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martes, 3 de julio de 2012

Conflictos: mujeres blanco de todos los bandos. NO a la Tortura





Quisiera presentar una denuncia, pero no sé por dónde empezar. Vi a unos abogados llegar en unos vehículos de la ONU para hablar de lo sucedido. No sé quiénes son. Pero no tengo testigos de lo que me pasó y no puedo identificar a los responsables. Ojalá castigaran a los responsables; eso animaría al resto de la población a denunciar.

Sophie, de 45 años, madre de siete hijos fue violada en 2005 por las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda y en 2009 por las Fuerzas Armadas congoleñas.


En los conflictos armados, las mujeres y las niñas en numerosas ocasiones son víctimas de la violencia sexual como instrumento de terror (violación pública, violación a manos de bandas, incesto forzado, propagación deliberada del VIH), son torturadas (actos de crueldad extrema, inserción de objetos como cañones de armas, palos, botellas, porras embadurnadas con picante), son ofrecidas como “botín” a las tropas tras una batalla y tratadas como esclavas sexuales, y las menores son utilizadas como niñas soldados.

La violación y otras formas de violencia sexual cometidas por combatientes en el transcurso de un conflicto armado ya sea internacional o no internacional son consideradas por el derecho penal internacional crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra.

En la República Democrática del Congo en 2011 se cometieron violaciones masivas y otras formas de violencia sexual, acompañadas a menudo a otras violaciones de derechos humanos, como el saqueo y la tortura, tanto por las fuerzas de seguridad gubernamentales, incluida la Policía Nacional, como por grupos armados. Aunque en julio de 2011 se promulgó una ley que penalizaba la tortura, su aplicación es un desafío fundamental, ya que los servicios de seguridad siguen cometiendo a menudo actos de tortura y otros malos tratos. En los numerosos casos de violaciones masivas, la impunidad sigue siendo generalizada y las pocas investigaciones abiertas avanzan con gran lentitud.

Entre noviembre de 2010 y enero de 2011, unos combatientes de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda violaron al menos a 102 mujeres y una niña durante ataques contra localidades de las provincias de Katanga y Kivu Meridional.
El 31 de diciembre de 2010 y el 1 de enero de 2011 hubo violaciones masivas, cometidas, según la información recibida, por soldados de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) en las poblaciones de Bushani y Kalambahiro, territorio de Masisi, Kivu Septentrional.
Los días 1 y 2 de enero de 2011, soldados de las FARDC cometieron violaciones masivas en la población de Fizi, Kivu Meridional.
En junio 2011, tras los enfrentamientos entre Mayi-Mayi Sheka y la Alianza de Patriotas por un Congo Libre y Soberano, elementos de ambos grupos armados cometieron presuntamente violaciones masivas en Mutongo y poblaciones circundantes, en el territorio de Walikale, Kivu Septentrional.

En Colombia las mujeres y las niñas son objeto de una violencia sexual generalizada y sistemática por parte de todos los bandos del largo conflicto armado: paramilitares, miembros de las fuerzas de seguridad y combatientes de la guerrilla. La impunidad es casi absoluta.

El 1 de enero de 2001 varios paramilitares del Bloque Sur llegaron a la casa de la familia Galárraga Meneses en La Dorada, en el departamento de Putumayo, y se llevaron a cuatro de las hermanas: Jenny Patricia, de 19 años; las gemelas Nelsy Milena y Mónica Liliana, de 18, y María Nelly de 13. Su madre y una de sus hermanas lucharon para que se investigara lo ocurrido y se hiciera justicia, sin embargo, lo que recibieron fueron amenazas por parte de la policía para que cesaran en sus demandas. A pesar de ello, la madre de las hermanas secuestradas, no desistió e investigó durante años lo sucedido con sus hijas. En febrero de 2010, la Unidad de Justicia y Paz realizó una exhumación en La Dorada y encontró una fosa con los restos de cuatro mujeres y niñas; en mayo confirmó que eran los cuerpos de las cuatro hermanas Galárraga. Los peritos forenses informaron de que los cuerpos estaban semidesnudos y que las cuatro habían sido torturadas. A tres las habían descuartizado antes de que murieran, probablemente con un machete, y a la cuarta la habían matado a golpes. Según el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, el estado en el que fueron hallados los cuerpos, incluida la ropa rasgada, deja pocas dudas de que “haya ocurrido penetración u otro tipo de maniobras sexuales”. Si bien hubo una ceremonia pública para la devolución de los cuerpos, la Fiscalía General de la Nación no investigó si habían sido víctimas de violencia sexual.

En Costa de Marfil la agitación ha persistido durante casi diez años. Sin embargo, con las controvertidas elecciones presidenciales de noviembre 2010 y la violencia postelectoral, se han reanudado las violaciones y otras formas de violencia sexual contra las mujeres.

Desde el principio del conflicto en 2002 muchas mujeres han sufrido violaciones por grupos de hombres o han sido secuestradas y sometidas a esclavitud sexual por combatientes. Se ha recurrido con frecuencia a la violación para humillar a la comunidad a la que pertenecen las mujeres y niñas que la sufren, y a menudo se acompaña de palizas u otras torturas (incluidas más torturas de carácter sexual) a la víctima. Se han cometido violaciones en público y en presencia de los familiares de la víctima, incluidos menores de edad. Algunas mujeres han sido violadas junto a los cadáveres de miembros de su familia. Las mujeres y niñas han sufrido violencia sexual por parte de las fuerzas de seguridad y milicias partidarias de Laurent Gbagbo y de las leales a Alassane Ouattara, incluso ha habido denuncias de violencia sexual por parte de las operación de la ONU.

En Libia, durante los últimos meses de Gadafi en el poder, las personas detenidas y recluidas por los cuerpos de seguridad sufrieron tortura o malos tratos, especialmente en el momento de la captura y durante los interrogatorios iniciales. Las golpeaban con cinturones, látigos, alambres metálicos y mangueras de goma; las suspendían en posturas forzadas durante periodos prolongados, y les negaban tratamiento médico incluso para heridas sufridas a consecuencia de la tortura o de disparos. A algunas las torturaron aplicándoles descargas eléctricas; a varias les dispararon tras la detención, pese a que no representaban ninguna amenaza; a otras las dejaron morir asfixiadas en contenedores de metal.

            En las zonas controladas por el Consejo Nacional de Transición antes de agosto, así como en las que quedaron bajo su control a partir de ese mes, cuando Trípoli cayó en manos de las fuerzas opositoras a Gadafi, las milicias que controlaban los centros de detención sometían con impunidad a tortura o malos tratos a los detenidos, aparentemente para castigarlos por sus presuntos delitos o con el fin de obtener “confesiones”. Entre los métodos denunciados con mayor frecuencia figuraban los golpes por todo el cuerpo con cinturones, palos, culatas de fusiles y mangueras de goma; los puñetazos y patadas, y las amenazas de muerte. Las personas de piel oscura, ya fuesen libias o extranjeras, estaban especialmente expuestas a sufrir abusos.

El 26 de marzo de 2011, Eman al Obeidi contó a periodistas internacionales que había sido violada por soldados leales a Gadafi. Tras ser detenida varias veces por las fuerzas de Gadafi, quedó en libertad y huyó de Libia en mayo de ese mismo año. En junio la devolvieron de Qatar a Bengasi, pero posteriormente le permitieron abandonar el territorio controlado por el Consejo Nacional de Transición.


26 de junio de 2012 : Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura Fuente : Amnistía Internacional. Gracias a Maria Isabel Tellado http://www.compromisorse.com/upload/noticias/006/6798/informetortura_y_genero_2012_final.pdf http://www.otromundoesposible.net/derechos-humanos-vulnerados/torturadas-por-lo-que-son-torturadas-por-lo-que-hacen

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