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sábado, 23 de noviembre de 2013

CAMBIAR EL PARADIGMA DE LA VIOLENCIA



Dario Ibarra Casals es psicoanalista y realizó una capacitación en Masculinidades y Prevención de la Violencia en El Salvador. “Esto generó un interés personal y profesional por trabajar las masculinidades de una manera intensa, ya que implicado como varón desde mi subjetividad y como papá de un hijo varón, sentí que podía aportar al trabajo con hombres que deciden revisar sus mandatos patriarcales.” Fundó una ONG que dirige, el Centro de Estudios sobre Masculinidades y Género en Uruguay, trabajando en tres líneas fundamentales: violencia masculina, paternidades y sexualidad masculina. Ibarra explica que los temas principales que se abordan desde los Estudios de Varones y Masculinidades están relacionados con la violencia de género, las paternidades comprometidas, las sexualidades masculinas, las masculinidades diversas vs. las masculinidades hegemónicas, y todos los problemas sociales vinculados directamente con la feminidad, como ser la trata de niñas, adolescentes y mujeres adultas, la discriminación y la violencia hacia las mujeres por etnia, clase social, orientación sexual, condición sociocultural y religión y las relaciones de poder entre varones y entre varones y mujeres. “Para abordar estas temáticas, los Men studies realizaron diferentes recorridos: el activismo, los estudios académicos y el trabajo directo con varones que quieren modificar sus patrones de conducta machistas y violentos. Muchos varones como yo nos consideramos profeministas, en ese sentido los Men studies surgen de los estudios de género, porque los hombres tenemos mucho que aprender de las feministas. Es cierto que las masculinidades son un área nueva comparada con los estudios de género, pero cada vez somos más hombres los que comenzamos a trabajar nuestras subjetividades y formas de vincularnos con las mujeres y otros varones.” Para Ibarra, una buena forma de invitar a otros varones es generar actividades comunitarias para que éstos puedan entender que dejar el machismo y los imperativos sociales vinculados con la masculinidad tradicional no sólo beneficia a las mujeres sino a ellos también. “A medida que vamos dejando el machismo masculino, los varones podemos ser más afectuosos con nuestras parejas, con nuestros hijos e hijas, con nuestros compañeros/as de trabajo y familia de origen. También dejamos de ser proveedores, procreadores obligados y únicos protectores de la prole, para compartir esas actividades con las parejas mujeres. Algunos hombres creen que las masculinidades trabajan las subjetividades gays y/o que los que trabajamos en esto somos unos ‘pollerudos’. Ambos son prejuicios que mantienen a algunos alejados de la revisión permanente y necesaria para poder dejar la violencia.” Según su experiencia, los varones lo consultan más frecuentemente porque quieren dejar de ser violentos y no saben cómo hacerlo, por problemas de deseo sexual, depresión y alexitimia, dificultad para poner en palabras los sentimientos, algo para lo que las mujeres parecen venir entrenadas desde chicas.

Para Luciano Fabbri, licenciado en Ciencia Política y miembro del Colectivo de Varones Antipatriarcales, las perspectivas de estudios sobre masculinidades son heterogéneas, y si bien su desarrollo ya tiene más de tres décadas, todavía podemos caracterizarlo como un desarrollo incipiente. “Una diferencia fundamental con los estudios feministas y, a mi entender, causa principal del atraso teórico y epistemológico de los estudios sobre varones y masculinidades, es la ausencia de un movimiento social y político de varones que interpele, como lo ha hecho y hace el movimiento de mujeres feministas, a los estudios desarrollados en el ámbito científico-académico”, dice. Una evidencia del retraso mencionado es el debate en torno de cuál es el objeto de estudio específico de esta área de estudios, ya que a la pregunta sobre qué investigan los estudios de masculinidades suelen responderse “a los varones”. Esto supondría que masculinidad y varón son sinónimos, cuando otras identidades bien podrían configurar expresiones de género en relación con lo que comúnmente se entiende como “masculino”, sin por ello definirse como “varones”. Según Fabbri, a nivel local la inserción de los estudios de masculinidades en los ámbitos académicos es prácticamente nula. Hay una ausencia absoluta en las carreras de grado, no existe oferta específica en posgrados, y hay muy pocos casos en que se incluye dentro de los programas de posgrado o congresos académicos sobre estudios de género. “Sí existen investigaciones que abordan esta problemática y una creciente oferta de espacios de formación impulsados por organizaciones no gubernamentales, aunque desde mi punto de vista, la ausencia de una vinculación estrecha con investigadoras feministas empobrece bastante sus propuestas.” Para Huberman, en cambio, hay demasiada producción de masculinidades, pero “prefiero trabajar en un territorio, creo que es lo que tenemos que hacer ahora, olvidar la conferencia académica. Estudiar masculinidades no es estudiar ni escribir sobre hombres sino sobre sus relaciones y sobre todo sobre sus relaciones de poder. La masculinidad es un tema de salud pública”.


Flor Monfort

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-8104-2013-06-21.html

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