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martes, 25 de noviembre de 2025

VIOLENCIA MASCULINA

 


Hace varios días escuché en la cadena Ser a un “opinador” comentar algo así como que el feminismo había invadido el “true crime” , porque fueran víctimas mujeres u hombres, los asesinos siempre eran hombres.

Me sorprendió ese análisis tan acrítico, benevolente con los hombres, ingenuo y erróneo a partes iguales.

Precisamente yo abandoné el género criminal por la razón inversa : el patriarcado naturaliza la matanza de mujeres en manos de los hombres como si se tratará de un fenómeno de la naturaleza que se produce periódica e irremediablemente , Lo normal es que dentro de ese género, y por tanto en la realidad, nosotras seamos las víctimas.

Respondería a aquel opinador que no es el feminismo, sino muy por el contrario, es la misoginia y el poder patriarcal los que han colonizado el género , y lo que es peor , la realidad.

En 2024 según” el Informe general de Instituciones Penitenciarias” el 92,5 % de los delitos contra la vida. fueron perpetrados por hombres, y el 7,5 % por mujeres.

¿Los hombres no conocen estos datos o no los quieren conocer? ¿Pensarán que el feminismo ha invadido también el Informe General del Ministerio de Interior que tozudamente dice lo mismo ?

La población reclusa, también en 2024, está integrada por un 93 % de hombres y un 7 % de mujeres.

A mi estos datos me llevan a analizar cuál es la relación de los hombres con la violencia, su nivel de tolerancia , de comodidad, de aceptación . La convivencia pacífica que tienen con ella; y todas esas cuestiones encuentro que está íntimamente relacionadas con la construcción de la masculinidad.

Esa masculinidad clásica y tóxica que se impone sobre los demás , que compite y gana .

No es extraño observar cómo los hombres se recrean con imágenes violentas , que no les molestan , que las disfrutan.

Incluso pueden eufemísticamente llamar a algún género como “de acción” , siendo fundamentalmente de destrucción , porrazos , choques , incendios ,fuerza, daño , dolor: en definitiva violencia.

La violencia es agradable a los ojos de los hombres porque sus juegos y su forma de relacionarse introduce de una manera muy natural ese componente, y lo que está en el ocio y en la diversión se presenta como algo amable ,cuando el resultado sea su altísimo nivel de tolerancia.

Esa forma de divertirse crea un imaginario de vencedores, y no hay una línea clara entre ficción y realidad , porque el ocio los prepara para vencer siempre , para imponerse. No se ensaya el fracaso , solo el exito , la autoridad , la supremacía.

Sorprende ver los catálogos de juguetes, de cualquier tienda, para estas próximas navidades de 2025. No hemos avanzado nada . La diversión de los niños sigue representándose con animales agresivos con colmillos y actitudes de ataque, los muñecos (que los catálogos denominan figuras , frente a la parte del catálogo de niñas que se llaman muñecas) son rígidos y duros , sin expresión amable , en muchas ocasiones no son humanos, son máquinas de poder . Se trata de juegos para someter , para avasallar , para ser el protagonista dominando.

Como si la agresividad formara parte de la genética del cromosoma Y ,no hay compasión ni amabilidad en esos juguetes

.Son refractarios al feminismo y a otro modelo de hombre posible . Parece que los valores igualitarios, de cuidado , de apoyo o de ayuda tuviesen vedada esa parcela , y se mantuviera impasible a su influencia.

La violencia es cultural y como todo lo cultural se reproduce a través de la educación y el ambiente, y por tanto es modificable.

Eliminar la violencia del ocio masculino desde la infancia crearía otra forma de relacionarse con ella , como nos sucede a las mujeres , que sentimos rechazo de manera natural, porque no está dentro de nuestra construcción la destrucción de los otros para imponernos sobre ellos.

En la violencia hay grados , por supuesto , pero otorga una mirada al mundo que justifica el empleo de la misma , y nadie sabe dónde pone cada uno su límite , pero teniendo esas cifras de 93 por ciento , frente al 7 , nos da una idea de que el feminismo está muy lejos de invadir el true crime , pero sobre todo de introducirse y desplegarse en el ocio masculino.

Si la patria de cada persona es su infancia , la de los hombres conjuga el daño con la diversión y los convierte en sinónimos, capaces de despertar sentimientos positivos respecto al depredador.

Es esta identificación de la violencia con la diversión, el ocio , y el dominio la que hay que eliminar de raíz ,para que no quede elemento positivo alguno en las conductas opresivas que sojuzgan .

La violencia , aún hoy, y con mucha distancia respecto a  nosotras , es cosa de hombres.
 Texto e ilustración de  ROSALIA HERNÁNDEZ SANCHÉZ 
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25N2025 #VIVANOSQUEREMOS

 










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lunes, 24 de noviembre de 2025

En el 25N: análisis de la realidad más allá de la ficción

 


El cuento de la criada escrito magistral y premonitoriamente por Margaret Atwood en 1985, adquiere una escalofriante mayor relevancia en el violento y retrógrada contexto político que estamos viviendo a nivel global. Su lectura, relectura y análisis en el marco de la conmemoración del Día Internacional contra la Violencia de Género, es más que oportuna, necesaria.

Cabe mencionar que desde hace algunos años, la imagen de las criadas de esta ficción real, se ha convertido en un poderoso símbolo en protestas feministas,especialmente contra la erosión de los derechos sexuales y reproductivos, los vientres de alquiler, y demás violencias hacia las mujeres.

En diferentes ocasiones en algunas partes del mundo, un gran número de manifestantes han portado los largos uniformes rojos y las cofias blancas de estas criadas, para simbolizar la lucha contra la cosificación del cuerpo femenino, y la opresión institucionalizada.

El cuento de la criada es mucho más que una novela distópica, es una advertencia sobre lo frágiles que son los derechos de las mujeres cuando el poder político y el poder religioso se entrelazan para controlar sus cuerpos y callar sus voces. Gilead, la república ficticia de la historia es el resultado extremo de un patriarcado institucionalizado. 

Con una mirada feminista, el libro denuncia la pérdida de autonomía como la forma más profunda de opresión. Las mujeres en Gilead no poseen nombre propio, no tienen derecho a leer, a decidir sobre su maternidad ni a elegir su destino. Su valor social se mide por su capacidad reproductiva.

Cuando Atwood publicó esta obra hace cuarenta años, advirtió que no inventó nada; cada  castigo, cada restricción y cada símbolo en Gilead tiene un antecedente real en la historia de la humanidad y más específicamente, en la historia de la vida de las mujeres. La ficción se convierte así en un espejo perturbador de prácticas del pasado, del presente y del futuro que ya está aquí.

El cuerpo femenino en la novela es un territorio colonizado, las criadas son utilizadas como vientres al servicio de la clase dominante. Esta apropiación del cuerpo es una metáfora de cómo las mujeres a lo largo del tiempo, han sido despojadas de la soberanía sobre sí mismas.

Si observamos el mundo actual, la distancia entre Gilead y la realidad se acorta, en Afganistán, por ejemplo, las mujeres han sido expulsadas del espacio público bajo el régimen talibán que no les permite estudiar, trabajar ni desplazarse sin permiso y sin un acompañante masculino, son obligadas a cubrirse cabeza cara y cuerpo con excepción de los ojos o de un ojo mejor dicho.. La segregación femenina es prácticamente total.

En cuanto a Irán, ahí las protestas encabezadas por mujeres tras la muerte de Mahsa Amini revelan otro tipo de control patriarcal, el del cuerpo a través del velo obligatorio y la vigilancia moral. La represión estatal de estas voces nos recuerda los castigos públicos en Gilead contra quienes desobedecen la ley.

Por otro lado, en Arabia Saudita aunque existen avances en derechos civiles, la tutela masculina aún restringe la plena libertad de las mujeres, su “independencia” sigue a expensas del consentimiento de los hombres, lo que demuestra que el poder patriarcal puede modernizar su rostro, pero no cambia su esencia.

Poniendo la mirada en América Latina, vemos a países como El Salvador y Nicaragua manteniendo leyes que prohíben el aborto incluso en casos de violación o riesgo de vida. En estas naciones las mujeres son obligadas a parir, como las criadas de Gilead, bajo un discurso religioso que convierte la maternidad en mandato moral.

Y hacia el norte en Estados Unidos, la revocación del fallo Roe v. Wade en 2022  marcó un retroceso histórico. En muchos estados se regresó a la penalización del aborto, con lo cual las mujeres perdieron el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Lo que Margaret Atwood presentó en 1985 como una advertencia, se ha vuelto una realidad jurídica.

Con estos y otros retrocesos, El cuento de la criada nos recuerda que los derechos conquistados por el feminismo no son permanentes. La vigilancia sobre los logros obtenidos, el entendimiento de que la libertad de las mujeres sigue siendo un terreno en disputa, la resistencia, y la memoria feminista son nuestras mejores armas contra la regresión y el aumento de la violencia de género. Atwood no escribió una profecía, escribió un mapa para recorrer los caminos y reconocer las señales de alarma.

Detectemos  los signos de peligro que anuncian el  despeñadero político y social hacia el que la humanidad se está encaminando a pasos agigantados, y actuemos en consecuencia ahora que todavía estamos a tiempo!

Galilea Libertad Fausto.


Créditos de la ilustración a quien corresponda.

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sábado, 15 de noviembre de 2025

25N 2025 ¡Por un mundo libre de violencias machistas!

 


Difundimos los carteles de la manifestación de Madrid, pero en toda España y en muchísimos lugares del mundo, sobre todo en nuestra querida América Latina también se dan múltiples manifestaciones y actos para frenar la violencia machista  y conseguir la igualdad .


El 25 de noviembre es el día elegido por el movimiento feminista autónomo internacionalista para conmemorar el violento asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y Mª Teresa), tres activistas asesinadas el 25N de 1960 en manos de la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana. Es el día elegido por consenso, al que nos sumamos asociaciones, asambleas sin personalidad jurídica y mujeres diversas pertenecientes a todo un movimiento, el feminista, para denunciar las violencias machistas que sufrimos todas las mujeres por el hecho de serlo cuya cúspide es el feminicidio, y la cual es sistemática. Ese día lo visibilizamos y apelamos a la sociedad en un grito unánime, en todo el mundo.

Todo el mes hay acciones y manifestaciones en municipios pequeños precisamente para poder unirse a la del día internacional.  En Madrid el movimiento feminista hace una manifestación ese día, grande y potente en la que estás invitada a participar.


 Nos vemos el 25N. 



¡Por un mundo libre de violencias machistas!

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viernes, 14 de noviembre de 2025

14 noviembre de 1917: La Noche del Terror. Otro episodio de la lucha sufragista

  


La Noche del Terror fue un evento brutal ocurrido el 14 de noviembre de 1917 en la prisión de Occoquan Workhouse, Virginia, donde un grupo de mujeres sufragistas, incluyendo a Lucy Burns, fue sometido a abusos físicos y psicológicos extremos mientras luchaban por el derecho al voto en Estados Unidos.

Lucy Burns, junto con otras integrantes del National Woman's Party (NWP) liderado por Alice Paul, había estado organizando piquetes frente a la Casa Blanca desde enero de 1917, exigiendo al presidente Woodrow Wilson que apoyara una enmienda para el sufragio femenino. Estas mujeres, conocidas como las Silent Sentinels (Centinelas Silenciosas), permanecían en silencio sosteniendo pancartas con mensajes directos y provocadores.

Cuando las autoridades intensificaron la represión, arrestaron a Burns y otras sufragistas por "obstrucción del tráfico", aunque su verdadero "crimen" era protestar por la igualdad de derechos. En la prisión, la situación llegó a un punto crítico en noviembre

En la noche del 14 de noviembre, las sufragistas encarceladas fueron víctimas de una violencia extrema ordenada por el superintendente de la prisión, W.H. Whittaker. Aquí se detallan los abusos sufridos por Lucy Burns y sus compañeras:

El superintendente del Asilo Occoquan, W.H. Whittaker, ordenó a los casi cuarenta guardias que brutalizaran a las sufragistas. Golpearon a Lucy Burns, le encadenaron las manos a los barrotes de la celda sobre su cabeza y la dejaron allí durante la noche.​ Arrojaron a Dora Lewis a una celda oscura y le aplastaron la cabeza contra una cama de hierro, lo que la dejó inconsciente. Su compañera de celda, Alice Cosu, que creía que Lewis había muerto, sufrió un ataque al corazón. Dorothy Day, quien más tarde cofundó el Movimiento del Trabajador Católico, fue golpeada repetidamente sobre la parte trasera de un banco de hierro. Los guardias agarraban, arrastraban, golpeaban, asfixiaban, pellizcaban y pateaban a otras mujeres.

Lucy Burns y otras sufragistas, como Alice Paul, se declararon en huelga de hambre en protesta por su tratamiento y la negación de sus derechos.

Burns fue sometida a alimentación forzada, una práctica cruel y peligrosa en la que le introdujeron un tubo por la nariz o la garganta para forzarla a ingerir alimentos. Este procedimiento causó un sufrimiento físico y psicológico enorme.

La brutalidad de la Noche del Terror finalmente salió a la luz gracias a las cartas y testimonios de las sufragistas después de su liberación. La opinión pública se indignó cuando se conocieron los detalles, lo que aumentó el apoyo al movimiento sufragista. Estos eventos llevaron al presidente Wilson a cambiar su postura y respaldar la Enmienda 19, que fue ratificada en 1920 y garantizó el derecho al voto para las mujeres.

Lucy Burns, aunque profundamente afectada por el abuso que sufrió, siguió luchando por los derechos de las mujeres hasta que se retiró de la vida pública poco después de que se lograra el sufragio.

La Noche del Terror es recordada como un momento clave de valentía en la lucha por la igualdad de género en los Estados Unidos, y Lucy Burns es una de las heroínas que soportaron ese sufrimiento por una causa más grande

En 2005,   el Occoquan Workhouse  fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos. Un grupo de líderes comunitarios locales se movilizó para preservarlo y transformarlo. En septiembre de 2008, el Centro de Artes Workhouse abrió sus puertas en el mismo lugar ofreciendo  espacio de estudio asequible para artistas emergentes y albergando exposiciones, actuaciones y otros eventos. Aunque el edificio original del workhouse donde tuvo lugar la "Noche del Terror" ya no existe, el centro invita a los visitantes a participar en el "Museo Lucy Burns" para interpretar el legado sufragista del sitio.



https://es.wikipedia.org/wiki/Centinelas_Silenciosas

https://es.wikipedia.org/wiki/Alice_Paul


https://www.nps.gov/places/occoquan-workhouse.htm

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jueves, 6 de noviembre de 2025

Frente a la COP30 Sabotaje Ecofeminista No a los minerales de sacrificio

 

 Nos sumamos al pedido de nuestras hermanas de la  Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales haciéndonos eco a sus peticiones 


Documento político Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales 

Ante el colapso ecológico y la crisis climática denunciamos las falsas soluciones que las corporaciones extractivistas, las instituciones financieras y los gobiernos buscan legitimar en eventos como la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Por eso convocamos a un sabotaje ecofeminista contra la COP 30. Creemos que son los pueblos y las comunidades con sus saberes milenarios y sus resistencias quienes poseen y proponen las soluciones reales para cuidar y preservar la vida en el planeta, en este trabajo de sostenimiento de la vida, somos las mujeres las que hemos desplegado un acúmulo de energía, por lo cual sentimos la necesidad y legitimidad de pronunciarnos.

Nos declaramos en campaña permanente para denunciar a los tomadores de decisión que intentan convencernos de que la salida a la crisis debe involucrar la ampliación de la frontera extractiva, el libre comercio y la obscena acumulación de capital.

Sabotaje ecofeminista: desmontar la COP de la minería

La COP30 en Belém no será un espacio de soluciones. Financiada por ValePetrobras y otros actores corporativos, se perfila como la COP de la minería y las finanzas, un escaparate global donde se intentará legitimar la expansión de la frontera extractiva bajo un discurso verde.

El sabotaje ecofeminista que convocamos es nuestra forma de confrontar ese modelo. Sabotear no significa destruir, significa desenmascarar, denunciar y desobedecer a quienes pretenden imponer un futuro de sacrificio. Es insumisión política y creación colectiva, es romper la obediencia para abrir caminos de dignidad. Es romper la dominación con la imaginación.

Nombramos lo que enfrentamos:

Minerales de sacrificio. La transición energética está siendo utilizada para justificar la expansión de la minería de tierras raras, litio, cobre, níquel y otros minerales. Son sacrificios impuestos a pueblos, territorios y cuerpos, principalmente feminizados: agua contaminada, ecosistemas destruidos, comunidades desplazadas. 

Fascismo fósil. La transición impuesta y hegemónica no desmonta el modelo petrolero y minero, lo refuerza con represión. Esta falsa transición requiere del despliegue de  ejércitos, vaciar territorios y de leyes punitivas para garantizar la continuidad de los proyectos extractivos. Defensoras en México, El Salvador, Ecuador, Perú y Colombia enfrentan hostigamiento, judicialización y persecución. Este fascismo fósil protege a las corporaciones y convierte la defensa de la vida en un crimen.

Securitización y colonialismo verde. Europa ha ampliado su lista de minerales estratégicos de 17 a 34, priorizando la “seguridad energética” por encima de los derechos de los pueblos. Bajo este discurso, los recursos del Sur Global son tratados como reservas a disposición de las cadenas de suministro del Norte. Es un nuevo colonialismo verde: se imponen tratados, créditos y mecanismos de control que profundizan la mercantilización de la naturaleza.

Acumulación por descarbonización. Lo que llaman transición energética no sustituye a los fósiles, los complementa. Las corporaciones diversifican sus negocios: expanden la minería del litio y otros minerales al mismo tiempo que aumentan la extracción de petróleo, gas y carbón. Se trata de una nueva fase del capitalismo, donde no hay ninguna descarbonización. Es una continuidad del extractivismo bajo un discurso renovado que convierte la crisis climática en negocio, con la consecuente recarbonización de la economía global.

Canjes de deuda por naturaleza, clima o conservación. Estos mecanismos financieros son presentados como alternativas, pero son una trampa. Profundizan la mercantilización de la naturaleza, refuerzan relaciones coloniales de poder y perpetúan deudas ilegítimas. Bajo el disfraz de “financiamiento verde” se imponen condiciones que limitan la soberanía y habilitan mecanismos de control externo sobre territorios comunitarios. 

Mercados de carbono y otras falsas soluciones. Las compensaciones de carbono, y otras falsas soluciones siguen estando en el centro de las propuestas estatales y corporativas para supuestamente enfrentar el cambio climático. Sin embargo, profundizan el colonialismo verde, el acaparamiento de tierras para los negocios climáticos, someten a los pueblos a situaciones de despojo de derechos y permiten que los responsables del calentamiento global puedan seguir extrayendo y consumiendo combustibles fósiles.

Por eso decimos: “Hoy los Estados venden hasta el aire que respiramos”.
Por eso gritamos: “La transición será feminista, popular y anticolonial o no será”.

Síntesis regional: un continente en disputa, un Sur Global en resistencia

Los testimonios país por país revelan un patrón claro: la llamada transición energética no significa justicia climática, sino continuidad del extractivismo y profundización del despojo. Abya Yala está siendo convertida en un corredor continental de minas sostenido por corporaciones megaminerasEstados policiales y militares y democracias debilitadas.

En nuestros encuentros se manifiesta sin ambigüedad: “Nuestros territorios son zonas de sacrificio para que el Norte Global mantenga sus formas de vida con altísimos consumos de energía. Todos nuestros minerales jamás satisfarán su demanda”. Lo que se impone es una nueva fase de acumulación que no busca resolver la crisis climática, sino mantener los privilegios del capital global.

Estamos frente a una vuelta al latifundio, con cercamientos de grandes territorios que, en regímenes no democráticos, se imponen mediante ejércitos con funciones ampliadas. La militarización no es un efecto colateral, es la condición de posibilidad de la expansión extractiva. El crimen organizado se convierte en socio del extractivismo y penetra en los territorios despojados, como se evidencia en México, Ecuador, Perú y Centroamérica.

Las deudas ilegítimas impuestas por actores como el FMI, el Banco Mundial o el BID son otra forma de saqueo. Los canjes de deuda se presentan como financiamiento verde, pero en realidad mercantilizan lo común, perpetúan relaciones coloniales de poder y entregan soberanía. Como denunció la Asamblea: “Hoy los Estados venden hasta el aire que respiramos, no es una metáfora”.

La explotación de nuestros cuerpos-territorios es otra cara de esta violencia. Las transnacionales han desplegado estrategias de lavado verde-violeta, usando rostros de mujeres como fachadas de proyectos de muerte. Frente a ello reafirmamos que la justicia climática no puede desligarse de la justicia de género y de la defensa integral de la vida.

Pero también hay esperanza en las luchas. Desde Cuenca hasta Oaxaca, desde Cajamarca hasta Santa Marta, desde las resistencias en Chile hasta los pueblos quilombolas en Brasil, levantamos la voz de quienes siguen defendiendo la tierra, el agua y la dignidad.

Lo que enfrentamos en América Latina conecta con otras geografías del Sur Global. En Palestina/Gaza, el colonialismo y el genocidio muestran hasta dónde puede llegar la violencia de los Estados cuando el territorio es tratado como botín. En Ucrania y Europa, la guerra ha disparado la securitización de minerales y militarizado la política energética. Son expresiones distintas de un mismo sistema que sacrifica pueblos para sostener la acumulación.

Coyuntura latinoamericana y del Sur Global: del extractivismo al sabotaje

Brasil: la minería asesina, la impunidad continúa

La Tragedia de Brumadinho mostró cómo la corrupción estatal permitió a Vale operar pese a los riesgos, causando la muerte de 272 personas. Hoy, Vale y Petrobras patrocinan la COP30 y se presentan como líderes de la transición. Denunciamos la complicidad del gobierno brasileño que legitima este modelo.

Brasil simboliza el poder de las corporaciones megamineras que hieren la vida todos los días, y que junto con Estados policiales y militares sostienen un régimen de extractivismo permanente. Estas empresas, con el aval del gobierno, convierten territorios en zonas de sacrificio mientras avanzan con megaproyectos bajo el discurso de los llamados “minerales estratégicos”.

Consigna: ¡Fuera Vale y las mineras de la COP30!

El Salvador: la criminalización como política de Estado

El gobierno de Nayib Bukele persigue organizaciones sociales, restringe fondos y prohíbe hablar de derechos humanos, género y defensa del territorio. Se criminaliza y encarcela a colectivos como el caso emblemático de nuestras compañeras y compañeros de Reverdes.

La región vive un patrón de cercamientos y que en contextos no democráticos este pasa por los ejércitos con funciones ampliadas, otorgadas por los gobiernos. El Salvador es ejemplo: un Estado policial-militar donde los territorios son sitiados y las comunidades, vigiladas y encarceladas. Además, este país figura entre los sometidos a canjes de deuda por naturaleza, una falsa solución que perpetúa relaciones coloniales de poder.

Ecuador: Cuenca se levanta, Kimsacocha no se toca

El 16 de septiembre, más de cien mil personas marcharon en Cuenca para proteger el agua y la vida. Denunciamos a la minera canadiense INV Metals/Dundee Precious Metals y al gobierno de Daniel Noboa, que responde con criminalización y congelamiento ilegal de cuentas.

Ecuador es un país con canjes de deuda: bajo el disfraz de financiamiento verde se entregan derechos de soberanía y se impone control externo. Hoy los Estados venden hasta el aire que respiramos, no es una metáfora. Las comunidades han reivindicado que el petróleo permanezca bajo tierra, como mandaron abuelos y abuelas. Pero el gobierno insiste en criminalizar a quienes defienden el agua y los territorios.

Consignas: No a la minería, sí a la vida. ¡Kimsacocha no se toca!

México: entre la memoria de los ríos y la expansión minera

En Oaxaca, defensoras han enfrentado hostigamientos y un clima de inseguridad que busca silenciar la resistencia. El Observatorio Ukamau Territorio y Dignidad denuncia la devastación y la expansión del cobre como mineral de sacrificio. México encarna la expansión de megaproyectos que convierten territorios en enclaves de extracción, sostenidos por acuerdos con corporaciones transnacionales. 

En México, el rol de las estructuras criminales han silenciado cualquier opción de disidencia, la ampliación de la frontera extractiva se consolida con el control absoluto y violento de los territorios, sus comunidades y los cuerpos en resistencia. 

Perú: minería, crimen organizado y gobiernos inoperantes

Con GRUFIDES a la cabeza, se exige un cierre minero justo que contemple mecanismos de reconversión laboral y reparación integral. Hemos advertido con claridad: “¿Qué hace la gente después de la mina?”, porque los vacíos de empleo facilitan la inserción en economías criminales.

En Perú, la minería ilegal está controlada por el crimen organizado. Un gobierno abiertamente inoperante frente a la inseguridad provoca secuestros y asesinatos de trabajadores mineros, así como explotación extrema que desprotege y mata. La precarización laboral generalizada facilita que miles de personas pasen de la minería legal a economías criminales, intensificando la violencia en los territorios.

Chile: renovables con más minería

El gobierno chileno promueve la descarbonización mientras profundiza la minería de cobre, litio y tierras raras. El OLCA denuncia esta contradicción: energías renovables y producción de combustibles “verdes”, como el hidrógeno y el amoniaco, con base en proyectos extractivos que destruyen ecosistemas, como los frágiles salares y la verde Patagonia, y comunidades.

La región de Chile se suma al corredor continental de minas descrito en Bogotá, donde el despojo es funcional a las cadenas globales de suministro. Mientras esto ocurre, se hostiga y desaparecen defensoras, como Julia Chuñil, mujer mapuche defensora del bosque nativo. El Estado mantiene un silencio cómplice.

Consigna: La transición no será sin nosotras.

Colombia: entre el extractivismo y la represión

En Colombia, las personas defensoras ambientales enfrentan amenazas, hostigamientos judiciales y asesinatos, en un escenario donde se advertía que el debilitamiento democrático abre espacio a un Estado incapaz de contener la proliferación de actores armados ilegales y cada vez más funcional a intereses extractivos.

El gobierno mantiene contratos petroleros que refuerzan la dependencia fósil y consolida megaproyectos mineros bajo un discurso de transición energética. Aunque intenta tramitar los conflictos socioambientales, avanza en reformas complejas que flexibilizan la regulación ambiental, mientras los poderes corporativos se reacomodan para capturar minerales críticos. Este doble juego mantiene los territorios bajo la incertidumbre, represión y a las comunidades en riesgo permanente.

Consigna: Justicia climática es justicia territorial.

Bolivia: el litio como mineral de sacrificio

Bolivia está en el centro de la disputa por el litio. Bajo el discurso verde se expande un modelo de acumulación por descarbonización que convierte este mineral en sacrificio. El lavado verde-violeta es usado por las transnacionales, que capturan discursos feministas y ponen rostros de mujeres en proyectos de muerte.

Las mujeres bolivianas sostienen con claridad: No hay transición justa sin justicia territorial.

Argentina: litio del Cono Sur y resistencias territoriales

Argentina forma parte del triángulo del litio. Los proyectos avanzan bajo el discurso de minerales estratégicos, pero en realidad son zonas de sacrificio.

Desde los Andes al Cono Sur, los territorios y nuestros países son endeudados por actores como el FMI y el Banco Mundial, con deudas ilegítimas e impagables. Argentina vive esa presión: se imponen condiciones de saqueo y control externo sobre la soberanía.

Consigna: Ni verdes ni limpias si destruyen territorios.

Venezuela: el petróleo sigue en el centro

En Venezuela, el discurso de transición convive con la expansión petrolera. Lejos de reducir la dependencia fósil, se refuerza la extracción y exportación de crudo como estrategia central.

Consigna: La transición será feminista, popular y anticolonial o no será.

Nuestros espacios de lucha, cuidado y articulación

La Red es un entramado de espacios que hemos creado para resistir y sostener la vida. Nuestros encuentros, caravanas, espacios de formación y asambleas han sido refugios frente a la violencia y también laboratorios de imaginación política donde reinventamos cómo estar juntas.

Desde la Escuelita Feminista de Justicia Climática, hemos cultivado semillas de formación popular y ecofeminista. Allí compartimos experiencias, denunciamos falsas soluciones y levantamos una narrativa común: “Ni verdes ni limpias si destruyen territorios”.

En Bogotá celebramos 20 años de lucha de la Red, recordamos a las que nos antecedieron, honramos la memoria de defensoras perseguidas y reafirmamos que “basta de violencia ambiental contra las mujeres”.

Nuestros espacios son tejidos de horizontalidad: lo político se entrelaza con lo espiritual, el debate con el abrazo, la denuncia con la sanación. Son también trincheras frente a los Estados policiales y militares que hieren la vida todos los días, frente a las democracias debilitadas en medio de las cuales luchamos por derechos, y frente a las corporaciones que buscan convertir toda la región en un corredor continental de minas, de México a Chile.

¿Quiénes somos las que llamamos al sabotaje ecofeminista?

La Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales es una intersección de nodos geográficos que en la actualidad suma nueve países. En los veinte años de existencia hemos consolidado una propuesta pedagógica que apunta hacia un horizonte ecofeminista. Nuestro lente teórico-político territorio tierra, territorio cuerpo y territorio comunidad, es la brújula que orienta el trabajo. Mediante esta categoría hemos identificado los impactos diferenciados de la minería sobre la vida y los cuerpos de las mujeres.

Organizamos eventos regionales, instrumentos didácticos, procesos formativos a distancia [1] articulados con encuentros presenciales. La recién celebrada XIII Asamblea en julio pasado, reunió a representantes de los nueve nodos en Bogotá, Colombia. Al llamado asistimos:

  1. Acción Ecológica | Quito, Ecuador | 1986: suma esfuerzos en defensa de la naturaleza y los pueblos, impulsando expresiones democráticas de participación incluso en tiempos de dictadura.
  2. ADES Santa Marta | Cabañas, El Salvador | 1993: dedicada al desarrollo comunitario y la defensa de derechos humanos, hoy acompañando a diversas organizaciones de base en el país.
  3. Censat Agua Viva | Bogotá, Colombia | 1993: apuesta por el cuidado de la vida y la defensa de los territorios, trabajando junto a comunidades para construir justicia ambiental, autonomías y alternativas al desarrollo.
  4. Colectivo CASA | Oruro, Bolivia | 2008: busca apoyar a las organizaciones sociales bolivianas articuladas en torno a la justicia ambiental y la defensa de los derechos de las mujeres.
  5. Instituto Cordillera | Minas Gerais, Brasil | 2021: defiende el medio ambiente,la cultura y los derechos de la naturaleza, mediante apoyo técnico y legal a comunidades y articulando luchas territoriales en tiempos de emergencia climática.
  6. GRUFIDES | Cajamarca, Perú | 2001: promueve la sostenibilidad ecológica, el derecho al agua, la equidad de género y el diálogo intergeneracional, trabajando por el buen vivir y la justicia ambiental.
  7. Observatorio Ukamau Territorio y Dignidad | Jalisco, México | 2024: mujeres defendiendo territorio, justicia socioambiental y autonomía re-productiva, con la certeza de que lo heredado será una comunidad.
  8. OLCA | Santiago, Chile | 1992: Acompaña comunidades en conflictos socioambientales frente a un modelo depredador, promoviendo participación, valoración identitaria y alternativas al desarrollo con enfoque de género y de derechos.
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