¿Cual es el núcleo duro ( del Patriarcado ) que resiste sin disolverse ? Sin ambages: el poder. Y ello porque en el poder encuentra la masculinidad su eje, su identidad más profunda (García de León, 2002).
«Ser hombre» (o los hallazgos/subrayados de Marina Subirats)
Con buena escritura, Marina Subirats nos describe arquetipos tanto del pasado como del presente dentro del mandato o código cultural de «morir de hombría». Así, Subirats nos destila dicho código en el guerrero, en «el caballero de la triste figura», en los arquetipos fílmicos de los «rebeldes sin causa» o de «Gigante», en los que van desde Manolete a Ronaldinho, en «el ejecutivo agresivo global»... y, asimismo, sus acciones: la guerra, la lucha, el fútbol, los deportes de alto riesgo, la conducción temeraria.
Pues bien, como en el caso de Castells (al tratar de las mujeres), Subirats se pregunta y describe a los hombres al hilo del cambio social experimentado por las relaciones de género y la sociedad en general. En este caso también, levantar la cartografía de lo que permanece o de lo que cambia es tarea obligada, igualmente registrar las curiosas reelaboraciones de las conductas de la masculinidad.
Una conclusión parece meridiana: «competir es la gran palabra de la masculinidad de nuestro tiempo, una palabra que ha pasado del deporte a la economía y de ella a invadir el conjunto de la sociedad. Competir, es la versión actual de pelear» . Efectivamente, este impulso de la masculinidad va desde el taller mecánico a los ambientes más sofisticados del mundo intelectual. Competir, dominar, imponer, ser poderoso, es lo propio de los hombres, aunque sea imponiendo la última palabra en el marco de una reunión académica, o siendo el que pone la última coma de un informe. En estos quehaceres ha quedado traducida el hacha de guerra, hoy, pero su impulso y finalidad son los mismos, quasi ancestrales.
De esta etnografía de la masculinidad hemos dado cumplida cuenta las mujeres académicas.
Poco a poco, hemos ido traduciendo los códigos de nuestro entorno profesional inmediato, mayoritariamente masculino, con el saber de la propia cultura culta que se nos había negado hasta hace poco y también con la lucidez de las excluidas (o de las recién llegadas, de las outsiders). Posición ésta significativa y paradójicamente privilegiada: se ve mucho desde la orilla, por ejemplo el horizonte. Desde el centro, se está hasta tal punto embebido/encuadrado en tal posición que se ve poco. Valga esta forma metafórica de decirlo. En suma, las experiencias profesionales y vitales de las mujeres instruyen enormemente sobre el poder, es la visión del Otro, pero de otro que domina los instrumentos de la cultura, sus medios de análisis.
De todo ello nos habla incisivamente Marina Subirats. Tal vez en ella, como en toda mujer, hayan operado los mecanismos de aprehender la realidad de la outsider, pese a su posición
central en el campo sociológico español.
Reseña de "Mujeres y Hombres. ¿Un amor imposible?" de Marina Subirats y ManuelCastell
http://redalyc.uaemex.mx/pdf/997/99712086009.pdf
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