1.
Las mujeres siguen estando infrarrepresentadas o no representadas en las
iniciativas de negociación de soluciones políticas y pacíficas de conflictos,
incluidos los procesos que pretenden crear puntos de entrada o mitigar las
consecuencias del conflicto. Aunque las mujeres han desempeñado y siguen
desempeñando papeles decisivos en todos los esfuerzos encaminadas a resolver
conflictos, como acuerdos de acceso humanitario, acuerdos de alto el fuego, y
las correspondientes actividades de desarrollo, sus logros a menudo pasan
desapercibidos y, en general, su labor no se traduce en un mayor acceso a los
procesos políticos posteriores. Entre 1990 y 2017, solo hubo un 2% de
mediadoras, un 8% de negociadoras y un 5% de mujeres testigos y signatarias en
los principales procesos de paz[1].
Esta escasa representación y los pocos avances en cuanto al liderazgo y la
participación significativa de las mujeres en los procesos de paz, así como las
consiguientes dificultades para medir la forma en que las mujeres aportan su
experiencia y sus ideas y ejercen influencia en procesos que están
sistemáticamente dominados por los hombres, es una cuestión que viene
planteándose de modo constante desde los exámenes de 2015 y las conclusiones
del estudio mundial[2].
2.
En la presente sección se examina la manera en que las Naciones Unidas,
los Estados Miembros, las organizaciones regionales y la sociedad civil pueden
trabajar de consuno para mejorar la representación y la participación
significativa de las mujeres. Esto conlleva: a) reconocer la naturaleza
cambiante de nuestros esfuerzos por resolver los conflictos y la necesidad de
adoptar enfoques inclusivos para la resolución y prevención de conflictos; b)
abordar los obstáculos persistentes que se oponen a la participación
significativa de las mujeres, en particular la discriminación
institucionalizada y el sesgo de género, y la falta de reconocimiento de todos
los derechos humanos de la mujer; c) subsanar la gestión inadecuada por parte
de las Naciones Unidas de la incorporación de las perspectivas de género y los
derechos humanos de la mujer a todas las esferas de trabajo; d) reconocer las
competencias de las mujeres como mediadoras; y e) incluir en los acuerdos de
paz disposiciones que tengan en cuenta las cuestiones de género y modalidades y
mecanismos tangibles para la aplicación de acuerdos de paz que incluyan la
participación significativa de las mujeres, incluidas las jóvenes[3],
en el diseño, la supervisión y la aplicación.
3.
Espero que la presente sección sirva para estimular un debate y acciones
serias entre las partes interesadas pertinentes que apoyen directamente a la
sociedad civil y promuevan la igualdad entre los géneros y la participación
influyente de la mujer en los procesos de paz y la solución de conflictos. Se
basa en las deliberaciones de un grupo formado por más de 50 expertos y
especialistas en diversos campos[4],
convocado por ONU-Mujeres en mayo de 2018. En sus deliberaciones y
recomendaciones se tuvieron en cuenta las experiencias y prácticas en Bosnia y
Herzegovina, Colombia, Georgia, Kenya, Mozambique, Myanmar, Nepal, Filipinas,
Sudán del Sur, la República Árabe Siria, Uganda, el Yemen y Kosovo[5].
4.
Hemos llegado a un punto en el que los enfoques y las estrategias
centrados únicamente en la idea tradicional de la “mesa de negociaciones de paz”
son insuficientes. Con frecuencia, los procesos de paz se estancan o avanzan
solo en el nivel de los mecanismos dirigidos a la gestión de los conflictos.
Además, los conflictos actuales tienen un carácter cada vez más regionalizado y
a menudo asimétrico; en algunos casos, las respuestas insisten en procesos y
operaciones de lucha contra el terrorismo y apenas prestan atención a las
normas internacionales de derechos humanos y del derecho humanitario (véase A/72/495). Si bien los procesos actuales orientados a la solución de conflictos
incluyen los procesos de paz, también incluyen acuerdos de acceso humanitario,
como los negociados en la República Árabe Siria; acuerdos de alto el fuego,
como los negociados en el Yemen; planes de desarrollo, como el Plan de Apoyo de
las Naciones Unidas para el Sahel[6]; y medidas que se adoptan en espacios de lucha contra el terrorismo,
como el “control”[7], el enjuiciamiento y la rehabilitación y la reintegración, por ejemplo
en la cuenca del lago Chad. Las Naciones Unidas y los Estados Miembros deben
abordar estos diversos mecanismos y procesos dispuestos a hacer frente a la
gama completa y bien diferenciada de factores que propician y que limitan la
participación significativa de la mujer tal como se describe en toda esta
sección, entre otras cosas, mediante la incorporación de una perspectiva de
género.
5.
Las mujeres tienen derecho a participar en pie de igualdad en todas las
iniciativas encaminadas a prevenir y resolver conflictos. Además, su
participación significativa surte efectos concretos en los resultados. La
expresión “significativa” en el contexto del derecho de la mujer a la
participación pretende hacer frente a las medidas superficiales de inclusión de
las mujeres que realmente no les dan la oportunidad de influir en los
resultados. En algunos casos, esto se ha traducido en procesos paralelos u
órganos consultivos que carecen de capacidad para contribuir a los procesos y
resultados principales. Para ser claros, no obstante, como señaló recientemente
Mossarat Qadeem, cofundadora de PAIMAN Alumni Trust, en su exposición
informativa ante el Consejo de Seguridad, la exclusión de la mujer no es una
cuestión cultural, sino de poder. Esta es la razón por la que a menudo se
impide la participación significativa de las mujeres[8].
6.
Me preocupa, aunque no me sorprende, que en la reunión del grupo de
expertos de mayo de 2018 se determinara que los principales obstáculos para la
participación de las mujeres son los siguientes: el sesgo y la discriminación de
género institucionalizados, la persistente y elevada prevalencia de la
violencia sexual y de género, la falta de derechos económicos, sociales y
culturales de las mujeres, los bajos niveles de participación política de las
mujeres antes de los conflictos, y los persistentes niveles de pobreza,
inseguridad alimentaria, desigualdad y privación que sufren las mujeres y las
niñas.
7.
Si queremos avanzar, hemos de empezar por los derechos humanos de las
mujeres y los sistemas que impiden que los disfruten. Aunque durante las
negociaciones se acepte una representación diversa e inclusiva de la mujer,
puede suceder que ello no se traduzca en avances en materia de igualdad de
género. En los casos en que los defensores de la igualdad de género, mujeres y
hombres, son capaces de lograr la inclusión y la aplicación de agendas
transformadoras en materia de derechos de la mujer e igualdad de género, esos
resultados a menudo topan con importantes resistencias y reacciones negativas
de las partes en el conflicto, los agentes internacionales y los miembros de la
comunidad.
8.
Quisiera alentar a los Estados Miembros a que apoyen la igualdad de
condiciones para las mujeres en los planos local, nacional y regional en los
procesos de paz. Esto incluye exigir y abogar por que los procesos prevean
funciones sustanciales e influyentes para las organizaciones de la sociedad
civil de mujeres y funciones esenciales en la conformación y la adopción de
decisiones para las mujeres, con el mismo grado de acceso y al mismo nivel que
los hombres; plataformas y mecanismos dedicados a abordar la gama completa de
derechos humanos de las mujeres y las niñas y la igualdad de género, en
particular en lo que se refiere a sus vínculos con la prevención; y la
inclusión de expertos en cuestiones de género y análisis con perspectiva de
género desde el principio. Es indispensable invertir en el fomento de la
capacidad de las mujeres y los hombres, en particular en puestos de control del
acceso a oportunidades y de adopción de decisiones, en procesos preparatorios y
en el diseño de procesos inclusivos.
9.
También es sumamente importante poner fin a la
práctica frecuente de incorporar a las mujeres en los procesos demasiado tarde
o, demasiadas veces, como elementos simbólicos. Animo a que se tomen medidas
creativas y prácticas para salvar barreras como los gastos de viaje y la
necesidad de atención para los niños, movilidad y traducción. Para ello, entre
otras cosas, habrá que establecer mecanismos de financiación de respuesta
rápida, con capacidad para aprobar solicitudes con poca antelación, que
empoderen así a las mujeres para aprovechar oportunidades cruciales en los
procesos de paz y otros acontecimientos conexos. En Myanmar, el fondo para la
participación de la mujer establecido por la Agencia de los Estados Unidos para
el Desarrollo Internacional con la empresa de desarrollo mundial DAI es buen
ejemplo de ello.
10.
Las mujeres deben formar parte de los procesos previos a la negociación
para influir en ellos e informarlos en su totalidad. Además, es necesario mejorar
los vínculos, las corrientes de información y los mecanismos de
retroinformación entre las diversas vías de mediación para asegurar que las
decisiones que se adopten sean incluyentes y estén basadas en las
circunstancias reales sobre el terreno. En muchos de los procesos, la
movilización de las mujeres y los esfuerzos de mediación en el nivel local han
contribuido a que se reanuden las conversaciones, han impedido la escalada de
la violencia y han facilitado la prestación de asistencia a las personas necesitadas.
Por
ejemplo, en la República Centroafricana y Malí, las mujeres contribuyeron con
buenos resultados a la negociación entre las partes armadas para detener la
escalada de las tensiones entre comunidades; en el Pakistán, Sri Lanka y el
Yemen las mujeres han facilitado los acuerdos de alto el fuego, el acceso
humanitario y las conversaciones de paz. Por ejemplo, en la República Árabe
Siria las mujeres han negociado con éxito acuerdos locales de alto el fuego,
han mediado en el establecimiento de zonas seguras para la población civil y
han coordinado iniciativas de asistencia humanitaria y de socorro. En el Yemen,
las mujeres desempeñan un papel activo y fundamental en los procesos
encaminados a resolver controversias tribales, aprovechando el sólido historial
de participación de la mujer en ciertos aspectos de los sistemas tribales yemeníes[9].
Sin embargo, el reconocimiento formal de esos esfuerzos y su participación en
los procesos de paz oficiales siguen siendo limitados[10].
11. Con la fuerza creciente de la agenda sobre las mujeres y la paz y la
seguridad, se han hecho avances en las iniciativas encaminadas a integrar las
perspectivas de género y promover la participación y la representación
efectivas de la mujer en la labor de las Naciones Unidas en materia de
prevención y solución de conflictos y de mantenimiento de la paz. Las
obligaciones de la Organización “de pasar de las palabras a los hechos” son
elevadas y yo, en colaboración con los Estados Miembros, seguiré promoviendo la
representación y la participación significativas de las mujeres en todas las
iniciativas de mediación, en particular en los equipos de mediación y en
puestos de liderazgo.
12.
En 2017 se recibieron solicitudes de competencias técnicas en materia de
género, que se atendieron en tres de los cuatro procesos de mediación en que
participaban las Naciones Unidas en calidad de mediador o comediador principal[11], y se incluyó a mujeres en todos los equipos de las Naciones Unidas que
apoyaban iniciativas de mediación. Tras un descenso en 2016, las consultas con
organizaciones de la sociedad civil de mujeres volvieron a garantizarse en
todos los procesos apoyados durante 2017. Ello incluyó la celebración de
consultas periódicas entre el Enviado Especial para Siria y las líderes de
organizaciones de la sociedad civil de mujeres por conducto de la Junta
Consultiva de Mujeres Sirias y otros grupos en el contexto del Espacio de Apoyo
para la Sociedad Civil. También se celebraron consultas con el Comité Técnico
de Igualdad de Género en Chipre, y con el Grupo de Trabajo sobre la Mujer, la
Juventud, la Paz y la Seguridad en África Occidental y el Sahel.
13.
Además, desde 2010, el Departamento de Asuntos Políticos ha elaborado
orientaciones[12] e impartido capacitación para traducir los compromisos en materia de
género y mediación en medidas prácticas. Más de 200 personas de la Secretaría
de las Naciones Unidas, organizaciones regionales, Estados Miembros y la
sociedad civil ya han participado en el seminario anual de alto nivel de las
Naciones Unidas sobre género y procesos de mediación inclusivos[13], y más de
300 funcionarios de la Sede y de misiones políticas especiales han recibido
formación sobre el cumplimiento de los compromisos del Departamento en relación
con la cuestión de las mujeres y la paz y la seguridad. Se insta
encarecidamente a todos los mediadores principales de las Naciones Unidas y los
funcionarios que apoyan los procesos de paz a que utilicen enfoques e
instrumentos para diseñar estrategias de mediación inclusivas que tengan en
cuenta las cuestiones de género, para promover una participación significativa
de la mujer y la inclusión de disposiciones que tengan en cuenta las cuestiones
de género en todas las esferas temáticas de los acuerdos de paz. La
Organización seguirá examinando las repercusiones de las actividades de
capacitación realizadas y las orientaciones elaboradas para asegurar que estén
contribuyendo a un cambio sustancial.
14.
Las misiones de mantenimiento de la paz también apoyaron diversos
procesos. En la República Centroafricana, por ejemplo, la misión trabajó con
mujeres en acuerdos de paz locales, como el concluido entre el grupo rebelde 3R
y la fuerza de autodefensa en Bambari y Bouar, y apoyó el establecimiento de
células de mediación formadas en un 30% por mujeres. Esas iniciativas
localizadas siguen construyendo una base para la participación de las mujeres
en los procesos de paz y reconciliación nacional, en particular la Iniciativa
Africana dirigida por la Unión Africana. En Darfur se prestó apoyo a las
consultas con las mujeres para que sus resultados informaran soluciones
inclusivas en la aplicación del diálogo interno y las consultas en todo Darfur,
que ahora cuenta con un 30% de mujeres. En Sudán del Sur, la misión, mujeres del mundo de la política,
integrantes del grupo parlamentario de mujeres y organizaciones de la sociedad
civil se movilizaron conjuntamente para examinar la participación de las
mujeres en los procesos políticos y de paz en vísperas de la segunda fase de
los procesos de alto nivel para la revitalización. Como resultado de ello, el
grupo adoptó un comunicado conjunto, que sirvió como referencia fundamental
entre los delegados que se incorporaron al foro de alto nivel para la
revitalización en Addis Abeba e incluía un llamamiento en pro del aumento de la
proporción de mujeres en los procesos políticos y de paz hasta el 50%. En
Kosovo, los diálogos comunitarios dirigidos por mujeres a través de la iniciativa
de fomento de la confianza de la mujer de Mitrovica han sido importantes para
el sostenimiento de la paz.
15.
Desde mi último informe, las redes de mediadoras (véase S/2017/861, párr. 17) han seguido evolucionando y conectándose en todas las
regiones como respuesta directa a los obstáculos que siguen impidiendo una
participación sustantiva de la mujer y su influencia en todos los aspectos de
los procesos de paz. Estas redes forman parte de un nuevo movimiento que
pretende incrementar la influencia de las mujeres en los procesos de paz de
principio a fin, desde el análisis de los conflictos y la diplomacia preventiva
hasta el establecimiento de la paz, la consolidación de la paz y la
reconciliación después de los conflictos.
16.
En marzo de 2018, representantes de varias redes regionales se reunieron
en Oslo con otros importantes agentes de mediación, con el objetivo de mejorar
la coordinación y el apoyo mutuo. También asistieron tres miembros de mi Junta
Consultiva de Alto Nivel sobre Mediación. En la reunión se hizo hincapié en la
necesidad de reforzar los vínculos entre la mediación dirigida por mujeres a
nivel comunitario y local y los procesos a nivel nacional y mundial. El
resultado fue la creación de un grupo de contacto con representantes de cada
red regional. Las distintas redes, como FemWise-Africa, han avanzado en la
puesta en marcha y están contribuyendo activamente a las iniciativas de
establecimiento de la paz.
17.
Estas redes están relacionadas con el creciente reconocimiento mundial
de la necesidad de ir más allá de los enfoques encaminados solamente a “acallar
las armas”, hacia procesos que puedan ayudar a fomentar una paz positiva,
concepto que incluye la gobernanza inclusiva y responsable, la seguridad frente
a los daños físicos y el pleno disfrute de otros derechos humanos inviolables.
Es preciso establecer sólidos canales abiertos de comunicación entre las redes
de mediación y las instituciones gubernamentales, incluidas las que participan
en los procesos de paz y seguridad. Si bien estas redes tienen un propósito
importante, no deben convertirse en una estructura paralela para las mujeres ni
servir para afianzar la marginación. Tampoco deben centrarse únicamente en el
fomento de la capacidad de las mujeres, sino más bien en una acción conjunta
sostenida y en una mejora de la capacidad de los procesos de paz y seguridad
para ser inclusivos y responder a las necesidades de todos.
[4] ONU-Mujeres, Women´s Meaningful Participation in Negotiating Peace and the
Implementation of Peace Agreements: Report of the Expert Group Meeting, informe
de la reunión convocada por ONU-Mujeres en Nueva York los días 16 y 17 de mayo
de 2018.. Puede
consultarse en www.unwomen.org/en/digital-library/publications/2018/10/egm-report-womens-meaningful-participation-in-negotiating-peace#view.
[6] United Nations Support Plan for the Sahel: working together for a prosperous and peaceful Sahel (mayo de 2018). Puede consultarse en https://unowas.unmissions.org/sites/default/files/english_summary_report.pdf.
[10] ONU-Mujeres, “Syrian women’s peace efforts: crucial yet
unrecognized”, 5 de septiembre de 2018. Puede consultarse en http://arabstates.unwomen.org/en/news/stories/2018/9/syrian-women-peace-efforts
[11] Deliberaciones
internacionales de Ginebra y conversaciones sobre Chipre y sobre la República
Árabe Siria. Las Naciones Unidas también proporcionaron amplios conocimientos
técnicos, también en materia de género, al proceso de Sudán del Sur dirigido
por la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, y a otros procesos no
liderados o coliderados por las Naciones Unidas.
https://undocs.org/es/S/2018/900
http://whitecube.com/artists/artist/rachel_kneebone
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