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domingo, 26 de junio de 2022

Las mujeres en la guerra, las mujeres en la construcción de la paz

 




Recientemente Hortencia Hernández, feminista, pacifista, activista, editora, escritora y amiga, republicó el basto artículo que Carmen Magallón publicara en 2014, sobre la labor que realizaron en 1915 un grupo de mujeres pacifistas en contra de la Primera Guerra Mundial, y que hoy se hace tan necesario leer o releer como un recordatorio de la importancia de sumarnos a la acción por el desarme y la paz.

La guerra siempre ha sido y es un monstruo devorador que en su aplastante destrucción no hace distinción ni de sexo ni de nada, sin embargo, no podemos negar que el padecimiento es en muchos aspectos más terrible para las mujeres que para los hombres, por lo tanto en mi opinión, no podemos hablar de historia bélica sin hablar del sufrimiento en la historia de la vida de las mujeres acrecentado con mayúsculas en tiempos de guerra, tampoco podemos hablar de lograr la paz mundial sin hablar primero de lograr la igualdad real y la eliminación de la violencia de género.

Las mujeres desde finales del siglo diecinueve y principios del veinte estaban muy conscientes de que la falta de presencia femenina en los puestos del poder político (lo que hoy llamamos falta de paridad), no abonaba a la formación de organizaciones internacionales anti guerra, a este respecto y sobre cómo a partir de entonces las mujeres se han ido organizando para promover la paz, fue que en 2020 Carmen Magallón y Sandra Blasco publicaron un libro valioso y necesario, lectura simplemente imprescindible para las feministas pacifistas de hoy: Feministas por la paz La Liga Internacional de Mujeres por la paz y la libertad en América Latina y España.

De un modo o de otro el sexo femenino siempre resulta mayormente afectado a causa de la guerra, de acuerdo con información de La Organización de las Naciones Unidas (ONU), en zonas de conflicto armado las niñas tienen un 90% menos probabilidades de asistir a la escuela que los niños.

Esta desventaja educativa me lleva a pensar no sólo en las consecuencias negativas en el desarrollo intelectual, social y económico de niñas y mujeres, sino también en la dificultad que esta implica en la construcción de la igualdad, la libertad y la paz.

Virginia Woolf en su ensayo Tres Guineas publicado en 1937, respondió a la pregunta que cierto hombre le había formulado acerca de que podría hacerse a fin de evitar la guerra?, para Virginia la solución estaba precisamente en que hombres y mujeres tuvieran igualdad en su formación académica y en el ámbito profesional, la cual permitiría a mediano y largo plazo el desarrollo de una sociedad capaz de resolver los conflictos pacíficamente sin recurrir a las armas.

En el sistema patriarcal las acciones por la paz siempre han ido de la mano de la guerra, no así para el feminismo pacificador. La naturaleza, la experiencia y el conocimiento que tenemos las mujeres pueden ser altamente aprovechados para un futuro sin armas… “las mujeres naturalmente amamos la paz como condición de la vida humana sin más, no como ausencia de guerra”…

Históricamente la guerra ha sido de los hombres, pero las mujeres aún sin buscarlo y sin quererlo siempre hemos estado ahí de muchas maneras, aunque en la invisibilidad o el desprestigio a la hora de hacer el recuento de los daños, otorgar créditos y recibir medallas, esta realidad fue plasmada desde la guerra más famosa de la literatura universal (la de Troya), pasando por conquista de Tenochtitlán y de todo el nuevo mundo, la revolución mexicana, las dos guerras mundiales, la guerra civil en España, las guerrillas en Latinoamérica y muchas otras, llegando hasta la guerra actual entre Rusia y Ucrania.

«Las que restañaron la sangre de las heridas y embalsamaron a los muertos, las que dentro y fuera de los muros proveyeron de vestido y alimento a los combatientes, las mismas que fueron presa, botín y moneda de cambio, todas a quienes opacó el vacuo fulgor de los héroes y silenció la ciega y salvaje masculinidad de la batalla... La guerra de Troya fue siempre la guerra de las mujeres.»…nos dice la escritora británica Pat Barker en su maravilloso libro: El silencio de las mujeres.

En todos los tiempos y en todas las guerras las mujeres han sido y son tan protagonistas como los hombres, sólo que sin derecho de aparecer en las grandes y heroicas marquesinas, sin embargo, antes y ahora están presentes como hijas, esposas, madres, cuidadoras, proveedoras, trabajadoras, enfermeras, pero también, y hay que decirlo como combatientes al frente de batalla.


La periodista y escritora bielorrusa Svetlana Aleksievich en su investigación para su libro: La guerra no tiene rostro de mujer (1985); constata la participación armada de cerca de dos millones de mujeres en la Segunda Guerra Mundial, y comienza diciendo que ya desde la antigua Atenas y Esparta hay evidencia de la participación femenina en las guerras griegas.

El mérito ha sido siempre otorgado a los hombres por obra de ellos mismos que han sido los que han escrito la historia, no obstante, las cosas están empezando a mostrarse al mundo de otra forma: Olena Zelenska, actual primera dama de Ucrania afirmó recientemente …” la actual resistencia y futura victoria ante Rusia tiene también un rostro particularmente femenino”…

Cada quien tiene su propia ideología y su propia manera de tratar de evitar la guerra, para muchas el camino es por la vía pacífica mediante el diálogo, mientras que para otras la solución está en la lucha armada.

Sin embargo y a pesar de lo admirable y heroico que es la fuerza, la valentía y la determinación de las mujeres que deciden tomar las armas y combatir, la realidad es que no creo que ninguna de nosotras quisiéramos por gusto vernos ni ver a nuestras madres, hijas, hermanas,amigas etc. sufriendo los horrores de la guerra, siendo separadas de nuestras familias, capturadas, encarceladas, violadas, vendidas, explotadas sexualmente, torturadas y asesinadas.

La paz a costa del sufrimiento, el sometimiento y la vida de millones de hombres y mujeres no es paz, es tan sólo la perpetuidad del sistema de dominación en el orden mundial.


Las feministas pacifistas en la actualidad nos unimos al pensamiento de mujeres como Jane Adams (1860-1935) Emily Greene (1867-1961) Rosa Luxemburgo (1871-1919) Clara Zetkin (1857-1933) Helen Keller (1880-1968) Virginia Woolf (1882-1941) Teresa de Calcuta (1910-1997) Rigoberta Menchú (1959) Concepción Picciotto (1936-2016) Marcela Lagarde (1948) entre muchas otras.

Apoyamos y aportamos cada una y en colectivo, la creación de nuevas economías que erradiquen la desigualdad y la pobreza a nivel mundial, renovados sistemas de salud integral e incluyente, eficientes programas sociales, educación con perspectiva de género, respeto político internacional a la autonomía de pueblos y naciones, el control de armas y la eliminación de armamento nuclear, y todo lo que sea necesario hacer para evitar la guerra.


“No hay caminos para la paz, la paz es el camino”

Mahatma Gandhi


Galilea Libertad Fausto

Foto: portada del libro de Carmen Magallón y Sandra Blasco

3 comentarios:

  1. Definitivamente la paz es el camino. Quiero compartir que mi maestra de antropología es Americana, y después de la guerrilla (guerra civil) en El Salvador, ella viajó a El Salvador a ayudar a familias a encontrar a sus seres queridos que fueron separados de ellos durante la guerrilla, la mayoría fueron menores de edad. Ella y otras mujeres colectaron el ADN de estas personas y así pudieron ayudar a muchas familias. Ella y otras mujeres arriesgaron sus vidas y unas fueron secuestradas por personas malas porque pensaban que eran espías.
    Hay muchas historias de mujeres que aún no conocemos.

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    1. Seria ,si, biueno poner nombres a esas mujeres y reconocer su valor

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  2. ¡Claro! El nombre de ella es Leslie Fleming. No tengo la información de las otras mujeres.

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