestionamiento de las relaciones de poder entre los géneros y su sustitución por un conjunto de arreglos más equitativos que los actualmente existentes. Molyneux (1985) insiste en esta misma idea al referirse a los intereses estratégicos de las mujeres, los cuales incluyen inevitablemente la puesta en marcha de un proceso de empoderamiento que les permita, a partir del análisis de su subordinación, formular modelos alternativos de relaciones entre los géneros y movilizarse para hacerlos realidad. 

Rowlands (1997) plantea que “el empoderamiento de las mujeres es un asunto de género y no simplemente un asunto de mujeres”, porque tiene que ver con la transformación de las relaciones sociales y, en particular, de las relaciones sociales basadas en la diferencia sexual. En sus investigaciones sobre cómo se empoderan las mujeres rurales ha constatado que estas se ven forzadas a confrontar las relaciones de género más cercanas cuando desean participar en proyectos generadores de ingresos o en las organizaciones comunitarias, y expresan que donde su proceso de empoderamiento encuentra más dificultades para avanzar es precisamente en el ámbito doméstico, lo que no es extraño puesto que “la familia es la última frontera de cambio en las relaciones de género... Uno sabe que el empoderamiento ha ocurrido cuando éste ha cruzado el umbral del hogar” (Batliwala 1997). 

 Dado que para salir de sus hogares tienen a menudo que renegociar el orden doméstico establecido, el uso del recurso tiempo en la familia o las pautas de toma de decisiones en la pareja, su empoderamiento involucra cambios en las actitudes y comportamientos de los hombres.

Clara Murguialday Martínez 

https://www.vitoria-gasteiz.org/wb021/http/contenidosEstaticos/adjuntos/es/16/23/51623.pdf


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