Periodista 29/08/2018
Esta semana hemos conocido el caso de unas familias
que no pueden salir de Ucrania. Habían ido allí para recoger a ‘sus’ bebés,
nacidos por gestación subrogada. Ahora no pueden abandonar el país por la
última modificación de la Ley de Protección de Datos, que complica realizar la
prueba de ADN que demuestra la afiliación del padre.
El ‘sus’ lo indicaba entre comillas porque ese
posesivo esconde un proceso de compra. Es decir, se encargan y se compran bebés
en Ucrania, un país donde el 60% de su ciudadanía vive bajo el umbral de la pobreza,
según Naciones Unidas.
Decía Gerda Lerner en La creación del Patriarcado que este nace
justamente cuando el hombre manda sobre la capacidad reproductiva de la mujer.
Con la creación de los Estados se esclaviza a la mujer para que tenga niños y
mantener los linajes de las comunidades. De hecho, se las sometía a violaciones
como esclavas para que dieran el mayor número de descendientes y, así, tener
una especie de “tasa de reposición” si alguno moría de pequeño (que era lo
normal). La mujer estaba para gestar y parir, la misma visión que aporta el
alquiler de vientres…no hemos avanzado mucho. Explotar la capacidad
reproductiva de la mujer es patriarcado puro, es misoginia y es una vulneración
de la ley y de los derechos humanos.
Una vez establecido el punto de origen (el
patriarcado) vamos al plano legislativo e internacional, que pasa por desmentir
algunos bulos.
1. Escuchamos por activa y por
pasiva que “hay que regular este tema” cuando la gestación subrogada ESTÁ regulada
en España. Y lo está en la ley de reproducción asistida, artículo 10:
“Será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con
o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a
favor del contratante o de un tercero.” Es decir, por mucho que digan no hay un
limbo legal. Está prohibida.
2. No solo España lo
desaprueba. El Parlamento Europeo, en el año 2015, se manifestó sobre el
alquiler de vientres en el Informe Anual sobre los Derechos Humanos. Y muy
clarito, el propio parlamento pidió su prohibición. Dice el artículo 115:
(El Parlamento) “Condena la práctica de la gestación por sustitución, que es
contraria a la dignidad humana de la mujer, ya que su cuerpo y sus funciones
reproductivas se utilizan como una materia prima”. También “estima que debe prohibirse
esta práctica, que implica la explotación de las funciones reproductivas y la
utilización del cuerpo con fines financieros o de otro tipo, en particular en
el caso de las mujeres vulnerables en los países en desarrollo, y pide que se
examine con carácter de urgencia en el marco de los instrumentos de derechos
humanos”.
3. El alquiler del útero
siempre ha sido una batalla de la agenda feminista porque las mujeres tenemos
nuestros propios derechos humanos que están recogidos en la CEDAW.
Y en su artículo 11 establece: “el derecho a la protección de la salud y a la
seguridad en las condiciones de trabajo, incluso la salvaguardia de la función
de reproducción”.
4. El protocolo facultativo
sobre la Convención de los Derechos del Niño establece en su artículo 1 la
prohibición de venta de niños y explica que es “todo acto o transacción en
virtud del cual un niño es transferido por una persona o grupo de personas a
otra a cambio de remuneración o de cualquier otra retribución”.
5. Por último, la propia
Embajada española en Ucrania advirtió, en un comunicado, que se desaconsejaba
“claramente iniciar un proceso de este tipo (gestación subrogada) por no tener
cabida en el ordenamiento jurídico español”. Además detallaban que “las
Autoridades españolas no pueden hacerse responsables de las promesas y
afirmaciones hechas por agencias privadas, que realizan fuera de España una
actividad no amparada por la Ley española (…) La Sección Consular de la
Embajada de España en Ucrania, siempre dentro del marco legal vigente, no
asumirá responsabilidades derivadas de un negocio jurídico nulo de pleno
derecho que desaconseja realizar”. Pueden leer el comunicado completo aquí
y esos padres que han comprado a los bebés estaban al corriente.
Dicho esto, he leído en cantidad de medios que lo que
estos padres están pasando es una “pesadilla”, a sabiendas de que es un acto
ilegal en nuestro país, que se corre con un porcentaje de riesgo y que hay que
asumir la responsabilidad. Y es aquí donde los medios tenemos que dar la vuelta
a la tortilla y mostrar la cara B, porque el verdadero y profundo drama está
detrás.
Pesadilla es sentirte atrapada por ser pobre y
afrontar psicológicamente esto como un “trabajo” porque te lo diga la empresa
que te contrata (y ruego ver el vídeo de esta madre
gestante) aunque sepas que no lo es, pero lo haces solo para que el resto de tu
familia pueda comer.
Pesadilla es ser pobre y que te acaben tratando como
ganado en varios países, en “granjas de reproducción” para servicio de quienes
pueden pagarlo.
Pesadilla es, en muchos casos, desprenderse del hijo gestado y ser ambos solo una tarifa a pagar.
Pesadilla es, en muchos casos, desprenderse del hijo gestado y ser ambos solo una tarifa a pagar.
Pesadilla es, como reconoce la propia embajada
española, que parte de las clínicas de reproducción asistida provoquen abortos
a las madres gestantes a partir de la sexta semana de embarazo, “con el
objetivo de incrementar los gastos y llevar a cabo otro costoso proceso de
inseminación”. Porque recuerdo que las mujeres gestantes no pueden decidir
nada, dado que por contrato pierden el derecho de decisión sobre su cuerpo.
Pesadilla es que nadie, al fin y el cabo, piense en
los derechos del menor, que quedan anulados desde que empieza a ser tratado
como un objeto al que adquirir. Esto no es ir a comprar un muñeco. Es un
sistema del que viven las empresas y, en muchos países, alimenta a mafias con
nuestra capacidad reproductiva.
Todo esto sin olvidar cómo Ciudadanos se ha convertido
en el baluarte de su defensa, como neoliberales que son a cualquier precio,
dejando los derechos humanos aparte. Para ellos está por encima la “libertad”
individual de quien paga, y por eso le preocupa bastante menos la “libertad” de
las mujeres pobres. Para ellos está por encima manipular la idea de “mi cuerpo,
mis normas” porque siempre pueden imponer “sus normas” por contrato a otras
mujeres.
Por lo tanto, en España los vientres de alquiler están
regulados y existe un marco internacional que se manifiesta en contra de
alquilar úteros porque mercantiliza, deshumaniza y cosifica a las mujeres. Y
cuando nos convierten en cosas, nos dejan de considerar “humanas” y perdemos
nuestros derechos humanos. Un acto individual, un deseo, no puede pisotear los
derechos del resto de las mujeres.
La realidad de este tema no es la que cuentan los
famosos en la prensa del corazón. Y merecerá un capítulo aparte explicar
también esa obsesión que el patriarcado y el mercado nos impone de ser madres
sí o sí. Todo ello, sin olvidar la cantidad de menores en adopción que sí tienen
derecho a una familia … aunque claro, sin carga genética a la carta, que es lo
que venden estas empresas.
Apoyar los vientres de alquiler es anular la autonomía
reproductiva de la mujer y, como dice Kasja Ekis Ekan, solo somos libres cuando
decidimos ser madres por decisión propia, y no “porque alguien nos pague, nos
obligue, nos manipule o nos haga sentir culpables si no lo hacemos”. La
pesadilla y el drama es el tratamiento y riesgo del menor, lo que vive la madre
gestante, y el cómo lo vive. Y la única forma de evitarlo es no inventar
‘derechos’ bajo pago. Que nunca se nos olvide.
https://www.diariodesevilla.es/opinion/tribuna/vientres-alquiler_0_1129687425.html
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