““Marchemos, marchemos, hacia el amanecer, el amanecer de la libertad”,”(La marsellesa de las mujeres)
Estamos entre el 14 de junio y el 15 de julio, ente el aniversario luctuoso y la conmemoración del nacimiento de Emmeline Pankhurst, entre la pena y la celebración. Mi mejor forma de honrar la memoria y el legado de la máxima líder del movimiento sufragista en Gran Bretaña es releerla y compartirla en este espacio.
Esta extraordinaria mujer, fundadora de la Liga en Favor del Derecho al Voto de la Mujer en 1892, de la Unión Social y Política de las Mujeres en 1903 ,y del Partido de las Mujeres en 1917, considerada en 1910 la activista política más famosa del mundo, y en 1999 nombrada por la revista Time como una de las cien personas más importantes e influyentes del siglo veinte; fue también una brillante oradora internacional, y una prolífica escritora de artículos con los que las más importantes revistas y periódicos de su época encabezaban sus páginas.
Su obra escrita más conocida es My own history (Mi propia historia), un invaluable texto autobiográfico y una nítida radiografía de los primeros once años del activismo político de las suffragettes, y de los muchos porqués que las orillaron a ir de la pacífica repartición pueblerina de panfletos en favor del voto femenino, a transformar su campaña en una verdadera guerra de guerrillas.
Lo publicó en 1914 y no fue traducido al español hasta el 2022. Es catalogado como un manual de activismo político y lo es, en lo personal lo considero también una hermosa carta de amor a las mujeres, a su humanidad, a su dignidad…a su libertad. Es un testamento femenino en el que Emmeline nos hereda el espíritu de lucha, liderazgo, hermandad, entrega y perseverancia que la habitó y la sostuvo durante los siguientes 56 años después de su conversión al sufragismo a la edad de 14 años.
Emmeline Pankhurst nació físicamente en Manchester en 1858, políticamente nació en la misma ciudad en 1872 al presenciar una asamblea de mujeres que abogaban por el voto igualitario a la que acompañó a su madre. Los discursos la impactaron, especialmente el de Lydia Becker, secretaria del comité de Mánchester y editora del Periódico del Sufragio Femenino que semanalmente recibían en su casa. Décadas más adelante escribió en su autobiografía: “Cuando me marché de la asamblea me había convertido en una sufragista consciente y convencida”.
Emmeline pertenecía a una familia de clase burguesa de ideas políticamente liberales, las mismas que llevaban a la práctica en diferentes actos políticos, sociales y humanitarios, en este contexto, enriquecido por los libros que noche a noche les leía su madre (entre ellos La cabaña del tío Tom), fue que desarrolló empatía con los seres menos privilegiados y a los cinco años de edad tenia muy claro el significado de las palabras esclavitud y emancipación, así como la diferencia de vida que hay entre una y otra.
Demostró su amor por la labor social y humanitaria que aprendió de su progenitora, consiguiendo reformas al sistema económico y de trato en hospitales, orfelinatos, y asilos, así también apoyo económico para madres solteras en la última década del siglo XIX, y posteriormente en 1915 adoptando a cuatro niños huérfanos de guerra.
En 1903 habiendo ya enviudado de Richard Pankhurst (abogado y partidario del sufragio femenino), invita a un pequeño grupo de mujeres a su casa (la misma que vendería en 1907 para impulsar económicamente el movimiento sufragista) y ahí funda como ya mencioné antes, la Unión Social y Política de las Mujeres, su hermana, sus hijas Christabel, Sylvia y Adela se unirían también. Esta organización llegó a tener más de 100.000 integrantes y 500 sedes a lo largo y ancho del país.
Galilea Libertad Fausto.
Ilustración: portada de Mi historia, Capitán Swing libros, 2022.
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