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lunes, 9 de junio de 2014

Las mujeres han sido invisibles para la ciencia biomédica



Las mujeres han sido invisibles para la ciencia biomédica por sesgos de género en la organización sanitaria y en los análisis estadísticos por la actitud de los profesionales de la sanidad

Los profesionales sanitarios y la organización sanitaria son los que construyen poco a poco el gran entramado del análisis estadístico de las frecuencias y prevalencias de las enfermedades, de las incidencias de las enfermedades nuevas, de los resultados de los tratamientos, y de su evolución. Si las actitudes de los médicos, de las/los profesionales sanitarios hacia las/los pacientes ya está sesgada en un inicio, difícilmente las estadísticas de prevalencia de las enfermedades podrán ser objetivas si no se realiza un esfuerzo mayor.
Las actitudes de los médicos de atención primaria hacia los pacientes, mujeres y hombres, fueron estudiadas por Berstein y Kane (1991). Se observó que el 25 % de las mujeres eran catalogadas como pacientes que se quejaban en exceso; los síntomas de las pacientes eran más fácilmente atribuidas a influencias emocionales que las de los hombres y las enfermedades de las mujeres iban a ser clasificadas como psicosomáticas en el 26 % de los casos frente solamente el 9 % en el caso del sexo masculino. Los médicos y las médicas aprecian, a menudo, que las demandas de los pacientes varones son más serias, y también es probable que valoren un componente psicosomático si la paciente es de sexo femenino. La confianza de los profesionales sanitarios a la hora de asistir y de investigar que la ciencia era neutra por naturaleza les hizo pensar que cualquier metodología introducida podía ser válida para estudiar las enfermedades porque no creyeron en ningún momento que hubiera diferencias de sexo, ni en la mortalidad, ni en la evolución de las enfermedades, ni en el metabolismo de los fármacos. Además creyeron que la misma organización sanitaria no podía influir de manera alguna en la metodología del estudio y en los resultados de los análisis estadísticos efectuados: «Parece que tanto las circunstancias sociales como los procesos biofisiológicos contribuyen a las frecuencias y a las estadísticas observadas. Una rígida adherencia a un aspecto en exclusión del otro es de un provincianismo destructivo. Además, esta aproximación tiene como resultado una incompleta y a veces poco rigurosa explicación de los fenómenos. Esta rigidez ha conducido a una investigación mal enfocada, a unas evaluaciones inapropiadas, y a unas intervenciones mal concebidas relacionadas con la enfermedad. Como resultado, tanto el reduccionismo sociológico entre sociólogos y trabajadores de salud pública se ha convertido en tan destructivamente miope como lo ha sido hasta ahora el reduccionismo biofisiológico entre los científicos de ciencias biológicas y naturales» (Mckinlay, 1996).
Si las personas que realizan los estudios estadísticos nunca piensan que pueda haber una evolución de las enfermedades diferente, o una metabolización de los fármacos distinta, o incluso un riesgo más elevado de sufrir algún tipo de consecuencias negativas por la utilización de un fármaco, si no se piensa en aquello difícilmente las estadísticas resultantes serán fieles reflejos de la realidad, por tanto, se perpetuará la invisibilidad científica de las mujeres año tras año en la ciencia médica.

Carme Valls Llobet

http://quark.prbb.org/27/027041.htm

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